Despierto y extiendo el brazo para acariciarlo, sólo descubriendo que la cama está vacía. Es entonces cuando los recuerdos caen sobre mí como duras piedras que hacen mi corazón añicos.
Aprieto los ojos e intento no encogerme en la cama pero es imposible. Es como si escuchara su voz diciendo esas palabras tan duras para mi "Herms... Sólo deberíamos ser amigos. Me equivoque. Y no quiero lastimarte." dijo, antes de tomar sus maletas y salir de mi apartamento.
Doy vueltas en la cama inquieta esperando que el dolor disminuya pero sigue ahí. Constante. Suspiro y me digo a mi misma que no es la manera de estar. Tengo un apartamento. He de volver a Hogwarts y por las vacaciones de Navidad si no me arrepiento, iré a buscar a mis padres a Australia.
Tras la mañana agotadora que he sufrido, estar en el automóvil muggle me relaja de cierta forma.
-¿Va muy lejos? -pregunta el conductor, niego con la cabeza.
-Sólo vuelvo a casa. -digo ya divagando en magia y pociones.
Al llegar a King's Cross tomo un carrito y apilo mis maletas, ya no volveré al apartamento, me mudare sino encuentro a mis padres. Y la cesta de ese gato que ha sido mi única ancla últimamente. Sino contamos a Harry y Ginny quienes han estado siempre viendo por mí.
Sin mucho ánimo cruzo la plataforma y casi derribo a Malfoy, pongo cara de pocos amigos y me dirijo al tren.
Mis ánimos no son muchos como para estar con alguien así que busco un compartimento vacío y acomodó todo en el interior. Sacó de mi bolso un libro muggle y comienzo a leer. Es una novela romántica, últimamente leo muchas de ellas.
Ya ha partido el tren, comienza el movimiento y escucho unos golpes en la puerta. Suspiro, era inevitable que alguien viniera.
-Pasa.
Pero para mi sorpresa es una cabellera rubia la que se asoma, tiene pequeñas gotas de agua que resaltan un poco su cabello, no me había dado cuenta de que llovía fuera antes de subir al tren, su cabello no brilla como siempre. Suelto un ruidito entre suspiro y jadeó muy bajo y recuperando el valor de siempre digo.
-¿Malfoy? ¿Se te ofrece algo? -aunque intentó sonar fría, algo se deshace en mi con lo apagados y tristes que se ven sus ojos. Así que sueno más bien cansada.
-No, Granger. Supongo que... ¿puedo pasar?
Me sorprende su tono, triste, cansado, como si la vida se le hubiese ido encima.
Asiento algo confundida y Malfoy sonríe de medio lado, burlón. Asiente para sí y pone sus maletas contra la puerta, eso quiere decir que no piensa quedarse, se sacude el cabello en un gesto incómodo y toma asiento frente a mí.
-Uhm... -Casi puedo ver como se forman las frases en su mente, preguntándome a mí misma a que se debe semejante comportamiento de su parte.- Lo siento .- suelta y veo como su rostro se frunce en un gesto de ira, comienza a asustarme.
-¿Malfoy, estas bien?
Se pone derecho y suelta lentamente:
-Mira, Granger. Esto no es fácil para mí, pero sé que eres una de las personas a las que más hice sufrir, por elección propia, no por... Influencias externas. -su expresión parece como si hubiese tragado algo amargo. -No lo merecías, y lamentó lo que dije.
Me quedo muda, sin poder conectar ideas, asiento lentamente y busco las palabras adecuadas.
-Malfoy, entiendo que...
-No, no lo haces. No entiendes. Nadie lo hace...- Estalla, más enfadado que nunca y se pone de pie.- Bien, iré a buscar un compartimento vacío. Nos vemos.
Toma su maleta y abre la puerta, cuando por fin reacciono:
-Si quieres, puedes quedarte, este era el último vacío. - digo cortésmente.
Asiente para sí y murmura algo parecido a "gracias" lo dice entre dientes así que no distingo bien y no contesto. Me apoyo contra la ventana y sigo en mi lectura sin poder concentrarme del todo. Una frase impacta de lleno en mí:
"Eleanor tenía razón. No era guapa exactamente. Emanaba algo artístico, y el arte no busca ser bonito; busca despertar tus sentimientos."
Una lágrima corre por mi mejilla, y dejo que lo haga. ¿Algo bonito? Había olvidado que era la belleza tras la guerra. Recuerdo lo triste que fue para mí la semana después de la batalla, la ruptura con Ron, la huida de Ginny y Harry persiguiéndola cuando por fin se rompió tras la pérdida de Fred. Siento que la garganta se me hace un nudo, y más lágrimas corren sin poder frenarlas.
Veo el rostro de Fred, acariciando mi mejilla como hacía con Ginny cuando quería toda su atención, y sus dulces palabras "Eres la mejor bruja que he conocido, Herms. No dejes que los demás te hagan sentir menos", quizá no fuera con Fred con quien mejor hablase, pero él la hacía sentir como parte de la familia. Como una Weasley, no como la novia de Ron, o la mejor amiga de Ginny, ella era una Weasley cuando Fred hablaba con ella.
Parpadeo, veo un rostro fino y pálido con cabello casi plateado, ojos claros y tristes y parpadeo una vez más para quitar las lágrimas de mis ojos y poder enfocar mejor. Y veo a Draco.
Me he quedado dormida y no me había dado cuenta. Me enderezo de golpe, produciendo un mareo y me doy cuenta de que una manta verde y plata me cubre, una manta de Slytherin.
-Gracias.
Pero él no me escucha, o si lo hace no contesta. Suspiro y me dirijo a cambiar, cuando vuelvo Malfoy se está vistiendo con el uniforme, lleva puestos los pantalones oscuros solamente, a punto de colocarse la camisa blanca, su pecho reluce con la tenue luz del compartimento y se notan sus músculos marcados. Me sonrojo y es cuando él gira y me sorprende mirando.
-¿Te gusta, Granger? -Se burla, pero notó un ligero rubor en su rostro. Salgo y cierro la puerta dándole tiempo para que termine, el abre la puerta y se aparta para acomodar sus cosas, hago lo mismo y dobló la manta que antes me ha prestado, hago un ademan para devolvérsela pero niega con la cabeza y dice: Puedes quedártela.
Toma sus cosas y se pierde entre el gentío que se dirige a la salida del tren, suspiro y tomó el libro que estaba en el sillón donde Draco estaba sentado, donde supongo lo habrá dejado cuando me quede dormida y probablemente haya caído al suelo.
Quizá no sea tan mal año después de todo, sonrió de medio lado, una sonrisa real por fin. Y cierro el compartimento lentamente, caminando hacia la salida.
Después de la cena, en la que me he encontrado a varios Gryffindor como Neville y Ginny, a Luna, la Ravenclaw más extraña y de mejor corazón, y a unos cuantos Huffelpuff, quienes me han saludado y preguntado por Harry y Ron.
Aliviada de dejar atrás esas preguntas me dirigía a la salida del comedor cuando McGonagall, la nueva directora, me llamo a mí y varios chicos de diferentes casas para seguirla a su despacho.
Suspiré frustrada y cansada. Una vez ahí no me sorprendió que la contraseña fuese "Pastel de calabaza" uno de los preferidos de nuestro antiguo director.
Me di cuenta de que en aquel salón estábamos: Ginny, Neville, Luna, la odiosa de Lavender, Cho, un chico llamado Thomas de Ravenclaw, un Slytherin llamado Kevin, Jeremiah de Huffelpuff, Michael otro Gryffindor, Daphne Grengrass y Draco.
-Se preguntarán porque están aquí,- empezó McGonagall- es por su apoyo en la batalla... Y por un buen rendimiento académico.- dijo un poco más serena.- He hablado con los profesores de sus respectivas casas para que puedan dormir en una zona del ala de adivinación, la cual hemos decidido reconstruir como habitaciones individuales en un futuro para premios anuales y prefectos. Ustedes han sido elegidos como nuestros prefectos este año, por lo que pueden elegir entre dormir Con sus respectivas casas o en esa área.
-¿Tendremos alguna tarea específica, profesora? -pregunto la chica llamada Alice.
-Sólo lo acostumbrado: asegurar el orden y esas cosas, tendrán por su lado privilegios. Sin importar donde decidan instalarse. Bueno, los que deseen instalarse en esta ala por favor firmen aquí.- y apareció mediante magia un pergamino y tinta.
Cho, Thomas, Jeremiah y Draco se pusieron en la fila, mientras que Neville se acercaba para convencer a Luna y quedarse ambos en esta ala y poder estar más juntos. Ginny venía hacia mi cuando escuche a Lavender decir a Cho:
-Yo no me quedarme, porque Ron viene en camino...- sentí el frío congelar mi estómago y perdí el color, o eso creo porque Ginny abrió los ojos y tiro de mi hacia la fila.
-¿Estas bien, Hermione? -pregunto la Gryffindor, asentí sintiéndome mareada de pronto.
-Creo que no volveré a la Sala de Gryffindor por un tiempo...- ella guardo silenció- ¿Sabías qué él volvía?
La pelirroja sacudió la cabeza e hizo un ademan de desesperación.
-No, no lo sabía, lo siento. Puedo quedarme si lo prefieres, no quedara nadie para mi en la sala si tú te quedas aquí. -murmuro, bajando la cabeza. Sonreí débilmente.
-Me encantaría.
Después de hacer las adecuaciones nos instalamos en el ala de adivinación, o lo que solía ser de ella, las habitaciones que habían construido estaban a lo largo de un pasillo con alfombra dorada y negra, a los lados de este pasillo había ocho puertas de Nogal oscuro, cuatro de cada lado. Estas ya tenían placas pequeñas con la insignia de cada casa y el nombre del estudiante que ocuparía la habitación. La mía era la tercera, una antes del final del pasillo, justo donde estaba la de Draco. Y frente a la mía estaba la de Ginny.
Entré en la habitación y ahí estaba un elfo doméstico, vestido con una manta raída y sucia y unos calcetines desiguales, me sonreía. Por un momento creí ver a Dobby y el corazón me dio un vuelco pero el elfo se presentó entonces.
-Mi nombre es Jía, y voy a ayudarle a acomodar su equipaje, después será su responsabilidad mantener esta habitación limpia.- dijo con voz firme y clara, bastante serio.- La basura se recoge martes, jueves y sábado a las ocho, si usted sale antes deberá dejarla justo en la entrada para que alguien se encargue de ella. Tiene un cuarto de limpieza justo al lado del baño. ¿Alguna duda, señorita?
Negué con la cabeza y sonreí.
-Estoy de acuerdo. Muchas gracias, Jía.
Le despedí para que se marchara pero insistió en ayudarme, aunque trataba de hacer la mayoría de trabajo no se marchó hasta que todo estuvo en su lugar.
La habitación había estado diseñada con dos camas por sí todos elegían quedarse compartiríamos dormitorios, pero quedaron exactos por lo que convino para cada uno tener habitación propia. Habíamos hecho desaparecer hacia la bodega la cama restante por lo que el resto del trabajo ya era fácil. Agregue algunas decoraciones que habían estado en mi apartamento antes y los libros en una pequeña estantería al fondo del lugar.
Cambie la ropa de cama tradicional y azul por una roja con el León de Gryffindor y me quede sola en la oscura habitación. Me sentía exhausta por lo que me dirigí al baño y me puse un pijama cómoda, shorts grises y una playera que había olvidado mi padre en la casa donde solíamos vivir, antes de que se fueran a Australia para estar a salvo. Era roja con el emblema de la Universidad de Cambridge.
Cepille mi cabello y lave mis dientes, solté un bostezo y cuando me dirigía a la cama, alguien toco la puerta. Suspire, ya no tenía ánimos para nada, será mejor que Ginny tenga una buena razón para estar aquí o juro por Merlin que la matare.
Me arrastre hasta la puerta y al abrirla comencé a quejarme.
-¿Qué pasa, Gin? Estaba a punto de irme a dormir.
-Eso puedo verlo...
Dijo una voz que me dejo clavada en el piso, esa voz, su voz. Alce la mirada solo para encontrarme la suya...
