Advertencias: Algo de lenguaje soez.
Disclaimer: South Park y todo lo que abarca no me pertenece.
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Movía el lápiz de forma casi rítmica, trazando un pequeño círculo en su cuaderno. Un garabato de líneas disparejas que apenas podía ser clasificado como una figura geométrica. La verdad, se asemejaba más que nada a un huevo.
Ike era estúpidamente inteligente, pero debía admitir que había cosas que aún desconocía tanto del mundo como de sí mismo.
Su vocación, por ejemplo.
Siempre se imaginó en cargos importantes. En política, en grandes proyectos científicos… pero ahora…
Apartó la vista del papel totalmente en blanco y buscó con la mirada a su hermano adoptivo. El pecoso de fogoso cabello rizado que no sabía acerca de la existencia de un producto mágico llamado "acondicionador".
No lo encontró, así que procedió a llamarlo.
—¡Kyle!— Gritó, alargando la última vocal. El susodicho masculló un "¡Ya voy!" en un evidente tono fastidiado. Probablemente le arruinó la cita virtual con aquella extraña chica de padres sobreprotectores que venía de vez en cuando a su casa. Era linda, bajita, y cada vez que besaba a su hermano su cabello ensortijado se enredaba con el del mayor de los Broflovski en un curioso desastre de rulos que se anudaban y más tarde se hacían complicados de desenredar.
Fuese lo que fuese, ahora necesitaba ayuda.
—¿Qué pasa, Ike?— Preguntó el pelirrojo, con el ceño ligeramente fruncido. Ike le mostró la hoja totalmente en blanco y señaló el título de la misma.
—Debo escribir acerca de lo que quiero ser cuando mayor y… no sé qué poner.— El pequeño canadiense colocó el papel nuevamente en la mesa y continuó. —¿Me ayudas?—
Su hermano se le quedó mirando unos segundos, sin saber muy bien que responder.
—Sí, supongo que puedo.— Tomó asiento en frente del menor y este sonrió en señal de agradecimiento. Dio vuelta a la lámina blanca y se dispuso a apuntar.
—Kyle, ¿Tú que querías ser cuando tenías cinco años?— Interrogó, observándolo expectante. El joven sonrió, algo avergonzado y contestó con la voz un poco baja.
—Eh… Cuando tenía cinco quería ser astronauta.—
—¿Por qué?— Preguntó, interesado. No sabía que él había querido ser un viajante del espacio.
—Quería tocar las estrellas.— Admitió, alejando la vista de su hermano menor. Este sonrió con algo de socarronería, mientras apuntaba en la hoja.
—¿Y de ahí que pasó?—
—Me di cuenta que no podía tocarlas porque eran bolas de fuego en el espacio y a parte que se me arruinó la infancia el Sr. Sombrero se burló de mí por imbécil.— Recordó. Ese jodido títere había dejado huellas en toda la clase.
—¿El sr. Sombrero?—
—Eh… larga historia, Ike. Larga y traumatizante historia.—
—Bueno… y ahora, ¿Qué quieres ser?—
—La verdad es que creo que haré una banda con Stan, él se meterá en las drogas, me abandonará y luego yo renaceré solo como solista.—
—¿Eso no había pasado ya?—
—¿Por qué no podría pasar otra vez? Me fue muy bien.—
—Cierto…—
—Uh-Huh.—
—Vas a ser ingeniero o algo así, ¿no?—
—Sí, la verdad es que sí.— Aceptó, antes de suspirar con pena. —Y es una mierda, porque yo realmente quería tocar una estrella.—
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Notas/Extras: Esto está vagamente basado en un test vocacional que me hicieron, donde me preguntaron que quería ser yo a los cinco años. Y yo… bueno… yo quería ser un dragón.
