Disclaimer: Los personajes de Miraculous Tales Ladubug & ChatNoir no me pertenecen.

Advertencias: Puede contener OoC's en los personajes, lenguaje vulgar, OC, AU.

Aclaraciones:

—lalala — dialogo.

¨lalala¨ pensamientos

Lalala narración.

Lalala recuerdos

Género: Romance — Acción – Fantasía(¿?)

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El anciano acupunturista

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Era un día soleado cuando el dueño de un consultorio de acupuntura (y la utilización de energía para sanar el cuerpo) decidió dar por terminada su jornada de trabajo, colocó el cartel que indicaba el local como cerrado y caminó con su bastón hacia una pequeña tienda.

Se había mudado desde China hasta París hacía ya 30 años, había iniciado su trabajo en su propia casa, adaptando un cuarto para sus clientes. Tardó 2 años en ser reconocido y obtener una buena cantidad de clientes, había logrado salir adelante con su mero esfuerzo. Muchos acudían por curiosidad, otros por enfermedad y algunos por recomendación. Para todos era un enigma el por qué de que se mudara a una cultura tan diferente, muchos de sus clientes le cuestionaban sobre su mudanza y él siempre respondía con elocuencia diferentes historias.

— Huí de un emperador que quería utilizar mis poderes para el mal.— Contestó una vez a un joven empresario, este solo sonrió y negó con la cabeza, estaba seguro que ese ancianito ya empezaba a tener problemas.

Siempre que le preguntaban respondía algo completamente diferente, cosa que sirvió para que los curiosos dejaran de preguntar. Pronto se ganó la aceptación de esa comunidad, todos querían al viejo Fu.

Después de hacer sus compras volvió a su casa, que se encontraba en el consultorio médico, cerró sus puertas y se alistó para hacer la comida.

—Maestro Fu, he sentido el aura de Dussu.— Le comunicó una pequeña tortuga voladora, su kwami.— Creo que por fin ha despertado otro portador.

El maestro Fu le sonrió, por fin sus días de combatir el mal habían terminado, otro portador había sido elegido para continuar su arduo trabajo.

—No entiendo tu preocupación por que alguien me sustituya.— Le comentó mientras preparaba la comida de ambos.— Yo sigo siendo joven.

Wayzz solo negó con la cabeza y flotó hasta su pequeño cuarto, observó sus postales y sonrió recordando los viejos tiempos. El maestro Fu cuando era joven era alguien de temer, extremadamente terco y un justiciero nato. Ganó todas sus batallas y defendió con honor a su pueblo, cuando el emperador se dio cuenta de que podría usarlo para ganar guerras quiso hacerse de él, pero el joven Fu fue más rápido y escapó a otro país. Vagó de pueblo en pueblo, reestableciendo la paz, dejando detrás de él un legado de justicia.

Wayzz suspiró lleno de nostalgia, gracias al maestro Fu en la actualidad había una serie acerca de unas tortugas justicieras.

—Ya está la comida…—Se escuchó de lejos, la pequeña tortuga salió volando. —Esperemos que el nuevo portador sea tan bueno como yo lo fui…

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-O-

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Por las calles de París se veía correr a una joven, su largo cabello castaño se mecía con el viento, ella era Lilianne Amilien, joven promesa del mundo de la moda, su proyecto era el más importante y hasta hacía unos días era solo una chica más, pero desde que la pequeña Dussu se presentó ante ella como su Kwami ahora era una heroína de noche, puesto que su trabajo como modista en la más prestigiosa casa de modas le consumía todo su día.

—Lilianne, llegas tarde otra vez. —La reprendió su jefa, Madame Casseau. —Que sea la última.

Liliane suspiró, pues sabía que si seguía así no iba a ser ella la que presentara su línea en la siguiente pasarela. Con todo el porte de una chica de sociedad caminó hasta su oficina, al abrirla divisó la hermosa vista del onceavo piso, se adentró y sacó su agenda, debía revisar qué pendientes tenía.

—Ayer nos fue fantástico. —Dijo su kwami saliendo del bolso. —Hace apenas una semana no podías ni brincar de techo en techo…

—Ni me lo recuerdes, Dussu. —Le dijo apenada sin quitar la vista de su computadora portátil.

—Lástima que yo no te puedo hacer volar. —Comentó el pequeño pavorreal. —Si fuera como Bee, tal vez podrías volar y no tendrías que estar saltando y corriendo de un lado al otro…

Lili lo pensó un momento, ella sabía de la existencia de los otros kwamis ya que Dussu le platicó todo lo que sabía y si había un kwami que le llamara la atención ese era Bee, ya que podía hacer volar a su portador y lanzaba aguijonazos de las palmas de sus manos, tenía más poderes pero aún no los habían descubierto.

—Dussu, querida… Ya aprenderé a moverme con mayor agilidad, no te preocupes. —Le acarició la cabeza con cariño.— Mejor come un chocolate, estos están rellenos…

La pequeña kwami salió volando hasta el plato que tenía Lili en su mesa, lleno de chocolates que le enviaban sus admiradores.

Su tarde transcurrió tranquila, revisó unos cuantos bocetos e hizo algunas pruebas de vestuario, nada fuera de lo normal.

Habían pasado ya dos meses desde que obtuvo el honor de convertirse en portadora y empezaba a hacerse un poco famosa con su otra identidad, los citadinos la habían nombrado La chica pájaro, un nombre muy original, pensó con sarcasmo. Tal vez era debido a que su arma era un abanico hecho de plumas de pavorreal, este lo podía transformar en filosas armas y tenía un poder especial para que los malvados se volvieran buenos o los hacía entregarse por voluntad propia.

Ese era el que más le gustaba, puesto que después de una pelea donde ella no tenía ventaja, usaba eso como última opción, lanzaba una pluma de pavorreal directo a la cabeza y dependiendo del color predominante era la acción o comportamiento que el remitente debía hacer. Solo una vez le había salido mal, porque llenó de energía negativa dicha pluma y el hombre se volvió un títere a su merced esperando órdenes de ella, fue ahí que supo que no debía tener pensamientos así cuando iba a remediar algo.

Los índices de crímenes descendieron un poco y la ciudad era más segura, pues confiaban en ella.

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Hasta aquí por hoy, espero les guste esta idea nueva y rara.

Si tienen dudas y/o sugerencias estoy para escucharlos y resolverlas.

Psd. Esta historia esta publicada en Wattpad bajo mi nombre, saludos.