Día 1: AU Escolar.
𝑆𝑤𝑒𝑎𝑡𝑒𝑟 w𝑒𝑎𝑡𝘩𝑒𝑟
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Cuando llegó Annie, ella pensó que sería lo mismo; una cara nueva en medio de cientos desconocidos, no la había visto mucho tiempo, sin embargo la había escuchado un sin número de veces, cigarrillo en boca y una canción incompleta.
No era la intención verse tan acosadora, simplemente se había acostumbrado a la presencia que era en sus días. Era parte de su rutina —como el café por la mañanas, ese al que su madre acostumbraba poner canela— el quedarse escondida en la oscuridad que le proporcionaban las gradas, con un libro entre sus manos y un dulce de cajeta bailando en su lengua.
Día a día, al salir de la facultad se resguardaba en silencio esperando pacientemente su llegada con la incertidumbre volando en su mente y las uñas tamborileando la tela de su falda. Nunca eran las mismas canciones—aseguraba ella tiempo después, enterrada entre la mantas de su cama imaginando escenarios en el lienzo blanco del techo —. Las cuerdas siempre solían cantar en tonos fuertes y bruscos, su dueña tocaba con la rabia de una tormenta, siempre fuerte siempre rápido y ella solía pensar si tal vez los dedos llegaban a dolerle de la fuerza empleada pero aquello era una incógnita que jamás saldría de su boca.
Los días pasaban con lentitud cuando no tenías nadie con quien hablar —y aunque Armin era lo más cercano a un amigo ella jamás llegó a compartir más que un simple gusto por los libros—, aburrida y con la creciente ansiedad de quedarse sin amigos Mikasa llegó a plantearse la idea de hablar con la solitaria dueña de la guitarra que cantaba en el vacío de la cancha. Claro que le había tomado días reunir el suficiente coraje como para presentarse aunque en ninguna ocasión llegó a salir a la luz. Desanimada y con la resignación mancillando su valor, Mikasa optó por hacer de lado sus encuentros —como a ella le gustaba decir frente a sus padres cuando el reloj de la sala marcaba más de las siete— y dejar pasar los días antes de las vacaciones.
Fue realmente una coincidencia.
Quería alejarse de Historia y todos sus seguidores que susurraban a sus espaldas, quería esconderse de los ojos enojados de Eren que la apuñalaban cada vez que se lo encontraba en los pasillos, quería evitar el cuestionario de Armin porque aún no sabía cómo confiar en él. Quería alejarse de todo lo relacionado con la escuela. Y se ocultó en el único lugar donde podría.
— Sal de ahí, no hay nadie aquí de todas formas — dijo Annie y Mikasa se sobresaltó haciendo que el libro que anteriormente tenía en manos resbalara entre sus dedos para terminar en el suelo. Masculló una maldición y lo recogió con el corazón latiendo velozmente.
— ¿Asustada? — preguntó entonces la rubia aun sin verla, Mikasa reconoció un timbre divertido en la frase. Inspirando con fuerza y sin nada más que perder —aparte de su sentido de moralidad— la pelinegra salió con la frente en alto y los labios temblando.
— ¿Cómo lo supiste? — fue lo primero que dijo aun viéndola sentada y con la guitarra sostenida. La rubia detuvo el movimiento de sus dedos y sólo así vio a Mikasa.
— Haces mucho ruido con eso — señaló la parte baja de sus piernas donde sus botas manchadas de lodo se asomaban por el dobladillo de la falda.
— Oh...— fue todo lo que alcanzo a decir, apenada y sin sostenerle la mirada.
— Entonces ¿es parte de tus pasatiempos el espiar a la gente? — dijo Annie reanudando su tarea de tocar. Mikasa se sonrojo.
— No te espiaba…— afirmó y una sonrisa tiró los labios de la rubia.
— No pareces muy convencida.
Mikasa parpadeo confundida y miró a la rubia con escepticismo.
— Y a ti te importa mucho — Annie se encogió de hombros sin verla.
— Me gustan las chicas con falda.
¿que?
— ¿Que?
Pero no contestó, sino que el sonido de las cuerdas aumento con un tono pegajoso que nunca llegó a escuchar —al menos no de ella— siguiendo el ritmo con la suela de sus botas. Sin abandonar las cuerdas de su guitarra, sin dejar de tocar, en algún punto de su cabeza, Mikasa se sintió adormecer por aquella canción y sin moverse de su lugar comenzó a tararear la letra desconocida sin perder de vista los gestos de Annie.
Era un sube y baja con cada nuevo timbre y sintiéndose encantada por primera vez en semanas pues esta vez no tenía que escuchar escondida detrás de una pared, Annie estaba tocando frente a Mikasa y egoístamente pensó que solo quizás era para ella. Mas todo termino con una última tonada, como si la misma Annie despertara de un sueño, soltó un suspiro y resistió el impulso de pedir que siguiera.
La rubia se puso de pie bajando tan solo dos escalones y miro al frente, solo un escalón más separaba a ambas, Mikasa estaba apunto de hablar nuevamente cuando los largos y callosos dedos de Annie la tomaron por los hombros fundiendo sus labios con ella en un beso inesperado. Pasmada, sin saber cómo o porqué sucedió Mikasa jadeo cuando sintió el aliento de la rubia sobre su boca y apunto estuvo de exclamar cuando la lengua de Annie la invadió por completo, rozando a la suya e invitando salir de su escondite, los dedos ajenos presionaron sus mejillas sonrojadas.
Se dejó manejar a su antojo descubriendo en el proceso que Annie no sólo era un prodigio en la música si no también con lengua. Pronto comenzó a sentir que el beso se tornaba más profundo, sus pulmones ardían por un poco de aire y ella se los concedió cuando un hilo de raciocinio cruzó su mente. Separó su boca de Annie bruscamente sintiendo el aire helado chocar contra ella, le tomó varias respiraciones más para que Annie dejará en libertad su rostro y retroceder tan sólo unos cuantos centímetros.
— ¿Es parte de tus pasatiempos besar a chicas que no conoces? — pregunto tan sólo para rellenar el silencio.
Annie tan sólo dejo una sonrisa aflorar en sus labios, coqueta y confiada volvió acercarse a los labios de Mikasa sin perder de vista sus ojos, temblando vergonzosos bajo el hielo azul de estos.
Volvió a besarla fugazmente, moviendo sus labios en una caricia efímera antes de separarse y susurrar su respuesta.
— Hace frío Mikasa, aquí y ahora, en los agujeros de mi suéter.
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Admito que esto me quedó demasiado flojo, pero no quería perderme el primer día de la semana MikaAnnie.Espero les guste.
—Zeth
