Todos los personajes y lugares pertenecen a JK Rowling, sin ánimo de lucro.
Sinopsis
El gran héroe Harry Potter vive una vida desgraciada e infeliz en su adultez obsesionándose con sus días del pasado en Hogwarts y en aquello importante que dejó ir. Un día un mago antiguo y tenebroso le ofrece el hechizo supremo que borra las líneas del tiempo y le permite viajar hacia atrás para reescribir su historia, vivirla de nuevo y los más importante, manipularla a sus deseos. Los amigos se volverán enemigos y los enemigos en aliados. ¿Qué perdió Harry Potter para obtener tal hechizo y poner en riesgo la historia del mundo mágico?
Capítulo I
El Gran Harry Potter
El camino estaba cubierto de nieve, no de esa nieve blanca y esperanzadora que caía en vísperas de navidad. No, esta era una nieve completamente distinta; triste, callada, muy parecida a la tierra vieja y áspera de los cementerios antiguos.
Las pequeñas casas estaban solas, desamparadas, abandonadas como si miles de años atrás la gente hubiera dejado de vivir allí por temor a los fantasmas que contaba el profesor Binns y la única iglesia que había estaba destartalada e irreconocible de su belleza en años atrás, con su puerta vieja y roída por el pasar de los años, sólo dejando un ruido escalofriante provocado por el frío viento del norte.
Pero al Auror no le importaba en lo absoluto aquel triste panorama, seguía caminando como si aquello fuera lo más normal en el mundo, como si los tonos grises y oscuros fueran lo más natural dentro de sus ojos verdes que ya no brillaban desde hace mucho tiempo y ahora sólo albergaban tonos opacos y tristes, justo como ahora se veía el Valle de Godric.
Caminaba por el sendero que llevaba a la vieja casa en ruinas de sus padres, caminaba como si una maldición hubiera acabado con su vida y ahora sólo quedaba un muerto viviente, una cáscara vacía de una persona que alguna vez pudo ser. Sus zapatos chocaron con el crujir de los vidrios rotos y polvorientos del piso, los escalones al segundo piso gritaron como si fueran a derrumbarse en cualquier instante y la luna blanca e impoluta dejaba brillar su luz sobre el cuarto donde habían ocurrido los hechos, pero nada de esto era relevante, ni si quiera la vieja cuna donde alguna vez durmió, o el papel tapiz podrido que caía por la pared, ni una chispa de asombro se asomaba por los lentes que cubrían como ventanales sus ojos muertos.
Nada, no había nada y el auror no entendía que había ido a buscar allí después de tantos años, ni si quiera en sus días de adolescente había tenido el valor o el gusto por ir allí, por entrar, por ver los escombros de la que alguna vez fue su casa.
Era un cobarde, esa era la absoluta verdad y después de mucho tiempo al fin había caído en cuenta de lo mucho que había perdido en la guerra, en su nacimiento, en su adolescencia e incluso ahora en su vida adulta. Había ganado una guerra, por su puesto y se convirtió en un héroe aclamado, deseado, envidiado. El apellido de su padre se enalteció más allá de su muerte y ganó millones de galeones en sus días después de convertido en salvador, en elegido, el niño que sobrevivió y derrotó a Voldemort, aquel bebé que dio fin a la primera guerra mágica y quien adolescente concluyó la segunda.
-¡El gran Harry Potter!, ¡El gran cobarde!- Gritó por lo alto, con un eco triste y solitario -Maldito cobarde- Farfulló para sí mismo dejándose caer en el polvo, llorando amargamente como aquel adolescente en sus días en Hogwarts.
Y allí se quedó congelado, en su pena y desgracia, por mucho tiempo, con muchas lágrimas, con su alma rota. El viento acarició sus negros cabellos, como si lo abrazaran con ternura y la luna lo cubrió con besos de su luz, allí estaba el gran Harry Potter, el héroe del mundo mágico, tirado como un ovillo lamentándose de su destino, de su trágica vida y su estúpido desenlace.
Harry siempre había sido así, había nacido con una predisposición a la mala suerte desde su nacimiento, a un nato camino hacia la tristeza y la depresión, inclusive aún ahora, ya siendo un auror, un adulto casado, hombre respetable de familia, aún a pesar de los años se sentía pequeño y frágil.
Su mente sólo tenía un pensamiento erradico y monstruoso que se volvía tan temible como lo fue en su tiempo nagini, "Arrepentimiento" un absoluto y cruel arrepentimiento de sus días, de su vida, sus decisiones, una obsesiva nostalgia por sus días de estudiante en el castillo de Hogwarts. Una perversa búsqueda de aquello que perdió, su familia, sus amigos, su esperanza, su vida... su amor.
Todo aquello revuelto en pesadillas más allá de ocasionales, fuera de todo entendimiento muggle y mágico, fuera de control de toda pócima de olvido, pensadero o hechizo. Sí, su vida era una mierda, era cierto había tenido momentos llenos de desgracia y dolor, angustia mezclada con terror, pero inclusive en sus días más oscuros tuvo felicidad, alegría, esperanza, amor.
Oh ese maldito amor, ese amor que había sido enterrado en lo profundo de su corazón, sellado su alma, era la tragedia más grande de su vida, pero en su momento no lo notó, por su puesto con fe caminó hacia lo desconocido y tan sólo recibió el duro golpe de la sosa y aburrida vida de adulto.
Pero ahora con los años notorios en sus acrecientes arrugas y en sus descubiertas nuevas canas cada día podía verlo, con tal claridad como el agua, y con la fuerza de una cascada aquello se volvía peligroso, casi rayando en la línea de lo tenebroso, pudiendo casi jurar que su magia aquella que en sus días vencieron la oscuridad ahora se estaba volviendo negra y podrida.
-Lo deseo, lo deseo tanto- Murmuró con tal cautela como si el sonido de su voz fuera a romper lo poco que quedaba de aquella casa.
-Lo deseo, maldita sea, ¿Porqué no lo puedo tener?- Gritó y maldijo por lo bajo y alto de toda la casa, golpeando aquí y allá, pateando esto y aquello, sacando polvo telarañas e insectos.
Así pasó uno o dos minutos, hasta que la furia bajó en tonalidades, apaciguándose y tan sólo quedando su rostro rojo por los gritos y el llanto.
-Que patético te ves Harry Potter- Hablaba consigo mismo y rio como si el último despojo de cordura se hubiera ido con el polvo.
Este era el gran Harry Potter, en esto se había convertido, ya no era ni la sombra de aquel dulce muchacho de brillantes ojos verdes que algún día fue. Probablemente habían ganado la guerra mágica pero sin duda en algún punto se sentía que Voldemorth había ganado.
Notas del Autor:
Antes que nada gracias por pasar por este pequeño pedazo de mi cabeza que tiene la necesidad de escribir como veo y siento que han concluido las cosas con esta saga.
Mi afán de escribir no es por decir que me parezca bien o mal esta novela, más bien es una interrogante en mi cabeza que trataré de contestar escribiendo, creando e imaginando, ¿Qué hubiera pasado si?
Después de la llegada a su fin de estos libros y con los nuevos de la obra de teatro he tenido la sensación de que este personaje terminó en esta desgracia pena y dolor.
Sin más que decir espero que les guste, muchas gracias.
