El título tendrá una tilde (,). Es que supongo que FanFiction no me lo pondrá y al final quedará así: "Simplemente un sueño.

El fic contará con dos o tres partes, no tan largas. Ojalá disfruten de la idea que surgió de la nada mientras jugaba el desvío de Priam en Awakening.

(AU) (IkexMia)


Simplemente... un sueño.

La lluvia comenzaba a caer de un cielo nocturno gris, con los relámpagos haciéndole compañía. Un chico aprendiz a mercenario caminaba por los árboles de un bosque sin vida, pisando fuertemente cada charco que veía, como niño. ¿Qué decir? Su infancia estaba llena de tristeza y de pesadillas que, por suerte, no podía recordar la mayoría. Riendo cual pequeño, disfrutando de la fría lluvia y de ver reflejados los rayos en el agua transparente.

Hasta que luego recordó que le arrancaron su infancia sin ser culpable de crimen alguno, que le destruyeron sus sueños infantiles en una simple serie de tragedias ocurridas hace años, eso a pesar de que tenía 13 años. Tal sabor amargo de pérdida que tanto odiaba tener lo hizo tomar su espada dorada de madera y caminar de mala gana hacia donde hallara una salida de aquel bosque.

–Y... ¿Puedes decirme a dónde vas?– Preguntó una voz femenina, algo chillona.

–¿Quién eres tú?– Ike se dio la media vuelta.

–Yo soy Mia. A diferencia de ti, yo sí te conozco.– Respondió Mia, luego carraspeó la garganta. –Tú eres Ike, el hijo del líder de los mercenarios de Greil... de verdad que es un honor conocerte.–

–¿Por qué lo dices?– Preguntó el oji-azul.

–Mi sueño siempre ha sido ser mercenaria, ¡Y ahora que te encuentro, puedes ser mi tutor!– Gritó emocionada la menor del cabello índigo.

–Yo creo que no...–

–¿Cómo...? He viajado desde muy lejos para que me ayudaras a cumplir mi meta, no puedes hacerme esto.– Interrumpió Mia, con sus ojos nublados por las lágrimas.

–Lo lamento, pero sólo soy un joven aprendiz. Regresa con tus pa...– El mercenario no terminó de nuevo por un comentario de su acompañante.

–... Mis padres... viajé con unos amigos de ellos, porque... mi padre está muerto, y mi madre pronto lo estará...– Dijo la niña, sollozando por lo bajo. –De igual forma, lamento haberte molestado...–

–¿Y te dejaron venir sola a este bosque en medio de una tormenta?– Inquirió con ironía el peli-azul. –Dime la verdad, ni una mentira, ¿De acuerdo?–

–P-pues... lo cierto es que me perdí.– Contestó apenada. –P-pero tú también lo estás, ¿No?–

–No, mi padre me está esperando afuera del bosque.– Negó con los brazos cruzados el niño.

–Emmmm... ¿Me llevas contigo?– Preguntó inocentemente Mia, con sus manitas juntas y casi hincándose. –Por favor, por favor...–

–Bien...–

–¡Sí!– Saltó victoriosa la oji-verde, dándole un golpe en la cara al otro infante. –L-lo siento... n-no era mi intención... hacerlo...–

–No... te preocupes. Lo único que te voy a exigir es que, en cuanto acabe tu entrenamiento de principiante, te irás con tus amigos.– Pidió Ike, sobándose su mejilla.

–¡Si, señor! Lo prometo... ¡Gracias, Ike!– En una abrir y cerrar de ojos, la niña ya se encontraba abrazando al niño. Y éste correspondió dudoso al abrazo.

Mia, con sus escasos métodos de discreción, sacó la espada de madera de Ike y corrió con ella en manos. El hijo de Greil la siguió tratando de recuperar lo que le quitó, en su intento por alcanzar a su nueva compañera se subió a un árbol y poco luego cayó en un charco de lodo. Soltó suaves gritos de dolor mientras se sobaba su espalda y se retorcía en el suelo, causando que se ensuciase más.

–J-ja, ja, ja... deberías de... ja, ja... tener cuidado... ja, ja, ja.– Recomendó la menor entre risas.

–¡Ah! Qué daño, y t-tu apoyo no me es bueno...– Ike respiró hondo y después se levantó. –¿Podríamos irnos ya?–

–¿No estás herido?–

–Sólo son caídas y golpes. Si quiero llegar a ser como mi padre, tengo que aguantar tales cosas que son diminutas comparadas con la guerra.– Respondió dolorido Ike.

–No puedes decirte eso aún cuando niño, espera.– Dijo no muy convincente la pequeña, sacando una medicina de su bolsillo. –Es la única que tengo, así que úsala bien.–

–¿Segura?–

–¿Por qué no haría de estarlo?– Mia sonrió.

–¿De verdad qué quieres dármela a mí?– Insistió el infante peli-azul.

–Vamos. No viajé hasta Begnion para que mi tutor se quejara en todo mi entrenamiento, ¿O sí?–

–No, creo que no.– Ike le devolvió la sonrisa y tomó la medicina.

Como por arte de magia, el dolor del aprendiz desapareció en cuanto comenzó a hablar y a reír con Mia. Los dos menores se sentaron en un lugar que no estuviera mojado y también jugaban, señalaban las nubes y platicaban sobre sus vidas. Las nubes, ahora blancas, se disipaban y le abrían el paso a un brillante Sol; la luz de éste dejaba ver que las hojas de los árboles eran color manzana bastante claro.

La niña ayudó al niño a caminar con un poco de esfuerzo hacia la salida del bosque. Se habían hecho amigos luego de una mañana en la lluvia, pero no porque ya se iban les impidió seguir hablando. El siguiente tema de conversación sería la peculiar espada que Ike traía consigo, eso le despertaría recuerdos antiguos.

–¿Puedes contarme por qué tu espada de madera es dorada?–

–Porque mi padre me dijo que Ragnell era una espada legendaria, ¡Bendecida por la diosa!–

–¿Ragnell?– La pequeña se rascó la cabeza, confundida.

–Sí, así se llama la espada verdadera. Pero...–

–Pero decidiste llamar a la tuya de esa forma también.– Completó la niña del cabello índigo. –Te deseo suerte.–

–¿Para? ¿Por?– Inquirió el peli-azul.

–Para que consigas la Ragnell real.–

–... Gracias... lo cierto es que... tenerla no será tan bueno como parece.– Susurró Ike, recordando el momento de la muerte de su madre.

–¿Mmmmm?–

–¡Ike!– Gritó un hombre de voz gruesa, el padre de Ike.

–¡Padre!–

–¿Shinon? ¡Titania!– Voceó Mia, corriendo a abrazar a los mencionados.

–¿Los conoces, niña?– Preguntó Greil.

–Somos amigos de su difunto padre, no te preocupes por ella. De hecho viajamos aquí para convertirla en mercenaria.– Explicó Titania. –Tal vez nos sea útil en un futuro.–

–Ah, ¿Sí? Entonces será un honor entrenarte, niñita.– El padre de Ike le dio unas palmaditas en la cabeza a Mia. –Aunque... tienes cara de usar espadas.–

–Padre.– Interrumpió Mist, la hermana menor de Ike. –¡Ike! ¡Estás bien!–

–Sí, sí. Todos los enanos se abrazarán y, o conocerán después. Tenemos cosas que arreglar sobre... cosas.– El maestro arquero se cruzó de brazos y caminó en la delantera.

–Bien... ¿Y quién es ella?– Greil señaló a la niña oji-azul.

–Es Mia, nos conocimos esta mañana.– Contestó el aprendiz a mercenario, dedicándole una sonrisa a su amiga.

–A puesto a que están cansados, vayamos a casa.– Dijo la peli-roja, montando a su caballo y subiendo a la pequeña de cabello índigo.

–Cierto... tenemos una pequeña herida que sanar.– Mia rió.

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6 años después...

En el mismo bosque gris y triste de antes, la espadachina portadora de una Wo Dao se encontraba bajo un árbol, esperando que la lluvia cayera, pues las nubes comenzaron a hacerse negras desde hace ya algunos minutos. Solitaria, atrapada en sus pensamientos, de pronto sonrió al darse cuenta de que estaba bajo el árbol donde Ike se cayó cuando niños. Sus cabellos volaron por el frío viento que se avecinaba, se abrazó a sí misma en busca de calor que le ayudara a aguantarse la baja temperatura.

Sus manos temblorosas tomaron su espada, aquel deseo se convirtió en algo más fuerte que la amistad, la Wo Dao que le obsequió Ike era como un tesoro para ella, no sería capaz de acabarse tan valioso regalo. Luego su mente hizo memoria de lo que había escuchado días pasados:

"–La guerra que tendremos no será para nada fácil de ganar. Daein, Gallia y la mayor parte de Begnion se aliaron en nuestra contra. Buscan quitarle a la Emperatriz Begnion... y posiblemente apoderarse de otros territorios como Crimea.– Comunicó un soldado de ropas rojas al jefe de los mercenarios. –La Emperatriz me ha mandado a contrataros, señor.–"

"–Trabajamos para la defensa del Imperio ya, eso no va a ser un problema.–"

"–¿Y Crimea, señ...?–"

"–No podemos proteger a todo lo que se les una, pero sí a los nobles que entren al Imperio, ¿Algo más? Preguntó el dueño de Urvan."

"–No, eso es todo. Muchas gracias por su atención.– El soldado saludó al estilo militar y se retiró, sin ver a la curiosa que escuchó la plática."

Eso fue muy confuso para Mia, más teniendo en cuenta su compromiso con Ike. Le juró que protegería a los mercenarios de Greil en caso de guerra pero, ella realmente estaba mal de sus sentimientos... últimamente estaba decaída y pasaba la mayor parte de su tiempo en el bosque; con la mirada perdida y cerraba los ojos, aún así no dormía.

Dio un suspiró y parpadeó algunas veces, intentando no conciliar el sueño. Su piel se hizo helada, sentía frío y ganas de regresar a casa para cubrirse con una manta y escuchar como su novio le susurraba cosas bonitas aunque a la mayoría no les ponía atención. Fue cuando sintió un ambiente cálido rodearla que la dejaba envuelta en algodón suave y tibio.

–No deberías de estar aquí sola, te lo he dicho muchas veces.– Susurró Ike, abrazándola cariñosamente. –No tienes ni idea de lo que sufro cuando no estás conmigo.

Mia se recargó en su pecho y rompió en llanto silencioso. –No quiero luchar... no puedo... perdóname.–

–¿Por qué te disculpas?– Preguntó el mercenario, dándole un tierno beso en la mejilla. –Si no quieres luchar, mi deber será protegerte. Te lo juro...–

–No necesito protección. Ike... no sé que me ocurre... me siento cansada, débil y mal.– Replicó ella, cerrando los ojos.

–¿Quieres algo?– Preguntó el peli-azul, sacando una medicina. –Tómala, pero úsala bien porque es la única que tengo.–

–No creo que esto alivie lo que tengo.– Murmuró la de cabello índigo.

–Entonces te daré algo ilimitado.– Dicho esto, Ike besó a su novia.

También la abrazó, no quería soltarla, ella tampoco a él. El chico sintió las lágrimas de Mia rosar su cara, supo enseguida que estaba llorando, le dolió verla así. Rompió el besó y acomodó la cabeza de la chica de los ojos esmeraldas en sus brazos, luego la volvió a besar y le cerró sus ojos.

–No llores, simplemente duerme... duerme y sueña con que tus pesadillas se acaben. Yo estaré aquí, cuidando de ti mientras viajas al mundo de ensueño. Porque si a ti te pasa algo, yo me muero.– Comentó por lo bajo el portador de Ragnell.

–... Me alegra que hayas cumplido tu sueño, Ike. Ahora sigue el mío, ¿No?–

–Si, la verdad desde que apareciste en mi vida... mi sueño fue querer estar contigo toda el tiempo del mundo.– Contestó Ike.

–Gracias...– Fue lo último que dijo la espadachina antes de dormir.

Continuará...


Y así es como se acaba la primera parte, con Mia durmiendo en los brazos de Ike. Siento que me salió mal, no pensé que fuera a sentirse así :/ pero los que deben de juzgar son los lectores.

La siguiente parte yo la veo trágica, trataré de profundizar lo que sentirá Ike conforme ve algo que lo marcará de por vida, va a ser algo inesperado, o eso es lo que pienso.

Saludos.

Si quieren decir que tiene OoC, me encantaría la idea de que hicieran el fic sin OoC. Eso me ayudaría a mejorar para darme una idea la próxima vez que desee hacerlo mejor :)