Fic escrito con Pikarito
Primera Publicación: 16 de Mayo de 2014
Resubido: 25 de Septiembre de 2017
Diez cosas que no sabes sobre mí
Capítulo 1
Reencuentro
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Misty Waterflower era la líder del gimnasio de ciudad Celeste, alta, figura esbelta, cabello anaranjado y ojos verdes. Era conocida por su carácter fuerte y su determinación a la hora de conseguir las cosas que se proponía; como cuando dejó de viajar y asumió el gimnasio de la ciudad con la idea de convertirlo en uno de los mejores de la región y limpiar la reputación de gimnasio «regalado» que había adquirido durante la administración de sus hermanas. Y sin dudas, lo había conseguido.
Ahora esta jovencita, estaba algo nerviosa en el espacioso hall de entrada al gimnasio, prácticamente se lo recorría de punta a punta esperando que llegara uno de sus más leales amigos. Tracey.
Este joven había llegado a su vida durante la persecución que realizaba en las Islas Naranja de otro joven llamado Ash Ketchum, un conocido entrenador que -ella tenía entendido- estaba recorriendo la región Kalos en ese momento. Tracey, la había llamado hace tres días para decirle que le traía una gran sorpresa y eso la tenía realmente de los nervios.
—¿Qué será? —se preguntaba cruzada de brazos en su vaivén—. ¡Demonios Tracey! —gruñó deteniéndose cerca de la puerta y señalándola con mucho enojo—. ¡Si no entras por esa puerta voy a ahorcarte con la banda de tu fren…! —pero no pudo terminar de hablar, las puertas de cristales se abrieron de par a par dejando entrar al chico de cabellos verde oscuro.
—Espero que no sea a mí, a quien quieres ahorcar —exclamó algo asustado observando a su amiga. Misty se quedó paralizada por un par de segundos pero sacudió su cabeza para lograr tranquilizarse y saludar a su amigo como corresponde.
—¡¿Por qué te tardaste tanto?! —gruñó pero Tracey solo sonrió.
—Es que tu sorpresa demoró más de lo que tenía planeado.
—¿Eh? —la cabeza de la pelirroja se inclinó un poco hacia el lado derecho cuando su amigo observador se corrió un poco dejando entrar a la sorpresa, mejor dicho, dejando ver detrás de él a otro de los amigos de la líder.
—Hola Misty —la saludó de manera tímida, quizás en su voz se reflejaba los nervios de volver a ver a su amiga después de tantos años de ausencia.
—No puedo creerlo —exclamó llenando sus pulmones de aire para luego acercarse más al moreno que estaba frente a ella— ¿Ash, eres tú?
—Si, Misty —afirmó éste, al momento que el roedor eléctrico que portaba en su hombro saltó a los brazos de la chica.
—¡Pikachu! —lo abrazó, mientras el Pokémon le acariciaba el pecho con su mejilla.
—¿Y a mí no vas a saludarme? —preguntó el entrenador con las manos en su cintura y el ceño algo fruncido.
—Oh —sonrió de forma ladeada dejando a Pikachu en el suelo—, ¿Dónde están mis modales?
—Si, si —afirmó Ash con la cabeza repetidamente—. Eso mismo me preguntaba yo.
—Hola Ash —lo saludó y casi instantáneamente sacó su mazo y le pegó a su amigo dejándolo botado en el suelo—, ¡tanto tiempo sin verte! —le dijo entre dientes.
—¿Qué fue eso? —preguntó adolorido con la mano en la cabeza.
—¡Dijiste que nos veríamos después de Sinnoh! ¡Después de Unova! —le numeró con los dedos—. ¡¿Y vienes hasta ahora?!
Ash se sentó en el suelo y la miró con una sonrisa.
—¡Pero ahora estoy aquí! —le indicó, pero cuando la pelirroja iba a levantar el mazo una vez más contra Ash, Tracey se acercó a detenerlo, pero no fue necesario, Misty empezó a reírse y después le extendió la mano hacia Ash para que se levantara, no tardaron en contagiarse el ataque de risas—. De nuevo —propuso Ash, y Misty afirmó con los ojos cerrados—. Hola Misty —la saludó extendiendo su mano derecha.
—¡Hola Ash! —le tomó la mano en un apretón—. Es bueno verte una vez más —luego la chica miró a su otro amigo, dejando completamente congelado a Ash cuando saltó y se abrazó del observador—. ¡Gracias Tracey, me encantó tu sorpresa!
—De nada Misty —correspondió al abrazo pero enseguida se separó de ella al ver la mirada de desconcierto del entrenador Pokémon—. Pero —tartamudeó nervioso—, ¿por qué no preparamos algo mientras conversamos?
—Muy buena idea —exclamó Misty dando un gran aplauso adelantándose a los otros dos. Éstos ni bien quedaron solos, Ash miró fijamente a Tracey pero él no respondió solo hizo un gesto con sus hombros como que no fuera nada importante, dejando aún más confundido al azabache.
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En la cocina del gimnasio Pokémon, Ash estaba sentado en la mesa junto con Pikachu con el codo derecho apoyado en la mesa y la cabeza –a su vez- apoyada en el puño, observaba como Tracey y Misty se decían chistes internos mientras preparaban algo para comer. Misty se dio vuelta con una enorme sonrisa y un plato de galletas.
—¡Galletas de Delia! —exclamó Misty dejando el plato delante de Ash.
—¿De mi mamá? —preguntó Ash sorprendido. Mientras tanto, Tracey dejaba en la mesa una taza y un platillo para los tres—. No lo sabía…
—Delia ha sido muy linda estos años conmigo, me envía galletas, a veces viene a verme y después Tracey me llega con ropa nueva —sonrió y levantó sus brazos para que Ash observara su vestimenta, la polera azul con bolsillos marcados en amarillo y el short azul oscuro con detalles en negro. Ash cayó en conclusión rápidamente, estaba vestida por su madre—. ¡Y el profesor Oak! —dio un aplauso— Me envía comida pokémon especial para los tipos Agua… —juntó los puños frente a su pecho—. ¡He estado tan consentida por estos tres desde que soy líder de gimnasio que me he sentido como en casa!
—Ya veo —comentó el entrenador tomando una galleta—, lo importante es que estés feliz aquí adentro.
—Muy feliz Ash —exclamó emocionada tomando asiento frente al chico—, paso tan ocupada, tan entretenida que no me da tiempo a extrañar nada de los viajes Pokémon —Ash apretó los labios ante aquella frase, sintió como si hubiera recibido un golpe seco en la boca del estómago—, salvo la pesca… ¡Como extraño pescar! —dijo levantando las manos de forma exagerada.
—¿Lo extrañas? —preguntó sorprendido Tracey acercándose con una cafetera para servir café a los tres—. Pero si pescamos hace dos semanas, cuando conseguimos a Feebas, ¿Recuerdas?
—Verdad —chaqueó los dedos y luego miró a Ash—, hace dos semanas anunciaron que en el río cerca de ciudad Verde, se habían visto Feebas —le contó emocionada—, supongo que sabes a que río me refiero…
Ash que aún estaba sin aire por el golpe anterior negó con la cabeza ganándose una mirada de reojo de la pelirroja—. ¿No? Ya veo —protestó cruzándose de brazos—. Bueno, pesqué a mi lindo Feebas en el mismo rio donde debí dejar que se ahogara el ser que tengo en frente —miró al roedor que la observó sorprendido por las palabras de la pelirroja, pero ésta rápidamente lo tranquilizó—. Solo me alegra haberlo hecho por ti.
—Eh, ¿qué? —Ash salió de su ensimismamiento confundido y miró a la chica que tenía las mejillas rojas del coraje—. ¿Llegaron Feebas al río donde me pescaste? —Misty hizo el gesto como si una luz hubiera iluminado a Ash y Tracey comenzó a reírse. Ash solo la miró de reojo y decidió ignorarlos—. ¿Y ya lo tienes en Milotic?
—Sí, ayer evolucionó y… —pero no pudo terminar de hablar. Un estruendo hizo que retumbara todo el lugar.
—¿Un terremoto? —preguntó Ash poniéndose de pie, pero Misty salió corriendo, Tracey y Ash salieron tras ella casi al instante.
Cuando llegaron, Misty estaba tratando de calmar a Milotic pero ella peleaba con hidrobomba contra la otra serpiente del gimnasio, Gyarados estaba realmente furioso.
—¡Ya tranquilo los dos! —pedía en vano, la pelirroja apretando los puños. Ash observaba todo sin saber que hacer, mientras Tracey se paró al lado de Milotic y empezó a hablarle al pokémon, ella se acercó al observador y comenzó a hablarle enojada, mientras seguía atacando al otro pokémon. Misty aprovechó la situación para volver a salir corriendo, no tardo en regresar.
—¿Misty? —Ash le bloqueó el paso—. ¿Puedo ayudarte?
—Pues… —observó a Ash y luego miró lo que llevaba en sus manos—, lo siento —se corrió y le lanzó a Tracey un cascabel plateado y se puso en la otra punta de la piscina, ambos empezaron a tocarlos de forma tan sincronizada que Ash empezó a apretar sus puños, mientras veían como sus amigos calmaban a las Serpientes Marina, Milotic se acercó a Tracey y él la acarició mientras Misty hacia lo mismo con Gyarados.
Cuando los pokémon se hundieron nuevamente en el agua, ambos amigos se acercaron a Ash que lucía muy confundido, aunque sus puños se apretaban y aflojaban reiteradamente, no entendía porque se sentía así, y porque sentía tantas ganas de escupir veneno como un Arbok.
—Las campana alivio son lo único que calman a esos dos, se han llevado mal desde que Feebas evolucionó.
—Conozco a alguien que con solo un bocadillo Pokémon puede calmar al más enojado Pokémon.
—¿Brock? —preguntó la chica sin entender, porque algo en el tono de voz de Ash estaba raro.
—No, Serena —con la pronunciación de la chica de Kalos, Ash sonrió de forma ladeada—, una chica que -sin dudas- con sus alimentos para los Pokémon hubiera calmado a Gyarados y a Milotic sin problema en un par de segundos.
—Oh —fue el único sonido que emitió la entrenadora.
—Sin dudas, nunca he conocido a una chica que sepa cocinar tan bien como Serena, la verdad es maravillosa —Misty empezó a parpadear consecutivamente, sin lograr comprender porque Ash le decía esas cosas.
—Ash, Misty —pero la mencionada no dejó que Tracey siguiera hablando extendiendo su brazo derecho frente al observador.
—Déjalo hablar —dijo con una sonrisa que no sentía—, supongo que son Poképuff, ¿verdad?
—Veo que has oído hablar de ellos —comentó Ash cruzándose de brazos—. Pues sí, ella es una experta en esas delicias para los Pokémon —Ash seguía hablando pese a que desde sus pies, el roedor no hacía más que gritarle a su entrenador para que se calmara. Misty cerró sus ojos y se retiró.
—¿Qué demonios te pasa? —preguntó Tracey sin comprender la actitud de Ash—. ¡No vinimos a ciudad Celeste a esto!
—Parece que se te olvidaron varios detalles —dijo Ash entre dientes pero no pudo seguir hablando porque Misty llegó con una canasta que prácticamente se la metió en la cara a Ash—. ¿Eh?
—¿Hablas de esto? —dentro de la canasta había varios Poképuff de distintos tonos azules y verdes—. ¿Hablas de estas cosas que solo puede hacer tu adorada Serena? —la rabia se escapaba por cada palabra de Misty.
—¿De dónde sacaste esos? —le preguntó tratando de alejarse de los dulces—. ¿Hay una tienda en Ciudad Celeste?
Misty aspiró profundo y cerró la canasta de golpe.
—Estos los hice yo —gruñó enojada—, ¿te olvidas que tengo como amigo a un excelente médico y criador Pokémon que sabe de sabores Pokémon, y un amigo observador que sabe dónde conseguir los ingredientes necesarios para cada uno de ellos?
Ash retrocedió un paso, pero rápidamente volvió a la carga.
—Oh, claro —negó con la cabeza y se cruzó de brazos—, si usas recetas de Brock, cualquiera puede hacerlo, hasta Pikachu —lo señaló, pero éste corrió la mirada para no participar en las estupideces de su entrenador.
—¡Oye! —la entrenadora de pokémon de agua lanzó la canasta al piso donde varios Poképuff salieron rodando— ¡¿Qué te crees para venir a mi gimnasio después de tanto tiempo a tratarme de esa forma?!
—Solo estoy diciendo la verdad —respondió relajadamente, haciendo enfurecer a la pelirroja aún más.
—¿La verdad? —gruñó—. Hace un momento estábamos bien, y de la nada te pones como un idiota mencionando a tus amigas de viaje que no venían al caso —apretó los ojos para no sacar su mazo y dejarlo como Stunfisk —. Actúas como si no me conocieras, como si no estuvieras frente a mí.
—La única que no sabe frente a quien está eres tú —le gritó, oh sí, Ash Ketchum le estaba gritando e hizo que Misty retrocediera un paso—. ¡Tú no sabes nada de mí! ¡Tú no sabes lo que he pasado estos años, tú no sabes nada de mí!
Misty se cruzó de brazos indignada ¿A ella le decía eso? ¡Era claro que era él, el que no sabía nada de ella!
—Creo que estás equivoca… —pero no pudo terminar de hablar. Ash había tomado a Pikachu y girado sobre sus pies.
—Te demostraré que eres tú la que sabe menos de mí… Ya lo verás —y con esa frase se retiró del gimnasio Pokémon.
—¿Qué fue eso? —preguntó Misty con los hombros caídos y la mirada perdida.
—Créeme que me gustaría saberlo también —admitió Tracey confundido por aquella reacción de Ash «¿Qué está pasando Ash?» se preguntó el observador sin respuesta.
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Ash había llegado al centro Pokémon de ciudad Celeste y pidió un cuarto ahí iba y venía frente a la cama que le habían dado, salió hacia la recepción y le pidió a la enfermera si tenía hojas y un lápiz, cuando la enfermera de cabellos rosados le entregó lo pedido volvió a su habitación.
—¡No digas nada Pikachu! —le advirtió a su Pokémon antes de que éste dijera algo— Ya vas a ver Misty, te enseñaré las diez cosas que no sabes de mí.
