Bueno, pues por aclamación popular, llega un Ita x Naru: (Vítores y aplausos de la multitud)
Advertencias: Pues lo de siempre, los personajes no son míos, (Si eso ocurriera, Itachi sería mi ·$&·/& y le haría ·&·/·$ y después, el me haría a mi ·$&, ejem…) son del maravilloso Kishi sensei .
Aviso: Es yaoi, lemon y muy crudo, con situaciones no aptas para personas sensibles. Leerlo bajo vuestra responsabilidad….
Si os deja un trauma, yo me lavo las manos (para tenerlas limpias mas que nada, jajaja)
Adelante… Pasad hasta la cocinaaaaaa:
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HORAS DE LA NOCHE.
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Despertó y miró con pesadez.
El paisaje a su alrededor le resultó desconocido por completo.
Se encontraba tendido en una enorme cama, rodeado de grandes cojines, bordados a juego con la colcha.
Notó su absoluta desnudez en el tacto de las sábanas que lo cubrían y la luz de la luna entrando tímidamente entre los cortinajes que cubrían las enormes ventanas de la estancia. Buscó su ropa con la mirada en el mobiliario de la habitación, con pésimos resultados, lo que hizo que su paciencia se tambalease. Él mismo sentía que iba cabreándose por momentos, según pasaban los segundos y no aparecía ningún indicio que le respondiese a como había llegado ahí y por que se encontraba en esa situación.
Sentado al borde de la cama, resolvió que lo mejor era tratar de salir de ahí, para lo que primero tenía que inspeccionarlo todo. Se ató la colcha en la cintura, al menos para cubrir sus vergüenzas si alguien entraba de improviso. Movió la cortina con el dorso de la mano y tanteó los cuatro ventanales dispersados por la habitación. Sus titánicas dimensiones hacían imposible abrirlas de manera silenciosa a si que, se dirigió a la única puerta que poseía el cuarto.
Cerrada.
Volvió a sentarse en la cama, apoyando un codo en el muslo y la barbilla en la mano. Era relativamente fácil reventar aquella puerta, pero ante la incertidumbre de saber si habría alguien al otro lado, o si serían amigos o enemigos, decidió no hacerlo, ya que era muy posible, que el hecho de atravesar aquella puerta no le garantizara la libertad, y mucho menos , si lo que te cubre el cuerpo limita bastante tus movimientos. Se decidió por esperar. Quien quiera que lo hubiese dejado ahí, aparecería tarde o temprano y tendría que darle explicaciones. Se tensó como un palo al escuchar pasos al otro lado de la pared, alguien se acercaba, lenta pero segura, a su posición. Apretó la colcha en las manos, cuando los pasos se detuvieron frente a la puerta y cogió aire rápidamente cuando sintió el sonido metálico de unas llaves abriendo la cerradura. Sus ojos se quedaron fijos en el pomo, y observó sin parpadear a la persona que atravesó el umbral mientras cerraba la puerta tras de sí y, guardando la llave en el bolsillo de su gabardina, para después despojarse de ella y dejarla sobre el espaldar de una de las sillas que adornaban la estancia…
Sin moverse ni un milímetro del sitio, observó al visitante acercarse a un mueble cercano a las ventanas, y encender una barrita de incienso para después clavarla en una de las velas que iluminaba la habitación que estaba a punto de consumirse. Tras el acto, se quedó mirando el humo que despedía el palito y se acercó a la persona que seguía en la cama como una figura de cera…
- ¿Has dormido bien, Naruto kun?- vio al rubio asentir y sonrió sinceramente.
- ¿Tu eres el hermano de Sasuke, no? – Confundido - ¿Cómo…por que estoy aquí? ¿Qu-que quieres de mí?
- Eso dependerá de ti – le acarició la mejilla con dos dedos – desde la primera vez que nos encontramos, no he podido dejar de pensar en ti – observó como la expresión del rubio cambiaba – este es el trato: Entrégate a mi, sin resistencia, sin preguntas – encaró al muchacho que procesaba la información y le respondía silenciosamente con una cara de desconfianza total – A cambio, haré que Akatsuki deje de perseguirte – se sentó al lado del impactado rubito – Tu vida a cambio de un instante conmigo, ¿Qué respondes?
- ¡No me creo ni una palabra! ¿Cómo sé que me dejarás en paz si hago lo que dices? – negó con la cabeza.
- No lo sabes – le cogió de los hombros y fue acostándole lentamente, colocándose encima de Naruto mientras hablaba en susurros – Y el hecho de que no sepas si te estoy mintiendo o no, lo hace mucho mas emocionante – besó el cuello del rubio en un roce – si no cumples tu parte del trato, tendré que castigarte… Sé bueno y acabará rápido…
El moreno se deslizó hacia abajo, lamiendo con la punta de la lengua, toda porción de piel que se ponía en su camino. El rubio le miraba intrigado, pero con ganas de que siguiera… Cerca de su objetivo, Itachi se detuvo y levanto la mirada, para dedicarle una sonrisa tranquila a Uzumaki que temblaba bajo sus caricias. Volvió a su quehacer, liberando su aliento, despacio, muy despacio, en el sexo del rubio.
Al otro, el vaho del Uchiha en su pene, le pareció la más cruel de las torturas y tenía muy claro, que no le permitiría ni una perversión más. En cuanto bajara la guardia, aprovecharía para largarse de ese lugar lo más rápido que le permitieran sus piernas.
En esos pensamientos estaba, cuando los labios del moreno atraparon al rubio en su interior, y con su lengua acariciaba lascivamente las partes redondeadas de la punta.
Iba a gemir, pero se decidió a no regalarle ni uno solo de sus suspiros a ese hombre, a si que, mordió con fuerza uno de sus nudillos, atrapando con sus dientes parte de la palma. Itachi lo notó y le pareció un desafío interesante, a si que, puso en marcha todas sus habilidades en este campo, y no eran pocas, no.
Retiró la boca del lugar, y masajeo con ímpetu, mientras observaba los esfuerzos sobrehumanos que hacía el otro por contener los suspiros. Cada vez que notaba que ya estaba apunto, se paraba y volvía a deslizarse sobre el estómago del rubio para besarle, en la oreja, en el cuello, en las mejillas. En cuanto Naruto se recuperaba un poco, volvía a la carga con el mismo "planning de trabajo". Sonrió al ver que el otro empezaba a desesperarse y que el sexo del rubio, estaba adquiriendo un tono demasiado rojizo debido a la fricción constante…
Apoyó las manos a los lados de Naruto, a la altura de la cadera, y dispuso su boca a la altura de la cumbre del excitado muchacho, pero no se movió. Al notar que la actividad había cesado, Naruto miró hacia el otro y comprendió.
Elevó sus caderas, dirigiéndolas a los labios que lo esperaban, entornados, y aceptaban cálidamente en su interior. El sólo, empezó el vaivén, tan rápido como le exigía la necesidad de eyacular, patente desde hacía bastante rato.
Y lo hizo, se corrió en aquella boca, y no podía negar que lo había disfrutado como nunca. Nada que ver con masturbase, en absoluto. Itachi se quedó con los ojos cerrados y el sexo de Naruto bombeando en su lengua. Era el momento idóneo para intentar una fuga…
El rubio, se deshizo del peso del otro empujándole violentamente, abandonando la cama en un salto. Su idea era llegar hasta la gabardina que además de cubrir su desnudez, ocultaba la llave de su salvación en uno de sus bolsillos. ¡Qué ingenuo por su parte!
Nada mas poner ambos pies en el suelo, el otro se incorporó raudo, y vio como Naruto tropezaba con la tela que lo tapaba y caía de bruces muy cerca de la silla. Lo levantó del brazo como una muñeca de trapo, y lo lanzó contra la cama, bocabajo, subiéndose él detrás y colocando una rodilla en la mitad de la espalda del rubio, imposibilitándole el movimiento.
- Ahora tendré que castigarte, Naruto-kun – apretó la cabeza del muchacho contra los cojines – Te dije lo que pasaría si me desobedecías…
Naruto notó horrorizado como el moreno sostenía una fina vara metálica y la balanceaba frente a su rostro y sinceramente, no quiso saber de donde había salido, mas bien lo que iba a hacer con ella. Enterró la cara en uno de los cojines y se preparó para aguantar el chaparrón que se le avecinaba, sin paraguas ni nada.
Descargó sobre el cuerpo del Naruto el flexible metal, como si dibujara grandes equis en el aire. Ponía, si cabe, mas ímpetu en cada pasada que hacía, mientras se elevaba sobre la rodilla que tenía en la espalda del rubio y usaba todo su peso en ese punto para que no se moviera.
Notó como sus muslos, nalgas y pantorrillas, recibían los azotes, una y otra vez, sin descanso, primero escocía y después quemaba, hasta el punto de notar como la carne se abría y dejaba salir la sangre, que escurría por toda esa zona… Por alguna extraña razón que desconocía, el Kyuubi no estaba haciendo su "trabajo". Abrió los ojos entre las sacudidas y localizo, aunque borrosa, la vela en la que Itachi había clavado aquella cosa. ¡Eso era! Ese incienso le había echo algo al zorro, y a él, que lejos de estar temiendo por lo que acontecía, deseaba con más ganas que nunca, que aquel hombre lo poseyera hasta lo mas profundo de sus entrañas. Definitivamente, aquel humo oloroso, se había apropiado de su razón y de su cordura…
- Creo que voy a desmayarme – El rubio susurró mas para el relleno de la almohada que guardaba su rostro que para ser escuchado por el otro.
Contrario a lo que pensaba, Itachi se detuvo y Naruto pudo escuchar el tintineo de la vara al ser arrojada al suelo. Sintió como le liberaba del peso en la espalda, pero no se movió, de hecho estaba seguro, que después de aquello tardaría varios días en andar con normalidad. Al borde del desmayo se relajó pensando que todo había terminado y que el otro se marcharía satisfecho…Notó su equivocación, al notar que le elevaban de las caderas y le colocaban con el culo en pompa sobre el lecho. Itachi se acuclilló en el suelo, y paseó la lengua por todas y cada una de las heridas. Al rubio, que se había confiado en exceso, esas caricias le dolían casi más que los azotes en si.
- ¡Hazme lo que quieras! – Gimoteo al borde de las lágrimas – pero termina con esto ya, por favor… No voy a oponerme mas, te lo juro…
- Tu castigo aún no ha terminado Naruto-kun – pasando los dedos por una de las heridas – así aprenderás a tomarte en serio a las personas. No te preocupes más. Te prometo que lo disfrutarás tanto o más que yo… Solo relájate y déjame hacer a mí…
Siguió besando las lesiones, muy despacio, mientras el otro temblaba y rogaba por que aquello fuera un sueño.
Notó que Itachi colocaba las rodillas a la altura de las suyas, por fuera, y como le rociaba el ano con algo cálido, saliva seguramente. Le afirmó por las caderas con fuerza, y vió como su sexo desaparecía en el interior del rubio. Naruto se limitó a morder la almohada y cuando comenzaron las embestidas, trató de liberarse echando un brazo hacia atrás.
Lo único que consiguió fue, que el otro le agarrase de la muñeca para enderezarle. Con cada empujón, su cabeza se elevaba, meciendo sus dorados cabellos en la danza, y aumentaba la intensidad y volumen de sus jadeos. Itachi también gruñía con más fuerza cada vez, y de repente se detuvo. Naruto pensó que habría eyaculado en su interior, pero debido al ajetreo, tenía esa parte insensible, a si que no notó nada, solo que los empujones habían cesado. Antes de caer desmayado, miró hacia sus rodillas, y comprobó que él también se había corrido sobre las sábanas… Después de eso, se desmayó.
Recuperó la consciencia y miró alrededor. Se encontró apoyado en el tronco en el que una vez, Kakashi le ató como castigo en la prueba de los cascabeles, y suspiró aliviado.
Le dolía terriblemente el cuerpo y la cabeza, pero estaba contento, pues sabía que tarde o temprano, alguien le encontraría y le darían atención sanitaria, o tal vez no haría falta... notó como el chakra del zorro emanaba de su cuerpo y se afanaba en renegrear las partes mas perjudicadas del rubio. Sonrió pensando en que lo que había ocurrido no había sido un sueño, y que seguramente, la vieja Tsunade se alegraría de saber, que ya no le perseguirían los de Akatsuki nunca mas…
Minutos después, unos ninjas que regresaban de misión lo encontraron y se ofrecieron a acompañarlo hasta la aldea, mientras unos ojos, rojos como la sangre, observaban tras un árbol como Naruto se marchaba, en buenas condiciones…
- Espero que volvamos a vernos, Naruto-kun…
Y dicho echo, se alejó a gran velocidad en dirección contraria a los otros…
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Espero que os guste, (lo sé, me he pasado) pero es que estoy en mis días salvajes, y esta historia se la prometí hace mucho a una amiga…
Antes de que nadie diga: Naruto podía haberse defendido haciendo esto y aquello, bla bla bla, Os diré que si, tenéis razón, pero perdería la gracia de la historia…jajaja.
Sin más me despido, por que creo que sobran los comentarios, j ojo jo,
Besitos y Mordiskitos
Shiga san
