Encerradas en la enfermería, Adria sostenía a Vala treinta centímetros por encima del suelo, su control mental aprisionando el cuello de su madre.

Madre, nunca creí que tuvieras el valor de matarme.

La presión en su garganta hacía imposible que Vala respondiese. Tampoco es que Adria esperase respuesta, tenía sus poderes ocupados en mantener la presión en la garganta de su madre, mantener las puertas de la enfermería cerradas y combatir las toxinas que se apoderaban rápidamente de su cuerpo. Estaba preparándose para ascender.

Solo unos segundos pasaron cuando miró a su madre por última vez.

Adiós Madre.

El cuerpo de Adria se convirtió en un halo de luz, desapareciendo por el techo de la enfermería.

El agarre en el cuello de Vala desapareció y calló pesadamente en el suelo, resollando trabajosamente en busca de aire, desde el suelo podía oír como Daniel tosía en el pasillo de al lado, las botas de sus compañeros en el pasillo más alejado.

La tensión de los últimos días se deshacía al tiempo que el oxigeno volvía a entrar en sus pulmones.

Se había acabado, su última oportunidad de recuperar a su bebé. Su última esperanza. Pero siempre fue una utopía, su bebé nunca fue suyo en realidad. Solo la mala suerte quiso que los Ori tuvieran que elegirla como el medio para traer a su creación al mundo físico. Y solo su cabezonería, su insistencia en la idea de que tenía algún tipo de poder para cambiar las cosas, lo que le llevaba a soportar tanto dolor en este momento.

Un helado escalofrió recorrió su espalda cuando una luz muy semejante a la que Adria acababa de convertirse creó formas caracoleadas en el suelo. La lasitud que le había invadido desapareció inmediatamente, con sus cinco sentidos plenamente alerta, Vala se incorporó rápidamente.

Lo que vio, sin embargo, le dejó la sensación de que una nave Hat´ak acababa de aterrizar en su estomago.

Daniel estaba en suelo, tosiendo, sus pulmones intentando librarse de la inhalación de gases refrigerantes

Mitchell Teal'c y Sam venían corriendo por el pasillo.

Jackson! Estás bien?, Mitchell gritó desde lejos, sin relajar el paso en ningún momento.

-Sí, estoy bien.

Mitchell ayudó a Daniel a levantarse y entraron en la enfermería. Solo para pararse como si los hubieran clavado en el suelo a menos de un paso de la puerta.

Adria había desaparecido y Vala estaba sentada en la cama, la cara brillante de lágrimas, acunando lo que parecía ser el pijama de Adria. Solo que los pijamas vacíos no suelen moverse por sí mismos.

-¿ Dónde está Adria? - La voz de Mitchell no más alta que un susurro, el coronel no se atrevía a usar su tono imperativo ante el estado emocional de su compañera.

Aquí Cam, se fue pero me la han devuelto.

¿Qué? - Cameron fue el único que lo expresó en voz alta pero la pregunta se reflejaba en las caras de los otros tres sin ninguna duda.