Disclaimer: todo pertenece a George Martin. Aviso: esta historia participa en el reto "El séptimo arte" del foro ALAS NEGRAS, PALABRAS NEGRAS. El título viene de una famosa película de los años 60.

Se lo dedico a Trici por su día del nombre. Tarde pero seguro.


El ángel exterminador


Había oído docenas de historias al respecto en boca de putas y caballeros, necrologías interminables de justos y pecadores cuyos pescuezos abrazaron la áspera soga. Al principio, le habían parecido fantasías con ínfulas de mito, nutridas de mucho vino y deseos de atención, fruto del rencor; había sido un ingenuo.

El de capa amarilla se inclinó para susurrarle algo y ella respondió.

Su voz era leña quemada. Era un zarpazo en lo más profundo de la piel. Alessander levantó la barbilla y vio cómo su mano dejaba a un lado la corona del rey Robb para cubrir las llagas de la garganta. Apenas la comprendía, pero estaba seguro de que conocía su apellido.

Frey.

—Quiere que cantes —le dijo el de la capa— Las Lluvias de Castamere.

—¡No! —Se apresuró a replicar—. Por favor… Yo no estaba allí. Yo no quise. Traté de convencerles…

—Toro, dáselo.

A su izquierda, un muchacho alto, de ojos azules, le entregó su laúd. Le habían roto una cuerda. Alessander abrazó el instrumento, moviendo la cabeza de un lado a otro. Él se había opuesto, igual que Olyvar, y a los dos los habían llevado lejos. Debían entenderlo.

—Canta, Frey —ordenó, desenvainando la espada y apuntándole con ella.

Entonces, ella —eso— deslizó la capucha, revelando una putrefacta calavera blanca e inconsistente, los ojos hundidos y las cisuras de su rostro. Lo recordaba hermoso, refinado, pero esa no era la reina madre, sino un monstruo. Cayó de rodillas, el laúd todavía aferrado con fuerza, luchando furiosamente contra las ganas de vomitar.

—Canta —dijo el monstruo.

Y, aclarándose la garganta, Alessander cantó:

¿Y quién sois vos, dijo el altivo Lord, que tan bajo debo inclinarme?