Deslinde de responsabilidad: Ni los personajes ni la historia me pertenecen. Los primeros son de Rumiko Takahashi, y la segunda es de una hermosa persona que se compadeció de mi insistencia por poder publicarla aquí. Yo solo me encargo de transcribir y publicar.
Resumen:
"¡Nunca voy a olvidarte! ¡Yo sé que te amo!"
La vida escolar de una adolescente promedio, la rutina de una casa y familia uniparental un poco fragmentada, y el recuerdo de las flamas poderosas de la culpa, habían sido el motor de toda tu vida. Estabas cómoda con ella y tenías un par de trucos para escapar de lo desagradable que conllevara, así que no podías quejarte.
Definitivamente no querías que cambiara nada de esa rutina tan frágil a la que estabas acostumbrada, hasta que, como si el destino te hubiera escupido en la cara antes de largarse a reír, te caíste.
En efecto, caíste del verbo "caer". Sí, caer en el sentido de un costal de patatas golpeando el suelo.
Cruzaste la barrera del tiempo y conseguiste deslizarte en un espiral de violencia y fuertes emociones que ninguna otra chica de tu edad podría soñar. A lo largo de tu travesía te viste forzada a aprender y mejorar tus habilidades, convirtiéndote en una bestia guerrera al mismo tiempo en que intentabas salvar el alma de una sacerdotisa muerta, cuidar de la criatura que curaría tu consciencia atormentada y descubrías si en tu corazón había cabida para un ser de imponente belleza y frialdad irritante.
Al final, convertida en la Señora del reino del Oeste, lo único que desearás escuchar de sus malditos labios, es un simple "Y yo a ti..." antes de perderte en el olvido.
—Oye...
Silencio
—Oyeee...
Más silencio
—¿Me estás oyendo?— Finalmente habías perdido la paciencia tras notar que evidentemente Sesshomaru no estaba haciéndote el menor caso, y habías levitado hasta donde él se encontraba.
En el cielo, las estrellas repartidas por millares parecían farolas sobre el sendero por el que transitaban. Los arboles, sakuras altos y llenos de flores por la época del año, parecían franquearles el camino con un hechizo mágico, llenando el ambiente de sus pétalos iluminados por la luz de la luna, y a la distancia, el sonido de un arrollo delicado llenaba el silencio del ambiente... Claro, silencio hasta que se escuchaba de nuevo el sonido de tu voz.
—¡Deja de ignorarme!— Exclamaste finalmente, flotando a su alrededor como si tu cuerpo estuviera hecho de papel. —¡Vamos, has estado aún más callado de lo habitual desde ayer!— Te quejaste, flotando de lado frente a donde él caminaba, y sintiéndote francamente frustrada. —Venga, ¿estás enojado? Esta vez yo no he hecho nada... —Volviste a quejarte, flotando en el espacio ante él. Volvió a ignorarte olímpicamente, y perdiste de golpe los estribos.
¨¡Hazlo...!" Rugió la bestia en tu interior, orillándote a acercarte de golpe.
¿Qué pasó luego?
Te empujaste hasta él como una flecha, acercándote desde el costado tan rápido que no le hubiera dado tiempo de apartarse aunque hubiera estado prestándote atención, y tras sujetar tus manos de su hombro y Mokomoko, le plantaste un beso en la mejilla, justo sobre las marcas púrpuras en forma de rasguños que le conocías de sobra; el contacto fue breve, menos de un parpadeo, pero en él sentiste chispas en tus labios, como las que se sienten al beber un vaso de soda. Tu boca sintió el calor en su piel, aumentando un poco tras tu toque, tu olfato recibió de buen agrado un aroma a bosque y lluvia que te hacía pensar en la vida, y tu cuerpo se estremeció con una tormenta eléctrica desatándose desde algún punto de la unión entre tu cuello y tu hombro. Luego de aquello te apartaste soltando un suspiro, de un golpe tan rápido como el que te empujó a él en primer lugar, justo para ver un levísimo color rosáceo apenas resaltando un poco en sus mejillas blancas, y sintiéndote orgullosa de su reacción.
En cambio, él te miró fijamente, y sentiste que el alma se te iba a los pies por el aterrador destello que surcó sus preciosos ojos entornados en ese instante, destello maligno que le conocías de sobra en momentos en los que tenía alguna idea siniestra. Ni siquiera tuviste tiempo de pelear cuando sujetó con la mano tus ropas, y tiró fuertemente de ellas mientras flotabas, arrastrándote hacia él de nuevo con fuerza.
Y tomó tus labios.
Beso más fuerte e impetuoso no podría existir en el mundo. Tras convertirse de pronto en el niño caprichoso que a veces era contigo, acarició tus labios con los tuyos, primero lento y luego con voluntad, apoyándose de colmillos y lengua para conseguir que de pronto todo tu organismo comenzara a fallar, confundido; la temperatura de tu cuerpo subió de un golpe, sentiste las mejillas muy calientes, y la concentración que empleabas para flotar se esfumó en medio de la confusión, dependiendo de su agarre para no terminar cayendo al suelo. Su sabor inundó tu boca y tu cuerpo temblaba como una hoja contra el suyo cuando dio una ligera mordida a tu labio inferior y te apartó, continuando con su camino y dejándote congelada en tu lugar
—Silencio de una vez, humana ruidosa.— Lo oíste quejarse mientras tratabas de encontrar tu cerebro para seguirlo.
Siempre era así, imprevisible y medio bestia a veces, pero cálido. Si, esa era la palabra, cálido, a pesar de que tuviera tanto vocabulario como una sandía y tanta paciencia como una patata, él era cálido en su trato contigo. Y por eso le querías.
—¡Eres un tramposo! ¡Espera, carajo! ¡Por tu culpa olvidé lo que quería decirte!—Exclamaste en el instante en que conectaste los sesos con la lengua, observando su silueta difuminada en la lejanía y la espesura de la noche. Te elevaste del suelo y volaste a seguirlo, sintiendo todavía las mejillas rojas y sin enterarte de que en sus labios finos aparecía la sombra de una sonrisa para hacer juego a un incendio poderoso en el interior de sus ojos.
Un incendio que sólo aparecía cuando estabas tú.
Nota de la publicadora (?):
Este es el primer capítulo de una larga lista. Le pedí a la autora su autorización para publicar aquí la historia porque e visto que en no hay variedad para el fandom personajexlectora. Sé que a muchos no les gusta esta clase de historias, y es respetable, pero me encantaría que de ser el caso sencillamente lo dejaran pasar y que el respeto sea en doble dirección.
Pero si te ha gustado tanto como a mi, me encantaría que dejaras un comentario para que la Autora no se arrepienta de darme su permiso. En todo caso, ¡muchas gracias por leer!
