Apertura
El perro amarillo despertó en un sofá por el sonido de la música producida por un toca discos. Se tallo los ojos y noto que se hallaba en una sala de entretenimiento donde se encontraba gente vetusta disfrutando con juegos de mesa. El Coronel Elotito se encontraba en una mesa jugando contra la Dulce Niñera y el Porta Tartas Real a acomoda las letras. En otra mesa se hallaban dos personas de Jengibres, el viejo Pen de Jengibre jugando contra su madre, la Señora de Jengibre, el juego parecía consistir en un tablero blanco y negro con unas piezas de mismo color en cada uno de los extremos. Pen estaba pensando en su movimiento, y mientras su madre dibujaba en un cuaderno esperando su turno.
—Veo que al fin despiertas y justo a tiempo—dijo la Señora Jengibre dándole los últimos toques a su dibujo pero sin verlo a los ojo y luego entregándole la hoja.
El perro contemplo la hoja y la miro de reojo, era su figura en un trazo pero vio que tenía pegado en el pecho un gafete que decía "Mr. J". Se miro el pecho y se dio cuenta que en efecto tenia es gafete.
—Uhm…Disculpe señora—dijo confundido el perro— ¿Dónde estamos? ¿Por qué hay tanto anciano? ¿Y quién soy yo?
—Oh—respondió la señora—solo es un asilo, Mr. J.
— ¿Me llamo J? —pregunto confundido el perro.
—Pues eso dice su gafete.
— ¡Qué clase de palabra es Barfpoo!—irrumpió con un grito Porta Tartas.
—Una que yo usa con frecuencia—dijo el Coronel poniéndose a la defensiva—sobre todo cuando es la hora de comer.
Al perro amarillo se le hacía rara y sur real la escena, algo no cuadraba en la imagen que veia, pero no podía detectar que era, y mientras el par peleaba, la Dulce niñera puso las fichas de letras en el tablero y cayendo en casillas de bono.
—JAQUE—leyó Tartas.
— ¿Y eso que significa? —dijo el Coronel.
—Es una palabra que se usaba desde los tiempos de la guerra de Champiñones—respondió la señora Jengibre—sirve como una amenaza, y que casualmente me corresponde decirla ahora que Pen termino su turno.
El par no peleo de la procedencia de la palabra, pues la señora de Jengibre era la más anciana y por tanto con más experiencia en aquella instalación. Los ancianos invitaron a jugar a las letras al perro amarillo, pero este les comento que mejor se quedaba í que siguieron jugando hasta que termino ganado la niñera por quinta vez.
—Hay algo raro en todo esto y con ustedes—comento el perro amarillo—siento que me falta algo, y que al mismo tiempo algo de sobra en mi cabeza, además esto está lleno de ancianos y yo no soy ningún viejo, sin ofender Señora.
—Oh, descuida perrito, ahora si me disculpas es mi turno.
La señora termino de ver el tablero, y en un instante movió lo que parecía ser un caballo. La señora estaba a punto de hablar, pero en ese momento irrumpió el Porta Tartas:
— ¡MATE!
— ¡Mate!—grito el Coronel— ¡esa si la conozco y voy a matar este tablero!
— ¡Es sorpréndete que por sexta vez gane niñera!—dijo con sorpresa el Porta Tartas—bueno, empecemos con una séptima partida.
El Porta Tartas metió las letritas en la bolsa las repartió y al momento de decidir los turnos, el Coronel tomo la mesa y la volteo al instante.
—Estoy harto de este juego—les reprocho el Coronel.
—Vamos, no seas un mal perdedor—dijo el Porta Tartas.
— ¡Que me dijiste!—le grito el Coronel.
—Vaya—dijo en mofa Porta Tartas—además de mal perdedor eres sordo.
— ¡Viejo decrepito!
— ¡Mira quién habla!
Entonces el Coronel se abalanzo sobre el Porta Tartas y este comenzó a pegarle. La Dulce niñera opto por recoger el tablero y las piezas que se habían caído, y de repente le parecía escuchar una carcajada siniestra mofándose del conflicto, esa risa la había escuchado antes y le causaba escalofríos por solo intentar recordar de donde provenía.
—Oh Glob—dijo en voz baja la niñera cruzando sus brazos tirando la piezas que le tocaron en la repartición.
—¿Los debería detener?—pregunto confundido el perro a la Señora Jengibre.
—Pues los hombres deben liberar un poco sus humos—respondió la Señora moviendo una pieza, alegre de que su hijo eludiera la amenaza.
—Tiene razón—dijo el perro amarillo sonriendo—mejor ayudo a la otra dama.
En eso, el perro ayudo a recoger las piezas que se le habían caído de la mano y noto una palabra rara pero que a su vez se le hacía familiar "DJAHKAH". El perro repitió la palabra en su cabeza y supo por alguna razón que la D es muda y sintió escalofríos al pronunciar en su mente el nombre.
El tren del pensamiento del perro se vio interrumpido cuando en la habitación entraron dos mujeres de aspecto joven, y rápidamente el par de ancianos dejo discutir, solo por la presencia de las dos mujeres, la forma en la que actuaron dejo con cierta intriga al perro. Una estaba hecha totalmente de chicle color rosa y portaba una bata blanca y tenia puesto unos anteojos redondos. La otra tenía la piel grisácea y cargaba sin dificultad una silla envuelta en una manta blanca, esta mujer vestía un traje de guardia de seguridad de color negro al igual que su cabello.
—Muy buenas tardes—dijo la mujer de chicle— ¿Cómo se la están pasando?
—Bien—dijeron en coro los ancianos en la habitación.
—Uhm, disculpe—irrumpió el perro— ¿Dónde estamos y quien es usted?
—Pues evidentemente en un asilo de ancianos y a mí me puedes llamarme Bubblegum o Bonnibel.
—Pero yo no soy viejo—dijo quejándose J—ni siquiera sé como llegue aquí.
—Ah, es normal que a la gente de edad mayor se le olviden las cosas—le dijo sonriente Bubblegum.
— ¡No soy un anciano!—le replico enojado el perro— ¿Y quiero saber quién soy y como llegue aquí?
—Lo siento, acabo el tiempo — le dijo Bubblegum sonriente—ahora es tiempo de la terapia
— ¡Yay! —grito emocionado Pen de Jengibre agitando sus brazo
— ¡Marceline prepara la silla! —ordeno Bubblegum
—A la orden su majestad—le respondió Marceline de mala gana y con cierta apatía de estar en el sitio.
Bubblegum se puso su índice en sus labios haciendo gestos que callara la palabra.
—Ups—dijo Marcelina tapándose la boca con la manos.
—Instala la silla solamente—le respondió Bubblegum.
En eso, la guardia llamada Marceline puso la silla en medio de la sala y conecto un enchufe que salía de esta a un toma corriente. Después quito la sábana blanca de esta revelando una silla eléctrica.
— ¡Yo primero!—grito Pen de Jengibre corriendo directamente a la silla y poniéndose el casco y las ataduras para recibir los choques eléctricos.
—Bueno, estamos listos Marceline—dijo Bubblegum
En eso, su asistente bajo una palanca que se encontraba pegado en la pared y Pen comenzó a recibir los choques eléctricos, el perro amarillo miro con espanto como el anciano comenzó a convulsionarse y gritar hasta que después de un rato apagaron la maquina y Marceline saco a Pen de la maquina y lo caro hacia el sofá sin ninguna dificultad. Al parecer no lo mataron, pero aparentemente era para torturarlo.
— ¡Por qué rayos hicieron eso! —exigió el perro.
—Como dije, preguntas después—le dijo sonriente Bubblegum— ¿Quién sigue?
— ¡Yo! —grito el Porta Tartas
— ¡No, yo! —dijo Elotito empujando a Porta Tartas.
—Creo que me corresponde ir primero pues gane en el juego de letritas—dijo la dulce niñera.
— ¡Todos ustedes están locos!—irrumpió enfadado el perro amarillo— ¿Cómo pueden ofrecerse a esta tortura?
—Realmente no lo sé, pero es bueno—dijo la Dulce Niñera como entrando en un trance
—Yo igual lo sé, sé que es necesario—dijo el Porta Tartas.
—De acuerdo—dijo el perro asintiendo y luego dándose a la fuga repentinamente—realmente están dementes yo me voy de aquí.
—Marceline—ordeno Bubblegum.
El perro corrió rápido a la única puerta que estaba en la sala, pero antes de que siquiera llegara a la puerta, una silueta floto a su lado y se puso frente a la puerta.
—Hasta aquí llegaste perro—dijo Marceline interponiéndose.
El perro y los ancianos se sorprendieron de que pudiese flotar, pero por alguna razón, no le parecía extraño ver una criatura así. Después de la sorpresa intento empujar a Marceline a un lado, pero antes de que siquiera sus manos pudiesen tocar su cuerpo, esta le dio una patada en la cabeza mandándolo a flotar por los aires.
Al perro comenzó a dolerle la cabeza, pero al mismo tiempo, ciertas imágenes recorrían su mente. Veía en su mente que tenía hijos y una pareja. Era como si el golpe hubiese desenterrado recuerdos. Su espalda y su cabeza dieron contra el suelo y mas memorias aparecían, en ellas vio como una masa amarilla se estiraba y cambiaba formas a su vez que escuchaba en su cabeza el nombre de Jake, también vio una criatura rara y bípeda, con un gorro blanco. El perro no le prestó más atención y se incorporo rápido para hacerle frente a Marceline, puso sus manos en puño y se preparo pare defenderse
—Muévete de la puerta, realmente no quiero pelear contra una…
Pero Marceline lo interrumpió dándole un puñetazo en la cara, echándolo para atrás y de nueva cuenta sintiendo como los recuerdos comenzaban a regresarle
— ¿Qué dijiste sobre pelear? —pregunto burlándose Marceline—No podrías hacerme frente aunque lo intentaras.
— ¡Marceline, no sea tan ruda! —le ordeno Bubblegum.
Pero el perro no le prestó atención a ninguna de las dos y quedo en el piso recordando más cosas del pasado, en el que se veía peleado contra dioses y monstruos y siempre acompañado. Luego vio de nueva cuenta una mano amarilla agrandándose y golpeando a un oso que los sorprendió en el bosque.
—Creo que el viejo ya tuvo suficiente—dijo Marceline confiada de sí misma.
Marceline estaba por cargar al perro pero este reacciono rápido incorporándose del suelo de un salto y luego cerrando su puno para golpearla, pero la Marceline floto hacia atrás esquivándolo, a lo que el perro reacciono frunciendo su cara y como que queriendo estirar la mano más de la cuneta.
— ¿Qué estás haciendo?—pregunto confundida Marceline.
—Quería golpearte cambiando la forma de mi mano—dijo el perro aun manteniendo el brazo estirado.
Pero Marceline comenzó a reírse de su intento de pegarle a lo que lo tomo del brazo estirado y le aplico una llave y lo arrojo de regreso al centro de la habitación, pero el perro realizo una maniobra en el aire haciendo girar su cuerpo para caer de pie y luego cambiar su postura en forma de combate.
—Quizás no tenga mis poderes, pero empiezo a recordar como pelear.
Al mencionar la palabra recordar, hizo que Bonnibel se comenzara a preocupar.
—Marceline ponlo en la silla deprisa—le dijo preocupada Bubblegum.
En eso Marceline floto a prisa hacia donde se hallaba el perro y preparo su pie para darle una patada y noquearlo, pero a punto de acercar su pie a la cara del perro, este dio una maroma en el aire esquivándola. La vampira rápidamente contraataco con su puño derecho pero el perro reacciono a prisa y la esquivo y este le conecto un fuerte puñetazo con su mano izquierda en la cara y luego con prosiguió a darle otro golpe con su otra mano. El perro sonrió, pero no por lastimar a Marceline, sino que algo en su ser volvía, recordaba que él era un peleador. Pero esa sonrisa de pronto se perdió, cuando Marceline comenzó a transformarse y crecer, su piel grisácea se volvía negra, sus ojos crecían y adquirían un color verdoso, sus manos se volvían, los colmillos le crecían y unas ala negras le comenzaron a aparecer en la espalda.
— ¡Tú te lo buscaste perro! —le dijo la criatura en una voz gutural.
—Procura no lastimarlo tan fuerte—dijo angustiada Bubblegum.
El perro se sorprendió al principio, pero en su mente ya sentía la familiaridad de lidiar con monstruos. Tomo un respiro y se dispuso a arremeterla con una patada en la cara. Pero la criatura lo atrapo en al aire con su gigantesca garra y apretó su cuerpo como si tomase un juguete y luego procedió arrojarlo directamente a la silla. El impacto con su cuerpo y la silla, lo aturdió para que se pudiera mover, pero a su vez hizo recordar cosas de nueva cuenta. Escuchaba las palabras "Jake espérame" y veía de nueva cuenta a aquel ser con gorrita de oso blanco. Para cuando recupero la noción, este noto que Bubblegum ya lo había sujetado fuertemente a la silla, el perro intento escapar tratando de agrandar y achicar su cuerpo, pero no obtuvo resultados, algo raro pasaba con él.
— ¡Debo salir de aquí! —grito el perro.
—Todo estará bien, intenta olvidar todo—dijo Bubblegum tratando de reconfortarlo.
— ¡Que me olvide de todo!—le contesto enfadado el perro—¡Yo empiezo a recordar cosas y creo que esta máquina sirve para que olvidemos algo!
— ¡Marceline activa la maquina! —dijo preocupada Bubblegum mientras esta le ponia un electrodo en la cabeza
El perro comenzó a forcejar mas fuerte, pero todo era en vano.
— ¡No olvidare nada! —le grito el perro—¡empiezo a recordar que mi nombre es Jake y que tengo familia!
Pero su voz fue interrumpida cuando la silla fue activada y comenzó a sentir los choques eléctricos en todo su cuerpo, el perro comenzó a gritar fuertemente y de repente se apago la maquina y entonces recordó el nombre del ser con gorro y lo dijo mientras iba perdiendo la conciencia
—Finn…
