Hola a todos, aquí SilentDrago. Tras pensarlo mucho, finalmente me animé a escribir una historia de uno de mis videojuegos favoritos: Terranigma. Los hechos descritos, como sugiere el título, ocurren después de los ocurridos en el juego, y me centré en aquellos personajes relevantes que convivieron con Ark durante sus aventuras.

La primera vez que jugué, quedé con una sensación de incomodidad al ver que no siempre el progreso de las ciudades del juego significaba felicidad para los habitantes de las mismas (similar a lo que pasa en la vida real). Supongo que por lo mismo, por querer saber más del futuro de los aliados de Ark, decidí animarme con esto.

El primer capítulo le corresponde al árbol de Ra, el originador de las plantas. No más interrupciones, los dejo con la historia y nos vemos abajo.

Disclaimer: Terranigma no me pertenece.


Árbol de Ra

Oscuridad. Se supone que esa palabra describe la ausencia de luz, y en ella se sumió el mundo después de que Ark abriera la caja de Pandora en Krista. Eventualmente, el mismo Ark fue a la superficie, restauró el mundo, restableció el equilibrio entre luz y oscuridad y desapareció tras su lucha con Gaia Oscura. Era verdad: el rebelde chico había hecho lo que tenía que hacer…, pero antes de irse, alcanzó a ver que el progreso del planeta, sobre todo el de la humanidad, no siempre estaba asociado con el bienestar.

Sin Ark, la vida continuó en la superficie, y las cosas se volvieron cada vez más complejas. Al parecer, la oscuridad había dejado de ser la mera ausencia de luz, pues ahora convivía en su presencia con toda libertad.


En plena selva amazónica, en su sitio de Siemviva, el árbol de Ra sentía el sufrimiento de las plantas en las cercanías. Él, el originador de toda la vida vegetal en el planeta, tuvo la fortuna de ser el primer ser en recibir la ayuda de Ark, quien lo libró del parásito que lo invadía y le permitió despertar de su sueño forzado y restaurar a sus congéneres verdes. Con el pasar del tiempo, dejaron de ser los únicos seres vivos sobre la faz de la Tierra, y eso alteró todo más de lo que el mismo Ra pudo imaginarse.

El árbol más sabio del orbe, el mismo que había visto la evolución durante eones, percibía cómo cambiaban las cosas a su alrededor en lo que para él era un breve instante, un mísero suspiro. La causa de ello: la Torre de la Sirena.

El cercano pueblo de Liotto, conocido por su carnaval perpetuo, se mantenía mayormente gracias a la pesca y, en menor medida, al turismo. Cuando la Torre de la Sirena apareció en el océano, muchos de los pescadores decidieron quedarse en tierra por temor a las terribles criaturas que de allí podrían emerger; y no fue hasta que Ark se atrevió a explorarla y se deshizo de los monstruos moradores que la pesca se retomó. La falta de peces para vender durante el parón y la necesidad de mantener el ánimo festivo fueron los principales factores que hicieron a la gente buscar nuevas formas de obtener recursos; pero en vez de disminuir el período de fiesta, los habitantes de Liotto decidieron que la mejor forma de evitar algo similar era mediante la explotación de madera, y qué mejor lugar para conseguirla que Siemviva.

Como generador de la vida vegetal, el árbol de Ra estaba conectado a cada planta existente. Siempre supo que la gente se alimentaba de sus vástagos y utilizaba sus cuerpos para diversos fines, pero todo se había mantenido bajo control. Con la llegada de la gente de Liotto, eso se terminó: cientos de árboles y plantas de todas clases cayeron muertos por motivos puramente monetarios; nada de construcción ni alimentación: el carnaval era la prioridad.

Siemviva, alguna vez un lugar verde y vivo, se convertía de a poco en un páramo yermo. Las aves que venían desde el norte, abundantes durante la época primaveral, dejaron de ir, conscientes de que podrían ser las siguientes en el camino de los eternos fiesteros.

Posiblemente, el mismísimo Ra terminaría convertido en tablas en el futuro, y eso era algo que consideraba. Cada vez se sentía más débil, más cansado, y aunque quisiera intervenir para ayudar a sus congéneres vegetales, no podía hacer nada por su naturaleza. La situación era irónica: el poderoso árbol capaz de recuperar la salud de sus aliados no era capaz de curar sus propias heridas. Su vida y la de las demás plantas se extinguían como la llama de una vela.

- No quiero irme de una manera tan ruin.

Ark lo despertó de la oscuridad, pero sin él, agonizaba en la luz.


Y llegamos al fin de este capítulo. Corto, pero espero que haya sido de su agrado. Dependiendo de la respuesta que tenga la historia, iré subiendo más capítulos con otros protagonistas.

No se olviden de dejar su review.

Sin nada más que decir, SilentDrago se despide de momento.