COMO UN CIERVO HERIDO

CAPITULO 1: PRELUDIO.

.

.

.

La guerra se extendía implacable, aterradora…

El viento acariciaba sus cabellos, inquieto. Era una y mil sensaciones agolpándose en un solo ser y temía que su cuerpo no soportara tanta zozobra.

Despejando sus pulmones se hecho hacia adelante sollozando. Queriendo gritarle al mundo lo muerta que se encontraba por dentro.

Todos fueron testigos de su lucha interna. Todos sufrían algo parecido sin atreverse a exteriorizarlo.

Perdida entre recuerdos confusos e ilusiones que hoy parecían tan lejanas, su mirada se clavó en el horizonte, deseando encontrar algo a lo que aferrarse.

Nada. Muchos ojos la miraban y muchos brazos la consolaban, pero ninguno aminoraba su angustia.

Un suspiro al viento y una nueva lagrima beso el camino de tierra manchado con la sangre de todo un pueblo.

¿Existía alguien capaz de presenciar semejante brutalidad y no odiar al destino por ello? —Meditó.

Hinata Hyuga era una chica ingenua y noble, siempre deseando que el poder en el mundo no se viera reducido al odio y la destrucción. Siempre soñando con que aquel odio no la alcanzara a ella y a los suyos. Cuan equivocada estaba.

"Los que persiguen el poder son personas que no vacilan en hacer del mundo un cementerio".

Negó, ya nada cambiaria en aquel mundo sin memoria. Sin compasión.

—¡P-por qué! —Su vos se quebró. No había palabra de consuelo que a Hinata le bastara.

Su corazón, su cuerpo, su mundo estaba colapsándose. Naruto la abrazaba llorando junto a ella, Sakura la consolaba, Kiba la observaba en silencio con sus manos hechas un puño. Impotente por no poder hacer más.

Su vista detallo de nuevo los cuerpos sin vida de Neji y su mejor amigo. Un sentimiento desconocido comenzó a florecer en su pecho… odio, quizás.

Perla y oscuridad se encontraron por primera vez, en un deje de reproche y dolorosa espera.

Con desdén Sasuke la observo por unos segundos, detallando su rostro bañado en lágrimas y suciedad. La herida en su brazo era profunda y la sangre caía a borbotones manchando su chaleco. Sus cejas se alzaron en señal de disgusto. —Deja de llorar como una estúpida. —Recrimino su comportamiento ya cansado del drama que se empeñaban en protagonizar. —Tu debilidad me asquea, ponte de pie y haz algo productivo.

Shikamaru arrugó el entrecejo contrariado. Observo a su alrededor como la guerra había teñido el antes, polvoriento paisaje, con sangre. La luna roja iluminando el firmamento y las fuerzas de toda una alianza a punto de quebrarse.

Él perdió a su padre y a muchas personas queridas para él. Comprendía el dolor de Hinata y hasta cierto punto estaba de acuerdo con Sasuke.

Ellos eran ninjas después de todo y se encontraban en el campo de batalla, rodeados de desolación, de muerte y por sobre todas las cosas, de enemigos. Todos habían perdido a alguien a esas alturas de la guerra, pero el enemigo aún seguía en pie y no podían darse el lujo de llorar la partida de sus seres queridos. No, por el momento no.

—Sasuke tiene razón, Naruto. —Le dijo consciente de que Naruto se lanzaría al cuello de Sasuke en cualquier momento si no lo hacía entrar en razón. —Hay enemigos a los que debemos vencer, lloraremos sus muertes cuando esto haya acabado. —Puntualizó.

La vio tiritar ante sus palabras y algo dentro de él se identificó con ella. Con aquella mujer de curvas marcadas y rostro derrotado, de ojos como la luna que ahora lo miraban ausente. Como si no fuera consciente de lo que acababa de pasar a su alrededor.

—Hinata, —La chica pareció reaccionar a su llamado—: cobremos las vidas que nos fueron arrebatadas. —Le tendió la mano. —Por Neji, por Shino, por mi padre y por toda la alianza.

Su mirada calló hasta sus manos, pensativa. Shikamaru no le dio tiempo a hundirse de nueva cuenta en su debilidad, él simplemente la tomó por los hombros y de un tirón la acerco a su pecho, estrechándola en un fuerte abrazo.

Nadie dijo más. Solo permanecieron frente a ellos sopesando la razón del Nara para reaccionar de aquella forma.

Naruto y Temari compartieron miradas cómplices, un sentimiento los descoloco a los dos y había incomodidad en sus corazones. Apartaron la mirada confundidos.

Hinata aparco su desdicha y decidida tomo la mano de Shikamaru. Ayudar a la alianza era su deber, no podía rendirse justo ahora cuando más la necesitaban.

Naruto le dedico una mirada cargada de significado y Shikamaru comprendiendo se hizo a un lado mientras Naruto tomaba su lugar decidido a acabar con Kaguya. Sasuke le siguió unos pasos más atrás. Era hora de que la maldita loca obsesionada con los jardines fuera despachada al más allá.

Sasuke sonrió con sorna cuando juntos se tomaron de las manos. No era Uchiha Sasuke, era un shinobi decidido a defender el mundo que su hermano le había encargado.

Una última mirada al paisaje y en medio de la oscuridad se reanudaba de nuevo la encarnizada lucha. Seguros esta vez, que no se rendirían hasta hacerse con la victoria.