"Dama De Honor"
Disclaimer: La Saga Twilight y sus personajes no me pertenecen, son propiedad intelectual de la autora Stephenie Meyer.
Clasificación: NC-17 por contenido sexual
Pareja: Bella Swan/Edward Cullen
Summary: Es la boda de Alice y Jasper, y no podría haber otra dama de honor más que Bella Swan. Sin embargo, cuando el padrino pertenece a un pasado que no quieres recordar y es capaz de volverte loca, salir ilesa en el juego del amor puede ser misión imposible.
Notas de la autora: Debo admitir que este fic no estaba para nada planeado. Surgió de manera espontánea en mi cabeza hace unos días, y cuando pensé en la pareja para ésta situación no se me ocurrieron mejores personajes que Bella Swan y Edward Cullen. Espero que disfruten leerlo tanto como yo estoy disfrutando escribirlo!
Enjoy!
Capítulo 1º: Reencuentro
~Bella's POV~
Suspiré profundamente, queriendo retener la mayor parte de aire posible en mis pulmones. No sabía si podría volver respirar en cuanto bajara del avión.
Pero era mi mejor amiga, y contaba conmigo para esto…
La idea de ser dama de honor no me agradaba para nada. Eso significaba utilizar vestidos entallados y de mal gusto la mayor parte de las veces, aunque confiaba en que por tratarse de Alice Cullen mi caso fuera la excepción.
Pero sabía que el hecho de ser la dama de honor era el más insignificante de mis problemas en ese momento. Sabía que el nudo que sentía en mi estómago, el sudor frío que me bajaba por las palmas de las manos y los temblores en mis piernas se debían al hecho de tener que verlos a todos…después de tantos años.
Por lo menos podía agradecer que Los Ángeles me provocaba justo la sensación opuesta a la de Forks. Con su cielo totalmente despejado y el brillante sol quemándome la pálida piel mis nervios quedaban reducidos a la mitad.
Eso, y el hecho de que sabía que en ese pasillo no me encontraría con Edward Cullen.
-Bella!-
La voz cantarina de mi mejor amiga resonó fuertemente en el silencio de la sala, y cuando la vi correr con su distinguida gracia hacía mi no pude evitar sonreír y abrir los brazos para recibirla.
Nos abrazamos fuertemente y por largo tiempo, era lo menos que se esperaba de dos mejores amigas que se vuelven a ver después de siete años.
Con lágrimas en sus ojos, Alice se apartó de mí y pude ver a Jasper y Rosalie Hale detrás de ella, quienes se acercaron a mí y me abrazaron fuertemente.
-Bienvenida, Bella- dijo Jasper una vez que me hubiese soltado- Ha sido tanto tiempo-
-Tanto tiempo! ¿Después de siete años y solo puedes decirle eso?- la voz imponente de Rose se escuchó por el lugar- Lo que nos has hecho es imperdonable Isabella Swan!-
Rose era también una de mis mejores amigas, las tres éramos inseparables cuando vivíamos en Forks y podía darme cuenta que no había cambiado en nada.
-Yo también te he extrañado Rose- sonreí divertida cuando se acercó a mí para abrazarme con fuerza- Y lo siento de verdad, prometo recompensarlo-
-Y con creces!-
Alice se enganchó a mi brazo una vez que los abrazos hubieran terminado y comenzó a caminar rápidamente hacia la salida.
-Tienes tanto que contarnos, y tenemos tanto que contarte! Te tienes que probar el vestido también y comenzar a ensayar para el vals y para la misa, y la recepción y…-
-Alice, mis maletas!-
-Cierto! Jasper, sus maletas!-
Reí a carcajadas cuando observé a un complaciente Jasper cargar mis maletas. Parecía que ahora la atención se había volcado mágicamente del novio a la dama de honor.
Una vez que salimos del aeropuerto nos dirigimos al convertible de Jasper y salimos directo al Beverly Hills Hotel, en donde me esperaba el resto de la caballería lista para recriminarme mi larga desaparición.
Y dado que esta había sido de siete años, no podía culparlos.
El viaje en auto al hotel me tranquilizó un poco. Sentir el viento pegándome en la cara fue refrescante, y me ayudó a despejarme un poco y calmar los nervios que había estado sintiendo durante las horas pasadas.
Y no eran nervios por volver a mis amigos. Era el miedo que sentía de ser el centro de atención, y sobre todo el miedo de enfrentarme a un pasado que yo creía enterrado, superado y olvidado.
Y confiaba en que así fuera.
Salí de mis cavilaciones al sentir los ojos verdes de mi mejor amiga posarse en mí. Volteando desde el asiento de copiloto y con una sonrisa de oreja a oreja.
Sabía que solo por eso todo esto valía la pena.
Porque Alice se merecía la mejor boda de todas. Y si esa me incluía a mí como la dama de honor, yo no dudaría en complacerla.
-Espera a que todos te vean Bella! No puedo esperar a ver sus reacciones!-
Y ahí estaban de nuevo, los malditos nervios.
Llegamos en un abrir y cerrar de ojos. Cuando menos lo esperé me encontraba entrando en el hermoso y elegante salón que Alice había elegido como recepción para su boda, y enfrente de todos y cada uno de mis amigos de adolescencia.
Sentí que el estómago se me cerró de los nervios al notar como todas las miradas se posaron en mí de inmediato. Todos estaban ahí, y el pánico que había querido evitar sentir durante todas esas horas en el avión me atacó de manera brutal.
-Bella!-
Antes de siquiera percatarme sobre lo que estaba ocurriendo, tenía a un montón de personas rodeándome y abrazándome. Y mil preguntas que esperaban que yo respondiera cuanto antes.
Sonreí, feliz de poder verlos de nuevo y abrazando a cada uno de ellos. Sin embargo, no pude evitar sentirme agobiada…
Aquella sería una larga tarde.
Me senté en una de las mesas del bar y distraída pedí un trago al barman, quién poco después regresó con una copa llena de un líquido espeso y translúcido y la colocó enfrente de mí.
-Gracias-
Le di un trago más grande de lo aceptable para una dama. Pero al demonio con eso, lo necesitaba. Después de aquél largo día lo necesitaba.
Definitivamente no había esperado encontrarme con todos mis amigos juntos en una sala después de años de no ver a ninguno y tener noticias de ellos de vez en cuando por un e-mail, una llamada o incluso una carta.
Emmett, Jessica, Angela, Ben, Mike, Paul, Jared, Embry, Leah, tío Carlisle y tía Esme, y algunos otros no habían dejado de acosarme toda la tarde con preguntas de todo tipo, desde en que lugares exóticos había estado hasta con quién había salido en todos aquellos viajes.
Después de la sesión de ponernos al corriente de nuestras vidas, que más bien pareció un interrogatorio hacia mi persona, siguió una larga sesión en la que pasé de ser la amiga desaparecida a la mejor amiga/dama de honor. Me hice prueba de vestido, que contrario a lo que esperaba, me quedaba a la perfección, ajustándose a mi cuerpo de manera sutil y de un excelente gusto.
Alice aun recordaba que mi color favorito era el violeta, y no pude evitar sonreír cuando ella misma me mostró el vestido y me obligó a probármelo enfrente de todas las chicas, quienes en su opinión muy personal me quedaba "Simplemente divino".
Todo aquello había traído recuerdos de una vida que me parecía lejana, y no podía evitar, a este punto de la noche, sentirme melancólica y desubicada.
Todo pareció como antes aquél día. Casi todo.
Me vi interrumpida por el sonido del celular en mi bolsa, que vibraba fuertemente mientras una conocida canción resonaba, delatando al autor de la llamada.
-¿Diga?-
-Hola linda- escuché el ronco saludo de una voz familiar…
Una voz que me brindó un poco de tranquilidad en medio de la tempestad de emociones que me asaltaban.
-Hola, hablas temprano-
-Necesitaba escucharte, y saber si habías salido viva de esa-
-Unos cuantos rasguños y moretones, pero fuera de eso estoy perfecta, no te preocupes-
Sonreí al escuchar la risa fresca y sensual de mi mejor amigo al otro lado de la línea.
-¿Tan horrible ha sido?-
-No te imaginas…- suspiré teatralmente al escuchar su pregunta, y él volvió a soltar otra carcajada.
-Vamos Bells, no pudo ser tan malo, son tus amigos de toda la vida y tenías demasiado sin verlos, no podías esperar que te prestaran menos de la atención que te gusta que te presten..-
-Soy la dama de honor, no la novia, así que esperaba por lo menos no causar tanto revuelo, ya que me doy cuenta que era imposible pasar desapercibida- bufé un poco fastidiada.
Necesitaba una cama y un baño caliente.
-Tú nunca puedes pasar desapercibida cielo, eres demasiado guapa para no fijarse en ti…- dijo aquello sensual y quedamente, sabiendo el efecto que eso causaba en mí.
-Jake..- susurré a modo de protesta.
Él soltó una carcajada aún más fuerte. ¿Qué no sabía hacer otra cosa?
-De acuerdo, de acuerdo, me comportaré- dijo con voz juguetona- Es divertido recordarte de vez en cuando lo mucho que nos divertíamos…-
Los recuerdos de aquellas noches mías y de Jake haciendo el amor me asaltaron de inmediato y sentí como mi cuerpo reaccionaba. Era cierto que Jake era un maestro en la cama que me había hecho explotar de placer en todas esas noches, pero tanto él como yo sabíamos que lo nuestro no podía pasar de eso.
Y por eso ahora éramos los mejores amigos del mundo.
Y como le gustaba recordarme nuestros días como pareja solo por el placer de verme avergonzada. Lo gozaba.
-Jake! Ya deja de hacer eso!-
Soltó una sonora carcajada que me hizo sonreír, era simplemente inevitable al escucharla.
-Te extrañaré estos días, así que una vez que termines con eso te regresas de inmediato ¿De acuerdo?-
-De acuerdo-
Colgué después de unos cuantos comentarios juguetones más, una despedida rápida y una promesa de regresar pronto.
Faltaba una semana y media, que esperaba que pasara lo más rápido posible. O por lo menos lo mejor posible.
~Edward's POV~
Con un montón de papeles encima de mi escritorio esperando ser leídos y aprobados, intenté prestar atención a lo que mi hermana menor me decía al otro lado de la línea.
No había duda alguna de que estaba molesta.
-Estoy haciendo todo lo posible hermanita, así que sí en serio me quieres ahí espero que me trates con más delicadeza…-
-Y yo estoy dejando vacante el puesto de padrino solo porque eres el mejor amigo de Jasper y me lo ha pedido- contraatacó Alice- Pero mi paciencia se agota Cullen, y si no traes tu lindo trasero de vuelta a Los Ángeles para cumplir tu papel jamás te lo perdonaré-
Sonreí divertido ante aquella declaración. Conocía a mi hermana a la perfección para saber que una amenaza así debía ser tomada en serio.
-Estaré ahí Alice ¿Cómo crees que me perdería la boda de mi hermanita y mi mejor amigo?-
-Pues por lo mismo lo digo! No te lo perdonaría jamás Edward!-
Solté sonora carcajada al escuchar su intento por parecer ofendida.
Le salía tan mal.
-Tranquila Alice, llegaré en menos de dos días- dije aquello con la mayor convicción que encontré- Ahora pásame al novio, necesito hablar con alguien con un poco de cordura para variar-
Y balbuceando unos cuantos reclamos más, supe que pasó el teléfono a Jasper pues de inmediato sentí como si todo a mi alrededor se tranquilizara. Mi mejor amigo tenía ese extraño don de calmar las cosas.
-Por tu bien, espero que vengas, Edward- dijo con voz calmada- No sé que tanto tiempo pueda contener a Alice-
Reí ante su comentario, para poco después escucharlo hacer lo mismo.
-Sabes que llegaré, así que apártame a la dama de honor más sexy que tengan por ahí ¿De acuerdo?-
-Edward, sobre eso…-
Antes de escuchar algo más, Janice entró apurada a mi despacho, diciendo algo sobre una junta que se había adelantado unas cuantas horas.
Bufé fastidiado, odiaba que me interrumpieran.
-Jaz, lo siento, pero tengo que irme-
-No te preocupes Edward, lo entiendo-
Escuché su voz, y pude percibir como se destensaba ligeramente, como si se hubiera quitado un peso de encima. ¿O tal vez alucinaba?
-¿Todo bien amigo?- pregunté preocupado.
-Todo perfecto Edward, no te preocupes-
Pero por alguna extraña razón, no le creía absolutamente nada.
-¿Estás seguro?-
Recibiendo una respuesta positiva de su parte, colgué, prometiendo salir de Nueva York cuanto antes para cumplir con mi "deber". Odiaba eso de ser el padrino, pues significaba estar presente en todo momento y bailar esos estúpidos, monótonos e incómodos valses.
Pero se trataba de mi hermana y mi mejor amigo. Y aún cuando la idea de bailar con una extraña no me agradaba en lo más mínimo, tendría que salir bien librado de esa.
Se lo debía tanto a Alice como a Jasper.
Pensando esto, tomé el teléfono de nuevo y marqué tres números rápidamente.
-Janice…cómprame un boleto a Los Ángeles que salga lo más pronto posible, y cancela todas mis reuniones de la siguiente semana. Me voy hoy mismo.-
Y por alguna razón, sentía que debía irme lo más pronto posible.
Suspiré de nuevo e inhalé el cargado y veraniego aroma de Los Ángeles mientras conducía el auto convertible recién alquilado hacía el "discreto" hotel en donde se llevaría a cabo la recepción de la boda.
Una vez que aterricé en Los Ángeles, fui a mi antiguo departamento de soltero, me di un baño express y aproveché para realizar unas cuantas llamadas y dejar parte de mis cosas en el lugar.
A pesar de mi insistencia por quedarme ahí, Alice no me dejó más opción que aceptar la lujosa y sobre todo cara habitación que había separado especialmente para mí en el hotel.
Sin dejarme siquiera expresar mi opinión al respecto, Alice me llamó para que fuera cuanto antes al hotel, para poder comenzar con los ensayos y las pruebas del traje.
Y ahora me encontraba camino a la peor de mis pesadillas.
Llegué lo más rápido que pude al hotel, en donde Alice y Jasper me esperaban en la puerta del mismo para recibirme. Una vez que hube abrazado a mi mejor amigo y a mi hermana, comenzó la cantaleta que tanto había querido evitar escuchar.
-Llegas tarde!-
-Lo sé, lo sé, pero estoy aquí, y eso es lo que cuenta ¿O no hermanita?-
Alice se abalanzó sobre mí, y plantándome sonoro beso en la mejilla río divertida.
-Eres un tonto!-
-Un tonto que te quiere lo suficiente como para estar aquí a tiempo para esos horribles ensayos-
Alice sabía lo que odiaba todo ese tipo de ceremonias. Desde mi divorcio había dejado de ser un fanático de las bodas.
-Lo sé, pero por eso te adoro ahora más!-
-¿Y bien? ¿Cuándo empezará la masacre?- comenté sarcástico mientras caminábamos hacía el salón.
-Están todos adentro, Jean los está acomodando y está ensayando los dos bailes- comentó Jasper tranquilo.
-Supongo que mi dama de honor estará algo desesperada- reí divertido ante aquella situación- Por cierto ¿Es guapa?-
-Sobre eso…- comenzó Jasper nervioso- Tienes que saber que..-
El tremendo codazo que Alice le dio a Jasper no me pasó desapercibido, pero decidí ignorarlo y esperar que ellos hablaran de nuevo.
-No te preocupes hermanito- intervino Alice de inmediato- Es guapísima..-
Sin embargo, aquella mueca pícara en el rostro de Alice no hizo otra cosa más que asustarme. Conocía bien a mi hermana para saber que algo se traía entre manos.
-De acuerdo- froté mis manos una con la otra una vez que nos detuvimos en las puertas del salón- Manos a la obra-
La sala estaba repleta de gente. Entre ellas se encontraban mis padres, Carlisle y Esme, mi hermano Emmett, su esposa Rosalie y todos mis amigos. Los saludé cálida y rápidamente, después de todo hacía menos de un mes que los había visto en la fiesta de cumpleaños de mi padre.
Fuera de ellos, había un montón de gente merodeando por el lugar. Desde hombres con adornos en las manos, colocándolos encima de las mesas aún sin telas encima, hombres checando la iluminación del lugar, el equipo de sonido, y demás cosas.
Definitivamente Alice y Jasper no habían escatimado en nada. Planeaban que su boda fuera perfecta.
Mis observaciones se vieron interrumpidas por Jean, el afeminado organizador de bodas que Alice había contratado para la suya, y el mismo que yo había contratado para la mía así como para todos los eventos de gala de la familia Cullen.
-Menos mal que has llegado! Estaba a punto de darme un ataque!-
-También me alegro de verte, Jean- sonreí divertido con la situación.
Jean era un perfeccionista tan paranoico que con sus ataques de nervios ofrecía unos espectáculos dignos de verse y disfrutarse.
-Déjate de bromas Edward, y ven a acomodarte en tu lugar de una buena vez-
Tomé mi puesto entre Jasper y Emmett, que se encontraban igual de divertidos con la situación. Sin embargo, no pude evitar darme cuenta de que yo era el único sin pareja, pues parecía que ésta no estaba por ningún lado.
-Bien, ¿Y puedo saber donde está la misteriosa dama de honor?-
-Retrasada como siempre- escuché refunfuñar a Alice, mirando la puerta fijamente, como esperando que entrara en cualquier momento.
-De acuerdo hermanita, tanto misterio me está asustando- reí divertido- ¿Piensas decirme quién es de una buena vez?-
Y como si mi pregunta hubiera sido escuchada, la inmensa puerta de caoba se abrió, dejando entrar a la misteriosa y apurada mujer que sería mí acompañante durante esos tortuosos minutos de baile.
Y mi mundo pareció congelarse en ese instante.
Alice no había mentido cuando había dicho que la mujer era guapísima. Con unas piernas largas y torneadas, los pechos de una diosa, el cabello chocolate cayendo en una cascada de rizos por debajo de sus hombros y un andar firme y completamente sensual, aquella mujer podía ser considerada un paraíso terrenal para cualquier hombre.
Y a pesar del cambio, pude reconocer a la niña desgarbada y algo desaliñada que años atrás había sido mi mejor amiga. Y que ahora era la mujer más deliciosa que había visto en mucho tiempo.
-Vaya! Menos mal que llegas querida!-
-Lo siento Jean- río divertida- El viaje me agotó demasiado, y creo que no pude evitar quedarme dormida-
-Más vale tarde que nunca- Jean la tomó de la mano- Y ahora ven, que tu pareja de baile llegó-
-¿El misterioso padrino?- la escuché decir divertida, y miré a Alice de reojo, quien parecía completamente satisfecha.
Como sí su plan hubiera salido a la perfección.
Y en cuestión de segundos, Jean se encontraba frente a mí con la "misteriosa" dama de honor a un lado suyo, y con sus ojos castaños abiertos de par en par.
-Bien, ahora estamos todos listos. Bella, Edward, ustedes irán aquí-
Sin darle tiempo a nada y acomodando los brazos de ella en los míos, Jean se alejó para ordenar que colocaran la pieza a ensayar.
Y mientras tanto, después de casi ocho años de no saber absolutamente nada de ella, Isabella Swan se encontraba acomodada entre mis brazos.
Y estaba más deliciosa que nunca.
Y aquí queda el primer capítulo! ¿Qué les pareció? ¿Reviews? Se los agradecería montones!
Chao!
