Kurosaki estaba lavándose los dientes un sábado por la mañana. Riko estaba de viaje por trabajo así que Teru se estaba quedando en su casa. Había tenido exámenes recientemente y por el exceso de estudio ––y pérdida de sangre por hemorragia nasal— estaba exhausta y dormía profundamente en su cama a pesar de que ya eran casi las diez. Kurosaki salió del baño y tocó la puerta de su pieza, pero al no haber respuesta decidió entrar.

Teru dormía bajo los suaves rayos de sol que se colaban por las persianas. Sonrió al verla.

––¡Oye Teru, levántate de una vez! ––le gritó.

Ni un sonid o. La chica continuaba durmiendo. Se acercó a ella y le dijo suavemente al oído:

––Si no despiertas, no te daré la sorpresa que te tengo…

Nada. Se sentía un poco molesto. En el fondo estaba esperando alguna respuesta de ella. Se veía tan tranquila e inocente que quiso acariciarla. Al principio dudo. ¿Y si se despertaba? ¿Que explicación le daría? Bueno, él la acosaba constantemente así que no lo diferenciaría de otra usual perversión por parte de su amo. Con sus dedos rozó el suave cabello de la chica. Le había crecido mucho. Se entretuvo un rato enredando su mano en él y después cerró sus ojos y se lo llevo al rostro. lo paso por sus mejillas y sus labios. Era mas suave de lo que creía. Teru se movió en sueños y lo devolvió a la realidad.

Se estremeció y la soltó rápidamente. En el acto salió de la pieza y cayó al suelo de espaldas a la puerta, escondió su cabeza entre las rodillas. Estaba completamente avergonzado. "¿Qué demonios estoy haciendo?" se repetía una y otra vez. Su respiración estaba agitada y su cara, roja. Tenía que calmarse, salir a distraerse, cualquier cosa que lo hiciera olvidarse de lo que acababa de hacer.

Temblando se acercó a la mesa de la sala y tomo su cajetilla de cigarros, pero al intentar sacar uno, se le resbaló de las manos y calló al suelo. Se agachó a recogerlo y en ese preciso instante apareció Teru en pijama sonriendo.

––¿Cuál era la sorpresa?

Kurosaki volvió a dejar caer la cajetilla. Imposible. ¿Había estado despierta todo el tiempo? ¿Se habría dado cuenta de lo que hizo?

––No… no era nada ––esquivó su mirada–– Solo ponte a preparar el almuerzo.

––¿Eh? Te ves sospechoso ––comentó acercándosele— ¿en verdad hay una sorpresa para mi?

––¡Te digo que no es nada! ¿Quién querría darte algo a ti?

–– Vamos, dime que estas escondiéndome ––lo tomo por el brazo.

––¡Suéltame! ––le gritó empujándola violentamente.

Teru se alejo impactada. Sabía que Kurosaki era un bruto, pero incluso él tenía su límite. ¿Por qué de la nada se comportaba así? Después de haberle ofrecido una sorpresa…

––¿Vas a salir? ––preguntó con mirada triste.

Kurosaki no dijo nada y dio un portazo una vez estuvo fuera. "¡Maldición!" pensó. "Deje los cigarros adentro…"

Despacio, volvió a entrar al departamento. Teru estaba sentada en el sofá.

––¿Qué quieres?— lo miró molesta.

Kurosaki se estremeció al ver su mirada. No solía mirarlo tan fríamente.

––Olvidé algo.

––¿Algo? ¿Algo como esto?— dijo con sus Philip Morris en la mano.

––¡Oye devuélvemelos! No son para niños pequeños ––se acercó para tomarlos, pero Teru los alejo rápidamente.

––¿Eh? ¿Los quieres? —rió–– pues que mal, yo también quiero que me des mi sorpresa.

––¿Qué estas diciendo? Ya te dije que no hay sorpresa. Ahora niña estúpida, entrégamelos antes de que te mate.

––¡Oh! ¡Así que los fumadores compulsivos en verdad se ponen violentos cuando no tienen nicotina!

––Mocosa de mierda ¡Entrégamelos ya! —gritó intentando desesperadamente atrapar la caja de los ágiles movimientos de la niña.

––Deberías ser mas gentil conmigo, ¿sabes?— dijo riendo malvadamente al momento en que se levantaba y se alejaba–– Ya sé ––dijo abriendo la cajetilla–– ¿Por qué no me enseñas? ––y lo miró con un cigarro entre los labios y una sonrisa inocente.

Kurosaki la miró con ira e impotencia y sin pensarlo, avanzó rápidamente hacia ella. La tomó del brazo bruscamente dejándola inmóvil. Teru asustada gritó e intento soltarse.

Kurosaki se resistió y la tiro violentamente hacia él, cayendo ambos al suelo. El cigarro voló por la habitación.

Tendido en el suelo, tenía los ojos fijos en la chica encima de suyo. Tan cerca que podía sentir el calor de su respiración y su cabello tocando su rostro. Teru sobre su pecho lo miraba sorprendida e inmóvil hasta que sintió los brazos del joven que se alzaban por sobre su espalda y caían con todo su pesos obre ella, abrazándola fuertemente. Su corazón latía aceleradamente.

––Lo siento, pero no te verías linda ––le susurro al oído.

Teru se sonrojó.

––¿Pero que estás diciendo? ¡Quédate calvo estúpido Kurosaki! ––grito separándose de él. Él la miraba recostado y le sonreía amablemente.

––Aquí tienes ––le devolvió los cigarros.

––Buena chica ––acaricio su cabeza.

Teru lo miro con expresión inocente de no saber que acababa de ocurrir.

"Cuando me miras así… no se que hacer… en verdad eres muy cruel" pensó Kurosaki.

––Tu ganas, te daré una sorpresa ––dijo poniéndose de pie–– Nos vemos.

Diciendo esto salio del departamento dejando a Teru totalmente incrédula, pero en el fondo, inmensamente emocionada.