MELODÍA CONTAGIOSA
Love Live no me pertenece, es propiedad de ASCII Media Works, el sello discográfico Lantis, y el estudio de animación Sunrise.
Capítulo I
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Hastiada.
Molesta.
En su mente persistía la idea de estar perdiendo el tiempo, si sus padres se enteraban… negó, no podía pensar en eso. Ya estaba en camino y no importaba qué tan fuerte fuera su impulso de regresar, encontraba mucho más tonto el haber desperdiciado valiosos minutos de viaje. En cambio, se quedó ahí, revisando las notas garabateadas en el cuaderno.
—Señorita, llegamos —la voz madura del hombre la sacó de su ensimismamiento. Miró al frente, encontrando una mirada masculina rebosante de cansancio en el espejo retrovisor. Echó un vistazo a través de la ventana, sólo para comprobar que realmente estaba ahí—. Son 1500 yenes.
Metió su mano en el bolso. Sacó un billete para entregárselo al hombre mientras abría la puerta para salir.
—Quédese con el cambio —dijo, cuidando que su gabardina no se atorara al cerrar. No se molestó en escuchar el agradecimiento o en esperar a que el auto se fuera. Apenas puso un pie en la acera, tomó camino hacia el interior del edificio.
El complejo de departamentos era más grande de lo que pensó; tampoco se veía muy corriente. Caminó con prisa, no podía perder más tiempo del que la duda ya había acaparado. Apenas llegó al número de puerta, presionó el timbre.
Mientras esperaba, seguía preguntándose cómo es que había aceptado tal encargo.
La puerta se abrió casi de inmediato y una cara llena de ira la recibió a gritos.
—¡HASTA QUE TE APARECES HONO...! —El grito se apagó al toparse con su mirada, pero Maki ya había saltado por el susto. No había forma de que hubiera esperado eso.
Quien gritó era una chica de cabellos azules y ojos ámbar un año mayor que ella a la que conocía de apenas un par de días: Sonoda Umi. La furia de Umi pronto se convirtió en vergüenza, y la vergüenza en disculpas atropelladas.
—¡L-Lo siento mucho! ¡N-No era mi intención gritarte! ¡De verdad, lo l-lamento!
Su cara completamente roja y la profunda reverencia eran suficientes para saber que no era su intención.
—T-Tranquila, no es que me asustara o algo así —mintió, dando una sonrisa titubeante—, sólo fue un poco sorprendente, Sonoda-senpai.
Eso pareció calmar a la chica, el sonrojo de Umi aun persistía. En algo no mentía, la imagen de la seria, tranquila e incluso estoica senpai, acababa de caerse en pedazos, ¿qué podía provocar ese estallido de emociones?
—Pasa, por favor.
Umi abrió la puerta, haciéndose a un lado para dejarle pasar, conduciéndola hasta una pequeña sala donde unos sillones de buena hechura y una mesita le dieron la bienvenida. En el breve camino pudo apreciar que tanto el departamento, como el complejo en general, no eran para nada pequeños. Amplio, sencillo y cómodo. Tenía un buen estilo. Tuvo la impresión de que el lugar era incluso demasiado para la tranquila Umi. Eso, junto al repentino recibimiento sólo podía significar una cosa, no vivía sola.
No es que la conociera de hace tiempo, ni siquiera eran compañeras o algo parecido; sino que la senpai la buscó un par de días atrás para pedirle que la ayudara a componer las canciones de la obra musical que la Todai, en coordinación con la facultad de artes y literatura, harían para la celebración del aniversario.
De hecho, fue bastante sorprendente e inesperado. Nunca esperó que alguien supiera que tocaba el piano, era su mayor secreto.
Fue algo que le encantó desde que empezó el jardín de niños, cuando su madre la inscribió a lecciones sólo para forjar una mejor imagen en ella.
Nadie esperó que la magia que se transmitía desde sus dedos al presionar las teclas creara hermosas melodías con cientos de sentimientos revoloteando en su interior. Acordes graves, acordes suaves, cada toque y cada nota la transportaban a lugares inimaginables; con el paso del tiempo, ni siquiera necesitó ver las teclas, solamente sus manos al compás que su corazón dictaba eran suficientes para dejar fluir el sonido. Sus maestros admiraron su pasión y talento, y más de uno aseguró que tenía todo para ser una de las mejores pianistas, no sólo de Japón, sino también del mundo. Lo creyó.
Sin embargo, pese al amor que le profesó a tocar el piano, sus padres nunca aceptaron el hecho de al menos pensar en hacer una carrera de ello.
Cada palabra dicha, cada insinuación, era ignorada. Fue obligada a deshacerse de esas aspiraciones y concentrarse en el futuro que sus padres ya habían planificado. Con serias discusiones que prefería olvidar, tuvo que hacer de su amor por el piano un secreto, tocándolo sólo cuando sus padres indicaban en el momento justo. No así, ella seguía haciéndolo por fuera, incluso animándose a recrear los sonidos que en su mente se reproducían.
Por suerte, tanto la preparatoria como en la universidad en la que asistía, contaban con una sala de música y el piano fue acaparado por ella en las horas que sabía, no eran usados. Siempre procuró hacerlo cuando no había nadie en los alrededores, incluso había revisado los horarios de clases. Por eso, no podía entender cómo Umi se enteró a pesar de su sigilo y, más aún, teniendo la convicción de que Maki podría componer.
Al principio quiso declinar, no podía permitir alejarse de sus estudios en medicina sólo por sus sentimientos con la música, sin contar con lo ocupada que estaría en las pruebas que su facultad haría durante el aniversario. Aunque su mayor temor era que sus padres se enterasen, y el ya no tan secreto, se convirtiera en un simple recuerdo. Pero hubo algo en la seriedad de Umi cuando la abordó, y el extraño cosquilleo en su interior al imaginar que sus composiciones podrían ser escuchadas por alguien más, que sus resentidos sentimientos se antepusieron a la razón, y aceptó.
—¿Quieres algo de tomar?
—Sólo agua.
Tras un asentimiento, Umi desapareció.
Mientras volvía, Maki se acomodó en el sillón de espaldas a la puerta, ya que el de enfrente tenía algunos cuadernos con hojas escritas, seguramente era el lugar de su senpai. Haciendo espacio en la pequeña mesa de madera, sacó sus propias cosas, incluyendo el computador con el programa de mezclas abierto. A su vista no era el mejor lugar para el trabajo que debían hacer, pero ya que fue su senpai quien ofreció su departamento, no podía quejarse. Tampoco es que le interesara llevar a alguien a su casa, sus padres no debían de tener la más mínima sospecha.
Pronto Umi regresó, entregándole el vaso, le dio un largo sorbo antes de dejarlo a un lado.
—Entonces leí el libreto, y por el contexto, creo que una mezcla de música entre clásica, japonesa y pop quedará bien. Por supuesto tendría que ver qué clase de letras son para… —Se detuvo cuando, al voltear, se dio cuenta de que su senpai sólo miraba la puerta atentamente— ¿Sonoda senpai?
No obtuvo respuesta.
—¿Senpai?, ¿Pasa algo? —Silencio, no sabía qué era peor, si ser ignorada o aquél ceño fruncido que nunca pensó verle. Cansada, fingió toser casi ahogándose hasta que Umi volteó.
—¿Eh? ¿Qué…? ¿M-Me hablaste?
Fue el turno de su ceño para fruncirse.
—Si… si senpai está esperando a alguien, podemos dejarlo para otro día, no quiero interrumpir nada.
Umi negó de inmediato.
—No yo, lo lamento. Sólo quedan dos meses antes del aniversario y las canciones deben estar listas para la siguiente semana. Lo siento, prometo centrarme, después de todo fuimos… es decir, fui yo quien te arrastró a esto —La mirada de Umi de nuevo volvió a desviarse hacia la puerta—, y no es como si no fuera a llegar.
Después de decir aquello, ni Umi ni ella volvieron a tocar el tema. Era mejor así, mientras menos se relacionara, menos problemas tendría para acabar con eso lo más pronto posible. Aunque, no podía negar que tenía una pizca de curiosidad sobre a quién se refería, ¿acaso compartía departamento con alguien?, ¿Un novio tal vez? Sólo así calzaba perfecto la razón de tener un lugar tan amplio.
Tal y como prometió, la concentración de Umi senpai estuvo puesta en los libros, los pedazos de papel que eran escritos, borrados y hechos pedazos una y otra vez, así como en los pequeños acordes que su computadora emitía con los sofisticados programas de audio que consiguió; pese a ser apenas un par de pruebas, había una pequeña magia en todo eso. Incluso sentía que estaba divirtiéndose, hacía tanto que esa emoción de escuchar notas no le llenaba el alma.
Umi era fácilmente llevable, no le sorprendía que fuera la mejor de toda la facultad de literatura, los rumores de que superaba por mucho a los mayores parecían ser ciertos. Además, tenía una increíble habilidad para trasmitir emociones en las letras de las canciones, lo que cuadraba perfecto con la historia. Por supuesto, no podía esperar menos de quien la escribió.
Fue hasta un par de horas después cuando finalmente Umi permitió un leve descanso.
—Ya es bastante tarde, haré algo de comer, ¿te parece? Además, creo que estamos yendo bastante bien; eres increíble para mezclar el ritmo perfecto con las letras, ni siquiera yo podría imaginarlo mejor.
Sonrió con suficiencia.
—Gracias, no soy una principiante cualquiera —respondió tranquila. No podía contener el orgullo de ser reconocida—, también sus letras son hermosas. Tampoco entiendo cómo, pero las notas salen solas. Es muy fácil trabajar con Umi senpai.
Umi reaccionó con un ligero sonrojo, provocando uno en ella también. La timidez era contagiosa.
—B-bueno, no tardaré. Ponte cómoda —Umi se levantó de los sillones marchando con rapidez hacia la cocina.
Sacudió la cabeza para quitarse la pena, estaba acostumbrada a recibir elogios, pero no por algo que realmente le gustara hacer.
Escuchando a Umi trabajar en la cocina, Maki se dispuso a leer una vez más las letras con las notas musicales incluidas. No estaban mal y por muy presuntuosa que sonara, sentía que nadie más podía hacerlo tan perfecto.
De pronto escuchó el pestillo de la puerta al abrirse. Sus sentidos se pusieron en alerta, los latidos de su corazón aumentaron, ¿quién estaba entrando?, ¿Acaso era un ladrón? El siseante deslizar de la puerta no podía ser una buena señal, ¿por qué Umi-senpai no le puso seguro antes? Y lo peor es que ella ni parecía darse cuenta. Para colmo, no ayudó a sus nervios el suave golpeteo del caminar, quien sea que entrara no quería ser descubierto.
Casi se puso a gritar cuando una sombra se hizo visible en el reluciente suelo, pero se detuvo cuando sus ojos se encontraron otro par de orbes de un color que semejaba al del cielo. Azul hipnótico. Un par de mechones naranja ocultaron uno de ellos, el movimiento hizo que su concentración se alejara de la mirada y observara a la persona que estaba apenas oculta tras la pared. Facciones suaves, cabello corto naranja con un mechón atado en una corta coleta a un extremo, ropas deportivas arrugadas, una pequeña mochila al hombro y un par de tenis en la mano. Era una chica.
La extraña lucía sorprendida, sino es que asustada. Por su mueca temblorosa, Maki podía intuir que no esperaba encontrarse con ella ahí, lo cual le hizo preguntarse de nuevo si no era una ladrona. La chica apenas mantuvo el contacto, ya que se puso a observar los alrededores. Su inspección acabó de nuevo en ella, haciendo la cosa más extraña del mundo; le sonrió.
Maki estaba demasiado sorprendida como para hablar, ¿quién rayos era esa persona? Tuvo la intención de enfrentarla, pero la joven le suplicó con las palmas y un dedo en los labios que guardara silencio. Maki frunció el ceño, disgustada por la muda orden, volteó hacia la cocina dispuesta a llamar a Umi-senpai, pero las palabras murieron en su boca con el pequeño «Mou» que la chica hizo antes de salir corriendo a una increíble velocidad en dirección a los cuartos. Umi salió justo en el momento en que la sombra se esfumó.
—Umi-senpai…
—Ya está lista la comida Nishikino-san, espero que te guste, hice… — el ruido de una puerta cerrándose le cortó la explicación. Umi se congeló en su sitio hasta que la comprensión le llegó de golpe. Molesta, cambió su dirección desapareciendo tras el pequeño pasillo que conducía a los dormitorios— ¡Honoka!
Maki se quedó en el sillón sin entender qué estaba pasando, pronto las piezas se acomodaron en su cabeza. Ésa era la persona a la que Umi-senpai esperaba.
Umi no tardó en volver, asomándose apenas.
—La comida está servida en el comedor —le indicó— puedes pasar y comenzar sin mí, sólo debo arreglar unas cosas.
Maki asintió con cierta duda. Toda esa escenita no le daba buena espina. Umi-senpai ni siquiera esperó una respuesta y desapareció de inmediato. Sin saber muy bien que hacer, Maki se dirigió primero al baño para lavarse las manos, el mismo que quedaba frente al cuarto, desde donde se escuchaba la voz recriminatoria de Umi contra las apenas perceptibles respuestas.
—¿¡Otra vez!?, ¿¡Has visto la hora que es!? ¡Vas a enfermarte si sigues así! ¡Honoka, esto no puede continuar!
Sabía que estaba mal escuchar conversaciones ajenas, pero ellas ni siquiera parecían reparar en el volumen. Tampoco podía no relacionar el reclamo con la mirada azul de la chica que, ahora que lo pensaba, también tenía visibles ojeras y el rostro pálido. Tal vez por eso es que Umi-senpai sonaba tan molesta, derrumbando la anterior imagen de timidez que tenía sobre ella, ni en sus más locos sueños habría pensado en verla tan furiosa y la verdad es que no deseaba ser nunca causa de ello. Quien sea que fuera esa otra chica, debió hacer algo muy malo.
Maki salió del baño lo más pronto posible, no quería seguir oyendo, se sentía como una fisgona y no deseaba pensar en la imagen que su senpai tendría de ella.
Ya en el comedor, el curry preparado se veía delicioso. Aunque Umi le había dicho que comiera sin ella, se sentía bastante incómoda con la inusual situación; decidió comer lentamente, esperando que ella volviera pronto. Tal y como deseó, Umi regresó finalmente para servir comida en otro plato. Su enojo persistía, no le dirigió ninguna palabra hasta que regresó de llevar la comida al cuarto de la extraña.
Al volver tomó asiento, Maki la miró en silencio.
Umi también lucía perturbada y el sonrojo en sus mejillas estaba de vuelta.
—L-lo siento Nishikino-san, no era mi intención que vieras todo eso —Umi inclinó la cabeza a modo de disculpa—, esa chica es Honoka, mi mejor amiga y compañera de cuarto.
Sin más explicación que aquello, Maki supuso que a Umi le era penoso profundizar en el tema.
—No hay problema, no es algo que tenga que ver con la colaboración —respondió sonriendo. Tenía ese sentimiento de extrema indagación que prefirió ahogarlo.
Umi la miró como si intentara descubrir si la sonrisa era genuina o no.
—Me alegro… que lo entiendas. Espero no te moleste, pero es un tema que preferiría no tocar.
—De acuerdo —asintió—, sólo… sé que apenas nos conocemos, pero estoy encantada de ayudar si lo necesita Sonoda-senpai.
Umi sonrió con la sincera respuesta.
—Lo tendré en cuenta —la joven empezó a comer tras el agradecimiento— Entonces, ¿qué tal está la comida? No es mi fuerte así, que si no te gusta puedes pedir otra cosa.
—¡No hay forma de que lo haga! Está muy buena, es excelente —dijo dando otro bocado para probar su punto—, la comida casera es deliciosa.
Umi volvió a sonreír con la respuesta y sin más, las dos comieron tranquilas, hablando de varios temas sobre la universidad, así como de los detalles del musical y las grandes expectativas que se tenían en toda la región con la noticia. La chica de nombre Honoka no volvió a salir mientras terminaban y tampoco lo hizo durante el resto de las dos horas en que continuaron trabajando.
—Supongo que es todo por hoy —Umi mencionó más tarde, al tiempo que cerraba sus apuntes—, avanzamos tanto que es mejor retomar dentro de unos días, para que puedas hacer los primeros arreglos musicales mientras reviso nuevas letras, apenas hemos cubierto una décima parte de la historia.
—Me parece bien. En realidad, creí que tardaríamos más, estoy muy sorprendida —dijo Maki acomodando un mechón de su cabello.
Se dispuso a guardar sus cosas desperdigadas en la mesa. Sólo le faltaba un cuaderno cuando escuchó una puerta abrirse y los pasos apresurados llegar hasta donde se encontraban. Umi esta vez sí lo notó.
Honoka corrió a través del pasillo para ir a la puerta, tal y como lo hizo cuando entró. Tenía una mochila en el hombro, el cabello húmedo suelto y celular en mano.
—¡¿A dónde crees que vas Honoka?! — le gritó Umi, petrificando a la chica justo antes de abrir.
La mencionada volteó lentamente con los ojos abiertos, tan llenos de terror, que hasta Maki creyó escuchar su corazón detenerse.
— U-Umi-chan, esto… verás… — dio una risa nerviosa mientras sus ojos evitaban a Umi, extrañamente se detuvo al mirar a Maki y no se despegó de ella provocando un cierto escalofrío en la joven de cabello rojo—, la encargada del café me ha llamado, y-ya sabes, una chica se enfermó y no hay quien la supla.
— ¡De ninguna manera! —Umi se levantó y fue a encararla, Honoka retiró la vista de Maki y se pegó a la puerta con su mano, tomando el pomo tras ella. Maki no supo qué hacer más que observar— ¡Apenas han pasado un par de horas desde que volviste!, ¡Deberías estar descansando! No puedes irte de nuevo, y mañana hay clases.
— ¡Por favor, Umi-chan! Sabes que necesito hacer esto, no puedo negarme… el dinero… ¡Prometo volver temprano! No voy a faltar de ninguna forma.
— ¡El problema no es que faltas!, ¡Estás sobrecargándote!, ¿Por qué no piensas más en ti por una vez? Escucha, si necesitas dinero yo puedo…
— ¡DE NINGUNA MANERA!
Tanto Umi como Maki saltaron. Aunque quién lucía más perturbada era la misma Umi. Honoka en cambio, se puso seria.
—Umi-chan, agradezco que quieras ayudarme… pero esto es algo que yo debo hacer —Honoka se despegó de la puerta haciendo que Umi retrocediera, abrió, manteniendo la misma sonrisa titubeante que Maki le vio cuando entró—Nos vemos más tarde, o tal vez mañana, perdón —susurró lo último para luego desaparecer.
El departamento quedó en silencio.
—Honoka idiota —Umi se dio la vuelta caminando rápidamente hacia el sillón para dejarse caer en él. Se veía devastada, a Maki le dolió verla así. Ella era una chica buena y gentil, no merecía nada de lo que sea que ocurría.
—Puede que suene egoísta, pero, ¿podría contarte algo? — habló Umi, tras segundos sin decir nada— Honestamente, no quiero decirle a nadie, estoy segura de que si lo hago sólo sería más problemático.
—¿Es por lo de ahora? — preguntó, Umi confirmó— Entiendo, tranquila Sonoda-senpai, no diré nada.
—Gracias Nishikino-san — todavía hubo una breve pausa, hasta que Umi estuvo lista para hablar—, la chica que acaba de irse es mi amiga de la infancia Kousaka Honoka, nos conocemos desde que prácticamente éramos unas bebés. También estudia letras en Todai, aunque no le va tan bien como quisiera —Umi sonrió irónicamente—, su sueño es cantar para hacer felices a todos, quiere llegar al corazón de las personas con su voz. Es un lindo deseo, ¿verdad?
Umi se quedó en silencio por unos segundos y Maki, esperó a que se animara a continuar. Parecía estar pensando seriamente el resto de la historia.
—Lamentablemente —prosiguió tras un rato—, querer hacer algo bueno por los demás no siempre quiere decir que el camino será fácil. Debido a ese sueño suyo, terminó peleando con su familia, no pudo entrar a la escuela de Música de Tokio y optó por lo más cercano, según ella. Honoka tiene que costear sus estudios sola y por si no fuera poco, también toma clases particulares de canto en una pequeña agencia de talentos, esperando que algún productor la tome en serio —Maki se sorprendió al escuchar eso, aquella chica debía ser demasiado tonta como para pensar en costearse una carrera ella sola, Todai no sólo era prestigiosa, incluso para alguien como ella, hija de grandes apoderados de un Hospital, estudiar ahí era extremadamente costoso en comparación con otras universidades—. He querido ayudarla con los gastos, pero como has visto, se niega. Es terca y testaruda; aunque no la culpo, sus padres hirieron su orgullo, ¿sabes cuánto nos costó que al menos aceptara vivir conmigo? Tiene tantos trabajos de medio tiempo que he perdido la cuenta de ellos; apenas viene, a lo mucho un par de horas. Sé que quiere salir adelante por sí misma, ¿pero no puede al menos permitirme a mí ayudarla? Me asusta que un día le pase algo peor. Ya no sé qué hacer para apoyarla…
Umi siguió hablando del pesar y tristeza que le daba ver a su amiga destruir la poca estabilidad física que tenía. Mientras más hablaba, Maki se convencía de que ésa tal Honoka no merecía tanta preocupación por alguien tan amable como su senpai. Más que orgullosa o terca, para ella le sonaba despreciable. Porque, ¿qué problema hay en aceptar algo de alguien que quiere ayudarte? No es como si fuera la primera persona en hacerlo. Por supuesto, no dijo nada de eso. Umi-senpai necesitaba desahogarse, sin contar que se sentía feliz de que alguien tuviera la suficiente confianza de hablar con ella de sus problemas.
—No hay mucho que senpai pueda hacer si ella no quiere ayuda. Y si continúa empecinada en ese estilo de vida, será solamente su culpa.
—Puede ser, o puede que no sea lo suficiente insistente…
Maki negó.
—Yo creo que ya lo es. El problema es ella, si fuera yo, dejaría de insistirle. Puede que así recapacite —sugirió. Umi pareció pensarlo seriamente.
—¿No sería contraproducente?
Jugó con un mechón de cabello entre sus dedos.
—Hay más posibilidades de que no.
—Bueno, supongo que lo intentaré. Gracias por escucharme Nishikino-san.
—No hay de qué, y ya sabe, puede llamarme para cualquier cosa. De todas formas, estaré de vuelta en unos días.
Ambas se despidieron entrada la noche a las puertas del condominio. Maki abordó un taxi y Umi no se movió hasta que se perdió en la calle.
Fue por el espejo retrovisor fuera de la ventana, que Maki también notó que no miraba especialmente su transporte, sino la calle, como si esperara a alguien llegar.
Se recostó en el asiento. Definitivamente esa Kousaka no merecía tener a una persona como Sonoda-senpai a su lado.
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El día siguiente se fue en un abrir y cerrar de ojos. Entre clases, prácticas y conferencias apenas tuvo algo de tiempo para trabajar en las letras de Umi. Al final sólo tenía un par de garabatos e ideas vagas, necesitaba urgente ir por el piano para ver qué de todo aquello serviría.
Apenas el profesor se fue del aula, tomó sus cosas y se fue casi corriendo. Apenas tendría unas horas antes de que la sala fuese ocupada por quienes realmente estudiaban música. Ojalá pudiera tocar el piano de su casa, pero eso levantaría sospechas de sus padres sobre el por qué no era música clásica la que tocaba.
Al doblar por un pasillo escuchó unas voces conocidas que la hicieron detenerse.
—¡Hey!, ¡Maki-chan espera nya~!
—¡Alguien que me ayude, por favor!
Antes de siquiera prepararse, ya tenía a una chica de menor tamaño colgando de su cuello.
—¡Rin! —protestó en vano hacia la chica de cabellos naranja y cabello corto que ahora se le colgaba del brazo.
—¡Cuidado Rin-chan!, ¡Lastimarás a Maki-chan! —recriminó otra chica castaña de anteojos y tono bajo. Su mano también estaba apresada por Rin, quien seguramente la arrastró hasta ahí.
—¡No lo haré, Maki-chan me sostendrá!
Si bueno, era más alta pero no más fuerte. Hablando de condición atlética, Rin era por mucho mejor.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó después de que Rin quitara su brazo de ella para ponerse al frente, jalando consigo a Hanayo, la otra chica.
—¡Qué cruel nya~! No nos hemos visto en días, ¿es que ya no te da gusto vernos? ¡Ah! ¡Finalmente Maki-chan se deshará de nosotras-nya~!
—¡¿Ehh?! ¡E-Eso no es cierto, Maki-chan no haría eso! ¿V-Verdad?
Hanayo la miró con lágrimas en los ojos, mientras Rin tenía ésa cara de susto.
Maki suspiró con una negativa de cabeza.
—No haré nada de eso, he estado ocupada componiendo para el musical de la escuela —respondió con una pequeña sonrisa que calmó a ambas chicas— Lamento no enviarles un mensaje.
Tanto el rostro de Rin como el de Hanayo se iluminaron.
—¡Eso es fabuloso Maki-chan! Estoy muy feliz de que estés haciendo algo que te haga feliz. Eres increíble —alabó Hanayo, aplaudiendo.
—¡Sorprendente-nya~! Ow, ¿era por eso que ya no te vemos tan seguido? Es un poco solitario no poder pasar un rato juntas-nya~
La sincera voz depresiva de Rin le movió el corazón.
—Yo también les he echado de menos saben, son mis mejores amigas después de todo —La sonrisa salió desde lo más profundo de su corazón.
—¡Maki-chan es tan tsundere! —gritó la chica felina, abalanzándose de nuevo hacia ella, llevando esta vez a Hanayo. Maki ni siquiera se molestó en protestar, estaba esperando este abrazo.
Rin Hoshizora y Hanayo Koizumi eran sus amigas de la preparatoria. Las conoció en segundo año cuando, debido a la baja cantidad de estudiantes que posteriormente llevó al cierre de la escuela al graduarse, tuvieron que participar obligatoriamente en actividades de club, las cuales se llevaban a cabo en equipos de al menos tres personas. Por azares curiosos, Maki eligió el mismo que ellas. Era un club de idols al que nadie se unió tras la ida de la única chica que lo mantenía. Hanayo era amiga de Rin desde la infancia, tenía sueños y metas como cualquier chica, pero debido a su timidez, nunca tuvo el valor de ir tras ellas, Rin era la contraparte, enérgica, jovial, un estallido de energía. No permitió que Hanayo dejara su sueño a un lado y trató de apoyarla haciendo que se uniera al menos a ese club. Maki, por el contrario, no tenía nada que ver con ellas, era orgullosa, altiva, y según Rin, tsundere. No había ningún lugar que le llamara la atención, pero ello sí que le atraía.
Debido a sus anteriores experiencias en la escuela básica, prefería un lugar cómodo y tranquilo para pasar sus últimos dos años. De ahí que se uniera. Para su suerte, ambas cooperaron para hacerla sentir parte de su amistad, además, siendo el único grupo de segundo año, estudiaron en el mismo salón, lo que hizo más fácil la afinidad. Todavía le costó a Maki eliminar los apellidos para llamarles por sus nombres, y, aun así, el lazo que se forjó en las tres era algo que atesoraba.
Ver la escuela cerrar sin poder hacer nada fue un duro golpe, en algún momento Maki creyó que tras el cierre Rin y Hanayo la olvidarían. Era una gran suerte que ellas fueran lo suficientemente tercas e insistentes como para hacer que su amistad continuara hasta la Universidad. Con Maki estudiando Medicina y Hanayo y Rin Agricultura en Todai, de alguna forma lograron mantener su relación. Aunque los campus se encontraban en lugares bastante alejados unos de otros, siempre encontraban la forma de coincidir. Y si era sincera, no podía ni pensar en no estar juntas.
Lamentablemente en los últimos días eso había sido complicado, Maki pasaba su tiempo libre en la sala de música. Entendía los reproches de sus amigas.
Una vez que se separaron del abrazo, a Rin se le cruzó una idea, lo podía ver escrito en su cara.
—Ya que estamos reunidas, ¡Vayamos a ese café hoy-nya~!
—¿Eh?, ¿Quieres decir ahí? Pero, no creo que sea del estilo de Maki-chan —replicó Hanayo.
—¡Pero, pero será divertido-nya~!, ¡Rin quiere ir y Kayo-chin también!, ¡Sólo será emocionante si Maki-chan viene nya~!
—¿Ir? Esperen, ¿a qué clase de café? —preguntó Maki, ajustando el bolso sobre sus hombros donde las letras esperaban atención.
La sonrisa de Rin se transformó en esa mueca gatuna que, junto a sus puños alzados, daban la impresión de un gatito a punto de saltar. Incluso parecía que sus colmillos crecieron.
—¡Un café maid temático! — estalló de emoción, corriendo atrás de ella para empezar a empujarla levemente.
—¿¡Qué!?, ¿¡Un café friki!?, ¡Ni hablar! Estoy feliz de verlas chicas, pero tengo que entregar unas letras mañana y estoy corta de tiempo — intentó razonar sin éxito, caminando con los empujes de Rin. Hanayo las siguió a su lado.
—¡Pero ésta es una oportunidad única! Tal vez hasta te inspire mejor para hacer increíble música, ya sabes, toda la escuela habla de ello-nya~ incluso hay anuncios en línea y carteles en la ciudad-nya~
Si se supone que debía sentirse tranquila, surtió el efecto contrario.
— P-Por eso mismo debo darme prisa, es decir, sé que lo haré estupendo, pero necesito concentrarme.
— ¡Sólo será unos minutos! Este lugar es muy conocido en la ciudad-nya~ y tiene pasteles deliciosos, ¡Tenemos que probarlo! Y hoy dan este postre de arroz que dicen es genial ¿Verdad, Kayo-chin?
La reacción de Hanayo como digna amante del arroz fue inmediata.
— ¡P-Por supuesto que tenemos que ir! —exclamó apresurando el paso, de sólo pensar en el sabor, sus papilas babeaban.
Oh no, ahí estaba de nuevo, las dos tenían un acuerdo mudo para ponerla entre la espada y la pared. Ojos de cachorro y gatito asustado. Odiaba no poder ignorarlos.
Maki lo supo, no podría luchar contra ésas dos.
Suspiró.
— Está bien, pero no tardaremos, ¿entendido? Sólo por curiosidad iré, pero si es demasiado raro las dejaré.
Ambas asintieron, satisfechas con la resolución. Rin dejó a Maki caminar sola para que las tres se dirigieran a ese lugar.
Lo que no sabía Maki, es que no sólo encontraría inspiración en ese café.
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Para poder entrar tuvieron que hacer una fila de alrededor de media hora. En todo ese rato Maki estuvo tentada a irse, y si no lo hizo, fue debido a la emoción que sus amigas irradiaban, no lo entendía, era un simple café, ¿qué de nuevo podría tener? Cuando finalmente fue su turno de entrar, los reclamos murieron en su cerebro.
—Buenas tardes my ladys~ no hay mejor dicha que ser el humilde encargado de guiarlas a nuestro pequeño paraíso, —un apuesto chico de pequeña estatura, ataviado de un sofisticado traje blanco las recibió con una rodilla en el suelo y seductora voz. Impecable, de cabello negro atado en coleta, facciones suaves, ojos rojizos y mejillas sonrosadas. Calzaba perfecto con las luces tenues, el aire perfumado y las velas encendidas en lugar de electricidad— Soy Nico-kun y estoy encantado de ser su mensajero, ¿prefieren una mesa cerca de la ventana o en el centro? Aunque no importa el lugar que elijan, mis ojos no podrán apartarse de su increíble belleza.
Tanto Rin como Hanayo pegaron chillidos de sorpresa e incluso sintió el calor subir a sus mejillas con ese atrevido recibimiento, ¿qué clase de lugar era ése?
Pese a su desconcierto, de las tres, era quien mejor habilidad de habla tenía, así que pidió un lugar cerca de la ventana, que de nada servía porque estaban selladas con cortinas rojas. Mientras eran conducidas por el pequeño chico, notó que todo el lugar estaba lleno de chicas de todas las edades, muriendo, literalmente, por las atenciones de los anfitriones. El café estaba ambientado como un host club. De alguna forma comenzó entender el porqué de la insistencia de Hanayo y Rin para ir, era un lugar bastante… singular.
Ya en sus asientos, el chico le explicó que, por una cantidad extra de dinero, durante toda su estancia podrían tener la compañía del chico en turno que eligieran. Era una oferta tentadora, si a ella le interesara. De hecho, le era bastante incómodo ya tener que relacionarse con sus compañeros de clase como para aceptar a un desconocido en su mesa. Al mirar a sus amigas, ellas parecían estar bien con sólo comer algo y mirar. Regresó el catálogo sin siquiera abrirlo.
— Entonces, mis princesas, regresaré pronto con sus órdenes. Sólo esperen un poco, mientras lucho contra la privación de poder admirarlas.
Apenas el chico se fue, Maki se recostó en el asiento sin ganas de fisgonear las razones de aquellos chillidos de locura. Rin no se perdía de ningún drama y Hanayo sacaba estrellas con sólo mirar pasar a esos chicos, aunque conociéndola, seguro le encantaba mirar más los trajes que a quienes lo vestían.
—¿No son tan lindas?, ¡Se ven increíbles con esos atuendos! Me pregunto, ¿cuánto tiempo les habrá tomado para caracterizarse?, ¡Y sus voces suenan tan varoniles! Casi creí que eran chicos.
Alto, la mente de Maki espabiló.
— ¿Casi? — le preguntó contrariada a Hanayo.
— ¿Eh?, ¿No lo notaste Maki-chan? — Maki negó, frunciendo el ceño—, eso quiere que están muy bien vestidas como para que lo notaras— como si fuera un secreto de alta confidencialidad, Hanayo se inclinó sobre la mesa para poder alcanzar a Maki—. Es que todas son chicas vestidas de chicos.
La sorpresa fue inmediata, se puso a mirar alrededor, fijándose en los chicos; con la nueva información, el detalle de los cuerpos estilizados ocultos tras los trajes y las facciones femeninas saltaron a la vista. Debía estar demasiado estresada como no notarlo.
— Son… Son buenas actrices —dijo, sin darle tanta importancia, ocultando su aturdimiento.
— Apuesto a que si usara un traje podría hacerlo mejor que ellas-nya~ —Rin no dejaba de admirar la facilidad con la que encajaban en el papel. Se encogió de hombros—, al fin que siempre me confunden con un chico.
No había utilizado la muletilla gatuna, eso significaba que lo decía en serio.
— Rin-chan, no hables así. Tú eres muy linda, un traje de maid se te vería hermoso.
—Hanayo tiene razón, ésos idiotas que te dicen esas cosas están tan ciegos que no pueden ver lo femenina que eres —añadió, acercándose a Rin para darle su apoyo, gesto que Hanayo también hizo. A Rin casi se le salen lágrimas.
Siguieron hablando un par de cosas más cuando la voz de "Nico-kun" las interrumpió entregándoles sus órdenes.
—Mis princesas~, cuando estén listas para el postre pueden llamarme y enseguida vendré por ustedes. Que mi alma se condene si las hago esperar.
El host girl hizo una nueva reverencia, sólo que en lugar de retroceder, un brusco movimiento la empujó hacia delante chocando con la mesa, provocando un quejido bastante femenino y exclamos de sorpresa alrededor.
—¿¡Pero quién!? —gruñó saliendo del papel, se volteó para encarar a su atacante— ¡Honoka! ¡Ten más cuidado idiota!
Maki se estremeció al escuchar el nombre; tenía ser una coincidencia. Miró a la persona a la que "Nico-kun" reprendía: cabello naranja, ojos azules y traje negro mal acomodado, aquella sonrisa tonta que recordaba de la primera vez en que se encontraron. Estaba segura que saber de antemano que todas eran chicas era la razón por la cual la identificó fácilmente.
Kousaka Honoka.
—He, lo siento Nico-ch… es decir, Nico-kun. Eres tan pequeño que no te…
—Honoka…
—¡Estaba algo distraído! —intentó explicar sin éxito.
Nico se veía enojado, luego se percató de que seguían frente a clientes. Aclarándose la garganta volteó hacia ellas, acción que también Honoka hizo. Fue tan sólo unos segundos en que la mirada azul conectó con la suya. Se veía sorprendida de reconocerla. Maki bebió de su taza evitando seguir mirando.
—Disculpen la vergonzosa escena, me llevaré a mi compañero de aquí para que puedan disfrutar de su almuerzo —Nico tomó del brazo a Honoka y se lo llevó casi a rastras de ahí.
—Eso fue gracioso —mencionó Hanayo riendo un poco apenas se fueron.
—¡Sabía que sería divertido venir! La voz real de la enana es graciosa, pensé que sería más, ¿femenina?
—Y la otra chica también lucía apuesto con el traje, ¿no crees Maki-chan?
Maki se atragantó con el café.
—¿Q-qué?
—El disfraz le sienta bien, ella sí parece más un chico —Rin ya había empezado a comer—, me pregunto qué tema será mañana, tal vez podríamos regresar-nya~
Ésa idea no le agradaba, ver a Honoka ahí sólo le hizo recordar el rostro compungido de Umi senpai y el dolor de sus palabras. Mientras esa chica fingía idiotez y se disfrazaba, Umi sufría.
—¿Maki-chan? ¿Te sientes bien? Luces enojada.
Hanayo y Rin se acercaron desde sus lugares preocupadas por la expresión en Maki.
—No es nada —negó haciendo a un lado su comida—, debo ir al sanitario, ahora vuelvo.
Se levantó dejando a Hanayo y Rin continuar con su emoción por el lugar.
No demoró mucho, en realidad sólo necesitaba echarse agua en la cara para aclarar sus pensamientos. Ni siquiera ella comprendía por qué ver a Honoka ahí le afectaba tanto. Aún si era por Umi-senpai, no merecía demasiada importancia.
Para su mala suerte, al salir se topó con ella y Nico de nuevo.
—¡No lo permitiré Honoka!
Escuchar el tono de reproche la hizo detenerse, se quedó oculta tras una pared; era estúpido, ¿por qué debía esconderse?
—Pero Nico-chan —gimoteó Honoka, Maki no se atrevió ni a asomarse—, sólo un par más, me falta poco para completar mi cuota del mes.
—Sabía que eras estúpida pero no tanto ¡No has parado desde que abrimos! Tu turno se acabó, las otras chicas también necesitan el dinero, ¿sabes?
—¡No hay problema! Puedo hacer un trato con alguna de las chicas, estoy segura de que me dejarán.
—No, definitivamente no lo aceptaré —renegó Nico.
Maki deseaba asomarse para ver un poco más del rostro de ambas, lo que definitivamente no podía hacer.
—Nico-chan —dijo con cautela Honoka—, prometo compensártelo después.
Hubo una pausa; al parecer ésa Nico era la jefa de meseras o algo así.
—Lo siento Honoka, Umi me llamó. Me pidió que te mandara a casa cueste lo que cueste, has estado saltándote comidas y yendo a más turnos en todos tus trabajos… y la verdad es que tampoco quiero que un día te pase algo aquí. Lo hago por tu salud, así que entiende; ve a casa a descansar.
El ambiente se puso pesado, la molestia volvió en ella. De nuevo era Umi-senpai la única que sufría, y era ignorada por esa chica idiota, ¿qué tan orgullosa era como para ignorar los buenos sentimientos de su senpai? Era… inaceptable. Esperaba que con esa explicación la chica se rindiera al menos.
—Porque eres mi amiga creí que entenderías el por qué hago esto, pero si Nico-chan no me ayuda, entonces iré al siguiente trabajo y ahí seguro que no me lo negarán.
Imbécil, ella era una total imbécil ¡No podía ser posible tanto orgullo! Algo tenía que hacer, si Umi-senpai se perturbaba más, podrían atrasarse en las canciones, no podía permitir eso.
—Honoka, serás…
Sacando todo su coraje y sin lucir perturbada, Maki salió de su escondite sorprendiendo a las chicas. No miró a Honoka, su vista estaba en Nico.
—Quiero su servicio de host con esa chica —señaló a Honoka— pagaré el doble.
Ambas estaban en shock.
—¿Disculpa? Es decir, p-princesa, ella… no, él ya se va —fulminó con la mirada a la chica a su lado—, aún hay un gran catálogo para escoger, sólo permítame…
—Pagaré el triple.
—¿¡Qué!?
—¿Quieres el cuádruple entonces? Bien, por mí no hay problema —masculló.
Nico no cabía de asombro.
—Creo que no lo estás entendiendo —Nico dio unos pasos dejando a Honoka detrás suyo, su voz era hosca—; no debería decir esto, pero si escuchaste algo de lo que dijimos, no es algo que te importe. Esta chica tiene que irse ya, las políticas del café son claras.
A pesar de la diferencia de estaturas, con la más baja mirándola con la determinación en sus ojos, sólo le incitaban a oponerse con más fuerza.
—Será cinco veces y es mi última oferta. Es más, soy bastante influyente y podría decirles a unos cuantos conocidos sobre el mal servicio de este lugar.
—¿¡Mal!? ¡Eso no es cierto! ¡El café es genial y…
—Honoka guarda silencio —replicó Nico.
La mencionada obedeció, retrocediendo de nuevo.
—Está bien —cedió Nico sin quitar su expresión de molestia—, cinco veces el costo y es tuya por el tiempo que quieras. Sólo una cosa, no me haré responsable si algo le pasa, es fuera de su horario de todas formas —sonrió con suficiencia cómo si al menos se retirara con un gol a favor. Se dio la vuelta y pasó al lado de Honoka a quién jaló para obligarla a inclinarse—, aun así, el 45% será mío.
Nico se fue.
Maki no se molestó en esperar alguna respuesta, se dirigió de inmediato a su mesa. Escuchó pasos detrás, tampoco volteó.
—¿Prin…?
—¡No me digas así! —La calló—, es más, ni siquiera me hables. No hago esto porque quiera o por lástima, lo hago únicamente por Sonoda-senpai. Ella es demasiado buena preocupándose por una idiota como tú, es mejor si sólo te vas a dormir a algún lado, yo pagaré sin importar qué.
Los pasos se detuvieron, ella no se dignó en voltear. Cuando llegó a la mesa, Hanayo y Rin casi terminaban de comer.
—¡Tardaste! ¿Estás enferma-nya~? Deberías ir a un médico, no es normal tanto tiempo, espera ¿¡No eres tú un médico-nya~!?
—¡Rin!
Maki le dio un leve golpe en la cabeza a la chica gato, quien apenas se sobó. Tomó asiento de nuevo y procedió a comer.
—¡No estoy enferma! Recibí una llamada, es todo —mintió.
Rin no dejó las bromas, continuaron comiendo hablando de algunas cosas más. La escena anterior se quedó en el pasado, tan concentrada como estaba en ponerse al día con sus amigas no sintió la presencia deslizarse a su lado.
—¡¿Cómo iba a saber que ésa planta era venenosa-nya~?! ¡Es imposible verlo una vez y aprenderlo de memoria nya~! Tuve que faltar un día para recuperarme y ¡Esas inyecciones eran terroríficas! Aún me duele el trasero-nya~
Se echaron a reír. Y lo hubieran seguido haciendo sino fuera por la nueva voz.
—¡Eso fue tan extremo! ¡Me duele de pensarlo!
Las tres voltearon hacia la nueva figura que ocupaba el asiento junto a Maki.
—¿Quién eres tú? —preguntó Hanayo confundida.
Maki por su parte no podía creerlo.
—¿Qué demonios haces aquí? Te dije que podías irte, no tienes por qué venir.
—Olvidé mi corbata, fui por ella, aunque no sé cómo ponerla —Honoka reía despreocupadamente sin importarle la mirada asesina que le lanzaba—, Himeko me dijo que la pusiera así para verme sexy ¿Está funcionando? Además, me iba a saber mal no dar el servicio cuando pagarás por ello… ¡Ah! Se supone debo decirles princesas, casi lo olvido.
—¡Vete de aquí Kousaka-san!
—No, no, no lo haré. Cumpliré con mi deber, aunque no estoy feliz con el precio —La chica volteó hacia ella con esa mirada determinada que le vio aquella vez en el departamento de Umi antes de salir. El aura tras su seguridad era impresionante, la envolvía tan fuerte que no encontró las palabras para replicar.
—¿Eres la chica que chocó con Nico-kun hace unos momentos? —Hanayo preguntó rompiendo la tensa situación, si se dio cuenta o no, no pudo saberlo.
Honoka rio avergonzada regresando a ese yo tonto. Disimuladamente, Maki soltó el aire contenido.
—No era mi intención, sólo que Nico-chan es tan pequeña que con tan poca luz no vi que estaba en frente —juntó sus palmas inclinándose—, disculpen mi falta de educación princesas —dijo con seductora voz que les sacó chillidos de emoción a su amiga.
Dentro de ella, algo se removió.
—Maki-chan ¿Tú la contrataste? —Hanayo la miró curiosa.
—Lo hice, pero no esperaba que viniera aquí a actuar —respondió incómoda.
—¿Se conocen-nya? —A Rin no parecía incomodarle, por el contrario, lucía más interesada en entender el leve intercambio de frases.
—Maki-chan está trabajando con Umi-chan en las canciones para la obra —Honoka fue quién respondió provocando un estremecimiento en ella al escuchar su nombre— Umi es mi amiga de la infancia y vivo con ella… espera, no se supone que deba hablar de mi vida privada… diablos.
Rodó los ojos. Sus amigas en cambio comenzaron a disfrutar de la nueva compañía.
—¿Cuántos años tienes? ¿Estudias o sólo trabajas?
—¿Desde hace cuánto que estás aquí?
Rin y Hanayo comenzaron el bombardeo de preguntas, las cuales Honoka respondió con gusto. Maki no se entrometió más, no estaba interesada en ella de todas formas. Sólo lo hacía por Sonoda-senpai, nada de lo que dijera iba a hacerle cambiar de impresión por ella.
Siguió comiendo en silencio, las chicas notaron su cambio de humor y no insistieron en hacer que se uniera.
Así pasó el resto de la tarde, escuchando sin querer las respuestas que confirmaban lo que su senpai le contó de ella. En su opinión, seguía siendo idiota.
No obstante, había otros detalles que desconocía, cómo el hecho de que tenía una ligera adicción al pan tanto como Hanayo lo tenía por el arroz y Rin por el ramen. Le gustaban los juegos como el balón prisionero y el baloncesto, sus puntos fuertes en materias eran ciencias y matemáticas, un desperdicio a su parecer porque estudiaba letras. También practicó el kendo junto a Umi en la preparatoria. Mientras Umi era la gran campeona, Honoka era la segunda. Eso sí que fue una sorpresa, el que alguien tan tonta como ella pudiera estar tras Umi.
Sin embargo, la mayor sorpresa de la tarde no fue eso, sino el hecho de que estudió en Otonokizaka, algo que ni siquiera Umi-senpai mencionó, ¿cómo es que nunca se encontraron? Por más que intentaba rememorar esos días de escuela, las imágenes se ponían borrosas. Pudo haber conocido a Sonoda-senpai, puesto que apenas era un año mayor… y también a Honoka por supuesto… si eso pasaba, ¿sería diferente la impresión actual que tendría? No, era una estupidez pensar en ello, si la casualidad evitó que se encontraran, debía ser el destino que gritaba la separación entre ellas. No es como si importara tampoco.
Al final de la noche, cuando el club cerró, Maki fue a pagar mientras Rin y Hanayo se despedían de Honoka, con quien incluso intercambiaron números telefónicos; tenía tantas ganas de contarles sobre la verdadera personalidad de Honoka y lo mucho que hacía sufrir a senpai, pero tan divertidas como estaban, lo dejó para después. De ninguna forma quería que fueran engañadas por su actitud infantil.
—Hasta luego Hanayo-chan, Rin-chan —Honoka en su modo host se despidió de las chicas con un beso galante en el dorso de sus manos.
Maki no quería que Honoka hiciera lo mismo, lo encontraba demasiado vergonzoso e invasivo. Se dio la vuelta deliberadamente sólo que en un movimiento que ni siquiera pudo anticipar, Honoka la tomó del brazo y la atrajo hacia ella. Sus zapatos apenas le hacían quedar a la misma altura, aún tenía que bajar la mirada para encontrar sus ojos. El azul brillante que provocaba un sentimiento extraño.
Tuvo miedo. No sabía ni por qué, lo que sí sabía es que quería alejarse cuanto antes. Honoka no la dejó, con su una mano en su cintura y la otra alzándose hacia su brazo, el corazón de Maki latió furioso. El rostro de Honoka se acercó lentamente, su mente le gritaba que se alejara, pero su cuerpo permanecía inmóvil, congelada. Una tormenta se cernía en ella. Cerró los ojos sin saber qué iba a pasar y entonces… sintió el aliento de Honoka en su oído.
—Te pagaré después, lo prometo. Gracias Maki-chan, no olvidaré tu ayuda.
El cuerpo de Honoka se alejó apenas las palabras se acabaron. Cuando abrió los ojos, ella ya se había marchado. Sólo quedaban Hanayo y Rin que la miraban estupefactas y su corazón que no dejaba de latir acelerado.
¿Qué fue lo que pasó? No lo entendía. Honoka no le caía bien, comenzaba a pensar que la detestaba y, aun así, aun así…
¿Por qué le provocaba esas sensaciones?
De regreso a casa en el auto, su mente estaba en blanco. Recordar el rostro perlado con gotas de sudor bajo la tenue luz del local hacía que sus pulmones se comprimieran. Odiaba sentir eso, odiaba que fuese esa idiota la causa.
Ahora más que nunca debía terminar de componer las canciones para la obra, una vez que acabara, jamás tendría que verla de nuevo. Ella no le importaba en lo absoluto.
No, no sentía más que desprecio por Honoka.
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.
En la noche siguiente mientras llegaba al departamento de Umi, su mente se mantuvo ocupada en las partituras que apenas logró terminar. No quería de ninguna forma que un ligero pensamiento sobre Honoka asomara en su cabeza, porque entonces los recuerdos volvían y con ellos las confusas sensaciones.
Esta vez el lugar para trabajar era la habitación de Umi, un espacio con un excelente y modesto arreglo que reflejaba a la perfección a su dueña. El cambió le pareció más cómodo y tranquilo para poder concentrarse, sin interrupciones molestas y sin encuentros desagradables; hasta Umi se veía menos estresada.
—¿Cómo te fue con la música? —Umi preguntó una vez que se instalaron—, sé que es muy poco el tiempo, también he tenido problemas para concentrarme con los plazos tan cerca.
Era una sorpresa que ella comenzara a hablar sin la timidez que la caracterizaba, eso la animó. Verla tan serena y centrada hacía resurgir su admiración por ella.
—No ha sido gran problema—mintió, ya que pasó la noche del día anterior sin dormir para terminar a tiempo, no iba a admitir que gran parte del retraso fue a causa cierta persona—, el verdadero problema será para quienes tengan que interpretar los temas.
Umi rió y el gesto le hizo sonrojarse. Salvo Rin y Hanayo, su contacto con las demás personas era limitado. No estaba muy segura de cómo poder relacionarse con alguien más allá de lo profesional.
—Ciertamente, las canciones son hermosas y parecen difíciles, pero estoy segura de que los actores podrán arreglárselas. A propósito ¿Sabes quiénes son? —Umi la miró con la curiosidad brillando en sus orbes ámbar.
Negó.
—No he estado muy… metida en el resto aparte de las composiciones —admitió bajando la mirada hacia los diferentes papeles ordenados en la pequeña mesa del centro.
Cada palabra, cada frase con su respectiva nota musical. Tantos sentimientos que transmitirían.
—¿Sabes quiénes son?
Umi asintió con una pequeña sonrisa enmarcando su rostro.
—Algunos nombres están en el libreto —Umi le extendió el libro para que la propia Maki lo mirara.
Eli Ayase y Nozomi Toujo eran dos de las tres principales. A la primera la recordaba como la famosa extranjera estudiante de derecho, que ayudó en la resolución de un sonado caso de malversación de fondos, la segunda era sonado por era sonado por los increíbles artículos espirituales en revistas de circulación internacional. Y en letras claras y grandes lucía el nombre de tres reconocidas idols de un grupo llamado ARISE, según escuchó de una vieja entrevista, estudiaban una carrera como parte de un plan B pero Maki creía que sólo buscaban fama extra con eso.
—¿Por qué ellas no son parte de los protagonistas? —preguntó refiriéndose a aquellas tres.
—Al parecer sus giras les hace imposible estar en todos los ensayos, con su carrera como prioridad creo que quieren darle una oportunidad a otros talentos y no acaparar los reflectores.
Otros nombres desconocidos figuraban en producción y utilería. También estaban los nombres de tutores, profesores y… su nombre. Al final, en las letras más pequeñas donde sólo los más curiosos podrían verlo. Ella ni siquiera lo notó antes. Agradeció en silencio el gesto tras su complicada situación.
—Kotori Minami… ¿No ésa joven modista de la prestigiosa academia de modas en Francia? —preguntó al reparar en el nombre— Vi una nota sobre ella hace unos días, aunque sólo es una estudiante ya tiene algunos modelos en reconocidas tiendas departamentales ¿Cómo es que estará participando?
Umi dio una risa nerviosa.
—Bueno, es una curiosa historia. Podría decirse que es conocida nuestra, de Honoka y mía —El nombre le provocó ése chisporroteó de incomodidad que Umi no notó—, y Honoka es lo suficiente especial para hacer que cosas imposibles sucedan.
Maki se tragó el sentimiento amargo. No quería mostrar su disgusto y arruinar el buen ambiente.
—Será una grandiosa obra —aseguró dejando el libreto en la mesa; tomó de vuelta las notas, ansiosa de empezar a trabajar de una vez. Umi hizo lo mismo, la breve introducción terminó.
Fue cuando los ojos de Maki observaron las últimas palabras de la letra de Umi que reparó en algo.
—Espera, la historia tiene a tres chicas protagonistas. Si Eli Ayase y Nozomi Toujo son dos… ¿Quién es la tercera?
Umi alzó la vista de nuevo. Sonriendo, con la luz casi haciéndola resplandecer, sin saber por qué su expresión era de total orgullo.
—No estaba confirmado cuando se hicieron las impresiones y los anuncios, pero ahora sólo puedo decir que es la ideal para el papel. Nos sorprenderá a todos —respondió sonriendo ampliamente.
Si Umi lo decía, debía ser cierto. Era su historia después de todo, el papel que faltaba era clave en el curso de ella y si conocía a quién lo interpretaría; para hacerla tener esa expresión de orgullo, debía ser fabulosa.
—Eso espero.
Pensar en que alguien pudiera arruinarlo, era imperdonable.
Tras ello continuaron trabajando arduamente, apenas hicieron una pausa para comer y hacer anotaciones. Cada que se le ocurría una mezcla en especial, lo ponía a su criterio para ver si encajaba, y si Umi le daba el visto bueno, almacenaba las notas. Por el otro lado, Umi era más abierta a mostrarle las letras, incluso aportó algunas correcciones e ideas para ciertas escenas.
Mientras más avanzaban, la emoción se hacía más grande. No tenía duda de que estaban creando algo maravilloso y así como Umi confiaba en quienes le darían vida, ella también empezaba a hacerlo. No perdonaría que alguien arruinase todo su trabajo. Lo primero que Maki podía hacer con el corazón.
Los minutos se hicieron horas y pronto oscureció. Guardaron las cosas, Umi la acompañó hasta la puerta del complejo como la última vez; acordaron dejar el fin de semana libre y reanudar en la siguiente semana. Justo antes de subir al auto, Umi le extendió un pequeño sobre amarillo.
—¿Qué es esto? —preguntó extrañada, no podía ver el interior y era bastante ligero.
—Honoka me pidió que te lo diera cuando te estés yendo. Dijo que lo abrieras hasta que llegues a tu casa. Lo lamento, ni siquiera yo sé que es. De hecho, también me resultó , ¿has hablado con ella antes?
Se apresuró en negar. La pregunta de Umi sólo podía significar que tampoco Honoka le mencionó nada del café otaku.
—Bueno, supongo que es algo privado —le dijo Umi encogiéndose de hombros, como si estuviera acostumbrada a las extrañezas de esa chica—, nos vemos Nishikino-san, estamos en contacto.
—Descanse Umi-senpai, gracias de nuevo por recibirme.
Subió al auto y se puso en marcha. El sobre de pronto era lo más interesante del mundo, tuvo la tentación de abrirlo en ése mismo instante, pero con el chofer de su familia al frente, quién sabe qué tontería podría contener.
Metió el sobre en su bolsillo. Al mirar al frente reconoció la calle del café, no quería voltear, pero fue imposible hacerlo cuando se reflejó en la ventanilla.
Lo miró, con las luces neón parpadeando furiosamente. Se preguntó si Honoka estaba ahí, si Umi sabía que estaba trabajando y por eso se veía tranquila. O si tal vez todo ese tiempo estuvo en su cuarto durmiendo. Se recostó en su asiento, deshaciéndose de las ideas.
Cuando llegó a su casa, marchó de prisa a su cuarto, el sobre gritaba ser abierto. Cerró la puerta con seguro, se sentó en el borde de la cama dejando a un lado sus cosas, sus manos temblaban cuando sacó el papel del bolsillo.
Lo abrió, sintió la rugosidad de su contenido. Al sacarlo, sus ojos se abrieron, su ceño se frunció. Tuvo que mirar dos veces para comprobar que no era broma.
La bilis subió a su garganta, sus dedos arrugaron el sobre aventándolo al suelo.
—¡Eres una imbécil Kousaka! —gritó, ahogando el sonido en la almohada.
En el piso reluciente de mosaicos, los billetes antes pulcramente ordenados ahora yacían regados con una sola nota sobre ellos:
«Gracias Maki-chan; me salvaste ayer, pero no puedo aceptarlo»
.
.
Notas finales de autor:
Hello~ y aquí aparezco de nuevo ésta vez con un mini fic HonoMaki. en realidad debería haber sido un oneshot, pero decidí dividirlo en capítulos aunque tampoco serán muchos. Me ha llevado mucho tiempo, mil disculpas a Nadia Rivera, ¡finalmente está listo tu Honomaki! Además, tanto éste como los siguientes capítulos serán corregidos por AniKamia666 que muy amablemente me ayudará a traer relatos sin fallos (esperamos). Sin más que decir, espero lo hayan disfrutado~
Hasta pronto~
