Disclaimer: los personajes no son de mi autoridad, sino de la de Rick Riordan.

Este fic participa en el reto Ambrosía y Néctar del foro El campamento Mestizo.


Jazmín, canela y galletas

Leo se sorprendió, cuando aquella tarde, con la suave brisa primaveral soplándole en la cara, Hazel le besó. Fue un beso dulce y sincero, no precisamente el tipo de beso que te esperas de una chica con novio. Un beso que le supo a jazmín, canela y las galletas que habían compartido antes.

Y se dejó llevar. En alguna parte de su interior, sabía que aquello estaba mal, terriblemente mal, pero la calidez del sol y la ternura del momento nublaban sus sentidos y sólo podía pensar en ellos. No había Frank, ni Sammy, ni Gea, ni dioses locos con locos planes sobre su futuro. Simplemente hoy, ahora, Hazel y él, en el porche de aquella vieja casita, compartiendo un beso.

Pero la ocasión pasó, y la culpa se abrió paso entre la maraña de confusos sentimientos, apartó de un puntapié a la sorpresa y la felicidad, y se instaló en su lugar.

Hazel, por su parte, estaba más guapa que nunca. Las mejillas encendidas, el cabello alborotado, iluminado por la luz del crepúsculo, y sus hermosos ojos, con expresión triste.

"No le ha gustado". Fue lo primero que pensó Leo, y le dolió. Su primer beso, con la chica de sus sueños, y a ella no le había gustado. Se levantó con cara de póker, y entró de nuevo en la casa. No había chiste posible para esto.

Desde entonces, Hazel no se separaba nunca de Frank, y esquivaba su mirada como si fuera veneno. Leo procuraba actuar con normalidad, todo lo normal que se podía dentro de las circunstancias. Aunque notaba, por como le miraba, que Piper sabía algo. Tendría que hablar con ella.

– Tío, ¿estás bien? – le preguntó Jason.

– ¿Qué? – se extrañó Leo. Luego empezó a comprender la situación. La batalla, el naufragio del Argos II, él seguramente habría perdido el sentido al estrellarse. Dio gracias a los dioses por haber sobrevivido.

Trató de levantarse. La descarga de dolor fue instantánea. Contuvo un grito, hizo una mueca.

– Creo que no lo estoy – reconoció. Miró a su alrededor. Las ruinas llameantes del Argos II se extendían por todo su campo de visión. Piper y Jason estaban a su lado; Nico, Frank y Hazel algo más alejados.

Parecía una pesadilla. Esperaba que en algún momento apareciera la dormida cara de Gea, se burlara un poco de él, le hiciera plantearse su existencia y le dejara en paz por un tiempo. Esa perspectiva era muy esperanzadora, pero también vana.

Jason le alcanzó un poco de néctar. Él se incorporó y bebió un par de sorbos, lentamente. Su sabor había cambiado.

Jazmín, canela y galletas.

Hazel le miraba fijamente, preocupada, dudando entre acercarse o no. Leo bebió otro sorbo.

Jazmín, canela y galletas. Así que ese era su sabor favorito… un sabor que evocaba paz y felicidad, pero también le recordaba el dolor del rechazo.

Se puso en pie torpemente, apoyándose en Jason, y tratando de no pensar demasiado en los millones de cortes y heridas que tendría por todo el cuerpo, ni en su corazón roto.

Hazel bajó la vista.


N/A: Este es el primer fanfic que escribo en mucho tiempo, y de una pareja que me gusta mucho ^^

Aunque el reto no iba específicamente de eso, sino del sabor de la ambrosía y el néctar, creo que me ha quedado bien.

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