Los personajes no me pertenecen con creación original de J.K. Rowling y yo solo los tomo prestados sin fines de lucro.
Draco
Esa conversación era la más reciente de tantas que había tenido con su padre desde que le dijo lo que tenía planeado para su futuro. Después de haber terminado su curso en Hogwarts años después que su generación. Lucius Malfoy –desde que cometió el error de llevar a su familia casi a la muerte debido a su elección errada– ofreció como retribución la oportunidad a Draco de elegir su futuro sin que este le fuera impuesto y el rubio en un movimiento –que el patriarca Malfoy no esperaba– aceptó y usó ese derecho ¿Cómo? Pues entrando a estudiar la carrera de Auror. Lucius el principio pensó que era un brote de rebeldía de su unigénito, sin embargo al correr del tiempo -en el que el rubio menor hizo todos los trámites y presentó todos los exámenes con excelentes calificaciones– le demostraron al mayor, que Draco estaba actuando muy en serio en cuanto a esa decisión.
–Mis calificaciones fueron casi perfectas.
–Pero ¿Por qué?
–¿Por qué no?
–Draco no tienes que hacer penitencia por las acciones de la guerra, no fue tu culpa.
–No lo hago por eso.
–Tu vida en constante peligro, no es lo que quisiéramos tu madre y yo para tu futuro.
–Sé que puedo hacerlo, y lo hare como el mejor.
–Aún no se olvida ni se perdona, puede ser que hasta te lo hagan pasar muy mal.
–Es un riesgo que quiero tomar.
Lucius ya no pudo decir nada, la determinación en la mirada de su hijo frenó todo intento de convencerlo. Narcissa se levantó del sillón que hasta ese momento ocupaba y se acercó a su hijo rozando la mejilla de este con su mano.
–Te apoyaremos hijo.
Draco sonrió y sus padres con él, ese era su trabajo estar para él y ser su sostén en ese camino que estaría lleno de trabas y sinsabores.
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Draco esquivó un Confundus y se parapetó detrás de una columna medio destruida, su equipo lo había dejado atrás lidiando con el grupo que los perseguía, sabía que eso pasaría siendo que no era muy aceptado en la academia, lo que nunca esperó ni en sus peores pesadillas es que uno de los instructores se hubiese lesionado al grado de necesitar un remplazo y que ese remplazo fuese un auror activo… para ser más exactos Harry Potter. No iba a mentir y decir que el moreno era un papanatas, pero de que era un instructor sumamente estricto y severo no cabía duda. El entrenamiento activo concluyó y Draco se presentó rengueando hasta donde pasaban lista los participantes. Harry –el profesor de defensa– fue el que organizó y supervisó todo el entrenamiento y era el que iba leyendo nombres y diciendo a todos sus errores y aciertos.
–McGrey los Expelliarmus no son tu fuerte usa otro hechizo, te recomiendo el Expulso, pues en la realidad los criminales no esperaran hasta que te funcione el primero y he notado que el segundo lo manejas bien.
–Sí señor.
Uno a uno fue pasando con cada estudiante hasta que fue el turno de Draco y este sabía muy bien lo que seguiría.
–Malfoy te recuerdo que este ejercicio era específicamente trabajo en equipo y no por la gloria individual, lo que entendería si de verdad fueras tan bueno como para derrotar a todos tus enemigos solo, pero creo que el Locomotor mortis de tus primeros años en Hogwarts era mejor que los intentos de defensa de hace unos momentos. Considero que si no eres capaz de trabajar en equipo o darle la seriedad que se requiera a esta carrera, es mejor que dejes el lugar a otro aspirante que si sea capaz o que si quiera acatar las reglas.
Las miradas divertidas y de soslayo de los otros estudiantes fueron discretas, sin embargo Draco las sintió como si fuesen gritos de burla.
–Mis notas son las mejores.
–¿Y que harás cuando seas auror y debas atrapar a los criminales? Darles lecciones de pociones o de teoría de la magia. No Malfoy eso no es lo ideal. De tu falta de compañerismo solo me resta agregar que a mí no me gustaría tener a un compañero que me deja a mi suerte y quiera actuar solo, ese no es el modo en el que trabajamos. ¿Entiendes?
Draco apretó los puños y se limitó a decir.
–Sí señor.
Día tras día en el que Harry Potter les daba clase, le mencionaba constantemente sus errores y su ineptitud, y su nula capacidad para desempeñar esa carrera.
–La varita no se toma de esa forma, por eso el hechizo no te sale, es de este modo, ¡¿Acaso no pusiste atención Malfoy?!
Las ojeras en los ojos plata se acentuaban cada día más, pues parte de los contantes regaños de ese profesor, fue que sus compañeros envalentonados por esa actitud hacían todo lo posible porque lo pasara mal, desde romper sus deberes hasta ensuciar su uniforme o esconder su varita. Y a pesar de todo el rubio tenía la confianza de que se graduaría le pesase a quien le pesase. Draco no era el mago inocente que aceptara todo esto sin defenderse y las mismas veces que se metían con él eran las mismas que él se vengaba, por supuesto en contra de Potter no podía ponerse y mucho menos desquitarse, por lo que las clases con él eran una verdadera tortura que hasta le provocaban pesadillas y su ansiedad iba en aumento.
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Harry hizo su pedido y caminó hasta la mesa que compartiría con sus amigos. Ron y Hermione uno siendo auror como él y la otra abogada especialista en los derechos de las criaturas mágicas, un paso más de lo que fue la PEDDO. El moreno se sentó y acomodó los alimentos de acuerdo al orden en que los engulliría, una manía que había obtenido después de estar en la academia. Ron fue el que sacó el tema:
–He visto como educas a Malfoy y déjame decirte que haces un gran trabajo, gente como él no debería de estar estudiando para auror, como si alguien confiase en que actuara de forma honrada, ahora menos le confiarían ni sus bines o su vida.
–Ron eso es muy prejuicios. –regañó la castaña.
–Pero es cierto y estoy seguro de que Harry piensa igual que yo y por eso lo trata tan estrictamente.
Hermione miró a su amigo moreno de manera acusadora. Harry se limpió la boca y se pasó el bocado para responder.
–De hecho estás equivocado Ron.
–¡¿Cómo?! –preguntó incrédulo el pelirrojo.
–Así es, si soy estricto con él es porque me interesa que aprenda bien y que no sea un remedo de auror, para mí todos mis estudiantes son importantes y en especial él, pues sé que entre más lo presione y hiera su orgullo más se esforzara por ser mejor.
–¿De dónde sacaste esa idea? –preguntó genuinamente curiosa Hermione.
–De los años que estudiamos y lo observe.
Ron y Hermione miraron al moreno y ambos se dijeron que Harry podía tener mucha razón.
–¡¿Entonces de verdad quieres que sea un auror?! –cuestionó Ron.
–¿Por qué no? Malfoy puede ser tan buen auror como cualquiera y su inteligencia es una buena arma. Solo hay que empujarlo hasta su límite y ya verás que será buen resultado.
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Una visita a su casa siempre era un oasis y de ese modo su psique descansaba por unas horas para llenarse de energía para el nuevo asalto en la lucha que era estar en la academia.
–Draco debes descansar bien, no debes desvelarte y hacer que mengüé tu salud. –decía Narcissa.
–Hare el intento, pero últimamente he tenido mucho deberes y clases prácticas por lo que no he podido dormir, pero prometo que lo haré.
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Harry siguió su línea de enseñanza fiel al lema de: Las letras con sangre entran y de ese modo una tarde después de una clase especialmente dura para el rubio platinado, este colapsó y tuvo que ser hospitalizado.
Draco estaba siendo monitoreado por uno de los sanadores, mientras sus padres esperaban noticias de la condición de este. Harry unos metros más alejado de los Malfoy también estaba pendiente de las noticias, Ron llegó a acompañarlo.
–¿No han dicho nada?
–No.
–No te sientes culpable, esto sucede para los que no soportan la presión de esta carrera.
-Lo sé y creo que he hecho bien mi trabajo.
–¿De qué hablas?
–Supuse que Malfoy no soportaría.
–¿Y por eso lo presionaste?
–Es mejor que renuncie ahora a que resulte muerto después. Yo lo vi sucumbiendo a la presión una vez, por eso me decidí a mostrarle de forma ruda lo que le espera si escoge seguir este camino.
–¡¿Por qué lo hiciste?! Él nunca fue amable contigo… ni con nadie. ¿Por qué tomarte tantas molestias por él?
El moreno no respondió y solo siguió mirando hacia la habitación donde el rubio se encontraba.
El sanador salió y llamó a los Malfoy –y a pesar del gesto molesto de Lucius– también al profesor responsable, a Harry.
–Un colapso nervioso, debido a la falta de descanso y mala alimentación. Ya le estamos suministrando pociones, recomiendo reposo, nada de preocupaciones y estará bien.
Los Malfoy entraron a la habitación y Harry se retiró más decidido que nunca a no permitir que Draco fuese auror, no con esa precaria salud física y emocional, claro que si se recuperaba y seguía sería un gran triunfo.
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Finalmente, tras un gran esfuerzo y contra viento y marea, tiempo después Draco estaba presentando sus exámenes finales. Potter había sido más cruento en su forma de tratarlo sin embargo no se rindió y esa tarde estaba en el campo de prácticas presentando su examen final de defensa…
Las calificaciones fueron excelentes y el rubio se sintió ya casi trabajando en el cuartel de aurores. Una sola calificación faltaba y esa fue la que el profesor Potter pegó en el pizarrón, Draco muy nervioso buscó su nombre en la lista. Lo encontró y al final de este… no aprobado.
El alma pareció abandonar el cuerpo del rubio y con un esfuerzo enorme se resistió a no gritar de frustración, culpándose por creer puerilmente en la madurez y segundas oportunidades, pero como bien le advirtió su padre la gente no olvidaba ni perdonaba fácilmente por muy buenas intenciones que se tuvieran.
Draco se quedó mirando hacia el pizarrón parado en medio del pasillo hasta que él último estudiante se retiró. Harry salió y aún lo vio ahí y se dispuso a enfrentar su responsabilidad en ese asunto.
–Malfoy…
–…
–Si de verdad crees estar seguro que este es tu camino, puedes cursar de nuevo mi materia, no te exigiré los tres años...
–¡Por supuesto como perder tu fuente de diversión verdad Potter! –explotó finalmente Draco.
–¡¿Qué?!
–¡Que tú y tu cuerpo de aurores se pueden ir a la mierda!, me mostraste que por muchas ganas que se tenga de ser útil al mundo mágico o de desear hacer justicia, no alcanza para ser de los buenos.
–Malfoy eso no es…
–¡Me importa un carajo!
–Lo ves, esto es lo que siempre supe, que tú no estás hecho para esto.
–Y tú eres la única autoridad en la materia, ¿juzgaste mi corazón y deseo? Claro para ti nunca seré de los tuyos.
Draco se giró sobre sus talones y salió apresuradamente del lugar a pesar de ser prácticamente perseguido por Harry.
–Malfoy espera…
Draco no esperó y Harry lo vio irse con algo de pesar, sabía que había hecho bien, pero eso no evitaba que se sintiera muy mal por ver de ese modo a… Draco. El hombre de ojos verdes se apareció en su casa, sus amigos lo esperaban para saber cómo habían ido ese último día de clases, Harry les relató todo incluyendo lo que había sucedido con el de ojos plateados.
–No creí que se pusiera de ese modo.
– ¿Y qué esperabas? De verdad quiero saber ¿Qué es lo que buscabas? –pregunto Hermione genuinamente curiosa.
–Este trabajo no es para magos o brujas que no estén seguros de lo que arriesgan, un paso en falso y no solo es tu vida la que se puede perder.
–Por supuesto y un mimado como Malfoy no salvaría a otro si eso conlleva perder su cita con el manicurista. –agregó Ron.
–Yo jamás insinué eso Ron. –se defendió Harry.
–Y bien, ¿qué es lo que pretendías? –insistió Hermione.
–Solo creo que no está hecho para este trabajo, pero no tiene nada que ver con si es o no un niño rico y mimado.
–Por tu forma de explicármelo eso sería cuestionable. –dijo tajante la castaña.
–Hermione le di la oportunidad de re-cursar mi materia ¡¿sabes lo que obtuve?! ¡Me insulto y se largó!
–¿Y cuál es el problema? –cuestionó Ron.
–Mira sé que le exigí más que a otros, pero fue porque creo plenamente en que si lo presiono ahora, cuando sea auror estará más experimentado en el oficio.
Ninguno de los tres prosiguió con el tema, aunque Ron consideraba que el rubio tuvo su oportunidad y no la aprovechó. Hermione sabiamente se abstuvo de opinar en algo de lo que no estaba muy informada.
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En la Mansión Malfoy el último día de clases, no hubo muchas explicaciones, solo un «Tenías razón Padre» de parte de Draco evitó que sus padres preguntarán más, a veces el tener razón en cuanto a una cuestión, no era muy agradable si de tu hijo se trataba.
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Las frases de algunos de los graduados le dieron una perspectiva más amplia de lo que Malfoy había pasado en ese lugar, si bien el rubio tuvo algunos conocidos, los más de ellos no lo aceptaron nunca y sus excelentes calificaciones no ayudaron. Sintiéndose un poco culpable por no ver más allá de lo que él esperaba de un aspirante a auror en el rubio, quiso decirle que si bien no se arrepentía de exigirle más, pues consideraba que podía darlo. Harry se decidió e hizo esa visita que estaba posponiendo esperando algo que al parecer no sucedería.
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Dos o tres días en los que Draco no mencionó nada y se dispuso a buscar una nueva ocupación. No quería aceptar que había fracasado o peor aún que había huido, pero una tarde en la que la mansión recibió visitas inesperadas. Este se decidió a conversar...
Uno de los elfos se presentó en el despacho de Lucius.
–¿Que pasa?
–Hay visitas en la puerta, amo.
–¿Quién es?
El elfo apretó sus ropas deseando no ser el que diese esa información al amo Lucius.
–Dos aurores, amo.
El rubio se tensó hacía algún tiempo en que las fuerza de justicia prácticamente acampaban en la Mansión buscando pruebas, artefactos oscuros o algo que los incriminara, por lo que aurores en la Mansión no eran buenas noticias y fue ese el motivo por lo que no entendía que Draco quisiese serlo.
Lucius ordenó al elfo.
–Hazlos pasar.
No podía negarse y mucho menos no recibirlos, por lo que se levantó y esperó a que estos llegaran y le dijeran el motivo de su visita, a pesar de que intuía el motivo. La puerta fue abierta y la voz de su elfo se escuchó.
–El señor Harry Potter y el señor Ron Weasley, amo.
El rubio se giró e invitó a los aurores a sentarse, por lo regular –si seguían la rutina de los otros– no aceptarían y se limitarían a ignorarlos y revisar hasta debajo de las alfombras, y por eso que los dos visitantes aceptarán la invitación a sentarse, descolocó al patriarca Malfoy.
–¿En que puedo ayudarles? –preguntó cortés.
Harry fue el que habló.
–Oh, de hecho hemos venido a ver a tu hijo.
–¡¿Mi hijo?!
–No es nada referente a nuestro trabajo, simplemente deseaba hablar con él y preguntarle algunas cosas.
–Si no es por trabajo por lo que vienen, no veo que otro asunto les traería a mi casa, mi hijo no tiene nada que ver con ustedes.
Terminó Lucius mostrando que si esos dos no venían en calidad de aurores no tenía por qué recibirlos, ni mucho menos permitir que hablarán con Draco ya suficiente lo habían molestado.
–Es importante y referente a sus estudios.
–Según tengo entendido él no se pudo graduar.
–Oh, pero eso tiene solución y se lo hice saber. –agregó Harry.
Lucius deseaba mandar a los dos aurores a tomar viento, sin embargo también deseaba con toda su alma que su hijo cumpliera su meta, y por eso llamó a este con uno de los elfos. No pasó mucho tiempo cuando Draco se presentó en la oficina de Lucius. El rubio entró y trató de ocultar el fastidio de ver a esos dos, que seguro eran los designados para fisgonear en su casa.
–Me llamabas padre.
–Si Draco, estos señores quieren hablar contigo.
–De hecho solo él, yo no. –dijo el pelirrojo algo fastidiado por haber sido arrastrado a tener que pisar esa casa.
El mayor de los Malfoy invitó al pelirrojo a acompañarlo hasta una de las salas donde le servirían té, que Ron no tomaría, pues ese solo era un pretexto para dejar que Draco y Harry hablaran. En cuanto su padre y Ron Weasley salieron Draco dio la vuelta al escritorio de su padre y se sentó en la silla de este.
–¿Y qué te trajo por aquí Potter? No creo deberte nada.
–Me debes una explicación, mañana es el último día de inscripciones para el recursamiento y tú no te has presentado.
–¿Y?
–Creí que tenías muchas ganas de ser auror o solo fue uno de tus pasatiempos.
–Si lo fue o no, no es de tu incumbencia y si eso era todo lo que venías a decir ya puedes retirarte.
–Te das cuenta que estas confirmando lo que siempre pensé, que solo querías cumplir un capricho y nunca tomaste en serio ser auror.
–Me importa un rábano lo que tu pienses o dejas de pensar; si es cierto lo que pensaste te felicito, ahora ya eres vidente, Trelawney estaría orgullosa de ti.
–¿De verdad no regresaras?
–…
Harry se levantó viendo que esa visita solo había sido una pérdida de tiempo, más se creyó responsable de decirle una última cosa a Draco.
–Creo que hubieses podido ser un buen auror.
–Ese comentario es inútil.
–Yo debería de decirte los motivos que me orillaron a tratarte de ese manera en…
–¡¿No entiendes?! Ya no importa.
Draco se levantó furioso y señaló la puerta
–Lárgate ya Potter.
El moreno se despidió
–Te espero mañana, sé que tu orgullo le llevara a terminar lo que iniciaste.
Draco lo ignoró. Harry salió y buscó a su amigo para retirarse de la mansión Malfoy.
Y fue ese día en el que Draco relató todo a sus padres y también el día que se decidió por seguir los pasos de su padre y ser un hombre de negocios, eso venía en la sangre Malfoy y el rubio aceptó esa herencia.
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Harry acomodó las formas por quinta vez. Ese día llegó desde las ocho de la mañana a su cubículo y se dispuso a esperar a los alumnos que se inscribirían por una segunda oportunidad en su materia. Dieron las doce del día y aún no llegaba nadie, el moreno comía un emparedado pedido en la cafetería de la academia por no salir. El tiempo siguipó su curso y la mayoría de los profesores ya habían salido a excepción de cierto maestro interino que aún aguardaba. Unos toques en la puerta se escucharon y el moreno se acomodó la túnica y se arregló el cabello –lo poco que pudo.
–Adelante.
Una cabellera roja apareció por el quicio de la puerta y la cara pecosa de Ron Weasley saludó a su amigo.
–Oye compañero ya es hora de irte ¿no?, vine por ti, pues pensé que te habías quedado dormido.
–¿Tan tarde es?
–Pasan de las cinco.
–Oh… bien, pues vámonos, ya no se presentó nadie.
El de ojos azules miró a su amigo y se acercó colocando una mano sobre el hombro de este.
–¿Aun creías que vendría?
–¿Quién? –preguntó inocente el moreno.
-Malfoy.
–… ¿Tan obvio fui?
–Tu forma de tratarlo y exigirle, de estar constantemente pendiente de él y que hayas ido a recordarle lo de cursar de nuevo, me hizo sospechar.
–¿Y Hermione?
–Ella lo notó desde hace tiempo, pero mi esposa ya no es como antes y prefiere no inmiscuirse si no se lo piden.
–En un principio solo quería probar su vocación, luego me fue conquistando su tenacidad y verlo enojarse se convirtió en mi placer personal, pero no por motivos vengativos si no por… vamos Ron no me hagas decírtelo todo.
–Esa parte la entiendo, más ¿Por qué detuviste su graduación?
–Eso fue del todo profesional, considero que Draco podría ser un gran auror si no colapsa ante la presión.
–Extraña forma de ayudarlo.
–Si bueno, como él dijo ya no importa, lo aleje de esta profesión… sin querer.
–Se te pasara, después de todo no lo veras más.
–Si lo veré pues vive en Londres. Y definitivamente no pienso perderle la pista.
-Que gustos tan malos tienes.
Bromeó Ron, no podía inmiscuirse en los sentimientos de Harry o molestarse con él solo por la elección de pareja de este; ya no eran unos niños, y mucho menos siameses que tuviesen que justificar su elección.
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En Inglaterra aún no olvidaban y sus negocios no prosperarían si insistían en ese mercado, por lo que los rubio se dispusieron a buscar negocios, inversiones y socios en el extranjero, uno a uno los países europeos fueron su terreno de negociaciones y después de tres años trabajando arduamente y haciéndose de nuevo de renombre, los Malfoy regresaron al estatus que tenían antes de la guerra e incluso se podía decir que más alto, pues se decía que el heredero de tal imperio era un hombre de negocios astuto, frio e implacable que había llevado a este poderío a ser uno de los más fuertes y sólidos.
Narcissa retomó sus actividades sociales atrayendo a las familias con poder político y económico en sus bailes de caridad y sus reuniones de beneficencia, de las que el Ministerio tuvo que aceptar ayuda al necesitar fondos para sus obras públicas.
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Hermione acomodaba el cuello de la túnica de Ron esperando que Harry llegara por chimenea para irse juntos al baile de caridad en el que Hermione había puesto sus esperanzas para crear un fondo de retiro para los elfos que eran despedidos por ser muy ancianos o los que por algún problema no eran contratados. Lo que para muchas organizaciones de caridad fue una tontería, para la que presidia Narcissa Malfoy fue uno más de sus proyectos y por eso ahora su esposo y mejor amigo estaban obligados a estar presentes en ese baile y apoyar la causa.
La chimenea se escuchó y el moreno salió trastrabillando un poco. Se paró y se sacudió un poco y luego giró de nuevo hacia la chimenea donde una segunda persona –que sus amigos no esperaban– emergió. Un hombre castaño de ojos azules y complexión delgada salió con más soltura que Harry. Saludo cordial.
–Buenas noches. –saludó el desconocido.
–Buenas noches.
–Ron Hermione les presentó a Dylan, mi pareja de esta noche.
Los dos amigos sabían de la inclinación de Harry, sin embargo el mundo mágico no y el llevar a su novio a ese evento, solo significaba que Harry estaba dispuesto a salir del closet por decirlo de algún modo.
–Mucho gusto –dijeron ambos.
Los cuatro salieron rumbo al salón de eventos.
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Draco se miraba al espejo buscando algo que estuviese mal.
–No hay nada fuera de lugar, te ves impresionante. –comentó el espejo.
Con esa aprobación el rubio salió de su habitación y bajó las escaleras a donde sus padres ya lo esperaban, se reunió con ellos cuando Lucius le decía a Narcissa:
–No puedo creer que vaya a un evento benéfico en pro de los elfos.
–Necesitamos que esto funcione. Las ganancias de nuestra textilera están siendo muy obvias y un generoso donativo nos liberará de impuestos.
Los tres Malfoy se dispusieron a abordar un carruaje, pues a esa gran gala no debían llegar de otro modo.
El salón adornado con sobriedad sin llegar a ser frio, fue un toque de elegancia y las organizadoras no pudieron estar más orgullosas de su trabajo, la bebida y comida fue de la mejor calidad. Las familias más distinguidas de Londres mágico se reunieron esa noche y por supuesto los héroes de guerra fue un detalle más de la buena organización. Harry tomaba una copa conversando con Ron y Dylan cuando los Malfoy llegaron al lugar, el moreno vio a estos y siguió con la vista la esbelta figura de Draco, para sus amigos no era un secreto la atracción que Harry sentía por el rubio; no fue un secreto después de que este casi hiciera un drama porque el rubio abandonó la carrera por su culpa –o eso es lo que el de ojos verdes pensaba– y nadie pudo convencerlo de lo contario. En ese tiempo Harry estaba seguro de que vería a Draco o que se lo encontraría muy seguido y eso le daría oportunidad de explicarles sus motivos y convencerlo de darle una oportunidad de tratarse más. Sin embargo eso nunca sucedió, pues ellos no eran del mismo círculo social y mucho menos compartía amistades, por lo que ese esperado encuentro solo fueron ideas en la cabeza del moreno.
Draco recorrió el salón discretamente con la vista para buscar posibles negocios, hubo un par de magos que eran de Irlanda, de las familias más acaudalas de ese lugar y fue ahí a donde se dirigió el rubio. Con la mirada fija en su objetivo caminó por entre los invitados, alguien se interpuso en su camino y el rubio luchó por no hacer una gesto de molestia.
–Señor Potter, espero esté pasando una velada agradable.
–Si la estoy pasando bien Draco, es un gran trabajo el que tu madre hizo con la organización de este evento.
El rubio no se permitió hacer ninguna mueca ante la descortesía del héroe de llamarlo por su nombre de pila. El de ojos grises se despidió cortésmente para seguir su camino.
–Si gracias, ahora si me disculpa.
–Yo…
Harry no alcanzó a decir ninguna frase cuando el rubio ya había desparecido entre la gente, «si eso no era evitarlo como una plaga de Chizpurfles* no sabía lo que era» se dijo Harry.
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Draco buscó un momento de descanso. Había sido una negociación dura, pero lo había conseguido: el contrato con esas dos empresas era un gran botín para uno noche de tortura soportando ese evento en el que ni creía ni le interesaba. El rubio caminó por los pasillos buscando el tocador. Sintiéndose con ganas de celebrar en otro lugar su gran hazaña pensó en acicalarse y despedirse del evento, dio con la puerta que conducía –a lo que creyó– al tocador masculino, más al abrir la imagen de un Harry Potter siendo desnudado por su… ¿novio? Ambos jadeando y sonrojados fue lo que lo recibió, los ojos verdes y grises se encontraron. Harry se quedó inmóvil ante la figura del que no hubiese querido que lo viera en esas condiciones y… con alguien más, más este sentimiento se trasformó en algo más y el moreno urgió a su amante a que lo poseyera con el lívido por las nubes al sentirse observado por Draco. El rubio en cambio tardó en reaccionar por la impresión, pero cuando lo hizo una mueca despectiva se formó en su rostro y salió disculpándose de ahí.
Draco no era un mojigato, pero ver a dos personas –una de ellas conocida– teniendo relaciones no entraba en lo que él consideraba sus atracciones sexuales.
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La revista Corazón de Bruja lo nominó como el soltero más codiciado del año, su atractivo unido a su fortuna lo hacían un candidato excelente. Draco era un hombre triunfador a pesar de que en un principio ni siquiera deseó dedicarse a los negocios, pero a veces como dice el dicho Si del cielo te caen limones aprende a hacer limonada y Draco creo un emporio de eso.
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Harry leía la revista de la que escuchó hablar a las secretarias, y leyendo la entrevista de Draco sonrió sin ganas, cuantos errores se cometen tratando de hacer mejores a las personas que nos interesan. Ahí en el artículo mencionaba un posible matrimonio en puerta para el rubio heredero y el moreno tomó otro trago de café, «siendo un auror Draco no hubiese tenido tiempo de entrevistas», pensó deprimido Harry.
*Chizpurfles: Aunque los chizpurfles son fáciles de destruir con cualquier gama de opciones patentadas que hay en el mercado, las infestaciones graves pueden requerir una visita de la Subdivisión de Plagas del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, ya que estos parásitos, cuando están atiborrados de sustancias mágicas, resultan muy difíciles de combatir.
¡Hola!
Ya sé que dirán ¡ponte a trabajar en Slytherin y deja de andar subiendo más fics! pero hombre no me pude resistir a escribir este y publicarlo. Quiero hacer constar que aquí no hay bueno ni malos solo buenas intenciones erradas jejeje ¿Final mermelada o no?
