Muajaja, mi fanfic número 23 hoy 23 de agosto... Y es KibaNabi —otra vez—, y peor aún, un fic largo o_Ó.
Inicialmente tenía una estructura planeada para el fic. Iba a ser algo sencillo, cada asterisco (*) con una línea debajo era un momento de cómo irían evolucionando las cosas entre ellos; pero la historia se me hizo seria y más adelante verán capítulos largos, un poco más dignos y, creo yo, más de mi estilo.
Es una manía mía explicar el por qué de los títulos. Resulta que encontré en youtube un dorama con el mismo nombre, y me quedé tan anonadada, la canción, la trama... Pero bah, mi corazón se rompió cuando me di cuenta que no era un dorama verdadero, sino un video, simple, que tenía este nombre y reunía escenas de diferentes doramas. Bueh, supongo que eso quita esto de la categoría de plagio. "Further" es "más lejos, más separado" en el sentido figurado, pero paradójicamente, y como saben, together significa juntos.
Dedico este primer capítulo a Isi-san, por seguirme desde que tengo memoria.
Disclaimer: Por el momento todos los personajes que vayan apareciendo son de Masashi Kishimoto. El universo es semi alterno, por cierta situación (dentro de algunos capítulos) que me convenía.
Capítulo 1
.
.
.
¿Que cómo inicia una historia? Por el inicio, puede ser. Por el verdadero inicio. Y puede que se piense que sus destinos estuvieron entrelazados, marcados a estar juntos desde el comienzo. Pero la verdad es que el cómo llegaron a estar juntos, estando tan lejos al mismo tiempo, tiene que ver mucho más que con el inicio. Porque si los momentos, si las circunstancias no se hubieran presentado, nada habría sido posible.
Pero sí, puede ser que todo empiece desde el inicio…
.
.
.
*La primera vez que la vio, Kiba ya era todo un hombre: tenía cinco años. Casi seis. Por eso tuvo que ponerse de puntillas para alcanzar a verla en la cuna. Y aunque era una bebé sin pestañas y escasas cejas, cuando abrió sus ojos lavanda, Kiba sonrió y pensó que le gustaban los bebés.
*En la escuela, los demás niños se burlaban de él por pasar tanto tiempo con Hinata —con una niña. Aún así, Kiba era lo suficientemente revoltoso como para hacerse respetar (y causarle problemas a la maestra).
Total, todo valía la pena —si cuando iría a casa de Hinata podría aspirar su olor favorito: olor de bebé.
Bueno, si mamá lo dejaba…
*A Kiba le gustaba mucho la leche. En serio, la amaba. Siempre peleaba con Hana por la leche del refrigerador —la mordía de ser necesario. Tomaba dos vasos durante el desayuno, un vaso entre comidas y antes de ir a la escuela. Su mamá solía decir, con cierto orgullo mezclado con la burla, que Kiba mamó hasta casi los dos años de edad. No, nadie podía contra él cuando se trataba de leche.
Pero cuando llegaba su momento favorito del día, cuando le permitían darle el biberón a la pequeña Hanabi, él disfrutaba más, mucho más que tomarse un vaso él solito, verla a ella succionar lentamente la deliciosa, apetitosa y blanca leche, con sus ojitos lavandas siempre abiertos.
*Y cuando la leche se le escurría por la boquita, Kiba se la limpiaba con su propia boca cuando la mamá de Hinata no estaba viendo. A Hinata le causaba gracia, porque Hanabi se reía, y sólo atinó a decir: "¡Besitos de leche!"
*Cuando su mamá le aseguró que jamás tendría otro hermanito o hermanita, Kiba no se puso tan triste.
De todas maneras, pensaba mientras la miraba extasiado, no creía que pudiera haber otro bebé mejor que ella.
*Los meses siguientes ni Hinata ni Kiba querían separarse de la bebita, de lo encantados que estaban con ella.
Pero la verdad, Kiba disfrutaba mucho más cuando podía contemplarla él solito.
*Kiba no entendía por qué la mamá de Hinata se reía cuando él se giraba, con la cara roja como un tomate, mientras ella bañaba a Hanabi y le decía que todo estaba bien, que podía acercarse.
¿Pero cómo podría hacerlo? ¡No podía verla! ¡Era una niña y él era un niño!
"Kiba-kun, eres tan lindo" Sonrió la madre de Hanabi.
*Kiba se dijo que ya no quería tener hermanitos pequeños cuando Hanabi-chan enfermó de reflujo y vómitos a los seis meses de edad. Era asqueroso, el olor le daba náuseas y su llanto era insoportable.
Y también, Kiba se enojaba con los adultos cuando la hacían tomar la horrible medicina a la fuerza. Eso sólo la hacía sufrir más.
*Los dos años de ella fue un duro y amargo golpe para Kiba: nada más verlo Hanabi se echaba a llorar en los brazos de Hinata o de su padre. Cada vez que lo veía, salía huyendo asustada. Una gota de sudor resbalaba por la cabeza de Kiba.
Cargándola, Hinata trataba que Hanabi perdiera su miedo a Kiba. Se la ofrecía a los brazos de su amigo, pero Hanabi se giraba de inmediato, refugiándose en el pecho de su hermana.
—Vamos, Hanabi-chan —decía Hinata con una voz suave, casi maternal—, ve con Kiba-kun… —Kiba tenía sus brazos abiertos.
—No… —lagrimeaba Hanabi viéndolo fijamente.
—¿Por qué no? —inquiría Hinata— ¿Te da miedo?
La pequeña asentía todavía recostada de su pecho. Kiba bajó los brazos con una gota de sudor resbalándose por su cabeza.
—Pero si Kiba-kun te quiere —insistía Hinata—… ¿por qué te da miedo?
Hanabi se aferró fuerte al cuello de su hermana, mirando a horrorizada a Kiba.
—Es muy feo…
*Los cuatro fue la edad más tierna de Hanabi. Por eso, Kiba ya se había acostumbrado a llamarla…
—…bebé…
—¡No me llames bebé! —chillaba inflando sus mejillas sonrosadas— ¡No soy bebé! ¡Bebé tú!
*Kiba había soñado, casi delirado con el momento en que recibiera su propio cachorro, como el resto de su familia. Y aquél pequeño diablillo de ojos perla había logrado opacar su pequeño orgullo.
—¡Aaaww! —había chillado ella emocionada, corriendo a abrazar al perrito— ¡Qué lindo! ¿Cómo se llama?
—Akamaru. —El pecho de Kiba se infló de orgullo.
Hanabi hizo unos intentos por repetir el nombre, pero luego de abrir la boca un par de veces, finalmente dijo:
—Eso es tonto —la pequeña arrugó su ceño—. Y muy largo.
—¡¿Tonto? —Se escandalizó Kiba, totalmente ofendido.
—…Momo-chan —prosiguió Hanabi sin hacerle caso, abrazando al pequeño Akamaru.
—¡¿Momo? —protestó Kiba— ¡Eso es de niñas! ¡Y es tonto! —¿De quién lo habría aprendido Hanabi?— ¡A-ka-ma-ru! —Enfatizó sílaba por sílaba— ¡Eso sí es de hombres! ¡Es un macho! ¡Varoncito!
—Momo-chan… —repitió Hanabi con ternura, abrazando a Akamaru como si fuera un bebé.
Kiba farfulló, molesto, pero sin el corazón para arrancárselo de las manos.
*Cuando ella tuvo cinco, Kiba creyó que dejaría de ser amigo de Hinata por culpa de su endemoniada y traviesa hermana menor.
Las niñas eran horribles.
.
.
¡Gracias por leer!
