¿Por donde empiezo? Bien, primero lo primero.

Me presento como una nueva aventurera en este extraño y peculiar fandom (dos en este caso), sin mencionar a este cross over en particular. Sin mas les explicare ciertas cosas que deberán tener en cuenta para poder disfrutar mejor de esta lectura:

-Esta es una Modern/Reincarnation AU, por lo tanto, esta centrada en la actualidad, en este caso Londres y con la mención de otros lugares. (aclaro por si no están familiarizados con el termino, lo cual dudo)

-Todos los personajes del universo de El Hobbit estarán caracterizados como los actores que los representan y no como se los muestra en las películas. A excepción de Sherlock y John, obvio (duuuh)

-Aclarando otra excepción: Tauriel si sera pelirroja acá)

-Y lo que yo considero mas importante: NO HABRÁ SLASH. No quiero basar la historia completamente en romance pero si daré lugar al Kili/Tauriel, simplemente para saldar la inconclusa historia que desgraciadamente las películas nos dejaron al aire.

-Agregare mas notas a medida que la historia avance, solo por las moscas.

Sin mas que agregar, espero que disfruten la historia y cualquier cosa, están los reviews! ) apreciaría mucho saber su opinión~


Por Mahal. ¿Qué había hecho?

-¡Thorin!

Aquella voz. Podía reconocer esa voz, lejana y cálida como el hogar.

-¡Thorin!

Al igual que el hogar que había ansiado durante 200 años entre pueblo de hombres, el escozor del fuego de las forjas y el repiqueteo del metal siendo golpeado y chispas que emanaban de la colisión de fuerzas. Doscientos años de exilio aguardando por este momento.

-¡THORIN!

Había sido un idealista testarudo con grandes sueños de retornar al hogar perdido y reclamar el antiguo trono que sus antepasados habían ocupado y del cual fueron ilícitamente despojados por una bestia que ahora encontraba lugar de descanso al fondo de un lago, entre las posiciones de los hombres de Laketown destruidas por su causa.

-Bilbo…-

-Todo estará bien, solo…. -Bilbo observo sus heridas, la palidez de su rostro lo decía todo -todo estará bien, vas a estar bien.

Ambos sabían que no era cierto. El Hobbit se convencía a si mismo de que las heridas podían ser sanadas. El Rey enano era más práctico y realista. Fue allí cuando comenzó a recitar su despedida, seguida de una disculpa apresurada y torpe que Bilbo se rehusaba a oír y negaba ante todo.

-Thorin, no digas eso -dijo Bilbo, aguantando las lagrimas. Thorin esbozo una débil sonrisa.

-Vuelve y planta tus arboles y velos crecer, vuelve a tus libros y a tu mecedora.

El mundo giraba precipitadamente a su alrededor. Las luces brillaban con menos intensidad a pesar de que aun no era media tarde y los pulmones pesaban fatigados de seguir respirando. Su corazón latía en un ritmo obligado y lento, solo debía resistir un poco pero no lo suficiente. El fuego que había ardido en los ojos severos y pálidos del Rey Bajo la Montaña durante años, consumidos y avivados por una antigua promesa de no olvidar jamás la traición de un Rey Elfo y el desagravio que un dragón venido del norte había marcado con muerte y desolación, se iba apagando.

La muerte de Thorin Escudo de Roble, hijo de Thraín, hijo de Thror, Rey Bajo la Montaña que destrono a la Mayor Calamidad de esa Era arribó con la llegada de las Grandes Águilas.

Pero ese no fue el último recuerdo en vida de Thorin. Claro que no. El ultimo contacto de vida y compasión que tuvo en esa fría montaña donde la espada de su enemigo lo había atravesado y donde sacrifico su orgullo y arrogancia por el bien de su gente, fue con el saqueador de su compañía, aquel pequeño hobbit que había partido desde La Comarca, deseoso de aventuras y temeroso y rechazado por su frio y adolorido líder.

Cuanta culpa sentía. El pequeño hobbit lo había salvado en más de una ocasión y en más de una forma. Lo había salvado del monstruo avaro que se formaba en su interior y que todo el oro resguardado en la Montaña Solitaria no podía apaciguar. Merecía morir.

Pero moría en paz, aún, con la imagen de Bilbo Bolsón cubierto de sangre y lagrimas a su lado. Thorin murió con una sonrisa en el rostro y con su amigo encogido en corazón y alma, fielmente, junto a su rey.

Finalmente, el universo estaba actuando como debía ser, y como él se lo merecía.

Sin embargo, ignoraba que algo más sucedía. Algo más grande, más oscuro y sucio, emergía y se retorcía en oscuros escondrijos, arrastrándose y gimiendo y chillando horribles palabras y encantamientos, y crecía con lentitud pero con fuerza.

Los antiguos grandes dioses, que en antaño habían formado Arda entre canciones y música, no podían hacer nada. No tenían el poder necesario, por más que lo intentaran, fallarían en proteger a la Tierra Media y las lejanas aguas del Oeste donde los altos elfos se habían resguardado, creyendo estar a salvo de la oscuridad emergente.

Thorin emergió de la oscuridad, un tiempo después. No supo ni recordó por cuanto pero emergió y abrió los ojos. Un fuerte deseo de despertar lo llamaba. Luego escucho con atención, creyó oír una voz, clara e inerte pero se decepcionó al escuchar un sonido diferente, molesto, repetitivo y ruidoso.

Todo era refulgente y difuso. Su cuerpo hormigueaba e intento moverse, para su sorpresa, este respondió e intento explorar, curioso de no sentir nada más a parte del cosquilleo en sus brazos, no había dolor ni frio. Reprimió una mueca cuando se sentó y el vértigo lo golpeo como un mazo golpea un cráneo. Se llevo una mano al rostro y con la otra se apoyo en la suave superficie bajo su cuerpo.

Cerro repetidamente los ojos y su visión comenzó a ajustarse a la luz que entraba por la ventana no lejos de el. El mareo persistía pero al menos, ya no le daba nauseas. El penetrante dolor que ahora lo aquejaba era un tema aparte.

-¿Dónde estoy? -Jadeo, rebuscando con ojos abiertos a cualquier persona que le pudiese aclarar sus dudas -¿Hay alguien…?

Un agudo silencio le devolvió una respuesta.

Thorin se sentía confundido y acalorado, se paso una mano por el rostro y la aspereza de la piel le advertía un detalle casi menor y poco importante pero que para él, importaba mucho. ¿Dónde estaba su barba?

Deslizándose con apuro de debajo de las sabanas, se dirigió trastabillando hacia el primer espejo que pudo encontrar, obviando cualquier cosa a su alrededor como la cama de tamaño King, el piso oscuro de madera bajo sus pies descalzos, las paredes blancas y azules francia o el despertador minimalista que no dejaba de pitar junto a la cama sobre la mesa de noche emergente en la pared.

Inconscientemente, termino en el baño frente al espejo sobre el lavábamos. Apoyando su peso con ambas manos sobre la cerámica negra, a cada lado del espejo, Thorin observo con profundo horror el rostro que se reflejaba.

Un rostro fuerte y anguloso pero con facciones más suaves, menos "enanas". Una nariz larga y pronunciada la adornaba, notablemente de menor tamaño de lo que recordaba, no barba ni largo cabello negro peinado con trenzas. Los mismos ojos azules seguían en su lugar. Este era un rostro que repudiaba.

Y sin pensar, su puño convirtió en fragmentos esa imagen grotesca de si mismo. Los pedazos cayeron y corto sus nudillos y la sangre no tardo en brotar. Thorin, a su pesar, no sintió el dolor punzante hasta que un recuerdo lo azoto. Esta vez, era diferente, todo era claro y limpio, nada de cuevas o majestuosos tronos en lo mas profundo de montañas imponentes, tampoco ningún dragón escupiendo fuego enloquecido; veía un pequeño niño de cabello dorado de gran sonrisa en su rostro que acentuaba sus regordetas mejillas y el niño reía, corría y gritaba de alegría hacia él.

La visión lo desconcertó, no porque era desconocida sino, por el contrario, era demasiado familiar en este momento de confusión.

-¿Thorin, estas despierto? -Una voz resonó y con ojos exorbitados, Thorin volvió la mirada hacia la puerta del baño y la figura de un hombre joven de cabello rubio y dóciles ojos azules (en lo que parecía una camiseta gris y pantalones de pijamas), le dio un tal regocijo que no dudo en acercarse y tomarlo de los hombros, sonriendo aliviado de reconocer a ese rostro que ahora afloraba en cientos de flashes dentro de su cabeza. Una imagen del mismo hombre con cabello mas largo y barba tejida en trenzas lo desconcertó -¿Thorin, también lo recuerdas?

La voz de su sobrino le recordaba cuando de niño, le suplicaba que no lo dejara solo en las tormentas. Imploraba compañía y protección, la misma que no pudo brindarle aquel día en las ruinas cercanas a Erebor donde cierto orco pálido le quito la vida frente a sus ojos.

Thorin sintió las lagrimas asomarse y abrazo a su sobrino -¡Fili! Cuanto lo siento, por mi culpa tú…-

-Solo abrázame -gimoteo Fili, aferrándose al hombre que consideraba un padre y lloro cual niño, perturbado por los recuerdos que lo habían escandalizado al despertar-, estoy asustado, quiero olvidar…quiero que esa imagen se vaya, ya no quiero verme morir, tío.

-Todo estará bien, mi pequeño, ya no hay mal que pueda lastimarte, estoy aquí, no vas a morir.

Se alejo de Fili y tomo su rostro, ambos pares de ojos zafiro titilaban por el miedo de recordar los últimos momentos de vida de cada uno estando en un tiempo y lugar muy diferentes a las tierras altas y crispadas de las Montañas Solitarias o de cualquier otro lugar en la Tierra Media.

-Debemos encontrar a tu hermano, tal vez el también este turbado por estos recuerdos.

-Esta con mama –asintió Fili -ella también debe estar asustada.

[…]

Decir que su pulso palpitaba con fuerza en la vena de su cuello y que el aire le faltaba era poco. Thorin Durin estaba azorado por los repentinos sucesos de esa mañana y aquellos recuerdos distantes que no dejaban de aparecer, incomodándolo en ciertos momentos cuando su chofer le preguntaba preocupado si necesitaba que detuviera el vehículo. Por supuesto, el disfrazaba su desconcertante temor con una sonrisa.

Tras los minutos de silencio siguiente y la ciudad de Londres que se pasaba por su ventanilla, Thorin debía respirar hondo y organizar esos recuerdos pasados de entre los de esta vida. Todo parecía tan lejano inclusive la voz de su chofer anunciándole que ya habían llegado a Industrias Erebor.

Esta vez, Thorin sonrió sin poder contener su emoción de volver a ver a su compañía y no a su grupo de empleados mas confiables y respetados, sino, a su fiel compañía de 12 enanos que lo acompaño a través de un viaje prácticamente sin chances de éxito donde habían arriesgados sus vidas solo motivados con promesas de retornar a su hogar. Aunque claro, en esta vida moderna, ya no eran enanos ni tampoco había un tesoro que reclamar.

Cuando traspaso la entrada de cristal todo aquel atisbo de pánico que ensombrecía su imponente figura desapareció, una extraña calidez invadió su pecho al ver la inscripción de "Industrias Erebor & Asociados" en la mesa del recibidor de la entrada en grandes letras blancas, acompañadas de la figura de una Montaña y 7 estrellas en lo alto. Se sentía en casa, justo donde debía pertenecer.

-Buenos Días Señor Durin, se ve impecable como siempre -la voz de la recepcionista, una mujer de piel morena y cabello rizado lo distrajo mientras observaba embobado la pulcra entrada del edificio -, aunque no podría decir lo mismo de su sobrino, por quien brilla su ausencia, si me atrevo a señalar ¿Por qué no ha venido con usted?

-Claro, Margaret, Fili vendrá en unas horas, tuvo que atender asuntos familiares -respondió Thorin -¿sabes algo de Dwalin y los demás? Debo verlos urgentemente y no me importa si están-

-Oh, es curioso -interrumpió Margaret -el Vicepresidente y su Comité están aguardándoles en su oficina, Señor. Él, personalmente me informo que había algo de suma importancia para usted del que debían discutir.

Ante las palabras de su recepcionista, la sonrisa de Thorin no podía ser mayor. Un pequeño rayo de esperanza de que no fuese solo él y Fili los únicos que recordasen todo lo regocijaba de gozo.

-Excelente -y Thorin camino hacia el ascensor.

[…]

En la ante sala de su encuentro con su vieja compañía hacia su corazón tamborilear. El pasillo desde el ascensor, y que atravesaba gran parte de las oficinas de asuntos legales en lo más alto de la torre corporativa, hasta su oficina jamás le había parecido tan larga como ahora. Solo unos metros mas y tras la puerta de caoba oscura, el anhelado encuentro con sus viejos compañeros de batalla por fin se concretaría.

Con sus anchos hombros Thorin empujo las puertas y su amplia oficina se abrió ante el y los ojos de 12 personas se voltearon instantáneamente. Doce hombres se revolvían consternados en la habitación, incluido el más alto de todos, con calva y gruesa contextura sentado detrás del escritorio y con los pies sobre el mismo. Al entrar Thorin, despego la vista de unos papeles en sus manos y carraspeo.

-Llegas tarde, jefe. ¿Ese es el ejemplo que quieres darle a tus empleados?

Thorin estaba confundido. No esperaba recibir esta reacción de indiferencia, sino algo extravagante y ruidoso, algo propio de los enanos.

-Lo siento pero me perdí en el camino, dos veces. –dijo con cautela, cerrando las puertas y camino hacia el escritorio. Sus empleados intercambiaron miradas inexpresivas entre ellos y que al final recayeron sobre él -Igual no es nada, ¿a que se debe estar reunión, si puedo saber?

Decepcionado por lo que pensó seria un reencuentro, gruño, recordándole los viejos tiempos, haciendo señas para que Dwalin (quien estaba en su escritorio) se levantara. Ocupo lugar y Dwalin permaneció a su lado, lanzándoles miradas, ahora significativas, a sus compañeros a expensas de Thorin que ahora refunfuñaba entre dientes a la simple vista de papeles desparramados en su escritorio.

-¿Estos son los acuerdos con los socios de Hong Kong? –demando el CEO de I.E.

-Y la diagramación del balance de la ultima quincena y los datos de la bolsa de Wall Street del día de ayer, y -dijo Dwalin, lanzando mas carpetas pero enfatizando en la ultima que tenia aspecto familiar para Thorin, quien junto las cejas al verlo –el mapa de la entrada secreta a la Montaña Solitaria.

Una luz de asombro paso por el rostro de Thorin que levanto la vista hacia su compañero y luego hacia el resto de sus empleados, que ahora poseían sonrisas de oreja a oreja dibujadas en sus rostros. A él también se le dibujo una en su rostro, aliviado.

-Creí que Fili y yo éramos los únicos.

-¿Fili también lo recuerda? –dijo Balín, sorprendido.

-Si, ambos despertamos esta mañana recordando todo. Y supongo que ustedes también despertaron así.

Otra mirada generalizada cruzo por el rostro de todos.

-Es demasiada coincidencia –hablo Bofur con cierta preocupación -no quiero arruinar la emoción del momento pero, ¿no se les hace extraño?

-Eso que importa –lo reprendió Nori -debemos celebrar que la Compañía de Thorin Escudo de Roble esta reunida, de nuevo, como debe ser.

-No todos -agrego Thorin -mis sobrinos aun no llegan, sin mencionar, que nos faltan también un mago y un hobbit.