La bella y la bestia.

El reloj marco las 22:00 pm, cuando la familia Black vio interrumpida su cena con la llegada de una lechuza negra. El ave, una hermosa criatura agrande y de ojos azules sobre bolo la mesa, dejando caer una carta sobre las manos del patriarca de la familia.

Todos en esa mesa quedaron en silencio por un momento, aguantando la respiración al ver la cara de preocupación de aquel hombre. Seguramente era algo lo suficientemente malo como para que el se levantar, abandonara la mesa y se fuera rumbo a su despacho, seguido de cerca por su mujer.

La mas joven de las hermanas Black, no pudo aguantarse a preguntar, en un susurro casi inaudible que es lo que había sido todo eso. Su padre siempre había sido un hombre difícil, de carácter fuerte y nervios inquebrantables. El verlo salir disparado del salón con la cara sin color alguno fue la alarma que indico que algo nada bueno estaba pasando allí.

Entonces, luego de unos pocos minutos, la mayor de las tres hermanas se levanto de la mesa intentando no hacer ningún ruido, ni con la silla ni con sus zapatos. Dijo a las otras que ni se movieran ni hablaran, ella iba a tratar de descubrir algo con respecto a este problema.

Sigilosa, la muchacha se acerco a la puerta del despacho de su padre y pego su oreja a la puerta para intentar escuchar.

-El esta enojado Druella, quiere que vaya a verlo ahora.- la voz del mortifago era temblorosa.

-Cygnus, Cygnus que hiciste?.- Preguntaba Druella en llanto.

-Salio mal Druella, todo salio mal y yo no supe que hacer y ahora quiere mi cabeza en una bandeja.-

Estas ultimas palabras hicieron que la bruja entrara a enfrentar a sus padres.

-Que sucede padre?- Su voz sonaba en una mezcla entre temerosa pero firme.

-Esto no es asunto tullo Bella, regresa al comedor con tus hermanas.- Le dijo.

-No padre, te e oído, dime quien es la persona que quiere tu cabeza en una bandeja.-

-Druella, por favor llevártela.-

-Es el no?, es el hombre para el que tu sirves.- Bellatrix se estaba resistiendo al agarre de su madre, quien estaba intentando con todas sus fuerzas de sacar a su hija. Sin embargo esta logro escaparse para correr a los brazos de su padre. Ambos se estrecharon en un abrazo y la chica dejo que sus lagrimas corrieran.

Su padre por el contrario permaneció firme. El confirmo su pregunta y le indico que tenia que calmarse, que los Black no debían mostrar debilidad frente a nadie, siquiera al resto de su familia.

La relación que el hombre tenia con su hija era mas cercana que con cualquiera de sus otras 2 , pues ademas de ser la primogénita, ella tenia algo especial en su carácter y en su forma de ver la vida que las otras no. Andromeda y Narcissa eran sombras de Druella, las futuras señoras de la alta sociedad.

-Ve con tu madre.- Dijo luego de que la chica se calmo.

-Pero padre...-

-Te prometo que mañana temprano estaré aquí.- Dijo esto y giro sobre sus talones con direccion a la chimenea. Tomo un puñado de polvos flu y desapareció después de decir Mansión Riddle.

Bellatrix y su madre regresaron al comedor son sus hermanas que aun seguían aguardando sentadas en sus respectivos asientos en la mesa.

Tanto Bella como su madre se sentaron con cara de nada a terminar con su cena, esperando a que alguien interrumpiera en búsqueda de alguna respuesta a todo lo que había pasado.

-Su padre ha debido salir por temas de negocios urgente así que no podrá acompañarnos a cenar...-

La señora de la casa no logro terminar de hablar cuando fue interrumpida por la morocha. Ella estaba notoriamente alterada por todo esto, hablo de una manera muy nerviosa diciendo algo así como que su padre estaba perdido e iba a ser asesinado.

-Bellatrix Black, no hables así en esta mesa, tu padre dijo que iba a regresar para la mañana. Deja a un lado esos pensamientos negativos y come en paz.- Ella no mostraba signos de duda.

-Acaso no entiendes madre?, incluso nuestro padre sabe que corre peligro, el señor de las tinieblas va a matarlo.-

-Bellatrix...-

-Si nadie va a ayudarlo sera mejor que yo me mueva.-

-De ninguna manera voy a permitir que hagas esa locura, usted se retirara inmediatamente a su recamara y se quedara allí a esperar a que su padre llegue.-

La bruja se levantó al tiempo que arrojaba sus cubiertos sobre la mesa y se retiro rumbo a sus aposentos.

Poco tiempo después sus hermanas y su madre hicieron lo mismo.

Cygnus llego a la mansión Riddle. El estaba siendo esperado en el salón principal de la casa por su dueño.

La cara del señor tenebroso era exacta a como solo los pocos que había sobrevivido a el la había descrito. Su cara era pálida, sus ojos celestes muy claros los cuales se tornaban rojos cuando se enojaba, tenia labios finos y no había ni nariz ni ningún tipo de pestañas en su cabeza. El era de alguna forma muy similar a una serpiente.

Lo llamo desde algún lugar de entre la oscuridad del salón.

-Cygnus.-

El mortifago por su parte se arrojo a sus pies ni bien puso un pie fuera de la chimenea.

-Mi señor, imploro su perdón, por favor mi lord, yo se que he hecho mal pero, ruego por lo que mas quiera me de otra oportunidad.-

-Sabes tu acaso lo que un horrocrux significa para mi no es cierto?-

-Si mi señor.-

-Entonces quiero que me expliques por que mierda no pudiste hacer nada para ponerlo a salvo.-

-Todo estaba bien mi señor pero entonces llegaron los aurores...-

-Basta.- Rugio -Aurores...aurores, como no pudiste hacer nada con un puñado de aurores...- Y de pronto envió a su vasallo un hechizo no verbal para torturarlo.

-Eres una sucia rata.- Escupió cuando estuvo satisfecho con las torturas infligidas. Cygnus ya estaba inconsciente.

El iba a encerrarlo y torturarlo hasta que se cansara o muriera, lo que pasara primero, y se lo dijo en un lapso de tiempo en que estaba agonizando sobre el suelo después de recibir los crusiatus del hombre mas temido del mundo mágico.

Bellatrix aguardo toda la noche la aparición de su padre. Cuando decidió que había pasado mucho mas del plazo de tiempo necesario, siendo ya mas de las 20:00 pm decidió cometer la locura mas grande que podría haber hecho en toda su vida. Ella salio en busca de su padre.

Puso su capa sobre sus hombros, asegurándose de cubrir bien su cabeza, tomo de la sima de la chimenea un puñado de polvos flu y con su barita en mano repitió las palabras que había sentido de la boca de su padre. Mansión Riddle y desapareció.

Comenten