Sinopsis: "Así que, ¿siempre buscas extraños con los que salir cuando viajas a un lugar?"
"Oh, claro que no. A algunos de ellos los llevo directamente al hotel."
Yuuri se sonroja en indignación, casi soltando el tenedor con el que había estado jugueteando.
"¡Es broma, es broma!"
Viktor lo escucha, por primera vez, en Praga, y no sabe qué es lo que le llama la atención del músico ambulante con los ojos de chocolate, pero sea lo que sea, es suficiente para hacer que quiera seguirlo a través de Europa. [Victuuri/Viktuuri]
ATRAPANDO EL VIENTO
i. Praga
Viktor lo escucha, por primera vez, en Praga. Está en el teléfono con Chris, refunfuñando acerca de los turistas ("¡Ya sé que yo también soy un turista! ¡Pero aun así! ¡Hay tantas personas que ni siquiera puedo tomar fotos!"), perdido en calles de guijarro entrecruzado cuando, de alguna forma, emerge en la plaza de la Ciudad Vieja, justo cuando el anochecer cae sobre las torres gemelas de la iglesia de Tyn. Viktor ríe en el teléfono con un grito victorioso.
"¡Sé dónde estoy! Por fin."
"Viktor, Viktor, Viktor. Se supone que debes divertirte, ¿sabes?"
"Y eso hago," dice, abriéndose paso entre los turistas juntándose para escuchar el campaneo del Reloj Astronómico, "Pero, por Dios, la gente, Chris. Además, las calles aquí ni siquiera tienen sentido; ¡creo que caminé alrededor de la misma cuadra cinco veces! Sí, de acuerdo, Mila," añade secamente cuando una risa familiar le indica que Chris lo tiene en altavoz. Pero sonríe de cualquier forma. Una semana fuera, apenas, y ya los extraña.
"El precio de las vacaciones," dice Chris simpáticamente. "Pero fuera de eso, ¿cómo estuvo tu día?"
Está a punto de contestar cuando aquella voz lo alcanza, amplificada por un micrófono. Un grupo de personas, algunos de pie y otros sentados, forman un círculo cuyo centro no logra ver, pero supone que es el hombre cuya voz ha llenado la plaza repentinamente.
"¿Viktor?"
"¡Oh! Claro, sí. Estuvo bien," responde, distraído. El hombre canta una canción que reconoce vagamente, una interpretación sencilla con una voz suave.
Viktor no está seguro de por qué le dice a Chris, "Te llamo después, ¿va? Dile a Georgi que espontáneamente decidí escuchar música en vivo."
"Estará fascinado, seguramente," comenta Chris. "Y en serio intenta disfrutar tus vacaciones. Te extrañamos."
Es dicho sin mucha entonación, pero Viktor no cuestiona la verdad de ello ni por un segundo, y se siente conmovido, solo y lejos de sus amigos por primera vez en mucho tiempo.
"Yo igual los extraño," dice, y cuelga mientras las risas burlonas de Mila se escuchan en el fondo.
Camina a través de la multitud para poder ver al cantante. Y lo que encuentra es un joven quizá unos años menor que él, luciendo un poco desaliñado con sus jeans y camisa de franela, el cabello despeinado como si acabase de despertar, pero lo que más lo impresiona es la forma en que sus ojos miran al suelo, completamente perdido en la canción, tocando la guitarra con una facilidad que sólo viene con años de experiencia.
Viktor se sienta y escucha. Es una canción agridulce, sobre esperanza a pesar de una vida difícil, y cada inflexión es pura y perfecta, como si el chico hubiera escrito la canción él mismo. Nunca ha estado muy loco por la música, excepto cuando busca una canción para sus rutinas, pero ahora que está escuchando, piensa que entiende lo que Georgi quiere decir cuando exclama ridiculeces como ¡Puedes sentir el dolor en su voz!
La canción termina y el músico se ve sorprendido cuando el público explota en aplausos, encogiéndose sobre sí mismo como si no supiera que lo habían estado observando.
Entonces da una sonrisa, dulce y tímida, riendo suavemente en el micrófono.
"Oh, cielos," dice en Inglés, con un ligero acento y un sonrojo, "Muchas gracias," añade cuando un par de personas van a dejar dinero en el estuche abierto de su guitarra. "Creo que no me he presentado. Soy Kat, y acabo de llegar a Praga, como algunos de ustedes. Me gustaría tocarles unas cuantas canciones más, si no les molesta."
Más aplausos, y Kat sonríe, viendo al público. Viktor lo observa, y siente su respiración detenerse cuando los ojos de Kat lo alcanzan — y se detienen. Siente como si Kat sostuviera la mirada por un momento de más, pero probablemente lo habrá imaginado. El chico se recupera — si es que había algo de lo qué recuperarse — y empieza a tocar otra cosa en su guitarra, casi distraídamente, como si estuviera decidiendo cuál será su siguiente canción.
"Aquí va una autobiográfica," dice con una sonrisa chueca, antes de embarcarse en una canción sobre un vagabundo.
Viktor está sentado junto a un grupo de adolescentes que no paran de susurrar y reír, y eso, por algún motivo, le molesta profundamente. Intenta ignorarlos mientras el músico ambulante va de canción en canción, preguntándose cómo pueden platicar cuando hay alguien exponiendo su alma delante de ellos. No es una persona particularmente emotiva, pero no cree que haya algo de malo con ello, el ir con el corazón en la mano. Le recuerda a Yuri, pero este hombre es esencialmente distinto en que lo que expresa habla de tristeza en lugar de furia.
Viktor no puede evitar notar que Kat levanta la vista de vez en cuando, durante y entre melodías, y que sus ojos parecen encontrar los de Viktor intencionalmente, una sonrisa pequeña jalando las comisuras de sus labios. Lo pone incómodo de una forma que no puede explicar, pero no quiere irse — porque Kat está haciendo que olvide todo, todo lo que hizo que saliera de San Petersburgo. Toca por una hora, y durante ese tiempo, nada más parece existir.
"Entonces, um, esta es la última," Kat anuncia, y Viktor se sorprende al darse cuenta de lo mucho que le desagrada la idea. La multitud se queja, vocalizando sus pensamientos, y Kat ríe. "Lo siento, pero el reloj está a punto de sonar y mi amigo aquí," hace un ademán a otro músico, "los entretendrá un rato más. En fin, me gustaría terminar con una canción que no conozco muy bien… así que si se escucha mal, lo siento."
La última parte parece ser dicha directamente a Viktor. Quiere sonreír, asegurarle a Kat que no se irá, pero está demasiado sorprendido por todo —por haber encontrado al músico tan irresistible, por haber sido separado del resto de la audiencia— y no puede acomodar su rostro en la expresión que quiere. Mira a Kat, quien baja los ojos y se aclara la garganta, y comienza una canción que Viktor no reconoce. Se escucha más alegre que las demás, y la toca hábilmente a pesar de sus preocupaciones.
Y entonces Viktor presta atención a la letra y se muerde el labio, apagando una sonrisa.
La canción trata sobre estar interesado en un desconocido.
"But I'd like to meet you," canta Kat, volteándolo a ver, y Viktor es tomado por el pánico. "If you want to, I am game."
Necesitas alejarte de todo por un tiempo, había dicho Chris. Sal de Rusia, conoce gente nueva.
Justo ahora, la idea de hablar con Kat es curiosamente aterradora, y no sabría cómo explicar por qué. Todo lo que sabe es que parece volver en sí repentinamente, despierta del trance en el que estaba y se da cuenta de que ha tenido los ojos fijos en el chico por una hora — claro, no es sorpresa que lo haya malentendido. Si es que fue un malentendido, si es que era a Viktor a quién había estado mirando. Quizá sólo ha ansiado tanto la compañía de alguien que lo habrá imaginado.
Sí, seguramente es eso.
La canción termina, Kat agradece al público una vez más y Viktor se obliga a bajar la vista a sus propias manos. Se pone de pie, con la intención de irse, cuando recuerda que no le dio nada al músico, que sólo miraba con ligera irritación cuando alguien se le adelantaba a poner dinero en el estuche. Se da la vuelta.
Kat está juntando sus cosas mientras el otro músico —por quien que Viktor no tiene ningún interés— se acomoda en el 'escenario'. Pasa una mano por su cabello despeinado y da un vistazo por el rabillo del ojo, encontrando a Viktor plantado a su lado. El músico levanta las cejas, sus labios partiéndose levemente, y Viktor se siente como un idiota.
Sólo es un músico ambulante. Por supuesto que no le estaba cantando a Viktor.
Se aproxima a Kat, una vez que está seguro de que no se va a tropezar con sus propios pies. Inhala profundamente, y pone una sonrisa, de esas que sabe se consideran encantadoras.
"Olvidé dejar algo," dice, metiendo una mano en el bolsillo.
Kat deja que sus ojos vaguen de lado a lado con una sonrisa nerviosa. "No es necesario."
"Tal vez no, pero disfruté de la música." Kat es más bajo que él, y sus ojos son un café casi rojizo. Objetivamente hablando, no es especialmente atractivo, pero Viktor recuerda haber leído en algún lugar que los ojos grandes hacen destacar un rostro. Ese definitivamente es el caso.
Se atrapa a sí mismo meditando sobre los ojos del músico y se apresura a sacar un billete de su bolsillo y lo deja en el estuche.
"Así que, gracias."
Kat mira a su estuche, con el entrecejo fruncido, y ríe. "Al parecer lo disfrutaste mucho."
Y cuando Viktor mira al billete, inocente entre las monedas, se da cuenta de que son como 20 euros en la moneda checa. "Um."
"Descuida, puedes volvértelo a llevar," ríe Kat, agachándose para tomar el dinero.
"No, no, está bien," Viktor dice rápidamente, y no cree haberse sentido tan nervioso alrededor de alguien en años. Kat se vuelve a poner de pie y lo mira con precaución. "Es verdad que lo disfruté. Eres bastante bueno con la guitarra."
"Mediocre, querrás decir," Kat se encoge de hombros, sacando un cigarrillo. "Definitivamente no vale quinientas coronas."
Viktor apenas y lo escucha, ojos posados sobre el cigarro. Frunce el ceño. "No deberías fumar. Arruinará tu voz." Honestamente, sería una verdadera pena si eso sucediera.
"¿Lo desapruebas?" Kat pregunta.
"No es que lo desapruebe," responde Viktor. "Tan sólo establezco un hecho."
Yuuri se ve entretenido, lo cual es medianamente irritante. "Bueno, gracias por tu donación. Tomaré tu opinión en cuenta."
Viktor cruje la nariz. Hubiera sido mejor irse sin decir nada, piensa. "Fantástico," y se da la vuelta, pero la voz de Kat lo detiene.
"¿A quién le doy las gracias?"
"¿Cómo?"
"Tu nombre," Kat aclara, una sonrisa en la cara. "Tú tienes el mío."
"Tengo un apodo, más bien."
"Es mi apellido. O, bueno, parte de él," ríe cautelosamente, una mano volando a su cuello. "Soy Yuuri."
"Un gusto conocerte, Yuuri. Mi nombre es Viktor."
No tiene caso presentarse, dado que no se van a volver a ver otra vez. Pero entonces Yuuri continúa, "¿Qué te está pareciendo Praga, Viktor?" Dice su nombre lentamente, formando la palabra en sus labios como si fuese parte de una canción.
"Atestado de gente," contesta, acentuándolo con una risa. "Pero eso es bastante obvio."
"¿Qué más podrías esperar de Praga en pleno verano?" Yuuri sonríe, metiendo las manos en sus bolsillos y bajando la mirada.
El otro músico ambulante empieza a tocar, pero Viktor lo ignora por completo. Yuuri no dice nada más, pero esto no impide que Viktor siga pensando en una excusa, lo que sea para hacer que el ángel frente a él no se vaya.
"Bueno, eh, Viktor. Supongo que ya debería irme."
"¿Grandes planes para esta noche?"
"Ah, no realmente," responde, pateando la punta de sus converse contra el piso.
"Entonces, seguramente no será una inconveniencia salir a cenar," dice, aclarándose la garganta. Yuuri frunce el entrecejo, un rubor subiendo por sus orejas, y Viktor termina, casi tímidamente, "Si es que te interesa, eso es. Puedo buscar algún buen restaurante en internet."
Yuuri se muerde el interior de la mejilla, pensando por un segundo. "…No, um, yo conozco uno que otro lugar callado por la ciudad."
"¿Creí que habías dicho que acababas de llegar?"
"Cierto, pero no por primera vez," Yuuri clarifica con una sonrisa algo torcida. "Sígueme."
El músico junta su dinero y cierra el estuche de la guitarra, tirándosela por el hombro y comienza a caminar, dejando a Viktor sin más opción que ir detrás de él.
"Así que, ¿no es la primera vez que estás aquí?" pregunta Viktor, cuando ya llevan un par de minutos caminando.
"Siempre termino de regreso en Praga. Cuando los turistas se van a dormir, es una ciudad bastante tranquila, ¿no crees?" Yuuri se mueve expertamente por las mismas calles en las que Viktor estuvo perdido todo el día, girando de izquierda a derecha sin detenerse a pensar o a checar un mapa, y Viktor está seguro de que nunca va a encontrar el camino de vuelta al hotel.
"Oh, ¿nada más tranquila? Yo preferiría definirla como la ciudad más romántica del mundo," contesta, dando una sonrisa pícara cuando su acompañante lo voltea a ver.
Yuuri se echa a reír. Con cada centímetro que se alejan del centro, las calles se vuelven más calladas, más pacíficas. "Supongo que puedo ver a qué te refieres. ¿Es eso lo que te trae aquí? ¿Romance?"
"Puede ser," sonríe, antes de suspirar. "O puede que no…" No dice más después de eso, y luego de unos segundos de silencio, en los que Yuuri lo ve por el rabillo del ojo, éste dice algo.
"Ok, no quieres hablar de ello, no pasa nada. Podemos hablar de— oh, ya llegamos," se interrumpe a sí mismo, señalando a la puerta de un edificio bastante antiguo. Hay luces en el interior, las cuales brillan a través de las cortinas, pero no hay nada que indique que sea un restaurante o un bar o algo. Aun así, Yuuri simplemente abre la puerta y lo invita a pasar.
"¿Está… abierto?"
"Sí, Viktor." De nuevo su nombre, cada sílaba hablada con cuidado. "Vamos, permíteme invitarte a cenar con tu propio dinero. Pero, advierto, sólo es eso. Cena. Así que no intentes nada — soy más fuerte de lo que parezco."
Viktor levanta una ceja sugestivamente. "Siéntete libre de taclearme cuando quieras."
Yuuri resopla y lo sigue a una angosta escalera que los lleva al sótano, el cual, al parecer, es un auténtico restaurante. Las paredes de ladrillo son iluminadas con lámparas que cuelgan del techo sobre cada mesa, y Yuuri les consigue una mesa para dos. No hay gritos ni risas, sólo calladas conversaciones en un lenguaje que no entiende.
"La gente ama este lugar," Yuuri explica. "Este chico que conocí me trajo aquí una vez, y lo he frecuentado desde entonces. Ah, hola," se dirige al mesero, palabras checas mezcladas con inglés, y cuando Viktor acepta, ordena vino y comida para ambos.
"Así que, ¿siempre buscas extraños con los que salir cuando viajas a un lugar?"
"Oh, claro que no. A algunos de ellos los llevo directamente al hotel."
Yuuri se sonroja en indignación, casi soltando el tenedor con el que había estado jugueteando.
"Es broma, es broma," Viktor añade rápidamente, moviéndose para tocar su brazo, pero optando por volverse a reclinar en su silla y pasar una mano por su cabello. "Lo siento, ignórame, no fue gracioso. Esto no… Juro que no lo decía en serio."
"No, está bien," asegura con una ligera risa. "Um, ¿en qué nos habíamos quedado, hace rato?" Yuuri levanta los ojos al techo. "Ah, cierto, en no hablar de ti. ¿De qué quieres hablar, en ese caso? ¿Arte? ¿Música? ¿El clima?"
"No sé mucho de arte ni de música," admite. "Ni tampoco del clima, supongo."
Yuuri sonríe. "Yo podría hablar por los dos, pero me temo que te irías antes de que llegue la comida. ¿A qué te dedicas?"
"Patinaje artístico."
Las cejas de Yuuri se esconden detrás de su cabello. "¿Eres atleta, Viktor?"
"Eso podría decirse."
Yuuri no hace preguntas. En su lugar, sus ojos marrones brillan mientras ven a Viktor en silencio, sus labios con la sonrisa más suave, como si tuviera algo maravilloso frente a él. "Eso veo," murmura. Entonces, regresando a su tono usual, con una cualidad casi sarcástica, "¿Y cómo te está yendo con eso?"
El vino es colocado frente a ellos, y Viktor intenta no sentirse muy ofendido, pero es difícil no hacerlo cuando por eso es que está de vacaciones en primer lugar. "Bajo riesgo de sonar engreído, he tenido bastante éxito."
Y como Yuuri no hace más que tomar sorbos de su vino, se pone a hablar de sus múltiples triunfos, de todas sus medallas y trofeos. Yuuri lo observa con interés, pero toda esperanza de haberlo impresionado es destruida cuando finalmente habla.
"Te debió haber tomado mucha práctica," comenta Yuuri, dejando su copa sobre la mesa.
"Supongo, pero con todo lo que he logrado, definitivamente valió la pena, ¿no?"
Yuuri agacha la cabeza y lo mira a través de sus pestañas. "No lo sé. ¿Lo valió?" Viktor no esperaba escuchar eso, y se queda callado, pensando en qué decir cuando Yuuri continúa, riendo gentilmente. "Es increíble, en serio. Yo no aspiro a más que ser un músico de clase baja."
Viktor frunce el entrecejo a eso. "Eres bueno. Puedes ser más que esto, si quisieras."
"Nunca dije que no estuviera satisfecho," Yuuri corrige. "Me queda bastante bien, en mi opinión."
"¿Qué, pedir dinero en las calles?" Viktor hace una mueca en cuando las palabras salen de su boca. "Disculpa, no quise decir…"
"Precisamente," Yuuri asiente, pero su sonrisa ha dejado de ser genuina. El aire entre ellos se vuelve pesado y tensión cae como una cascada. "La vida de pordiosero me queda como anillo al dedo."
"¡No me refería a eso! Sólo digo que podrías grabar álbumes, y… tener una carrera."
"¿Hacer un álbum de covers?"
"¿No escribes tus propias canciones?"
Ahí sabe que atrapó a Yuuri. El músico desvía la mirada, jugando con sus propios dedos. "Son terribles, aun así," ríe, y Viktor reconoce ese tono de desprecio con el que Yuuri habla de sí mismo. "De esta forma puedo viajar y hacer felices a las personas aunque sea por una hora. No es una meta tan honorable como la tuya, pero me mantiene ocupado."
"¿Has tocado alguna de tus canciones?"
Yuuri sólo sacude la cabeza, dejando de mirarlo. Viktor se inclina hacia adelante, codos sobre la mesa y barbilla sobre las manos.
"¿Y entonces cómo sabes que no son buenas?"
"¿Por qué insistes en pensar que sí lo son?" Yuuri lo voltea a ver con una expresión irritada.
"Me recuerdas a un amigo," admite. "Un poeta. Tienen ese mismo… aire." Es una descripción terrible, pero Viktor no está seguro de cómo explicar qué es lo que marca a Yuuri y a Georgi como artistas. Se le ocurre que le gustaría presentarlos.
Yuuri ríe con suavidad. "Yo no soy ningún poeta."
"Georgi —mi amigo— dice que los artistas son sus peores críticos," Viktor continúa. "No puedes apreciar correctamente tu propio trabajo."
"Puede que Georgi tenga razón, pero yo no tengo ningún complejo. Tú eres el que me quiere andar dando ambiciones."
Su comida llega, y Viktor se traga su respuesta. ¿Qué le importa lo que Yuuri haga con su vida, de cualquier manera? No lo entiende.
"¿Cuándo te vas? A casa, quiero decir."
"No lo haré," Yuuri dice. "Voy de ciudad en ciudad desde hace cinco años."
"¿Cinco años?" Viktor sólo lleva una semana lejos de sus amigos y ya se está volviendo loco. "¿Cómo lo soportas? ¿No lo extrañas?"
"No hay nada para mí allá," Yuuri contesta, como si fuese obvio. Viktor se siente repentinamente triste, queriendo saber más pero sabiendo que no es nada de su incumbencia. "Bueno, están Yuuko y Takeshi," Yuuri agrega, "pero ellos tienen su propia vida."
"¿Quiénes son ellos?"
"Mis más queridos amigos," Yuuri dice con una cálida sonrisa y nada de sarcasmo, y hace que algo surja en el pecho de Viktor.
Yuuri habla sobre Yuuko y Viktor ignora la forma en que se alegra de que no sean pareja. Por su parte, él le cuenta a Yuuri sobre Chris y Mila, y Yuuri ríe cuando habla sobre las rabietas de Yuri, y de los amoríos fracasados de Georgi.
Y, entonces, el celular de Viktor empieza a sonar, estruendoso en el callado restaurante.
Se apresura a responder, y luego se le ocurre que probablemente sea grosero contestar en medio de la cena — aún si no es nada serio — así que, en lugar de un hola, dice, "Discúlpame un momento."
"¡Sigues con vida!" Mila exclama del otro lado de la línea. "Espera, ¿por qué te disculpas?"
"No me disculpo contigo, Mila."
Yuuri ahoga su risa detrás de una mano.
"Oh. Ooooh," Mila repite, con significativa lentitud. "¿Estoy interrumpiendo algo?"
"Técnicamente, sí. Estoy cenando."
"¿Con alguien?"
Viktor duda si decir la verdad por un segundo. "Sí."
"Qué dulce de tu parte, llevándolo a cenar antes que nada. Usted es un auténtico caballero, Nikiforov. ¿Por qué no hay más hombres como usted?"
"Voy a colgar."
"Sabes, pensé que te habían secuestrado. La próxima vez que quieras escaparte con algún pobre inocente, al menos avísanos. Al pobrecito Yura se le estaba partiendo el corazón del miedo."
En el fondo, puede escuchar un grito distintivamente furioso, acompañado por una carcajada de Mila.
Cruje la nariz, porque teme que Yuuri lo pueda escuchar. Le da un vistazo, pero éste sólo espera pacientemente a que termine su conversación.
"Me tengo que ir, Mila, te llamo luego."
"No hagas nada que yo no haría~"
"Bye."
Apaga su teléfono después de eso, sólo por si acaso.
"¿Esa fue Mila, supongo?"
"Sí. Sólo… checando cómo estoy."
Es imposible saber lo que Yuuri está pensando, lo que ese destello en sus ojos significa. Piden postre y Yuuri, siendo un hombre de palabra, paga la cena con el dinero de Viktor. Cuando salen al frío aire nocturno, la ciudad no es tan ruidosa como durante el día. Viktor se pregunta distraídamente qué decir ahora. ¿Gracias? Nos vemos… ¿nunca más?
Ambos se quedan en silencio hasta que Yuuri dice, "Um, ¿quieres caminar?" Su voz es casi un susurro, y sus dedos tiemblan, como si quisiera tomar uno de los cigarros del paquete que guardó tras el comentario de Viktor. "Puedo llevarte hasta tu hotel, pero si estás de ánimos… puedo mostrarte la ciudad. Praga es bellísima por la noche, y mucho más tranquila. Pronto hasta podríamos pasear por el puente de Carlos."
Y, pues, la noche es joven, y Yuuri, aunque en ocasiones frustrante y contradictorio, no es mala compañía.
El músico verdaderamente conoce la ciudad — no sólo conoce sus calles, sino la historia, también, y Viktor se siente como si estuviera en un tour improvisado. No son los únicos que siguen despiertos, pero para cuando vuelven al río, efectivamente hay muchas menos personas. Comienzan a cruzar el puente con libertad, sin tener que andar esquivando turistas, con una vista perfecta del castillo. La catedral brilla en la cima de la ciudad, y una resplandeciente luna resplandece sobre el río.
"Oh, no ha pasado ni un día, y ya sabes exactamente el tipo de cursilería romántica que me encanta," dice, colocando una mano sobre su corazón, como si hubiera sido flechado. "¿Eres humano?"
Yuuri ríe quedamente. "Puede que aún tenga un poco de romance rondando por mi cuerpo."
"¡Y aun así dices que lo que te gusta de Praga es la tranquilidad!"
Cuando se detienen a mitad del puente, entre dos de las estatuas, Viktor piensa —tan siquiera para sí mismo— que ciertamente hay un tipo de poesía que se puede encontrar en las noches de este tipo, con el único sonido que los envuelve siendo el viento. Yuuri empieza a hablar del castillo, pero Viktor sólo medio presta atención, notando con una pesadez en su pecho que esto terminará pronto.
"¿Cantarás mañana?" pregunta súbitamente.
Yuuri detiene su monólogo y lo voltea a ver, una mirada pensativa en su rostro. "Ese es el plan."
"¿Por cuánto tiempo seguirás aquí?"
"Sólo un par de días. De ahí, me voy."
"Oh."
Se quedan callados. Es como si el hechizo se hubiera roto con la mención de la realidad, y Viktor se regaña por sentirse decepcionado, por dejarse llevar de esta forma.
"¿A dónde irás después?"
"Polonia. Breslavia, probablemente, no he ido allí desde hace tiempo." Silencio cae de nuevo, nada más que el sonido de voces pasando por el puente, hasta que Yuuri lo llena con una cadena de palabras que lo dejan en un aliento, como si fuese una confesión — las cuales dice al rio en lugar de a Viktor, ojos fijos en las aguas.
"Fui a la universidad por unos meses. Música. Pero me salí; estaba demasiado deprimido para ir a clases y aun cuando iba los profesores odiaban mi trabajo, así que pensé, ¿cuál es el punto? Las probabilidades de ser un artista exitoso de por sí son muy pequeñas cuando tienes talento y no eres un alcohólico asqueroso. Así que lo dejé, vendí todo, lo que de por sí no era casi nada, y me compré un micrófono. Empecé a tocar en Japón hasta que gané lo suficiente para irme, y comencé a viajar. A veces tenía para rentar un cuarto, otras veces sólo… improvisaba. Y después me asaltaron en Roma. Tomé demasiado, me desmayé en la calle y desperté sin un centavo. Afortunadamente sólo se llevaron el dinero y no la guitarra. Pero aun así, tuve que llamar a Yuuko y pedir prestado dinero, y pensé… pensé, que nunca más dejaría que algo así me pasara. Y lo dejé. No debí haber tomado esta noche."
Hace una pausa, se cruza de brazos y resopla. "Esa es mi historia, mediocridad y fracaso. No soy nada como tu amigo, Viktor."
No sabe cómo responder a eso. Con lo que se refiere a que hay demasiadas cosas que quiere decir, que quiere preguntar, pero sabe que no tiene ningún derecho a hacerlo. Yuuri ha compartido todo lo que tiene la voluntad de compartir, y eso tendrá que ser suficiente. Y aun si no lo fuera… aun si no lo fuera, sólo es un músico ambulante que Viktor conoció en un viaje, quien lo olvidará en un par de días, así como él mismo hará. Pero independientemente, no lo puede evitar, no es parte de su personalidad quedarse callado.
"Todos fracasan de vez en cuando," dice. "No significa que no tengas potencial. Yuuri, escucha—"
"Por favor, no digas nada," Yuuri ruega, rehusándose a hacer contacto visual. "Esta es la mejor noche que he tenido en meses, y preferiría que no la arruináramos, si no te molesta. Sólo déjame llevarte a donde te estés quedando y dejémoslo atrás."
Eso es lo último que Viktor quiere hacer, pero Yuuri ha sido bastante claro. No obstante, observa a Viktor suplicantemente, como si fuese a reconsiderar sus palabras si dice algo al respecto. Y es tentador, pero Viktor siente, de una forma extraña y temerosa, que es mejor ser cauteloso y no inquirir más. ¿Por el bien de quién? No está seguro.
"De acuerdo," dice, y finalmente se mueven, cruzando el resto del puente con más distancia entre sus cuerpos de la que han tenido en toda la noche.
Está inquieto al día siguiente mientras hace turismo, sabiendo que su mente no está en el lugar apropiado para prestar atención a los puntos de interés. Si alguien estuviera ahí para demandar la verdad, tendría que admitir que sólo está haciendo tiempo en lo que llega la hora de que Yuuri vuelva a tocar, pero con la falta de amigos a su alrededor, se convence a sí mismo de lo contrario — aun cuando termina en la plaza mucho más temprano que el día anterior, la mente llena de cosas que ha pensado en decirle a Yuuri.
Pero Yuuri no se presenta.
Las ocho de la noche llega y se va, al igual que las nueve y las diez, y Viktor se ha puesto de pie y sentado innumerable cantidad de veces, caminado alrededor de la plaza, incluso aventurándose por algunas de las calles por las que Yuuri lo llevó la noche anterior. La plaza comienza a vaciarse para cuando finalmente acepta que Yuuri no va a venir, y piensa en todas las posibilidades hasta que llega a su hotel. Considerar las posibles razones para la ausencia de Yuuri — incluyendo la posibilidad de que le haya mentido a Viktor, por algún motivo — es mejor que dejarse sumergir en la sensación nauseabunda que está experimentando, una desesperada agitación como ninguna otra que haya sentido en su vida.
Ni siquiera le pidió su número a Yuuri.
No hay razón por la cual decepcionarse,se dice a sí mismo. Aun si se hubiera aparecido, ¿qué ibas a decir? ¿Pedirle que te cuente toda su historia de vida? ¿Le hubieras contado la tuya? ¿Con qué propósito? De cualquier forma se hubiera ido, tarde o temprano.
Yuuri se habrá de convertir en un lindo recuerdo, de ojos de chocolate y pequeñas risas en las silenciosas calles de Praga, y Viktor continuará con su vida.
La siguiente mañana, despierta y se da cuenta, con absoluta claridad, de que no hay nada que quiera hacer o ver en la ciudad dorada. Le envía a Chris un rápido mensaje y toma un tren a Polonia, intentando convencerse de que lo que está haciendo no es tan ridículo como parece, de que seguir a un chico que apenas conoce a otro país es absoluta y completamente razonable.
Nota de Autor: Escribir AUs tontos es divertido. Este se trata de cómo Viktor se enamora de Yuuri una noche y decide perseguirlo a otro país. Porque canon!Viktor jamás haría algo por el estilo, obviamente /sarcasmo ¯\_(ツ)_/¯ Este no es un one-shot, por cierto - tendrá unos seis capítulos, aproximadamente (aunque no creo que los demás sean tan largos como este xx)
Decidí empezar a deletrearlo como Viktor en lugar de Victor. No creo cambiarlo en mis otros fics de YOI, pero al menos en este usaré la k en lugar de la c, porque, pues, la verdad tiene más sentido, y así hace la mayoría, así que... lol
Y lo siento por siempre poner a Yuuri tan triste y/o amargado en mis historias (no puedo parar, lo siento), pero espero que, aun así, lo hayan disfrutado~ ¡Todos los comentarios son súper dúper apreciados! ¡Gracias por leer! Kisses c:
