Aclaraciones:
-diálogos-
recuerdos
"pensamientos"
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Antiguo AmorPor Miko Kaoru-Sama
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De repente la vida es cruel, porque me regala un amor y me lo quita a la vez.
Me devuelve las estrellas y al mismo tiempo me recuerda que están muy lejos y no las puedo tocar.
Me pone sobre la mesa una ilusión adornada con rosas y me deja una nota que dice con letras rojas "mis espinas envenenan, aléjate de mi".
Pero más allá de todo dolor, es la traición del ser amado por lo que has dado todo.
Prologo:
La muerte de un alma pura.
-"¿Por qué lo hiciste?"-repetía con dolor una y otra vez-"¿Por qué si yo te amaba?"
Entre las penumbras de la noche se podía observar a una joven caminando por el bosque con una gran herida en su hombro derecho y rasguños en otras partes del cuerpo.
-"¿Cómo fuiste capaz de hacerme esto después de todo lo que hice por ti?"-débiles sollozos se escapan de su boca debido al dolor que sentía, pero más que un dolor físico sentía un dolor en su alma.
De repente de entre los arbusto se escucharon ruidos muy extrañas, haciendo que un escalofrió empezara a recorrer por todo su cuerpo, ya que a pesar de estar con sus armas, no tendría la fuerza suficiente para una batalla en el estado es el que se encontraba.
-¡¿QUIÉN ESTA AHÍ?!-dijo con fuerza y poniéndose en posición de batalla.
De entre los arbusto salió una pequeña neko de dos colas que al verla soltó un leve maullido, tenía un pelaje muy hermoso y unas pequeñas franjas negras en sus dos colas y alrededor de su cuello.
-Aahh… Eras tu Mitsuki- suspiro aliviada-no me vuelvas a asustar así quieres… ven aquí- dijo suavemente y con una sonrisa mientras se agachaba para recibirla.
La gatita se acercó lentamente a su dueña y empezó a maullar al ver en el estado en que se encontraba.
-No te preocupes Mitsuki…-hizo una mueca de dolor- llévame a la aldea por favor-dijo mientras la acariciaba.
La neko rápidamente se transformó en un gato gigante para que así pudieran llegar rápidamente a la aldea. Mientras se alejaban, la joven sacerdotisa miraba llena de dolor y tristeza el lugar de donde venían, recriminándose por todas las tonteras que hizo… por él.
Con el pasar de los minutos cada vez veía más borroso y le estaba costando respirar, por lo que se acomodó lo mejor que pudo en el lomo de su pequeña amiga para tratar de recuperar energías, manchando al mismo tiempo su hermoso pelaje con su sangre que no dejaba de salir. Lo único que quería era llegar a la aldea… si iba a morir, moriría junto su pequeña hermana que la estaba esperando.
Sintió un gruñido por parte de Mitsuki tratando de llamar la atención de su dueña, lo que hizo que levantara su vista y la enfocara al frente. A lo lejos se podía ver mucho humo y una presencia maligna muy fuerte, pero su sorpresa fue mayor al percatarse que venía de su aldea.
-Apresúrate Mitsuki-el solo hecho de imaginar que su pequeña hermana o la gente de la aldea estuvieran muertos, le hacía sentir una terrible culpa.
Una vez que tocaron el suelo sintió que el mundo se le venía a los pies ¡Todo estaba en llamas! muchas cabañas estaban destruidas y los aldeanos estaban tirados en el suelo cubiertos de sangre… Empezó a caminar desesperada por la destruida aldea buscando algún sobreviviente.
-¡¿HAY ALGUIEN CON VIDA?! ¡¿HOLA?!- gritaba desesperada en busca de alguna señal de vida mientras recorría junto con su pequeña neko… tenía la esperanza de que alguno se hubiese salvado y le explicara qué es lo que había sucedido. Al llegar al centro de la aldea se llevó una mano a la boca para callar el grito de horror que quiso salir de su garganta al ver los cuerpos descuartizados de la gente que ella cuidaba… recién en ese momento el terror la invadió al recordar a su pequeña hermana.
Empezó a buscarla entre los escombros y los alrededores sin importarle en absoluto sus heridas, que al instante empezaron a sangrar, hasta que debajo de unos pedazos de madera la encontró. Con dificultad logro sacarla y sostenerla en sus brazos, tenía una herida en su estómago... algo la había atravesado.
-Sayuri… Sayuri por favor despierta-le dijo con lágrimas apunto de derramar-no me hagas esto… por favor despierta… perdóname… perdóname, por favor- ver su cara y cuerpo lastimado fue la gota que rebalsó el vaso, lagrimas bañaban su rostro y caían en el de su hermana, haciendo que esta con las pocas fuerzas que le quedaban abriera sus ojos.
-Ka… Kao. ..ru-dijo con dificulta Sayuri.
-¡Sayuri! ¡Gracias a Kami! no te preocupes… todo va a estar bien- su mano libre fue a su rostro para acariciar con mucho cuidado sus mejillas y limpiar el hollín que esta tenia. Ver sus ojos… esos ojos tan parecidos a los suyos que siempre estaban llenos de vida ahora apagados, hizo que sus lágrimas cayeran con más fuerza.
-Oneesan no...-hizo una mueca de dolor-no llores por favor, tu nunca lloras.
-¡Como me dices eso! Eres lo único que tengo… sin ti no puedo seguir Sayuri-en su rostro se veía la desesperación, la angustia que sentía al poder perder a su única hermana.
-No sabes...cuanto me alegro al sa...al saber que tu estas aquí, conmigo neesan-con mucha dificultad puso su pequeña mano en la mejilla de su hermana y le dio una pequeña sonrisa.
-Sayuri...-sostuvo fuertemente su mano en su mejilla, pensando que así podía retenerla a su lado y no la dejaría como sus padres.
-Por favor hermana, sonríe una vez mas ¿quieres?... por favor-sentía su cuerpo pesado, le costaba mucho esfuerzo mantener los ojos abiertos y mirar a su querida hermana. Un frio le invadía su pequeño cuerpo... el momento se acercaba y eso Kaoru lo sabía.
-De acuerdo Sayuri-le dijo mientras mostraba una pequeña sonrisa, falsa pero que por lo menos dejaba feliz a su hermana- haré todo lo que me pidas.
-Gracias Kaoru...-cerro lentamente los ojos-no sabes lo feliz que me hace el pensar que pronto estaré con otôsan y okaasan, no me olvides Kaoru... te quiero-fue su último suspiro al mismo tiempo que la mano que estaba en su mejilla caí inerte al suelo.
-Sayuri-dijo con lágrimas en sus ojos-¡SAYURI!-fue el grito que se escuchó por todo el bosque. Abrazo desesperada a su hermana y lloro como hace años no lo hacía. Tan concentrada estaba que no sintió como alguien se acercaba lentamente a donde ella estaba, hasta que escucho su voz, haciendo que levantara poco a poco la vista y mirara a ese ser.
-Vaya, vaya pero mira nada más a quien tenemos aquí… a la sacerdotisa que dejo sola e indefensa a su aldea para ir tras su amorcito-le dijo aquel mounstro envuelto en una piel de mandril.
-Tú fuiste-le dijo mientras dejaba a su hermana en el suelo con mucho cuidado y se daba la vuelta lentamente para ver de cerca de aquel ser que le trajo tantas desgracias a su vida desde que lo conoció-tú fuiste quien los mato a todos… ¡¿CÓMO PUDISTE?!-estaba enojada, furiosa y por primera vez sentía el odio recorrer todo su cuerpo.
-Jajajaja fue muy fácil, tu no estabas así que aproveche de atacar tu aldea y probar mis nuevos poderes- sonrió con cinismo- pero si quieres un culpable esa eres tú.
-No trates de cambiar los pápeles... Naraku-el solo decir su nombre le daba repugnancia.
-Yo no los cambio, es la verdad-en su rostro se podía ver su sonrisa burlona que tanto detestaba Kaoru.
-Te matare por lo que hiciste-apretó fuertemente sus puños-¡Te juro que lo haré Naraku!-se iba a preparar para atacarlo, pero las heridas hicieron efecto en su cuerpo cayendo de rodillas al suelo y gimiendo de dolor.
-Jajajaja, y como piensas hacerlo si estás muy herida-se acercaba lentamente a ella-más bien yo voy a matarte-cuando estaba a punto de atacarla aparece Mitsuki transformada intentando proteger a Kaoru-maldita bestia ¡No te metas en esto!-Mitsuki tan solo gruñía dispuesta a atacarlo de ser necesario-¡Ja! no importa… total de todas formas morirá-dicho esto se fue de aquel lugar.
-Mitsuki...gracias por defenderme, pero...de todas formas moriré-Mitsuki se transformó en la pequeña gatita y volvió a su lado para a hacerle compañía-por favor Mitsuki... lo mejor será que te vayas… no quiero que te pase algo… ¡agh!-apenas podía respirar y su vista cada vez era más borrosa- ¡vete! ¡Rápido!-Mitsuki la miro, pero no se movió de su lugar- ¿No me oíste? ¡Vete Mitsuki! Ve y busca a alguien que te cuide- como respuesta la pequeña neko solo maulló y se restregó entre sus brazos- eres tan testaruda como Sayuri- una pequeña sonrisa se asomó entre sus labios mientras acariciaba por última vez a su fiel compañera- vete de una vez… -la gatita miro por última vez a su dueña y se empezó a ir lentamente por el bosque-cuídate mucho... amiga-susurro despacio mientras veía como se alejaba.
Kaoru se quedó sola en el lugar donde fue muy feliz junto a su familia y recordó las palabras de Naraku.
-Vaya, vaya pero mira nada más a quien tenemos aquí… a la sacerdotisa que dejo sola e indefensa a su aldea para ir tras su amorcito-le dijo aquel mounstro envuelto en una piel de mandril.
-Tú fuiste-le dijo mientras dejaba a su hermana en el suelo con mucho cuidado y se daba la vuelta lentamente para ver de cerca de aquel ser que le trajo tantas desgracias a su vida desde que lo conoció-tú fuiste quien los mato a todos… ¡¿CÓMO PUDISTE?!-estaba enojada, furiosa y por primera vez sentía el odio recorrer todo su cuerpo.
-Jajajaja fue muy fácil, tu no estabas así que aproveche de atacar tu aldea y probar mis nuevos poderes- sonrió con cinismo- pero si quieres un culpable esa eres tu.
-No trates de cambiar los pápeles... Naraku-el solo decir su nombre le daba repugnancia.
-Yo no los cambio, es la verdad-en su rostro se podía ver su sonrisa burlona que tanto detestaba Kaoru.
Tenía razón ¡Era su culpa! si tan solo no se hubiera alejado de la aldea, si no hubiera conocido a Naraku, si no lo hubiera conocido a EL nada de esto hubiera pasado.
-"Pero Los hubiera no existen"-pensó sarcásticamente.
Antes de morir solo un pensamiento rondo en su cabeza
-"Juro que me vengare de todo el daño que me hicieron"- pensó con decisión y llena de rencor- "Juro que te matare Naraku y también a ti...Inuyasha, pagaras todo el daño que me hiciste"
-Lo juro-fue su último suspiro antes de caer muerta junto a su pequeña hermana
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53 años después
-¡OSUWARI!- se escuchó un gran golpe-¡OSUWARI! ¡OSUWARI! ¡OSUWARI! ¡OSUWARI!-dijo muy enojada la colegiala del futuro.
-Ese perro tonto, no sé cómo Kagome puede aguantarlo-dijo el pequeño Shippo mientras comía.
-Bueno lo ha soportado por tres años Shippo-dijo el monje Miroku quien estaba al lado de la exterminadora.
-Tiene razón excelencia, aunque sinceramente ver todos los días una discusión entre ellos me tiene muy cansada-dijo Sango cuando de repente siente algo en su trasero-¡MONJE PERVERTIDO!¡ES QUE NUNCA VA A CAMBIAR!-decía al mismo tiempo que le daba un buen golpe.
-Perdóname Sanguito es que ya sabes mi mano tiene vida propia, jeje- rio nerviosamente
-Si como no, a pesar de ya conocernos por tanto tiempo aún no cambia su manera de ser- le lanzo una mirada asesina logrando que el pobre monje sudara frio del puro miedo.
-¡agh! Maldita Kagome, ¿porque siempre me haces esto eh?-Dijo un malhumorado hanyou levantando la cabeza agujero que hizo por culpa del maldito collar.
-¡POR QUE TU ERES EL IMBECIL QUE SIEMPRE ME TRATA MAL, POR ESO!-estaba furiosa, tan solo ella había hecho la comida para todos y el encontraba que la comida tenía mucho picante, era insoportable.
-¡ES TU CULPA QUE LE PONGAS TANTO PICANTE A LA COMIDA!¡POR ESO PREFIERO COMER RAMEN!
-¡OSUWARI! ¡OSUWARI! ¡OSUWARI!
-Ahhhh...-suspiro el monje Miroku- ahora que lo pienso, Naraku ha estado varios días sin atacarnos.
-Tiene razón excelencia, hace mucho no sabemos nada de él y solamente nos atacan youkai que son insignificantes- suspiro mientras miraba como Kagome se acerca a donde ellos estaban sentados dejando a un Inuyasha enterrado en el suelo.
-Tienes razón Sango, pero por lo menos vamos recuperando los fragmentos de Shikon que nos falta.
-A si es monje Miroku, desde que Kikyo lanzo esa flecha a la perla de Shikon para que Naraku no usara su poder, haciendo que esta volviera a esparcirse por todo Japón… hemos recolectados muchos fragmentos-dijo alegre Kagome mientras sacaba el frasco que contiene los fragmentos de la perla de Shikon. En total tenían siete en su poder.
-Feh! Aun así nos falta mucha para poder tenerla completa, hay que contar que ese lobo rabioso de Koga tiene fragmentos en sus piernas y Kohaku también tiene uno que lo mantiene con vida.
-Espero que algún día Kohaku me recuerde, o si no...-se podía notar que Sango se estaba aguantando las ganas de llorar-tendré que matar...-pero fue interrumpida por Kagome.
-No te preocupes Sango, sé que lo vamos a recuperar y todo va hacer como antes-aunque no estaba muy convencida de cómo lograr eso, lo mejor era apoyar a su amiga.
-Sí, talvez tengas razón, gracias Kagome-dijo con una sonrisa en su rostro.
-Bueno, que tal si vamos a buscar alguna aldea para pasar la noche-propuso el monje Miroku mirando a las mujeres de su grupo.
-¡Excelente idea monje Miroku! No quiero dormir al aire libre esta noche-dijo muy feliz Kagome
-Muy bien ¡en marcha entonces!.
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-Mmm... esta aldea me parece bien, no lo creen muchachos-pregunto al resto del grupo.
-Es un muy buen lugar monje Miroku-dijo alegre Kagome
-Feh! A mí me da igual, total a todos los engañas con lo de la nube negra o las presencias malignas- soltó molesto mientras metía su manos dentro de su haori.
-Inuyasha… ¡Me ofendes! tu sabes que todo es por nuestro bien-le giño un ojo a los demás que apoyaban completamente el pensamiento de Miroku.
-Pues bien ¡vamos entonces!-dijo alegre Shippo en los brazos de Kagome.
Todos menos Inuyasha-¡Sí!
Al entrar a la aldea, Inuyasha se dio cuenta de que habían algunos youkai y le pareció muy extraño que la gente estuviera tan calmada y caminara por al lado de ellos y más de alguno conversara con ellos. De repente sintió un olor agradable que se le hizo extrañamente familiar "Este olor… ¿Dónde lo habré sentido antes?"
-Disculpe-dijo Miroku a un guardia que estaba en la entrada de un enorme palacio.
-Oh! Dígame su excelencia-le hizo una pequeña reverencia.
-Déjeme advertirle mi buen amigo que en este palacio se encuentra una presencia maligna y si usted gusta claro yo puedo exterminarla-termino su discurso con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza.
-¿Esta seguro su excelencia?-el hombre parecía que estaba dudando. Esta acción no pasó desapercibida por los del grupo, que solo se miraron entre si aguardando a una distancia prudente del monje Miroku.
-A si es mi buen hombre y si no lo extermino luego se puede convertir en una tragedia para todos-decía mientras cerraba sus ojos y ponía su mano en forma de rezo.
-Pues... síganme entonces. Los llevare ante mi señor- así todo el grupo siguió al soldado que los guiaba por los hermosos jardines del palacio. A simple vista se podía notar que debía ser alguien muy adinerado, ya que se podía apreciar diversas estatuas y fuentes de agua que decoraban el lugar, dándole un aspecto mágico. Una vez que ingresaron al palacio, el soldado les indico que debían esperar en una habitación al señor del palacio, pues estaba muy ocupado atendiendo otros asuntos de la aldea. Mientras esperaban pudieron apreciar los hermosos y delicados muebles que adornaban la habitación, por donde uno mirase se destilaba riqueza.
Después de unos minutos en donde esperaron sentados a que apareciera el dueño del palacio, menos Inuyasha que se encontraba sentada en un árbol del jardín en el cual podía ver todo lo que ocurría en la habitación, sintieron el sonido de una puerta abriéndose. Un hombre de no más de cuarenta años y muy bien vestido ingresaba acompañado de varios guardias para sentarse en el centro de la habitación. Miro a cada uno hasta que su vista se detuvo en el soldado que los acompaño… con solo una mirada le indico a este que tenía permiso para hablar.
-Mi señor- se ubicó al frente de el e hizo una reverencia- Su excelencia me hablo sobre la existencia de una presencia maligna en el palacio.
-Mmm... ¿En serio?- levanto una ceja incrédulo ante lo dicho por su soldado- trae a la sacerdotisa, quiero que ella me lo diga.
-Si señor-se retiró enseguida en busca de la mencionada.
-Así que... hay una sacerdotisa-dijo Miroku con su habitual tranquilidad.
-Exactamente su excelencia, es muy poderosa y ha estado aquí durante dos años más o menos… cuida muy bien de todos nosotros- a pesar de que se notaba cierto cariño en su voz, su mirada intimidaba a nuestro grupo.
-Ya veo-dijo pensativo Miroku.
Mientras esperaban, Shippo se acercó a Kagome.
-Kagome ¿Qué pasa si nos pillan?-susurro preocupado tratando de que nadie los escuchara.
-No te preocupes Shippo, todo va a estar bien, confiemos en el monje Miroku-y le dio una sonrisa para tranquilizarlo.
Un suave golpe en la puerta les indico que el soldado y la sacerdotisa habían llegado.
-Señor aquí está la sacerdotisa-dijo el soldado mientras dejaba pasar a una mujer muy joven y muy bonita, la cual no pasó desapercibido por Miroku.
Al entrar la mujer se dio cuenta de la presencia de los extraños que estaban frente a su señor, los miro de reojo disimuladamente y con mucha atención a cada uno, primero observo al monje que la miraba de una forma muy extraña según su parecer, después se dio cuenta que había una mujer con un gran bumerán a su lado y un pequeño neko al parecer, había otra mujer que vestía ropas muy y en sus brazos se encontraba un pequeño zorrito. Podía sentir la presencia de un hanyou, pero este no se encontraba en la sala, si no que en el árbol, de seguro venía con ellos.
Rápidamente, y sin darles tiempo a ninguno de ellos para que la pudieran observar bien, se sentó al frente de su señor e hizo una pequeña reverencia.
-Buenos día mi señor ¿Para qué me mando a llamar? Estoy un poco ocupada atendiendo a los aldeanos-a pesar de mostrar respeto, se detectaba la molestia que sentía por ser interrumpida en sus labores.
-Honorable sacerdotisa… Su excelencia aquí presente dice que hay una presencia maligna en mi palacio… -la miro seriamente.
-¿Una presencia maligna?- frunció ligeramente las cejas ante el desconcierto que le causaron esas palabras… ella no sentía nada.
-Así es… ¿Qué opina usted? ¿Siente algo?- la miro fijamente esperando su veredicto, pues confiaba plenamente en ella.
-"Seguramente quieren pasar una noche en el palacio" - miro al señor del palacio que la miraba seriamente esperando su respuesta- Tienen razón mi señor, me acabo de dar cuenta de la presencia que hay en este lugar, como estoy un poco ocupada con los aldeanos lo mejor será que ellos se encarguen-terminado esto hizo una pequeña inclinación con su cabeza.
-Ahhhh… de acuerdo-miro fijamente a Miroku- pueden pasar aquí la noche si gustan, siempre y cuando esa presencia se valla- vio como ellos asentían- y para usted honorable sacerdotisa- la miro seriamente- le recomiendo que pase más tiempo cerca del palacio que atendiendo y ayudando a los aldeanos y youkai que habitan nuestra aldea.
Inuyasha que aún estaba afuera, se sorprendió por lo dicho por el jefe de la aldea, pero más que eso, estaba inquieto por la fragancia que desprendía la sacerdotisa… desde que ingreso a la habitación su olor le había llegado de golpe a su nariz, era un olor dulce y embriagante… estaba seguro que lo había sentido antes, pero no recordaba donde.
-No puedo dejarlos solo mi señor, ellos necesitan de mis cuidados- sonrió y lo miro fijamente para hacer más énfasis a lo que diría- claro… si es que no se quiere quedarse sin aldeanos- El señor la miro por unos segundos para luego soltar un suspiro y sonreírle cálidamente a la sacerdotisa, lo que no pasó desapercibido por Miroku que estaba atento a las reacciones que este tenía.
-De acuerdo- recién ahí se dio cuenta que ni siquiera se habían presentado- pero por favor díganme sus nombres.
-Mi nombre es Miroku señor.
-El mío es Sango.
-Yo me llamo Kagome
-Yo soy Shippo.
-Y el… - dijo Miroku al ver que Inuyasha bajaba del árbol para acercarse a ellos y conociendo lo poco social que era- es Inuyasha.
-Pues mi nombre es Tachida Souten, soy el jefe de esta aldea, mi familia siempre a esta en esta región y así será siempre-dijo con orgullo.
En ese momento la sacerdotisa se dio vuelta dejando impresionados a todos: era una hermosa mujer de cabello lacio, largo y negro como la noche sin luna que le llegaba debajo de sus caderas, tenía un flequillo recto divido en dos lo cual le daba un aire inocente pero a la vez sexy, sus ojos eran de color gris y acompañadas de largas pestañas, su nariz era respingada, sus labios eran rosados y su piel era blanca y tersa.
Al ver su vestimenta pudieron apreciar el traje tradicional de una miko: su hakama de color rojo escarlata, una camisa blanca con hombros sueltos y un tabi.
Inuyasha no podía creer quien estaba ante el… tenía que ser una jugarreta del destino.
-"Pero si es..."- pensaba con asombro Inuyasha mientras la miraba.
-Mi nombre es Kaoru y como podrán ver soy la sacerdotisa de este pueblo-dijo con una enorme sonrisa mientras los miraba a todos.
-"No puede ser"- pensaba Inuyasha- "¡No puede ser ella!"
-Con su permiso mi señor debo seguir atendiendo a los aldeanos- hizo una reverencia y se marchó de la habitación.
-Bien… uno de mis sirvientes los llevara a sus habitaciones, cualquier cosa no duden en decirme- hizo una pequeña inclinación de cabeza mientras los miraba partir en compañía de su sirviente.
Mientras todos se iban hablando de la joven sacerdotisa que habían visto, Inuyasha solo pensaba en el parecido que esta tenía con aquella mujer que conoció mucho antes que Kikyo.
-"No puede ser ella, murió antes de que yo fuera sellado"- estaba muy pensativo- "Seguramente es una simple coincidencia o alguna descendiente"
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Hola mi gente bella que se dio el tiempo de leer el primer cap de este fic!
Bueno… primero quiero aclarar que esta historia la había subido anteriormente en el año 2008 (guau que ha paso tiempo jajaj) y la volveré a subir desde el principio, ya que me di cuenta de muchas faltas de ortografía, falta de conexiones y todo jajajaj. Si bien cuando la subí llegue solo hasta el cap 2, la verdad está muy avanza en mi computador, solo que no me había animado a subirla ni nada por el estilo, porque no vi "aceptación" por parte de la gente… pero por Titania Scarlett, ClauGazz y JeniSfru la volveré a subir y continuare con esta historia hasta el fin. Chicas! Esto es por ustedes jajaja
Segundo… Aclaro desde ya que los primeros cap no será tanto de Inu y Kag, pues quiero que conozcan bien a Kaoru, su historia y todo. Así que espero de verdad que le den una oportunidad :)
Como estoy en mi último año de universidad, estaré un poco ocupada en la preparación de mis dos tesis, mi práctica profesional y la Universidad, pero tratare de ir subiendo cap una vez a la semana o a lo máximo cada dos semanas! Si alego por la gente que deja sus historias hasta la mitad, no puedo ser una de las mismas ¿Cierto? Jajaja
Y eso jejeje espero les guste y si quieren pueden dejar su review para saber su opinión (les gusta? No les gusta? Se ve fome?)
Chaoliin!
