Nota de Autora: Tengo un serio problema al tener esta historia en mi mente desde hace bastante tiempo. Soy una terrible persona por escribir esto, ódienme. *se va*.
Discalimer: Digimon no me pertenece. Sino los momentos Kenyako hubieran sido más comunes en 02.
Parte 1
Hay amor en el aire
—Ken, quiero algo emocionante en mi vida.
Aquellas fueron las primeras palabras que salieron de los brillantes labios de Miyako. No obstante, su fresco aliento era reemplazado por el olor a vainilla proveniente de su perfume. Una sonrisa escapó de Ken Ichijouji, quien no dudó un instante en acariciar el cabello lavanda de su novia. Tenerla entre sus brazos era un placer prohibido que disfrutaba cada mañana. El poder sentir sus dedos entrelazarse era suficiente para acelerar su corazón, dando lo mejor de sí para no permitir que escapen aquellos sentimientos que florecen con tan solo escuchar su voz o delicados pasos en el departamento. La luz del sol ingresaba por las ventanas, ilustrando en un fino lienzo la silueta desnuda de la heredera del Amor y la Pureza, cubierta por las sábanas de algodón.
—¿Algo como qué?—girando para dar contra aquellos ojos destellantes de tonalidad miel, respiró con dificultad para prepararse ante cualquier idea descabellada que proviniera de su inusual mente.
—Tengamos un trío.
El rostro del elegido de la Bondad no se decidía en qué color tornarse. Tenía dos obvias opciones, de las cuales eran asemejarse a una helada nevada de invierno, o el bello color de la manzana que comparten cada mañana en el desayuno. Todavía así, su reacción no escapaba. Aquella propuesta lo había tomado en frío. De todas las ideas que Miyako podía proponer, como hacer uso de los implementos que Ken tiene como practicante de la estación de policía, hasta temáticas para hacer las cosas más interesantes, sacadas del infalible Internet, esta no se la veía venir.
—No hablarás en serio—logró balbucear, todavía anonado por la tentativa propuesta.
—Vamos, Ken. ¿Acaso no sería emocionante?—erguiéndose, cubriendo su pecho con la sábana, hace un gesto animado con las manos al no poder contenerse—¡Sería algo para spice up the relationship!
—Miyako, por más que entienda inglés a la perfección, pasar mucho tiempo con Mimi hará que hables en tres idiomas distintos por reemplazar palabras—suspirando, no deja de seguir con la mirada aquellos dedos que sostenían la sábana, viendo si en algún momento cedían a su ímpetu—Tienes un serio problema.
—¿Por qué no me tomas en serio?
—Sí te tomo en serio. Es por eso que no puedo tomarlo en serio.
—No te entiendo—ladeando el rostro, Miyako lucía sumamente confundida por las palabras del muchacho de cabello azabache.
—Cuando te pones de ese modo, todo lo que dices es en serio. Si yo lo tomara en serio como tú, las cosas podrían salirse de las manos—sonriente, no duda en imitar su posición—Alguien debe de generar un balance. Además, eso me hace pensar que algo en nuestra relación te tiene insatisfecha…
—¡Ni hablar! Eres perfecto. ¡Mejor que Ken!—tratando de corregir su error, trató de hacer una broma en doble sentido. Al verlo suspirar, decide aclararse—Ya sabes, como Ken. La pareja de Barbie. Era el sueño de toda niña… por lo menos el mío. ¡Ahora te tengo a ti! Un Ken de verdad. ¡Bingo!
—Y yo a ti—cerró los ojos para lanzarle una sonrisa más, salvo que esta vez era reconfortante. La luz que ingresaba por las cortinas perdía ante aquella muestra de cariño pura y sincera.
—Ahora, volviendo a lo del trío…
—Miyako, por favor no—la miró, tratando de fulminarla con la mirada, tal y como ella lo hace.
—Ken, mi amor. Todavía te hacen falta años de experiencia para imitarme de ese modo—con una risa burlona, la chica de cabello lavanda se acomoda para proseguir—Retomando el tema…
—En primer lugar, ¿quiénes tienes en mente?
Al ver una sonrisa llena de malicia formarse en aquellos labios que devora con pasión, supo que había cavado su propia tumba.
—Así que hay un ligero interés—al escuchar ello, Ken niega rotundamente con la cabeza, solo para ser ignorado—Bueno, si yo pienso que Hikari y Mimi son atractivas en todo sentido, estoy convencida que tú también las ves de esa forma. Digo, si a mí me atraen es un hecho que suceda lo mismo contigo. Sora es muy hermosa también, pero involucrarnos con ella sería causar una guerra no deseada con Taichi y Yamato.
—¿Y qué hay de Takeru y Daisuke? ¿O de Jyou y Koushiro? Estamos hablando de Hikari y Mimi.
—Ellos cuatro son muy lentos. En especial los dos primeros. Yo me muevo rápido. Si no se apresuran se las robaré.
Definitivamente, Miyako Inoue es otra cosa. Es por eso que siento que debo tenerla solo para mí.
—Tú eres la única para mí. Eras la única chica, la única mujer que provoca a mi corazón latir en un ritmo acelerado. Eres la única que ilumina mis días más nublados. Eres aquello que saca a relucir un nuevo lado que desconocía de mí mismo. No hay manera que vea a otras chicas. Puede haber millares, centeneras de bellas mujeres en el mundo, pero ninguna sería capaz de opacar la hermosa flor que eres ante mis ojos.
En cuestión de segundos, ambos adolescentes, casi adultos, se sonrosaron. Miyako por recibir halagadoras palabras; Ken por haberlas dejado escapar. Torpemente, al igual que una niña carcomida por la vergüenza, cubre su rostro con debilidad con la sábana a la cual se aferraba con fuerza. Con seriedad, él extiende la punta de sus dedos para evitarlo. Sintiendo la suavidad, su cuerpo imploraba por tener algo más cálido en su regazo. Dejando la inocencia de un ayer sumido en ilusiones, logra bajarle los brazos. El pudor desapareció de ella, mas igual desviaba su mirada hacia un punto fijo para no ceder en los encantos de Ken. Dando el primer paso, el roce entre sus labios era una manifestación enternecedora del inquebrantable amor junto a la amabilidad de aquél muchacho que pasó parte de su infancia sumido en las tinieblas. Poco a poco, empezó a dejarse llevar descendiendo por su nuca. Miyako contenía su aliento, solo para al final acabar murmurando.
—Si sigues con eso, saldremos tarde—su voz tembló, aguantando sus deseos.
—No me importaría salir tarde un día.
—A veces eres un tonto—alejándose, lo golpea suavemente con una almohada cercana—Este día es uno muy atareado. No podemos desperdiciar un segundo de él.
—Para mi tú no eres un segundo desperdiciado—conteniendo una risa por el comportamiento infantil de Miyako, ella infló sus mejillas por la confesión. Él terminó acariciándole el cabello, para al final tomar sus gafas y colocárselas con gentileza—Sé que es un día es muy atareado.
—¿Entonces qué estamos esperando?—emocionada, la energética chica levanta un puño en el aire para al final saltar de la cama hacia el suelo de madera.
Salvo que olvidó el detalle que andaba envuelta en la sábana. Al hacer su imposible acrobacia, se enredó con ella. Ken observó cómo descendía al igual que una torpe ave al dejar su nido. Miyako acabó rendida, cubierta al igual que una momia, ante sus pies. Por algún motivo, tenerla de dicha manera, le resultaba seductor y excitante. Se encontraba indefensa y atada.
Necesito tomar una ducha fría. De inmediato. Yo nunca pensaba de esta manera. Miyako me está contagiando fetiches inexplicables.
—¿Algo de ayuda?—enfadada, empieza a refunfuñar al verlo estático—Estúpida sábana. Te odio. Está decidido, a partir de ahora dormiremos sin sábanas. ¡Las detesto!
—No tengo objeciones al respecto—dice mientras se coloca a su lado para brindarle el apoyo necesario. Ella se lo agradece con un gentil beso en la mejilla.
—¿Me acompañas a tomar una ducha?—con una voz provocativa, para que al final saliera entrecortada al tratar de desenredarse de pie de la sábana, Ken empezó a reír sin motivo aparente.
—Y tú decías que no querías salir tarde.
Miyako lo golpeó en la rodilla sin piedad al apenarse debido a la propuesta que acababa de dar.
—Ahora cantaré en la ducha como siempre hago para molestarte.
No me molesta en lo absoluto. Adoro todo detalle de ti, por más que suene a un gato afónico.
xXx
—Yo también quiero ir.
La suplicante voz de Wormmon los tomó desprevenidos al encontrarse cambiados, mientras Miyako guardaba las llaves del departamento. Meció su cabello lavanda, finalmente atado en dos coletas largas, mientras que su sombrero de invierno era llevado por su grácil movimiento. Ken acomodó su bufanda crema, afinando su garganta, para así evitar alguna discusión.
—Estamos saliendo de compras—cruzando los brazos, Miyako entrecierra los ojos con molestia—No es necesario que vengas con nosotros.
—¡También quiero ayudar!—persistente, Wormmon no duda en avanzar para así apegarse a la pierna de su camarada—Vamos, Ken. Quiero ir con ustedes. Quiero ir contigo.
—Tendrá que ser en otra ocasión, Wormmon—tomándolo en sus brazos, le rasca la cabeza mientras sus antenas se movían deleitado por el amable gesto—Vamos a regresar con muchas cosas y no podrías ayudarnos a cargarlas.
Tras devolverlo al suelo, el Digimon observa con resentimiento oculto a la pareja de su infalible compañero de aventuras. Como una niña pequeña, presumiendo lo que le pertenece, le saca la lengua haciendo relucir su inmadurez al tratarse de Ken. Abrazándole el brazo, empieza a jalar a su pareja hacia la puerta y así salir de compras por chocolate en barra para así preparar obsequios por el día de San Valentín. Una vez que la puerta se cerró, el chico de cabello azabache despidiéndose con incomodidad gracias a Miyako, Wormmon se alejó con desdén. Se arrastraba en el piso laminado para al final acabar recostado al lado del sofá.
—¿Todo bien?—Hawkmon acababa de aparecer por el balcón del departamento, refrescado por su vuelo matutino. Al ver a su amigo de ese modo no pudo evitar pensar que su camarada se encontraba involucrada—¿Ahora qué fue lo que pasó?
—¡ME QUITÓ A KEN!—como si fuese una comedia romántica, los grandes ojos del Digimon insecto se volvieron en una alberca conformada por lágrimas.
A Hawkmon no le quedó más que suspirar, mientras colocaba una de sus alas en la frente. Rascó su cabeza, evitando botar su pluma, para así acercarse al pequeño que lloraba descontroladamente al no saber distinguir entre compañerismo, dependencia y amor platónico.
—No es para tanto, Wormmon. Son una pareja ahora y es algo inevitable. Ya no son niños, ellos crecen a diferencia de nosotros. Tienes que entender que Ken no va a ser solamente tuyo para siem…
No tuvo tiempo de terminar su oración.
—¡Ella me lo robó!—volvió a exclamar, salvo que esta vez, cargaba un semblante distinto—¡También haré un chocolate y le mostraré mi amor eterno!
—Por los Dioses del Digimundo… esto va a tener pésimos resultados—todavía sacudiendo el rostro con un ala en la frente, Hawkmon tuvo que contener un suspiro.
Después de todo, no tenía tiempo que perder. Wormmon no podía llegar a las alacenas de la pared de la cocina y podía quemar el departamento con la hornilla del horno.
xXx
Desconociendo los eventos que se llevaban a cabo en su hogar a kilómetros de distancia, ambos elegidos caminaban por las calles de Tamachi. Miyako no dudó dos veces cuando Ken propuso mudarse a un departamento en aquél lugar. Después de todo, ella estaba dispuesta a llevarse mejor con sus suegros. Por más que la madre de él sea bondadosa, Miyako siempre pensaba que detrás de esa sonrisa se ocultaba desprecio, cuando en verdad no había nada. La heredera del Amor y la Pureza era fanática de crear escenarios inexistentes.
—¡De compras! ¡De compras! ¡De compras! Según Mimi el chocolate belga es de lo mejor. ¡Tenemos que conseguirlo!—sin soltarse del brazo de su novio, la heredera del Amor y la Pureza tarareaba sin entonación alguna.
—¿Por qué tanto esmero en hacer chocolates por San Valentín?—incapaz de reprenderla, Ken se enternece con su actitud. Siempre al verla actuar de aquél modo lo hacía pensar que no tiene nada de malo demostrar una desbordante alegría o dejarte llevar por tus emociones.
—Quiero que sepas que eres solo mío—pegando su rostro hacia su brazo, parpadea con amor—Broma, no quiero empacharte con chocolate. Es solo que siento que me he alejado un poco de los chicos. Deseaba mostrarles mi afecto. En especial a Hawkmon… y a Wormmon. Ah, ¡y a Daisuke!
Tras escuchar aquél nombre salir de sus labios, intempestivamente la besó. Fue tan repentino que no se percató que le obstruyó el paso a dos niños en patineta. Aquello no le importó a Miyako. Tenerlo así de cerca era suficiente para olvidar el mundo que la rodeaba y sus problemas. Tras separarse, él tenía ambas manos sosteniendo su mentón con dulzura.
—Ay no—al darse cuenta del motivo real del beso, ella palideció. Empezó a mirar en toda dirección entre el mar de gente en la vereda, para al final soltar un suspiro de alivio—Hay que apresurarnos.
Asintiendo, ambos emprenden rápidamente su camino para llegar a una de las tiendas que Mimi Tachikawa le había recomendado mediante un correo electrónico. Miyako se encontraba con el Smartphone en la mano, revisando si era el lugar correcto. Habían ingresado a un emporio, por así decirlo, del chocolate. Millares de vitrinas contenían dicho dulce, al igual que figuras hechas con él. Se encontraba llena de chicas, cosa que a ella le trajo mala espina. No se lo sabía explicar muy bien. Extrañada por dicho presentimiento, se cruza de brazos para luego soltar una queja.
—¡Hay mucha gente!
—¿Estás segura que quieres hacer esto? No tienes que comprar el mejor de todos. Mientras que lo hagas con amor tus sentimientos llegarán hacia ellos—abrazándola por la espalda, Ken trata de subirle los ánimos.
—¡Tengo que hacerlo!
Amo tu determinación, Miyako. Por más problemas que pueda traer.
—¡Ichijouji! ¡Miyako!
Ken pudo sentir cómo se le estremeció la piel. Aquella voz tan solo podía significar una sola cosa. Por su parte, también percibió cómo la temperatura de su pareja descendía, para luego transformarse en tensión que se acumuló en su espalda. El muchacho acomodó su bufanda, para luego soltarla a ella. Se miraron en pánico, sin saber qué hacer. No podían emplear un plan de emergencia al estar en un lugar concurrido. Solo les quedaba sonreír y saludar. Eso harían. Después de todo, es sencillo engañarlo de vez en cuando. Es así como es Daisuke Motomiya.
—¡Daisuke!—sus voces salieron en unísono, para que al final a cada uno les saliera capaz de romper tímpanos al igual que un gato arañando una pizarra.
—¿Qué hacen por aquí?—los goggles que heredó de Taichi los llevaba colgando del cuello, complementando su vestimenta casual—¿Comprando chocolate?
—Más bien, ¿qué haces tú aquí, Daisuke?—Miyako se entromete con estilo, imitando a su ídolo Mimi—¿Decidiste ser occidental y comprarle chocolate a Hikari?
—Nah… no tendría sentido—rascándose la cabeza, él admite indirectamente el haberse rendido con su amor no correspondido—Me comentó que fue a comprar chocolate junto con Sora. Estoy aquí por parte de Jun. Solo porque se molestó conmigo en la mañana me manda a hacer estos encargos. Esta tienda está llena de mujeres. ¿Sabes la vergüenza que me dio entrar a este lugar?
—Yo no sentí vergüenza—extrañado, el chico de cabello azabache alega por su defensa.
—Te estás mimetizando con Miyako. No me sorprendería verlos unidos como una sola masa.
—Daisuke…
Esto era lo que Ken y Miyako temían. Daisuke siempre tiene la tendencia de aparecer en sus citas, momentos íntimos e inclusive conversaciones casuales. Decir su nombre se había vuelto en una especie de embrujo. Ahora que lo tenían, serían incapaces de deshacerse de él. Miyako optó por decirle a Ken por medio de miradas que tan solo estarían ahí por un momento. Que podían hacer los chocolates con uno común y corriente en vez de belga. De esa manera, podrían escaparse de aquél amigo que, últimamente, era casi un estorbo en su relación.
—¡Miyako!
¿Ahora qué?
Ken tuvo que contener un gruñido de fastidio. Estaba por perder un poco la paciencia. Aquella tendencia la estaba agarrando de Miyako, cosa de la cual no se arrepentía. Con ella, podía sentir que era capaz de soltar todos los sentimientos que retiene en su corazón. Que era el complemento que le faltaba en su vida. Decidido, opta por desechar los malos pensamientos y enfrentar las adversidades que aparecían una por una. Esta vez, se trataba de una de las compañeras de la heredera del Amor y la Pureza.
—¡Rinko!—juntando ambas manos, pretendiendo alegría, Miyako se abraza con la chica—Qué casualidad encontrarnos aquí. Mira tú. Qué pequeño es el mundo, como un pañuelo.
Tengo que aprender de Miyako. De esta forma podría enfrentar mejor las repentinas apariciones de Daisuke.
—¡Sí!—el cabello salmón de la chica se mecía con sus saltos de felicidad—¿Con quienes estás?
—¡Oh! Verás… él es mi novio, Ken—levantando la mano, lo señala para introducirlo.
—Mucho gusto.
—Igualmente. Miyako me ha hablado mucho de ti—sonrió la chica—¿Y el otro chico?
—¡Cierto! Él es el novio de mi novio, ¡Daisuke!
¡¿El novio de mi novio?!
—¿Me llamaste?—el líder de la segunda generación de niños elegidos andaba en su propio mundo, divagando entre las cortas faldas y los chocolates.
—¿El novio de tu… novio?—Rinko se había quedado perpleja, mientras que el chico de ojos violeta deseaba desaparecer.
—¡Bingo! ¡Complicada historia, ha ha ha!—colocando ambas manos en su cintura, Miyako logra, de cierta forma, distraer a la chica y perderla de vista—Hoy he gastado más de una vida.
—Eso es vivir al límite—comenta Daisuke mientras comía un chocolate de degustación.
—Miyako… ¿podemos hablar un momento?—Ken trató de sonreír con la mayor cantidad de amabilidad posible, lo cual resultó en un fiasco dado a que la nombrada, tragó saliva por temor.
Creo que gracias a ella está saliendo a la luz mi otro yo. El Emperador de los Digimon es parte de mi identidad. Es algo con lo que debo vivir. Si estar con Miyako hace que ese lado mío vuelva para poder balancear mi personalidad, bienvenido sea.
—¡Lo siento!—alejados, la muchacha de cabello lavanda junta sus manos mientras agacha el rostro. Sus gafas se resbalaban de su nariz, lo cual hizo que el enfado de Ken sea algo pasajero al ser uno de los rasgos enternecedores que le cautiva.
—No tienes de qué disculparte. Solo trata de no decir cosas tan intempestivamente—le sobó el cabello con ternura.
—¿Siempre son así de melosos?—Daisuke, en cuestión de minutos, había comprado el chocolate pedido por su hermana mayor sin que nadie se percatara.
Lo seríamos si dejaras de entrometerte cada dos segundos.
—¡Desde que estás con Miyako ya no tienes tiempo para mí!—cruzándose de brazos, Daisuke les da la espalda como un niño encaprichado.
El rostro de su novia descendió un par de centímetros por las palabras del moreno. Ella sentía que se estaban alejando de los demás y por ello planeaba darles chocolate por San Valentín. Al verla ser rota en miles de pedazos por dentro, no deseaba quedarse callado. Normalmente, resolvería este problema en el exterior, hablando como una persona civilizada. Al estar con Miyako Inoue, la palabra civilizada no cabía en el diccionario. Más bien, ha sido eliminada. Ken tuvo que contenerse para no irse encima de Daisuke. En realidad, fue Miyako quién reaccionó.
—Suenas como una ex – novia resentida.
Una vez que la acusación dejó su cuerpo, no tenía derecho a exigir una devolución.
—¡¿Qué quieres decir con eso?!—el heredero del Valor y la Amistad le estaba siguiendo el juego. Ken deseaba llevar las cosas afuera, finalmente, pero aquello se le vería imposible.
—Lo mismo que escuchas, Daisuke. Suenas como una niña resentida.
—¡Mira quién habla! Tú eres egoísta y caprichosa.
—¡Tú eres un entrometido insensible!
—¡Cuatro ojos!
—¡Inmaduro!
—¡Apuesto a que yo haría un mejor chocolate para Ken que tú!—Daisuke no tuvo tiempo de analizar lo que acababa de decir. Ese fue el catalizador para desatar al monstruo lavanda—Seguro le darás una bomba nuclear. Esas cosas debes dejarlas a mí. Después de todo, es lo que estoy estudiando como carrera profesional.
—¿Ah sí…? ¡PUES VEREMOS ESO!
—¡Te reto a que lo intentes!—ambos seguían discutiendo sin tener un claro objetivo de adónde estaban llevando su ataque de celos.
—¡Challenge accepted!
Ken Ichijouji no supo en qué momento se volvió un objetivo de conquista, al igual que en un juego de video.
Esto va a tener pésimos resultados.
xXx
—Siento como si estuviéramos peleando por el afecto de una chica—comenta Miyako una vez que ingresaron de regreso al departamento. Ella dejó las bolsas en el suelo, dirigiéndose a prender la luz de la cocina, para agregar unas risas risueñas—Si realmente lo fueras esto sería un baño de sangre.
—¿Por qué lo dices?—Ken intentaba borrar el vergonzoso incidente de hoy de su mente.
—Porque igual estaría enamorada ti, seas hombre o mujer—sonriente, Miyako saca la cabeza para, finalmente, encontrar el interruptor—¡Habemus luz!
Me apena lo abierta que puede ser conmigo cuando se trata de sus sentimientos. Es una parte que me cautiva de ella. La verdad, no sé qué sentir exactamente con lo que acaba de admitir. Me alegra mucho pero… a la vez es algo desconcertante tras analizarlo bien junto a su oferta del trío en la mañana.
Al iluminarse el departamento, la escena que los esperaba parecía sacada de una película. La harina en la cocina se encontraba desparramada por todas partes. La batidora andaba en el suelo, todavía conectada. La leche despilfarrada, goteando en la repisa. Estantes y alacenas abiertos con utensilios esparcidos por doquier. De la misma manera, cáscaras de huevo, al igual que las yemas, invadían varios recipientes. Ken tuvo que sostener a Miyako para evitar que le dé un ataque. No obstante, el calmante no fue su afecto, sino el hecho de ver a Hawkmon pegado en la pared.
—¡Hawkmon!—su compañera corrió a auxiliarlo. Ella trató de deshacerse de la red pegajosa que lo mantenía unido con la pared—¿Qué fue lo que sucedió? ¿Estás bien?
—¿En dónde está Wormmon?—Ken tenía un mal presentimiento. Aquella red que lo mantenía atrapado era solo una confirmación de sus sospechas.
—De un momento a otro… la verdad, no sé explicarlo—una vez que se halló libre, y escapar de los abrazos de Miyako, fue capaz de empezar a contar lo sucedido—Cuando ustedes se fueron, Wormmon tuvo la… idea de preparar también chocolate por San Valentín para ti, Ken.
¿Por qué todos quieren hacer eso…?
Ken tan solo se mordió el labio inferior, esperando el resto de la historia.
—Traté de hacerlo desistir. Las cosas se salieron de control cuando fue incapaz de controlar la batidora eléctrica. Luego de eso tienen el desastre de la cocina como evidencia… decidió ir por algo de información a la computadora… y luego salió disparado del departamento. Lo único que pude escuchar es que fue a buscar un curandero.
—¿Un qué?—ambos estudiantes que ya pasaron los veinte años se quedaron atontados por la revelación.
—Lo que escucharon.
Ken y Miyako se observaron en silencio, incapaz de procesar la información. Hawkmon permanecía en silencio, meditando qué curso de acción tomar dadas las imprudencias del Digimon. Al no dar más con la tensión, la chica de cabello lavanda irrumpe el silencio lanzando gritos ahogados al cielo del atardecer.
—¡Ese insecto se las verá conmigo! ¡Cuando regrese se las verá conmigo!
Hawkmon y Ken no hicieron nada más que suspirar. En algún lejano rincón de su mente, Ken empezó a imaginar el hipotético caso que, si todavía fuese el Emperador, igual se hubiera enamorado de Miyako. Después de todo, tenían millares de cosas similares como diferentes. Era cuestión de complementarse y hallar armonía. Sonrió para sus adentros, creyendo que todo se podría solucionar.
Hasta que Wormmon apareció por la puerta especial para perros, que pusieron debido a su tamaño.
—¡TÚ!—Hawkmon tuvo que lanzarse a Miyako para evitar un baño de datos.
—¡Ken! ¡Ken!—saltando con alegría, el Digimon acude a su camarada, yendo a sus brazos para luego hundir su rostro en el pecho—¡Te tengo algo especial, Ken!
Al bajar, Ken se percata que sostiene una galleta de la fortuna en sus manos. Parpadeó sin comprender del todo la situación. Primero que nada, debía aclarar lo sucedido, preguntar sobre el curandero y el por qué de sus acciones.
—¡Hawkmon, suéltame!—ahora Miyako andaba peleándose con su compañero.
—¡No dejaré que cometas una imprudencia!—el pobre luchaba para poder mantenerla en su lugar.
—Vamos, Ken… lo traje especialmente para ti—con una voz enternecedora, Wormmon trata de usar sus encantos para conseguir su cometido.
No es como si perdiera algo. Además, a Wormmon solo le debe haber entrado un ataque de pánico por el desastre que causó. Sin olvidar el mal comportamiento de Miyako antes de salir. Lo menos que puedo hacer es aceptarlo.
Sin dudarlo dos veces, Ken empieza a saborear la galleta. Ver el rostro de su camarada lleno de felicidad fue lo único que verdaderamente le importó en ese momento. Las cosas se resolverían de a pocos. Esperó recibir alguna fortuna tras acabarla, pero la galleta se encontraba vacía. Wormmon lo observaba expectante, lo cual lo dejó confundido.
—Qué raro… creo que me han engañado…—sin dar más explicaciones, Wormmon se encierra en el cuarto del escritorio, sin deseos de volver a salir.
Los tres restantes se observaron, extrañados por su comportamiento.
—Creo que debemos limpiar este desastre antes de hacer alguna otra cosa…
Por primera vez, los dos hombres, el humano y Digimon, estuvieron de acuerdo con una sugerencia de Miyako. Optaron por ayudarla a limpiar, organizar y poner en orden una vez más el departamento. Después de todo, mañana era el gran día de San Valentín. Daisuke era capaz de aparecer para cumplir el reto con Miyako, o simplemente arruinar, con gracia y estilo, algún momento íntimo entre pareja. Ken tan solo se sonrojó, recordando incidentes del pasado. Al finalizar sus labores, la pareja se desploma en el sofá.
—Wormmon no ha salido de ahí…—Ken no podía evitar preocuparse. Por su lado, Miyako se acurrucaba en su hombro—Me preocupa todo esto.
—Vamos, Ken. Relájate un poco. Sí, es cierto que ha sido un día algo estresante pero…
—Debo estar pensando de más—en eso, Ken se sostiene la cabeza.
—¿Estás bien?—preocupada, no duda en acercarse más y ayudarlo.
—Creo que tienes razón, necesitamos descansar—ocultando su dolor en una sonrisa, no dudan en ingresar a su habitación.
Poco sabía Ken Ichijouji que, el día de mañana, sería el San Valentín más temible de todos.
Ok. Supuestamente este iba a ser un one-shot pero… quedó muy largo.
Lo de curandero lo saqué de mi país, que en cada poste de luz ponen "CURANDERO DEL NORTE TE UNE CON TU PAREJA, DETECTA SI ES INFIEL, ETC ETC". Sí, Wormmon, a esa gente que acudes. Aquí saqué varios de mis Headcanon… ¡en fin! ¡Nos leemos y repito que espero que les haya gustado esta cosa rara!
¡Y visto la referencia a HIMYM!
