EL COMIENZO DEL FIN.

Demás esta decir que este Fic contiene personajes que no son míos, son todos sacados de los libros: Crepúsculo, Luna Nueva y Eclipse.

Prefacio

Son muchas las veces que he estado al borde de la muerte y la verdad es que esta me parecía una más, que por desgracia, sabia que saldría viva y eso era lo que mas me dolía, quería morir por amor es algo valido... Es solo que desde hace algún tiempo mi vida se convierto en algo increíble, aún creo que me sorprendo con esa palabra, cada jugada me salio mal.
El concepto increíble se queda corto.
y allí estaban los dos hombres que más he amado en mi vida, mitad bestias, mitad hombres, es como una ley de la vida.
El dolor que siento no se compara con ninguno antes conocido, es mas fuerte que cuando Edward se marcho, en estés instante lo único que deseo es la muerte ¿ Es que mi historia nunca tendrá final feliz ?. Se que ha llegado el momento de seguir lo que siento, ya no puedo seguir estando tibia, tengo que elegir entre las personas que amo, El Frió o El calor, sinceramente, ya no estoy segura de cual ganara, solo se que los dos caminos me llevan a uno. LA MUERTE.
Ya no puedo ser Suiza, ya no puedo permanecer tibia es hora de arrojarme al fuego o al hielo.

Capitulo I : Reacción Inesperada.

De todas las cosas estupidas que he hecho en mi vida, el intentar explicarle a Charlie que me iba a casar encabeza la lista, si hasta Renée se mostró mas comprensiva, cosa que me impresiono, aunque con lo perceptiva que es, tal vez una parte de mi lo esperaba.

-Papa, eeem este… con Edward debemos darte una noticia- Dije casi sin aliento, mi cara, podía sentirla de un tono morado.

-Charlie- Dijo Edward con su voz de ángel que me acelero el pulso, su rostro era sereno, pero tenía cierta pizca de ansiedad en los ojos Charlie le miro fijamente- Se que tal vez pienses que no soy para tú hija y lo entiendo, he cometido errores, que no podrán ser borrados ni compensados con nada – Hizo una pausa al parecer había captado la atención de Charlie – Esta Bien voy al grano.

- Me parece lo correcto, me estas inquietando – Charlie alfil pronunciaba algo.

-Señor Charlie Swan, Jefe de policía de Forks, he venido a pedirle la mano de su hija Isabella Swan.

Por un momento creí que Charlie había muerto de un ataque, Edward se veía sereno e incluso feliz, lo que me tranquilizo en parte, corrí a ayudar a Charlie temiendo que le sucediera lo mismo que a su antiguo amigo Harry quien murió de un infarto.

- Be… Be… Bella – Dijo finalmente Charlie, cuando acudí a ayudarlo y Edward, con una rapidez muy característica de el, se acerco a Charlie simulando preocupación, ya que se debía haber dado cuenta que Charlie no tenia nada además del miedo de perder a su pequeña hija.

- Papá ¿estas bien?- Intente simular preocupación

- ¡Tú!- Grito apuntando a Edward y sin responder mi pregunta- ¡Sal de mi casa Pa… Pa… Payazo!- nunca había visto a Charlie echar a nadie de nuestra casa de esa forma, ágil, rápida y peligrosa, quede helada, solo alcance a ver que Edward en el momento que le deba la espalda a Charlie, me quiñaba el ojo y me apuntaba hacia mi dormitorio, comprendí que el enojo de Charlie duraría muy poco.

- Bella ¿Es en verdad eso lo que deseas?- Pregunto Charlie mas calmado por la ausencia de mi novio

- Si papá- Asentí

- ¿Es que no te ha quedado ninguna moraleja de mi relación con tu madre?- Pregunto queriendo cambiar mi opinión

- Papá lo conozco de años, soy mayor de edad, lo amo con toda mi alma ¿Te queda alguna duda?- Pregunte sin esperar respuesta.

- Bella eres Increíble- Dijo finalmente

- Papá es lo único que pido para ser feliz- Puse cara de inocente

- Se que aunque no lo acepte, lo aras igual, así que tienes mi bendición- Se resignó Charlie.
Abandone la cocina antes de que cambiara de idea y me desplace por las escaleras con cara de ganadora.

En cuanto Charlie se acostó tal como lo había previsto y como lo ha hecho desde que le permití entrar en mi casa por primera vez, Edward entro por la ventana, sin que me diera cuenta. Dudo que Charlie aya podido dormir esa noche, al menos no por mucho tiempo, ya era demasiado tarde para cambiar de decisión.

- Te lo dije amor- Edward hablo desde mis espaldas susurrándome al oído y tomándome por la cintura.

- ¿Es que quieres matarme de un infarto?- Mi corazón latía a mil por hora.

- Muy graciosa

- Charlie , ha aceptado de muy mala gana, pero lo ha hecho, solo queda llamar a Renée- Dije no muy convencida

- Hagámoslo ahora-

- ¡No!- Grite- Ahora no – dije un poco mas bajo para evitar una visita de Charlie

Era demasiado tarde Edward ya había sacado su móvil y marcado el numero de Renée, que seguramente lo había robado de alguna mente y lo había memorizado.

- Hola Renée soy Edward, lamento llamarte tan tarde, espero no estar interrumpiendo nada importante- Solo Edward era capaz de dejarme en tal estado de shock- Oh ya veo, espero que Charlie no te aya contado aún, eh si la verdad prefiero que sientes, si ¿Estas sentada?

- Edward no- Suplique

- Si te lo diré a menos que te lo quiera decir ella ¿Bella? – Indico el celular hacia mí…

-¡No Edward ni lo pienses!- Grite abriendo los ojos como platos

-Como pensé, bueno Renée – Continuo Edward hablando con el celular - ¿Estas sentada?, OK, respira, bueno tal vez pienses que no soy lo mejor para tu hija, tal vez estas en lo correcto, pero creedme que la amo con todo mi ser. Si Renée lo entiendo- Hacia pausas y mi corazón se aceleraba

-Edward no- Grite casi sin pensar tenia mi mente y cuerpo bloqueados.

-Voy al grano, queríamos invitarte a una fiesta en honor a Bella, si aremos algo con la familia y gente conocida, claro es solo eso, lamento haberte asustado. Gracias se los daré en tu nombre. Adiós – corto el teléfono.

-Edward eres increíble- Dije finalmente

El hecho de armar una fiesta de compromiso, con la familia, no me agrado para nada, pero al menos podría contarle a Renée mis planes de casamiento cuando Jasper este cerca, Jasper con su indiscutible habilidad para calmar y controlarlas emociones de las personas. Eso me calmaba un poco, pero al fin y al cabo todos debían enterarse aunque no creo que una habitación con la gente que amo y vampiros sea una buena idea.

Los días pasaron rapidísimo, en pocos días más tendría que decirle a todo el mundo que me cazaría, que estoy enamorada y que solo quiero formar parte de los Cullen y todo lo que ello implica, aunque lo ultimo no se lo contaría.

Sabía que esta era la forma correcta y la que Edward elegía, por lo que estaba tranquila (dentro de lo que se puede estar) y decidida.

Con tanto movimiento estos días siquiera tuve tiempo para pensar en las cosas, que me resultan dolorosas, como Jake, aunque sabia en lo profundo de mi alma que el estaba sufriendo y que lo amo, pero no es suficiente. Mi decisión estaba tomada. Estaba casi todo el pueblo de Forks en la casa de los Cullen asistiendo a una fiesta a la que no sabían en que terminaría, ni cual era su propósito, ya era tarde para arrepentirse, Alice me había comprado un vestido en una visita que hizo a Paris según ella era para una ocasión especial, estaba claro que había tenido una visión, no había pasado mucho tiempo desde que habíamos dejado el instituto, por esta razón Alice cada 2 días iba de viaje donde quería, acompañada de Jasper, ya que debía ocupar su ostentoso Porche Amarillo . El vestido de compromiso era de un hermoso azul profundo y platinado, era ostentoso, como todo en relación a los Cullen, según Alice parecía una princesa, aunque lo que estaba viviendo no tenía nada que ver con los cuentos de hadas. Estaba nerviosa, las manos me sudaban, tenia cierto temblor al caminar, me mire al espejo, Alice junto a mi sonriendo, parecía un sueño, mi pelo recogido elegantemente, hecho por Esme que había tomado unos cursos, me veía realmente bien, casi tan bien como Alice.

-No tengas miedo- Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Es solo que esta casi todo Forks, mis amigos, mi familia ¿Que dirán cuando les diga que pienso casarme?- Dije con más nervios aún

-Bella eres increíble te vas a convertir en vampiro ¿eso no te atemoriza?- Pregunto Alice casi sin creer lo que preguntaba

-No- Mentí ya era bastante malo que me tomarán por gallina al no querer comprometerme, no quería dar muestras de arrepentimiento.

-Esta Bien -Continuo- tú novio te espera en el piso de abajo.

Baje las blancas escalaras resplandecientes, esa casa me traía tantos recuerdos, aún no creía posible que estuviera haciendo esto, no podía correr aunque era lo que deseaba hacer, mis mejillas se ruborizaron al mirar cuanta gente me observaba, mi paso se volvió inseguro, mi rostro mostraba pánico, hasta que visualicé a Jasper y me sentí mucho mejor, al lado de Jasper estaba el siempre tranquilo y seguro de si mismo, aunque debo decir que note el rastro de ansiedad que se reflejaba en su rostro. Edward Cullen, el hombre más hermoso que pisa la tierra, la razón por la que deseo perder el alma, ir al infierno y morir, Se veía tan guapo, hoy mi color preferido definitivamente seria el negro, sin duda, el que mejor le queda. Vestido formalmente para la ocasión Edward seria infinitamente y para siempre mi Edward y no le pido nada más a la vida, aunque suene irónico.
Estaban todas las personas que conocía a excepción de los de La Push, aunque preferí no pensar en eso por que me llevaba a una sola persona MI JACOB…

-Bella, Te ves hermosa- Dijo Renée

-Gracias.

-¿Me podrías decir a que va todo esto?- Pregunto algo confusa

-Mamá, ya lo entenderás… ¿como esta Phil?- cambie de tema

-Perfectamente, te manda sus saludos, el también estaba invitado y manda sus disculpas por no poder asistir- Dijo mamá excusando a su marido.

-Claro, No ahí problema…

Tuve que saludar persona por persona e invitarlas a pasar al comedor, en donde habían puesto grades mesas, meseras y todo lo necesario para un banquete excepcional, me di cuenta de que todo esto era obra de Alice y Esme.

Edward y yo nos sentamos a la cabeza de la mesa, una vez reunidos, Edward llamo al silencio, ni las hermosas mesas de un blanco marfil que hacían llenar de luz el comedor, ni los esfuerzos inhumanos que note Jasper hacia para calmarme lograron evitar que se me diera

vuelta el estomago.

-Bella Por favor- Edward me indicaba que me parara a su lado, me aferre a su brazo y el me sujeto con más fuerza de la que podían notar los invitados, ya que al más mínimo descuido caería y el lo sabia.

-Les agradecemos a todos que estén aquí acompañándonos en este momento tan especial- Edward hizo una pausa y me regalo una enorme sonrisa, mire rápidamente y encontré la mirada de Renée, quien a pesar de ser bastante perceptiva, no entendía a que iban las palabras de Edward, su rostro mostraba total confusión.

-Bueno en esta ocasión los henos querido invitar a presenciar nuestro amor, pidiendo la mano de Isabella Swan delante de todos aquellos que vieron como nuestro amor nacía
Señor Charlie Swan jefe de policía de Forks ¿Me das la mano de tu Hija Isabella Swan, para amarla y respetarla en el sagrado voto del matrimonio?- Pregunto Edward ya sabiendo la respuesta.

Sentía como el pánico y la vergüenza se apoderaban de mi, aunque ya conocía la respuesta, estaba inquieta, por momentos me olvidaba de respirar, aunque debo admitir que estaba más relajada de lo que hubiese estado de no ser por Jasper.

Para mi sorpresa Renée estaba tranquila, incluso feliz, cosa que me pareció acto de un vampiro antes mencionado.

- Claro, si prometes cuidarla y no dejar que nada le haga daño y hacerla muy feliz- Dijo Charlie Resignadamente.

Note la sorpresa de los invitados Angela, Ben, Jess, Mike y gente que sabía conocía pero no recordaba sus nombres, tal vez por que mi mente trabaja a mil por hora con pensamientos absurdos y planes de cómo escapar de la sala de una manera no llamativa, todos era ridículos y no me llevarían lejos por lo que aparte la idea de mi cabeza.

- Prometo hacerla feliz y le juro amor eterno – Prometió Edward.

Supongo que con eso le basto a Charlie que hizo un Brindis y todos aplaudieron, luego Edward tomo mi mano y dio a conocer el supuesto anillo de su madre que hoy estaba reluciente en mi mano.

Para mi sorpresa y agrado recibí felicitaciones de todos los invitados, algunos me miraban ¿con odio?, otros con reproche y prejuicio. En pocos días estaría frente al altar alado del hombre mas maravilloso que pisa la tierra, condenando mi alma, que no sería nada de no ser por el, por lo que no me interesaba tenerla si no la podía compartir con Edward, lo único que pasaba por mi cabeza era formar parte de los Cullen como una de ellos, Inmortal y bella, No pedía nada mas… ¿Nada?, era una decisión tomada ¿Quién no moriría por amor?

-¡Guau! Felicitaciones Bella- Dijo Angela cuando nos habíamos levantado de la mesa y al fin estábamos despidiendo a los invitados.

-Gracias Angela.

-La verdad todo esto me tomo por sorpresa y me di cuenta lo poco que te conozco, bella ¿Te vas a cazar? ¿Hiciste una fiesta de compromiso?

Respecto a que Angela me conocía poco no pude discutirlo, no conocía ni la mitad de mis secretos y dudo que fuera capaz de imaginárselos, pero estaba en lo cierto, ¿Yo cazarme?¿Hacer una fiesta de compromiso?, comprobé que aun tenia dudas sobre ello.

-Angela no creo que sea el mejor momento- Dije sin saber que responder

-Bella ¿Te tienes bajo amenaza?- Pregunto incrédula, pero con seriedad en el rostro, Angela era mas perceptiva de lo que había imaginado

-¿Bajo amenaza? Esta es mi decisión- tartamudee

-Bueno Ben me llama adiós bella espero que seas muy feliz – Estaba segura que lo seria.

-Adiós Angela.

Una vez que la mayoría de los invitados ya se habían ido, Renée quiso hablar con Edward y conmigo a solas.

-Desde el primer momento en que vi como la mirabas supe que esto sucedería – Suspiro en tiempo que miraba a Edward con seriedad- Solo que no esperaba que fuera tan pronto.

-Hay que sentar cabeza alguna vez en la vida- Bromeo Edward

-Es que son tan jóvenes- Dijo Renée

-Edward es más maduro de lo que piensas- Intervine

-No lo dudo- Continuo – Es por eso que me tragare todos mis prejuicios y no me opondré al

matrimonio, estoy segura que no cometerás mis mismos errores.

-Gracias Renée, Te prometo que amare a tu hija por siempre.

- Y un día más – Dije

-Cuento con ello- Concluyo Renée

Edward me miro con los ojos esperanzándoos y llenos de alegría, ¿Qué mas podía pedirle a la vida? Aunque fuera una ironía…

Ese día transcurrió increíblemente lento fue un alivio cuando llego la noche, Renée se fue en cuanto termino la fiesta, ya que le esperaban unas largas horas de viaje, se despidió con dulzura y alegría. Una vez terminada la fiesta Edward me fue a dejar y como era rutina en cuanto Charlie se durmió Edward entro por la ventana, últimamente cada segundo que pasaba sin Edward era una tortura, dolorosa, la confusión llegaba a mi mente, me sentía mareada, fría… Triste.

-Lamento haber tardado tanto- Dijo una vez que apareció repentinamente a un costado de mi cama, una mano fría me rodeo la cintura.

-¿Es que nunca dejaras de darme tantos sustos?- Le reproche con el corazón en la mano.

-Lo siento mi querida doncella- Dijo al tiempo que se ganaba frente a mi

-Por Dios Edward ¿Cómo se puede amar tanto a una persona? ¿Cómo es que te puedo amar tanto?- Estaba segura que eran sus ojos los que me llevaban a decir lo que siento

-Esto no tiene explicación solo se vive por ello y abandonaría todo por ti- Concluyo

-¿Aún piensas que esto es lo correcto? - Pregunto Edward mirándome a los ojos

-¿Crees que conseguiría vivir sin ti? – Pregunte sin esperar respuesta.

-Bella ¿No quieres tener hijos, no quieres envejecer?- Sus ojos mostraban cierta sombra de dolor

-Si no son tuyos también no los necesito, entiende que solo te amo a ti, que solo te necesito a ti y a nadie más- Dije con desesperación.

Sus labios fríos se juntaron con los míos, esa sensación de electricidad cruzó todo mi cuerpo, su aliento rozo mi rostro, su frió cuerpo estaba tan cerca, me faltaba el aire, la sensación de felicidad que sentía, nadie podía quitármela, bueno solo Edward y esperaba con todas mis fuerzas que no lo hiciera. Podía morir en sus brazos y nada me importaría.
Nadie entendería jamás lo que siento por Edward, por que amor se queda corto, intentaba no pensar en el pero su aroma, su piel, sus ojos por Dios esos ojos que tanto me enloquecían.

Finalmente termine comprendiendo algo que ya sabia, algo que sabrían todos quienes me conocían realmente, por Edward lo daría todo, cada cosa que el quisiera terminaría aceptándolo, Lo amaba mas que a nada en el planeta, mas de lo que nunca imagine amar en mi vida.

Luego comenzó a cantar mi nana y dormí, con mucho frió pero dormí.

Si les Gusto el fic por favor díganlo, la verdad es el primer fic que escribo y me emociona. Saludos y gracias por leerme