Summary: Escritora de un BLOG, Kagome siente la necesidad de que el mundo sepa lo que le ocurrió. Pero de una manera divertida, hace llegar "cartas" a sus viejas amistades en el Sengoku. ¿Superado y Publicado? Eso creo.
Capítulo uno: A Sanguito, mi BFF.
Quiero empezar esta sección presentándome, mundo. ¿Mi nombre? Kagome. ¿Sexo? Femenino. ¿Ocupación? Escribir cosas sin sentido. Mucho gusto. Ahora sí, a lo nuestro. Esta primera impresa oficial está dedicada a mi mejor y más lejana amiga, Sango, que sin su ayuda no habría logrado salir de ese lugar tan deprimente.
Siempre sentí una predilección a los perros, JA. Y no porque sea masoquista estuve "atada" a uno por casi cinco largos y difíciles años. Pero siempre sentí que eran animales en los que podías confiar que siempre estarían a tu lado. Dicen que son fieles, bueno, por experiencia propia sé que fieles no los son todos. Pero son un chingo celosos. Si otro perro venía a olfatearme el que estaba atado a mi correa se convertía en gato. Literalmente sacaba las garras. Era más que divertido. Claro, cuando no se iba detrás del rastro de su antigua dueña.
Les contaré mi experiencia con los perros.
Tuve un perro adoptado. Abandonado por su antigua dueña, una medio-muerta sin nada más que hacer que robar almas. El pobrecito estaba clavado (jo, jo) a un árbol enorme. Y yo bien torpe, que siempre tuve una predilección por los perros, decidí ¿liberarlo? Podría decirse así. Y llevármelo. Adoptarlo. Darle todo mi amor y cariño. Como sea. Él no era un perro educado. Para nada. Era uno totalmente descortés. Comía como cerdo, no tenía modales y orinaba donde sea. ¿El colmo? Me confundía con su antigua dueña. Recuerdo que siempre le decía: "Soy Kagome. K-A-G-O-M-E. Apréndetelo." Y se lo seguiría diciendo si no lo hubiera dejado también yo.
Nunca entendí muy bien porqué fue botado por su antigua dueña, algo así como que la traicionó o algo. Seguramente la mordió bien feo. Ojalá. La cosa era que él estaba bastante lastimado. No se había recuperado de su pérdida. Y seguramente aún no lo hace. Estuvimos juntos durante mucho tiempo. Calculo que habrá sido no más de cinco años porque él no sabe ni qué día es. Nuestros primeros meses fueron algo difíciles porque teníamos que acostumbrarnos el uno al otro, pero siempre lográbamos salir adelante. Yo le compraba su comida y él no mordía mi mano. El acuerdo perfecto. Aparte, lo tenía bien controlado con un collar aprueba de todo.
Hasta que empezaron los problemas.
Quizás la primera pista fue que nos encontramos con un… zorrito muy cariñoso. Sin pensarlo dos veces decidí quedármelo también. Eso no le gustó mucho al perro que ya había recogido. Pero el zorrito despertaba mi lado más maternal y no podía deshacerme de él. Fueron los primeros y cortos celos que experimentó el perro. Luego conocí a… algo así como un monje. Era simpático aunque algo peligroso: sus manos. No las podía controlar y eso no le agradaba nada al perro. Ni a mí, obviamente. Y cuando mi mejor y más grande amiga Sango lo conoció. Bueno, puedo decirles que fue amor a primera vista. Los cinco juntos éramos más que felices.
Y luego apareció "ella".
Ja, recuerdo cuando Sango me dijo una vez que el perro intentaba reemplazarla a ella conmigo. No le creí. Y aún sigo sin creerlo. No creo que él haya buscado un reemplazo, más bien una distracción. Su antigua dueña se parecía físicamente a mí. Creo que es, incluso, más atractiva que yo. Y no sé cuál era el alboroto con ella. Solo era una tipa más. La cosa es que cuando ella volvió quiso llevárselo a lo que yo llamo el infierno. Y como el resto del tiempo estuvimos en un tira y afloje impresionante decidí dejarlo ir. ¿Sencillo? Diablos, no. ¿Necesario? Quizás. Al dejarlo sentí que mi corazón pedía un escape. Digo, todos los días lo veía y la tristeza que ambos mostrábamos me sofocaba. Necesitaba tomar aire fresco. Y me fui. Aparte, no iba a soportar una nueva adición a nuestro grupo perfecto. No iba a quedarme ahí como una rechazada mientras él rehacía su vida olvidada con la antigua dueña que pasó a ser la actual. Estoy segura que él tampoco lo habría permitido. Tarde o temprano me habría pedido que me fuera. Y escogí temprano.
Solo hay algo más que quiero agregar antes de irme, queridos amigos:
Sango, sé que mi partida de ese maravilloso lugar te debe haber dejado impactada, pero quiero que sepas que tu no tuviste nada que ver con mi decisión. Lo que me dijiste esa noche antes de mi partida siempre estará dentro de mi corazón, ¿ok? Y que si recibes esto guárdalo bien. Son mis palabras para ti, para ustedes. Ojalá que la estés pasando de maravilla. Cuídate.
Ahora, queridos lectores, me despido. La próxima semana les contaré como me crucé con un lobo y viví para contarlo.
Adiós, Kagome H.
Actualidad, 21 de mayo del 2011. Sígueme en FB y Twitter. .com
Deja tu comentario.
Comentarios: (3)
-Querida Kagome, me encantó tu historia sobre los perros. Es cierto, a mí también me ha tocado convivir con perros odiosos y no te culpo por haber soltado su correa finalmente. Una pregunta: ¿cómo te diste cuenta que era momento de dejarlo ir? Atte, Harumi.
-Hola, Kagome. Gracias por compartir tu historia con nosotros. Soy un chico al que tú calificarías como perro y no puedo olvidar a mi ex-dueña. ¿Cómo crees que se sentirá mi novia actual si le confieso eso? Atte, KazukyConfundido.
-¿Qué tal Kagome? Te doy toda la razón sobre eso. Es más, me gustaría saber con detalles tu relación con el perro ese. ¿Qué fue lo que te hizo que te obligó a dejarlo y hasta irte de donde quiera que hayas estado? Atte, Kyami.
Sengoku. Hoy hace muchos años.
Sango había recibido hace unos días una carta de su amiga Kagome. Esta venía atada a unas páginas que ella describía como BLOG. Sango no hacía intentos por entender a qué se refería Kagome con eso, ya que con saber de ella se contentaba.
Lo leyó tranquila y calmadamente, riéndose cuando debía hacerlo, molestándose de vez en cuando y al último soltó unas cuantas lágrimas. Se molestó cuando vio que alguien pedía saber más sobre la relación que su amiga e Inuyasha habían tenido pero bueno, eso era cosa de Kagome. Como no tenía secretos le mostró el contenido a su ahora esposo Miroku y este solamente rió. Shippo, de paso, leyó también lo que Kagome les había mandado y se burló de Inuyasha varias veces. El último no se dio por aludido, realmente no entendía bien a qué se refería Kagome.
Unos días después, durante la tarde en la que sabía que Sango descansaba en el campo, se acercó a ella un joven de traje rojo.
"¿Está hablando de mí, cierto?" le preguntó Inuyasha a Sango muy calmadamente.
Ella simplemente se sonrió.
"¿Tú qué crees?" Sango se levantó de la hierba y le tocó la espalda. "Tranquilo, no dijo nada malo. Solamente la verdad".
"¿Tú crees que vuelva?" preguntó con nostalgia. Sango se detuvo y dijo:
"No. Creo que ya nos ha superado a todos." Y se fue caminando lentamente.
Inuyasha pensó que si había alguien a quien culpar era a él. Porque él había sido un perro malo que al final sí llegó a morder la mano que le daba de comer. En este caso, la comida había sido el amor que con tanto gusto Kagome le había regalado todos estos años. Suspiró y se recostó como tantas veces lo había hecho en compañía de Kagome y esperó pacientemente a que llegara otra carta suya.
HOLAAAAA MUNDO. Aqui otra de mis locas historias. Espero les guste. Está ambientada en esta época y en la pasada. Y un poco modernizada, además.
No olviden los reviews que tanto amo. Hagan click en GO!
