Mi querida Gwen
Solo tu dulce voz me acaricia como si un harén de sedas se tratase. Me llena por dentro y mi alegría se profundiza hasta el límite de completar todo mi ser.
-¡Oh dios mío, solo tu dulce voz sería mi guía.
Tus labios son el agua más exquisita desde una umbrosa sequía. Mi señora, el sabor de tus labios son el sabor de la fruta prohibida. Como pétalos de rosas, tan suaves y hermosas. Pero con puntiagudas espinas que agrietan mi extasiado corazón.
-¡Oh señor su calor!
-¡Oh señor su sabor!
Simple néctar de Dioses es su glorioso sabor.
Tus ojos, oh, ellos calados en mi alma los tengo, sin poder; Santa mía; olvidar.
En las frías noches me persiguen, cómo un perro hambriento que sueña con un hueso.
Mi alma ansía tu color y mis ojos tu bello rostro.
Mi cerebro te tiene en su propio centro.
Mis ojos buscan tus profundos cielos que mi mente sospecha, que las puertas del paraíso encierran. Tan profundos, tan hermosos, tan bellos…
-¡Oh mi corazón, dama mía!
-¡Oh mi vista, hermosa!
-¡Oh mi alma, bella, que la perdí la primera vez que te vi!
Mi cuerpo ansía tu calor.
Mi alma anhela el fundirse con la tuya en una sola, el sentirla junto a mí, gloriosa.
Mis sentidos nublados quedaron cuando te vieron.
Solo sentirte podía.
Al igual que el instinto de caballería tus sentidos acentúan los míos. Porque mi bella doncella, no sé que me ocurrió, tampoco sé pedir perdón.
Pero si sé, amor mío, que va más allá de los simples sentidos.
Mi cerebro, mi mente, de la que anteriormente me jactaba sólo es capaz de pensar en ti, en tu rostro y en tus profundos ojos.
Bella de bellas.
Señora de señoras.
Dama de Damas.
Reina de reinas.
Tan inteligente y hermosa.
Una diosa efímera que escapa en un solo destello.
Tan difícil de alcanzar, que se escapa.
Oh señor, que la misma Afrodita moriría de celos por ti.
Yo me despido con cariño. Pero no con un simple hasta luego, no lo hago cuando no sé si es cierto.
Sino cogiendo mi espada, poniéndome mi escudo y luchando por ti.
Mi bello y querido amor.
Porque a pesar de todo sé que nuestro amor es imposible y que nunca podrá suceder.
Por eso te recordaré siempre.
Mi querida reina.
Mi querida Gwen.
A/N: ¡Hola! Esta idea se me ocurrió después de leer un libro llamado "La leyenda del Rey Arturo" y enlazarlo con el capítulo de la serie en la que Lancelot muere. Es un poco dramático la verdad, pero está hecho desde el punto de vista de Lancelot y él está completamente enamorado de Gwen por eso ella es perfecta para él. Espero que os guste. Por cierto recordar que una persona no aprende sino a base de errores y para eso hace falta decirle en que se ha equivocado. Besos.
Lunarisita
