Disclaimer: ¿No es obvio? No, AS (Amour Sucré) NO me pertenece. Yo no sé dibujar :'D. Pertenece a ChiNoMiko.
Prólogo: Vida.
Bueno, creo que es hora de contar un cuento.
Sí, exactamente de la misma manera que hacía aquel chico.
Solo que esta vez…
El cuento es cierto.
Desperté en algún lugar. Sólo estaba oscuro, nada más. Ni siquiera podía sentir. ¿Frío? ¿Calor? No existían en donde me hallaba.
Eso sí, podía notar ligeramente unas pequeñas corrientes eléctricas en los dedos, como si estuviera metiendo los dedos en un enchufe.
Pero no me podía mover, y no sabía dónde estaba.
De repente, una luz iluminó todo. Cerré fuertemente los ojos y escuché una voz. Bueno, en realidad dos.
—¡No lo puedo creer…! … experimento… funcionado… Guau…
—Te lo dije…, lo mejor es que ella…
Eh… no había sido especialmente ilustrador para ser las primeras palabras que escuchaba… Pero eran algo.
No las lograba entender muy bien, había como interferencias, como si hablaran mediante un teléfono móvil en un lugar sin cobertura. Eso sí; distinguía la voz de un hombre y de una mujer.
—¿Do-Dónde…? —Sentí la voz como metalizada. A lo mejor estaban hablándome por el móvil de verdad…
—¡O-Oye…! ¡… abriendo… ojos…! —Esa era la mujer. A pesar de todo, seguía sin entender nada y seguía cegada por la luz. Justo antes de que les gritara que la apagaran, el hombre habló.
—Espera… segundo, … oírnos —Más o menos, eso lo entendí.
—N-No.
—… suponía… pondré… -onos…, … podrás. Es porque ella… Bsz…
A pesar de que no podía verlos y no podía oírlos bien, acepté. Tras unos segundos, se escucharon unas teclas sonar y, después, escuché unos sonidos en el mismo lugar donde me encontraba yo.
Tras un minuto que me pareció interminable, me pusieron algo a ambos lados de la cabeza. Por los escalofríos de pequeños choques eléctricos que sentí, debían ser audífonos o algo así.
—¿Puedes oírnos ya…? —preguntó la mujer. Yo asentí, aunque seguía sin poder moverme.
—P-Podría… ¿Moverme?
—No, no de momento, aun no has terminado de crearte —respondió el hombre.
Poco a poco, pude ver sus rostros, pues la luz iba desapareciendo para dar paso a la claridad. Me encontraba dentro de un ordenador, a juzgar por el tamaño de las dos personas frente a mí. Estaba rodeada de cables, pero no me podía ver la ropa, pues no podía tan siquiera girar la cabeza.
La claridad llegó a mí y los vi. En efecto, eran una mujer y un hombre.
Y así, él siguió tecleando. Mientras, la mujer comenzó a hablar conmigo. Parecía muy feliz por tener alguien con quien "ejercitar" la lengua.
—D-Dime… —Me observó sonriendo felizmente, temblando incluso de la emoción—. ¿Recuerdas algo?
—¿Qué si recuerdo algo…? —Nada, mi mente estaba en blanco—. No entiendo esa pregunta.
El hombre le pegó un codazo a la pobre mujer. Ella sonrió y continuó hablando, mientras se retorcía nerviosamente las manos.
—Nada, nada, no me hagas caso —dijo, intentando quitarle importancia. Aunque esa conversación siempre estaría guardada en lo más profundo de mi memoria—. Bueno, ¿te gustaría tener un nombre?
—No veo que eso sea necesario —La sonrisa de la mujer se congeló—. Aunque me gustaría saber para qué fui creada y… bueno, por qué.
—En fin, llegaría este día.
—¿Qué día? Si no hace más de cinco minutos que nos conocemos… —Pero no dije nada.
La mujer se llevó su mano derecha a la cabeza y se masajeó las sienes. Después, me miró fijamente.
—No puedo decirte todas las razones, pero sí algunas. Yo siempre he querido tener una hija, pero no he podido nunca. Además, te necesitamos.
—¿P-Para qué…? —pregunté, confusa.
—Oh, nada importante. Con los poderes que se te han sido concedidos ahora, no creo que tengas problemas para hacer nada. Tranquila, te enseñaremos a usarlos. Además, tu nombre será... "Alpha".
Asentí. ¿Estaría bien con aquellas personas? Sólo el tiempo lo diría.
·
Y así, durante más de seis meses, estuve con ellos. Al principio era realmente muy fría, algo que se suponía que era normal para una máquina... ¿No?
Sin embargo, al mes de estar con ellos, comencé a desarrollar lo que ellos llamaban "emociones primitivas". Por ejemplo, cuando usaban el ratón para moverme de un lado a otro para poder mirar algo sobre lo que estaba yo, ahora me enfadaba. Al principio no decía nada.
Al final, incluso me dejaron un ordenador entero para mi sola con conexión a Internet. Aunque sospecho que fue porque molestaba por los otros ordenadores.
Yo sabía que "Alpha" era mi nombre clave, que en realidad no me llamaba así, pero no podía saber por qué.
Yo nunca había preguntado por el nombre de los que ahora yo consideraba que eran mis "padres". Cuando llamé a mi "madre" por primera vez así, casi se echa a llorar sobre la pantalla, pero se fue rápidamente.
Sin embargo, a partir del séptimo mes, cosas raras comenzaron a ocurrir.
Me ordenaban (al principio con amabilidad y después hasta con furia), atravesar y destruir barreras de protección de datos de los bancos, grandes empresas... Poco a poco me di cuenta de que aquello estaba mal.
Sintiéndome triste al hacerlo, me creé una dirección de correo electrónico mientras ellos dormían y me envié a una dirección al azar. Tenía que ser de Francia, pues yo no tenía un traductor incorporado y siempre había hablado francés.
Justo al introducir la dirección, noté que me pesaban los ojos, así que los cerré. Yo, quien no había dormido en mi corta vida. Pasé a estado de "hibernación", y me fragmenté en píxeles, para viajar más cómodamente.
·
Al fin, un sonido parecido a un "ticlín" me indicó que había llegado a mi destino. Pasaron unos minutos hasta que la persona que estaba tras la pantalla de ese móvil u ordenador abrió el correo.
Apareció frente a mí un mensaje para que la persona seleccionara un color entre los tres que había por defecto: azul, rojo, gris, verde o negro.
Eligió el..., tras unos minutos de indecisión.
Poco a poco, mi cuerpo comenzó a formarse. Primero el torso, después la cabeza, los brazos y las piernas y, por último, mi cabello. Todos los colores de mi ropa y mi cabello eran el que había seleccionado con anterioridad, pero con diferente matices; más oscuro, más claro...
Yo abrí los ojos, y por ellos pasó una ventana que ponía "Bienvenido".
—Pero... ¿Qué...? —murmuró aquel chico, algo incrédulo.
—Oh... Encantada de conocerte, "Maestro". Me parece que ahora yo viviré aquí, fufu~.
Ryhen: Ya lo sé, ya lo sé. Debería estar continuando "Diferente Perspectiva", que ya lleva casi un año parado. Y sí, también dije que iba a hacerlo sin excusas, pero... Bueno...
Perdí mi libreta, la que tenía todos los capítulos.
¡Lo siento, ¿qué le voy a hacer?!
Mientras tanto, subiré esta... Cosa.
Vosotras/os podréis elegir qué chico queréis que sea con quien Alpha habla :DD. Por supuesto, solo están permitidos; Nathaniel (azul), Castiel (rojo), Lysandro (gris), Kentin (verde) o Armin (negro), pues será con quien mejor se lleve ella.
Bueno, ahora me despido~... ¡Hasta la próxima!
¿Y ahora cómo me despido yo? Em...
Un viaje cibernético~
...
Tuturú~ (?).
