1.

Partiendo.

Se había colocado a nevar. No era algo muy bueno para mi ya que llevaba sólo una blusa a cuadras, unos jeans bastante agujereados y sin zapatos ni calcetines. Suspiré, porque la gente iba a comenzar a notar que yo no vestía apropiadamente, pero, ¿Qué iba a hacer? No me atrevía a robar nada, no me creía lo suficientemente sutil. Nunca lo fui y no pensaba que eso iba a cambiar.

De pronto noté que alguien me miraba. Alcé la mirada y allí estaba: Una señora con un voluminoso gorro, un abrigo rojo oscuro y botas de cuero negras. Se me cayó el alma a los pies, ¿De verdad tanto frio hacía? Miré a mi alrededor y, ¡Claro, lo había olvidado! Una capa de nieve cubría todo, incluyendo el pasto donde yo estaba. Me llevé una mano a la cabeza y retiré la nieve que había sobre ella. Volví a mirar a la señora.

Ella tenía un aspecto altanero. Una mujer con dinero.

-¿No…No tienes frío?-saltó, agitando su paraguas sin querer. Me quedé en silencio y sacudí la cabeza. No esperaba que me creyera pero al parecer era una de las pocas veces en que la señora daba signos de amabilidad, y no sabía como continuar. No dijo nada y se marchó con paso inseguro.

La seguí con la mirada hasta que desapareció y me levanté. Si no me iba rápido iba a llamar más la atención. Pero en cuanto busqué algún lugar lejos de la gente para ocultarme, no había ninguno, al menos no cerca de la placita donde yo estaba. Me empecé a preocupar, la gente me echaba miradas furtivas. Traté de parecer lo más normal posible al salir del lugar y luego corrí con mi mayor velocidad al último bosque donde me había escondido. Por suerte en el norte de Canadá había varios bosques en donde ocultarse.

En el centro del bosque había un lago, una especie de estanque. Me detuve en él, no por agua, si no para verme en el reflejo.

Wow, estaba peor de lo que pensaba.

Tenía suciedad en mis mejillas, que ya de por si eran pálidas como la tiza y la blusa se había empezado a desgarrar. Mi pelo rojizo hasta la cintura estaba muy despeinado y enredado. Fruncí el ceño tratando de arreglármelo. Tenía un aspecto súper descuidado.

Me incliné y lavé mis manos, luego mi rostro, y por último mis pies. Observé con detenimiento mis ojos por algún indicio de cambio de color, pero no, seguían igual de rojos que siempre.

Me senté en la orilla del lago y con los dedos traté de dibujar en la nieve. Esperando, aburrida, que terminase de nevar.

Y, como siempre, los recuerdos empezaron a embargar mi mente.

Risas y momentos inolvidables, recuerdos de mi mejor amiga, y peleas gritos de mi familia. Lamentablemente, todos los recuerdos (Los buenos especialmente) estaban tan empañados…Me causaba una especie de dolor de cabeza recordar.

Sí que había algo que recordaba mejor. Me removí incomoda al acordarme.

Íbamos con Cat devuelta del colegio. Mi casa quedaba a tres cuadras de la suya; nos despedimos al llegar a la suya y me dirigí a la mia. No iba ni siquiera acabando la segunda cuando algo me golpeó por la espalda y me hizo caer al suelo, sin oportunidad de colocar las manos y rasmillando mi mejilla.

Gemí porque el peso no me dejaba levantarme, y me cortaba la respiración. Y de pronto, otra respiración, muy helada sobre mi cuello. Mi corazón latía a cien por hora. De repente, un corte y luego solo dolor.

Desperté unos 2 o 3 días después. Supe lo que era en tan solo un instante. Mis nuevas capacidades, como correr, o la infinita nueva fuerza. Mis nuevas necesidades también. Mi nuevo cuerpo, mi nuevo y guapo rostro. Mi nueva alimentación.

Y me aterré. ¿Qué me habían hecho? ¿Quién? ¿Por qué?

Cuando volví a mi casa tras… alimentarme por instinto, ya que mi garganta era un calvario, la encontré rodeada de autos policiacos. Y lo entendí: Me habían estado buscando. Tuve el impulso de ir y gritarles: "¡Hey, no busquen más! Aquí estoy." Pero no podía. Yo ya no era yo. Ya me había visto a mi misma "comer". ¿Y si le hacía eso a mi familia? ¿A Cat? Por lo que, aterrorizada, huí, a donde estoy ahora, el norte de Canadá. Y llevo aquí 5 meses.

A veces me pregunto si me estarán buscando todavía. O si se dieron por vencidos…

Mi nombre es Ronnie, tenía 15 años cuando me transformaron en vampira.