¡Hola! He vuelto a subir la historia y me disculpo por mi error anterior. Espero la disfruten, está basada en la canción de Sam Smith que lleva el nombre de la historia.


I'm not the only one

Bebió el segundo vaso lentamente, en realidad nunca había disfrutado mucho de las bebidas alcohólicas pero en los últimos meses cada vez le gustaban más.

Encendió el computador mientras se servía su tercera copa, entrecruzó sus piernas sobre la silla y empezó a escribir:

Querido Sasuke

Se arrepintió por un instante y tecleó la barra de suprimir, volvió a empezar:

Sasuke:

¿Sabes que hoy es nuestro aniversario número ocho? Empiezo a creer que lo has olvidado realmente, al menos aunque estuvieras ocupado siempre te asegurabas que un presente llegara a la puerta, pero veo que las costumbres se están deteriorando al igual que nuestra relación.

Me gustaría decir que me ha dolido, pero últimamente hay pocas cosas que me duelen, el vacío dentro de mi pecho parece que no se llena sin importar cuánto lo alimente con nuestros buenos recuerdos. Tú decías a mi oído cuánto me amabas, yo era como una ilusión de la magia y decías que no querías quitar tus ojos de mí por si desaparecía de un instante a otro. No me di cuenta el día en que dejaste de repetírmelo.

¿Pero sabes de qué sí me di cuenta? De cómo aumentó el trabajo extra en tu trabajo, de las constantes reuniones de oficina y los viajes que no podías cancelar. Ni siquiera quería sentirme celosa de que tu trabajo fuera más importante, siempre me dije que no sería de esa clase de mujeres que se interponían en el éxito de los demás. Fui una completa estúpida.

Hace siete meses te seguí por primera vez, yo no quería hacerlo pero Temari no dejaba de insistirme que algo raro estaba sucediendo. Esa noche dejé a Sarada a su cuidado y tomé su auto prestado y fui a la empresa. ¿Sabes que Karin nunca me cayó mal? Lucía tan tímida y dedicada a su trabajo que jamás lo hubiera sospechado, pero cuando entraron al hotel besándose apasionadamente me di cuenta que cumplía muy bien con todo su trabajo.

Parece que nadie te ha contado que las mujeres solo hacemos preguntas cuando sabemos la verdad, somos mal llevadas, queremos pensar que no nos mentirán más. Aún recuerdo que dijiste que estaba loca, que no me hacías el amor porque estabas muy agotado y que no metiera ideas irracionales en mi cabeza. Nunca más me sorprendí que estuvieras cansado para tocarme, yo también lo hubiera estado si fuera tú.

¿Cuánto tiempo llevas engañándome? Antes no notaba cuán tarde se te hacía para regresar a casa y ahora prácticamente no dejo de mirar el reloj de la cena, el cambio del horero anuncia tu traición con el sonar de un canario.

Creí que me estaba equivocando, me empecé a engañar. Quizás solo mirabas a Karin porque después del embarazo mi cuerpo había cambiado, mis pechos no lucían tan turgentes como antes y pequeñas estrías marcaban ciertos lados de mi cuerpo. Empecé a hacer ejercicio, ¿al menos notaste el inmenso esfuerzo que puse para gustarte? Dime que lo notaste.

Nunca más te lo pregunté, no soportaría escuchar dos veces que estaba inventando cosas dentro de mi cabeza. Sin embargo tú también empezaste a disimularlo menos, las marcas en la ropa, el perfume de otra mujer. ¿Lo hacías sin querer o querías realmente herirme? ¿Cuán ingenua crees que soy?

¿Te di todo lo que creí que necesitabas sabes? Mi tiempo, mis alegrías y mis tristezas, mi silencio cuando fue necesario y mi apoyo diario. Te lo di todo sin esperar nada a cambio, pero no fue suficiente para ti. La única cosa que querías no era yo. Y no ser la escogida fue terriblemente doloroso, el vacío en mi pecho nació gracias a ti. He intentado llenarlo, pero no puedo, realmente no puedo.

Sakura no pudo evitar las lágrimas que surcaron por sus mejillas, se las secó con la manga de la blusa y tomó la botella y bebió un poco más. Guardó la carta, la 167 y apagó el computador.

Cerró sus ojos en la bañera, a veces solo quería quedarse ahí para siempre, a veces tan solo quería dormirse ahí y no volver a despertar. Pero la imagen de la sonrisa de su pequeña aparecía y debía volver a ponerse de pie.

La puerta se abrió justo cuando bajaba impecable por las escaleras.

-Buenas noches nena- Sasuke besó su cabello- ¿Y Sarada?

-En su cuarto- contestó

-Va a gustarle lo que le traje- mencionó Sasuke subiendo las escaleras y el perfume floral se esparció sutilmente en la habitación.

-No soy la única- cerró los ojos susurrando para sí misma.

-¿Decías algo nena?- preguntó Sasuke.

-Nada cariño- sonrió cerrando la puerta principal.

Porque cuando él le llamaba nena, ella sabía que no era la única.