Disclaimer: Naruto y sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto

PRÓLOGO

Orochimaru es un personaje maquiavélico, sin ninguna duda. Para alcanzar sus fines, utiliza a los otros "como brazos y piernas", según sus propias palabras. A diferencia de Naruto, el héroe de la historia, él es el villano, o "el malo", como se suele decir, y esto es por una razón muy simple: el chico le pone el cuerpo a sus sueños, en cambio el otro siempre pone el cuerpo de alguien más.

Si alguna duda nos queda al respecto, podemos detenernos en el examen de su inquietante aspecto físico. Esa piel que de tan blanca parece artificial (lo que tiene mucho sentido teniendo en cuenta la naturaleza del jutsu por el cual sobrevive), esa indeleble sonrisa torcida, esos ojos evidentemente in-humanos… Más que sobrenatural es un personaje anti-natural, marcha a contrapelo de las leyes de la naturaleza, las desafía permanentemente. Y como si fuera poco, domina ese repulsivo ninjutsu que lo caracteriza. ¿Quién podría dudar que sea "el malo"?

Yo estaba tan convencida como el que más, hasta que lo oí. Cuando Sarutobi descubrió su laboratorio, Orochimaru reveló sus motivos. Para conocer todos los jutsus, el tiempo de una vida le parece insuficiente. Su deseo es la inmortalidad, porque de ese modo accederá a la totalidad del conocimiento que el mundo puede ofrecerle. "Caramba", pensé.

¿Existe otra razón que sea más humana? ¿Acaso no se han escrito miles de kilómetros de literatura universal donde se expresa esta misma inquietud, esta misma limitación? ¿No es el tiempo la principal restricción que tenemos para poder aprender, ser, actuar, ejercer, amar, viajar, experimentar todo aquello que quisiéramos? Vivir todas las vidas posibles… ¿no es ése uno de nuestros más primitivos e ilusorios anhelos?

Que Orochimaru sea un ser despreciable y mezquino nadie puede cuestionarlo, pero, ¿solo es eso, o es también quizás el más desgarradoramente humano de todos los personajes? Él mismo se coloca por encima de los demás hombres, ¿pero no es justamente el más humano al revelar esa desesperación por su condición de mortal?

Él le teme a la muerte, le teme a la nada, al olvido. Y busca, errónea, absurda e inútilmente, busca. Para su propia maldición, ni en la muerte dejará de desear la vida. Es un ser nefasto, carente de toda ética y miserable. Y sin embargo…


Del presente documento

Un equipo de ANBU procedente de Konoha descubrió el último reducto donde se ocultaba Orochimaru y donde se cree que fue asesinado. Allí fueron encontrados un gran número de pergaminos fechados y firmados por el sannin, escritos de su puño y letra. Por medio de su examen se estableció que esos documentos eran sus memorias, escritas estimativamente entre la época de la partida de Uchiha Sasuke y algunas semanas antes de ser asesinado por el susodicho. Si bien el material se conserva en buen estado, algunas fechas están borrosas y en varios pasajes la caligrafía resulta ininteligible. De todas formas, se les asignó a cinco ninjas transcriptores la labor de pasar en limpio y lo más ordenadamente posible estos escritos, y las siguientes páginas son el resultado de dicho trabajo.


I


Hoy es el día. Al fin mis sueños comienzan a concretarse, a la vez que inicio el registro único de mis memorias. El gran acontecimiento lo amerita.

Hoy vivo en un cuerpo que no me satisface, deplorable. Los humanos y sus estúpidos recipientes. Llegar hasta donde llegué ha sido un problema, pero desde ahora procuraré solo el futuro.

Hoy lo tengo. Lo reclamé y es mío. Vino por su propia voluntad… Qué risa. Como si tuviera una, como si después de vivir lo que vivió y de ver lo que vio pudiese albergar algo más que ese odio ciego (el mejor, el más conveniente para mí) que lo guió hasta aquí. Si en verdad la tuviese, otro habría sido su destino. La voluntad humana es, en ocasiones, molesta.

Hoy vino a mí convencido, virgen, sediento, con la mirada poderosa… mi mirada, mis ojos.

Es extraño escribir. La mayor parte de mis escritos son documentos científicos donde he ido plasmando, como en un diario de viaje, el recorrido de mis experimentos y las islas de mis descubrimientos, hasta que llegué adonde quería llegar. Entonces, abandoné la pluma sobre el escritorio. Dicen que el saber es poder, y yo no estoy dispuesto a compartir.

Maldito cuerpo… Todavía no termino de adaptarme a esta nueva densidad, a estos límites. Me cosquillea y me da escozor en ciertas zonas, pero cuando dirijo hacia allí mi mano, resulta ser una falsa sensación. Asquerosos envases.

No obstante ya he conseguido uno mejor, solo tengo que esperar un poco.

Mis memorias… Qué es la memoria sino la más antojadiza capacidad cerebral, una chiquilla caprichosa que se divierte acaparando lo mejor para ella sola e intenta desechar el resto, lo que no la hace feliz, la basura… Pero nunca lo logra del todo, al menos no la memoria humana. La mía, en cambio, es voluntariosa, se esfuerza por conservar los trazos que me definieron y que conformaron este destino. Todo lo demás es descartable.

No afirmaré, como alguien ha dicho, que yo no soy un hombre malo. Qué risa me da semejante simpleza, qué premisa más torpe, ¡qué vulgaridad justificarse! Tampoco me interesa aclarar para qué o para quién escribo, no me importa, actúo por capricho. Solo una cosa me intriga: ¿con qué ojos miraré hacia atrás?


Por allí alguna idea de Foucault, por allí una frase de Camilo José Cela. Si tienen dudas me preguntan.

La idea me rondaba desde hace siglos, espero que al menos resulte interesante para leer. Dado que será una serie de drabbles actualizaré semanalmente, salvo que sobrevenga algún inconveniente.

Gracias por haber leído, por su tiempo y por su paciencia. Espero sus comentarios. Nos vemos!