Era de noche, los Mugiwara se estaban preparando para entrar al mundo de los sueños, Luffy junto con Zoro apenas habían tocado la cama se habían dormido, Chopper revisaba sus mezclas para las Rumble Balls, Usopp revisaba cuanta pólvora tenía, Robin estaba acostada leyendo. Sanji estaba a punto de acostarse pero quería darle las buenas noches a su querida navegante. La buscó en su habitación, pero no la encontró, buscó por todo el Going Merry, sin embargo seguía sin encontrarla. El se preguntaba dónde estaba su querida navegante. Se le oyó decir:

¡Nami-san! ¿Dónde estás?

Luego de eso la halló sentada en el huerto de mandarinos. Parecía preocupada. Sanji se le acercó y le dijo:

No te quedes aquí sentada, hace frío – en ese acto le prestó su chaqueta

Gracias Sanji-kun, pero… no me importa pasar frío – le respondió Nami

¿Pasa algo Nami-san? ¿Por qué te quedas aquí afuera? – le preguntó el cocinero

Sólo quiero estar sola… - le respondió ella

Sabes que me tienes a mí – le dijo Sanji con un tono coqueto

Sólo quiero estar sola, por favor – le repitió Nami

Por lo menos entra a tu habitación – le dijo Sanji amablemente

Esta bien… - le dijo ella. Se levantó y se fue a la puerta de su habitación, la abrió un poco y le dijo:

Buenas noches Sanji-kun… - con algo de timidez

Buenas noches Nami-san – le dijo el cocinero y la besó en la mejilla

Nami entró a su habitación, se puso el pijama, se metió en la cama y se puso a llorar. Mientras que Sanji acostaba a Chopper, que se había quedado dormido en su mesón

Sanji se preguntaba por qué su querida navegante actuaba tan extraño, sobre todo cuando él la besó, ella no lo golpeó ni le dijo nada.

Lo que Sanji no sabía era que Nami estaba sufriendo enormemente por decidir a quien de "ellos" dos amaba más. Si a su capitán o a su cocinero. Desde que los había conocido se había enamorado de ellos. No sabía si prefería la linda sonrisa, el gran entusiasmo y la estupidez de su capitán. O la caballerosidad, la seducción y las deliciosas comidas de su cocinero. Estaba confundida.

Cuando amaneció Nami se sentía cansada y tenía los ojos llorosos porque había llorado casi toda la noche.

Cuando era la hora del desayuno Nami fue la última en entrar, se sentó y se puso a comer el desayuno especial que siempre le preparaba su amado cocinero. Robin notó algo raro en Nami y le preguntó al oído:

¿Te sientes mal?

Ella le respondió:

Terrible, pero luego te cuento el porque

Esta bien - le dijo la arqueóloga con un guiño

Al terminar el desayuno Nami invito a Robin a su habitación y esta última le preguntó:

¿Por qué te sientes tan mal?

Nami le respondió:

Me duele el corazón…

Se nota que estás enamorada, pero… ¿De quién?

Ese es el problema; no puedo decidirme

Esto es grave… hay personas que viven deprimidas de por vida por ese motivo

Lo sé, por eso trato de decidirme…

Al decir eso, Nami se sentó en la cama, se tapó los ojos con sus manos y rompió a llorar

Descuida, yo puedo ayudarte a decidir – le dijo Robin sobándole la cabeza a Nami- sólo dime "quienes son"

Nami temerosa y llorosa le dijo:

Luffy y Sanji…

Wow, esto es una gran sorpresa, siempre creí que preferías al cocinero antes que el capitán

Los dos son muy especiales para mí, siempre me ayudan

Pueees… te diré una cosa – le dijo Robin entre risitas. Luego le dijo al oído:

El capitán es mío. Así que puedes quedarte con el cocinero

Al oír eso por alguna extraña razón Nami dejó de llorar y se sintió aliviada de que no era la única que amaba al torpe capitán

Hubo un silencio y Nami le dijo a Robin:

Parece que ya me he decidido – fijo con firmeza

¿A sí? Entonces… ¿A quién amas? ¿Al capitán o al cocinero?

La navegante respondió con energía:

¡A Sanji!

Muy bien, ya está decidido, sin embargo, las cosas no las puedes dejar así – le dijo Robin a Nami

¿A qué te refieres? – le preguntó Nami

Tienes que decirle al cocinero lo que sientes por él – le respondió la arqueóloga

Tienes razón Robin, si se no le digo seguiré con mi sufrimiento – dijo Nami mientras se levantaba de la cama

Dícelo esta noche, es tu oportunidad

Claro que lo haré, y también… - dijo señalando la chaqueta de Sanji

Robin reía con una gran sonrisa

Al llegar la noche, Nami esperó a su amado cocinero en el huerto de los mandarinos. Sanji como en la noche anterior estaba buscando a su navegante. Este pensó donde podría estar y para su sorpresa ella se encontraba en ese lugar con su chaqueta, ella le dijo:

Te estaba esperando Sanji-kun – con una sonrisa seductora

¿¡A mí?! - se preguntó Sanji alegremente, y se fue a sentar al a su lado

Ten Sanji-kun, tu chaqueta, gracias por prestármela la otra noche – le dijo Nami con la misma sonrisa seductora

Descuida Nami-san, no hay problema. Pero ¿Me podrías decir por qué te comportabas tan extraño anoche? – le preguntó el cocinero

Como quieras, te lo diré – le respondió la navegante – Lo que pasa es que no sabía cómo decirte esto; cada ves que estoy contigo siento algo muy cálido en mi corazón, al principio no sabía que era, pero a medida que pasaba el tiempo me dí cuenta que siento algo muy profundo por ti.

Nami se sonrojó y Sanji también

La verdad Sanji-kun… es que…te… – dijo Nami tímidamente

A Sanji se le cortó la respiración

Nami no pudo terminar la oración, y envés de eso le dio a Sanji un dulce beso

Ambos cerraron los ojos, Sanji abrazó a Nami. Disfrutaron el momento por unos segundos

Cuando se separaron Nami le dijo a Sanji:

La verdad Sanji-kun es que siempre te he amado

Sanji se impresionó mucho al oír eso, y este le dijo mientras la abrazaba:

Recuerda Nami-san que siempre seré tuyo

FIN