Veena-

Un fuerte calor recorría el cuerpo de Kazuma cada vez que pensaba en ese sobrenombre, y sin que su maestra se diera cuenta sonreía sonrojado al llamarla así, en realidad la adoraba y se sentía verdaderamente privilegiado al servirle, pero por cada privilegio que le daban, se volvía incapaz de revelar sus pecados, ya se había ganado tanta confianza, no quería alejarse de Veena, aunque eso implicase traicionarla a ella y a su salvador. Lo único importante era la salud de la diosa, él no arruinaría todo el progreso logrado en ese momento, en el que aún se encontraba frágil e indefensa, pues aún no había otro shinki en su compañía; Kazuma podía sentirse orgulloso de su trabajo, Bishamon se recuperaba bien, incluso aceptó la invitación de Ookuninushi-sama para el Kamuhakari, la cual había sido rechazada años anteriores, y que sería la primera a la que él asistiría, como actual guía de Veena, y en la que probablemente aprendería sobre el cuidado de los dioses de parte de otros shinkis; pero aún más importante para él: que Veena podría socializar con alguien, además de él mismo.

-Kazuma ¿Ya sabes que te pondrás para la fiesta?-

-No aún no-

-Mmm… entonces te confeccionaré algo para que todos te envidien-

-Eso se escucha bien- respondió con una sonrisa en su rostro-

-Claro que sí, debo presumir con todos sobre mi regalía bendita-

Su maestra parecía muy entusiasmada con la celebración, tal ves ser una regalía bendita le traería a ambos más beneficios de los esperados, tal ves con ese grado de responsabilidad sabría guiar a Veena por el camino correcto… tal ves evitaría una nueva tragedia, como la de años atrás. Era gracioso ver cada vez que Bishamon se puyaba un dedo con la aguja, Kazuma contenía su risa, porque él era mucho más torpe con las manualidades, y atendía la herida, en realidad su diosa tenía un corazón de oro, eso quedaba revelado cuando, en vez de molestarse o frustrarse, trataba de superar su dolor y sus errores, ella lo negaba pero Kazuma aún así la veía como una hermosa existencia.

Los días pasaron, y el "mes sin dioses" apareció como ladrón en la noche, Bishamon tomó un largo baño para purificar sus heridas y refrescar su cuerpo. Como de costumbre llamó a Kazuma y él acudió de inmediato.

-Kazuma ¿ya te probaste el traje que usarás hoy?-

-Sip, me queda a la perfección, como era de esperarse al ser confeccionado por ti, Veena-

-Jajaja... ni tanto, seguro que si no pongo cuidado lleno los trajes completamente con mi sangre. Mmm... ahora que lo recuerdo, será difícil lavar mi cabello con estas heridas aún abiertas-

-No te sobre esfuerces, yo lo lavaré por ti- dijo Kazuma con ternura y sin malicia-

-Lamento encargarte tareas que debería realizar yo misma, o tan siquiera una shinki mujer, por favor perdóname- suspiró Bishamon-

-No hay problema, comprendo nuestra situación actual y lo mejor que puedo hacer, es atender lo que está en mis manos-

-Kazuma... no se que haría sin ti-

Él se ruborizó al escuchar eso, la verdadera pregunta era el qué haría Kazuma sin Veena, él estaba acostumbrado a atender las necesidades de ella antes que las propias, además, aunque a él mismo le sonase extraño, lavar el cabello de Bishamon era una de sus mejores tareas cuando se le daba la oportunidad de realizarla, recordó que la primera vez que lo hizo casi muere desangrado, pero ahora se sentía mucho más maduro, y capaz de controlar sus emociones y arrebatos, por lo que, progresaba gracias a la existencia de su diosa, ella lo era todo.

¡Hola! Espero que les haya llamado la atención el primer capítulo del fanfic... pronto subiré el siguiente (no creo que tarde más de una semana) así que por favor a los estimados lectores, comenten si les gusto, sigan la historia o ambas si desean, como escritores sabemos que el apoyo siempre es bienvenido.

¡Nos leemos!