Naruto bajo rápidamente las escaleras, pensando en la hora y que seguramente Shikamaru lo reñiria por la tardanza. Se acercó a la cocina para buscar una tostada o algo para comer en el camino, pero Hinata había preparado la mesa y estaba empeñada en enseñarle a Himawari a tomar sus palillos. Boruto, sentado junto a su madre, engullía cereal con forma de shurikens.
- Buenos días, ttebayo - saludó a su familia con una sonrisa.
- Buenos días, cariño - respondió la ojiperla limpiándose las manos en el delantal y levantándose para servirle la comida.- Siéntate, por favor.
- Si, si, si, sientate, dattebasa - el niño se paro en la silla y comenzó a saltar encima de ella.
- Ven, papi - la dulce voz de su niña lo incitó a quedarse, pero el deber llama.
- Lo siento, Hinata-chan, pero tengo que irme, es tarde y la misión no da espera - se puso detrás de su esposa para plantarle un sonoro beso en la mejilla.- Volveré para la cena, ¿si?
- P-pero...- ella se puso colorado y lo miró frunciendo el ceño.- Por lo menos llevate algo, no puedes irte sin comer.
- Comeré en el camino, no te preocupes - se acercó a sus hijos y puso una mano en sus cabecitas.- Nos vemos en la tarde. Sean buenos niños y obedece a tu madre, Boruto.
- ¿¡Qué!? - el rubio menor saltó de la silla para pararse frente a su padre.- Tienes que quedarte, prometiste que iríamos al parque hoy.
- ¿Era hoy? - dijo confuso, recordaba perfectamente eso.- No, dije que iríamos mañana cuando tuviera descanso.
- No quiero que te vayas, papi - Himawari imitó a su hermano.
- Hima-chan - los brillantes ojos azules de sus hijos lo miraban con ilusión.- Lo siento, niños, tengo que irme.
Naruto se sintió horrible al ver las lágrimas llegar a los ojos de sus bebés, pero tenía un deber que cumplir, y un ninja nunca rompía su palabra. Se dirigió a la puerta para ponerse sus sandalias, sin darse cuenta que sus hijos lo seguían.
- ¿Qué haces, Boruto? - le preguntó viendo como se sentaba a su lado poniendo la zapatilla derecha en el pie izquierdo.
- Iré con papá - forzaba el pie dentro con el ceño fruncido.
- ¡Hima también quiere! - la niña corrió a buscar sus sandalias rosas en el armario.
- Eh, eh, niños, no puedo llevarlos - detuvo a Boruto, viendo como su esposa tomaba a los niños y le hacia señas para que se fuera.- Se los compensare, ttebayo. Lo prometo.
- ¡Papi! - lloraba Himawari siendo detenida por su madre.
- ¡Papá! ¡Quédate! - Boruto lloraba sin vergüenza alguna.- ¡Me portare bien! ¿¡Si!?
Naruto estaba realmente anonadado por el comportamiento de sus niños, no iba a irse durante mucho tiempo, incluso estaria dentro de la aldea, aunque esomno lo entenderían los niños.
- Vete, Naruto-kun - su esposa hacia una grandísimo esfuerzo por detener a los niños.- Estaremos bien.
- Bien, me voy.
Los niños comenzaron a gritar y hacer aún más pataleta al verlo abrir la puerta, haciendo que el futuro hokage deseara morir por el dolor que le causaba dejar a su familia en casa y no poder pasar un tiempo con ellos. Si, era un grandioso ninja y uno de los tres héroes de la guerra, pero eso no remplazaba el compartir con la mujer que amaba y sus dos hermosos hijos.
- Todo esto es por ellos, ttebayo - suspiró y comenzó a correr para terminar rápido su trabajo y poder regresar a su hogar.
