CAPITULO 1:
Cuando las sombras engulleron al mundo ...
Todo a terminado.
El faraón a cumplido con su destino.
Ahora el mundo estará en paz.
Ahora todos estaremos a salvo ... por siempre ...
Eso fue lo que Yugi pensó. Eso fue lo que siguió pensando durante años.
Oh. Pobre iluso. Pobre e ingenuo iluso.
Nunca podría haber predicho la catástrofe que se avecinaba ...
Nunca podría haber imaginado que aquella paz de la que gozó el mundo durante esos largos, larguísimos años tras la marcha del faraón no eran más que una farsa, una espejismo, un engaño, ... como la traicionera calma que precede a una espantosa y colosal tormenta. Esta 'tormenta' sumió al mundo en sombras y llevó a la humanidad a la hecatombe.
Pero no empecemos este relato desde el momento en que se desató la catástrofe, sino desde el verdadero principio de esta historia: Comencemos justo después de la victoria de la luz sobre las tinieblas, es decir, desde el preciso momento en el que Atem cumplió con su destino y derrotó a su mayor pesadilla: Zorc.
Como muchos sabrán, tras esta victoria el faraón tuvo que librar otro gran duelo. Su gran batalla final. Esta vez, contra su más digno adversario, su gran compañero, su propia "Luz" ...
Luchó contra Yugi Muto ...
Finalmente, tras su derrota a manos de su luz, el alma del faraón quedó liberada y su espíritu abandonó este mundo. Partió al más allá llevándose consigo valiosos recuerdos en su mente y una sensación agridulce en su corazón.
Así fue como dejó atrás a todos sus amigos, esos con los que compartió momentos inolvidables ...
Así fue como dejó atrás a su 'Luz' ... a su querido compañero ... a la mitad de su mente y su alma ...
A Yugi ...
A ese pequeño muchacho de pelo tricolor, que le observaba partir con ojos llorosos y manos temblorosas ...
A aquel que le dio valor, amistad, confianza y apoyo total y absoluto.
Esta fue sin duda, la despedida más dolorosa en la vida del faraón, y en la del propio Yugi ...
Desde entonces, la vida para Yugi y sus amigos transcurrió relativamente tranquila, sin magia negra ni extrañas fuerzas sobrenaturales. Tal y como dijo Yugi en su momento: "El final de una historia es el comienzo de otra". Y así fue. El joven muchacho gozó de inolvidables aventuras, participó en grandes torneos y disfrutó de sus propias vivencias. Sus amigos estuvieron a su lado siempre, para apoyarle, así como su abuelo, que le daba ánimos y valor. Por ello, Yugi se sentía feliz y realmente satisfecho ...
Pero ...
... sin embargo ...
Había algo ensombreciendo esa felicidad. En los escasos momentos en los que estaba solo, una extraña sensación se alojaba en su mente y en su corazón. No sabía exactamente que era, pero definitivamente, no le gustaba. Era una sensación de vacío. Como si alguien le hubiese arrancado un trozo de su alma. Era un sentimiento de anhelo y deseo de algo que no entendía y, para ser sinceros, tenía miedo de entender.
Trató de borra esta extraña sensación, subestimándola y dejándola a un lado. Dibujaba en su rostro una sonrisa forzada, y seguía adelante, consolándose en el cálido apoyo de sus amigos.
Sin embargo, las cosas no tardarían en cambiar ...
Los lazos de amistad entre Yugi y sus amigos se fueron debilitando poco a poco, con el paso de los años. Es lo que tiene el hacerse mayor ... Cada cual va cargando con un mayor número de responsabilidades y ocupaciones a medida que empieza a convertirse en adulto. Además, el que no estudiaba, trabajaba, o hacía ambas cosas a la vez, y nadie gozaba de mucho tiempo libre. Debido a todo esto, raras eran las ocasiones en las que podían reunirse todos juntos, como en los viejos tiempos. Por supuesto, la amistad del grupo seguía siendo inquebrantable, pero a pesar de eso, ya nada era lo mismo.
Así pues, sin el continuo apoyo de sus amigos para llenar su inexplicable vacío, Yugi comenzó a sentir su corazón cada vez más pesado a medida que los días avanzaban uno tras otro. Cada vez más entristecido y anhelante con el paso del tiempo.
La vida comenzó a transcurrir sin pena ni gloria, inmersa en una rutina monótona y casi aburrida. Sin magia oscura, sin peligros superados, sin metas que alcanzar ... sin ... la compañía del faraón ...
Cada día que pasaba añadía un toque de melancolía. Un granito de nostalgia. Granitos que poco a poco se iban acumulando en su ser. Y granito a granito ... se crearon montañas, es decir: un fuerte sentimiento de pérdida. Una emoción sumamente negativa y dolorosa que Yugi siguió tratando de ocultar al mundo con una gran sonrisa ...
Por otro lado, y en cierto modo, Ryou y Malik también experimentaron una extraña sensación de pérdida como la que Yugi sufría.
Al principio, durante los dos o tres primeros años, tanto Ryuo como Malik tan solo sentían puro alivio y alegría al saber con certeza que la "oscuridad" no volvería a tomar el control de sus vidas. Pero ... con el tiempo, la sensación de vacío se instauró en sus corazones, haciéndoles sentir como si una parte de su ser se hubiera ido. Como si una parte de ellos mismos hubiese sido desgarrada y arrancada de su propia alma.
Algo se sentía incompleto ...
Algo se sentía incorrecto ...
Sin embargo, ni Ryou, ni Malik, ni Yugi dijeron nada a nadie sobre todo esto, y sufrieron estas angustiosas sensaciones en silencio, cada uno de ellos inmerso en su propia vida y en sus propios problemas.
Y así, entre alegría y silenciosa angustia, transcurrieron siete largos años.
Y la catástrofe finalmente llegó ...
-.-.-.-.-.-.-
El horror comenzó en un día soleado, tan monótono y normal como cualquier otro. No obstante, pronto dejó de ser un día normal cuando un fenómeno inexplicable captó la atención del mundo entero:
Una enorme mancha en el cielo ...
Concretamente, en los cielos de la ciudad de Bacău, en Rumanía.
Aunque, más que una mancha, parecía un abismo en medio del cielo ... una grieta de la que emanaba una misteriosa bruma violácea y purpura.
Ni que decir tiene que este suceso causó un gran revuelo. En todos los canales de televisión y radio se oía una y otra vez la misma noticia. Al momento, decenas de periodistas e investigadores llegaron al lugar, dispuestos a descubrir la causa de este fenómeno. Sin embargo, poco pudieron hacer ... Todo aquel avión o helicóptero que se acercase a la grieta perdía inexplicablemente el control y se estrellaba brutalmente contra el suelo. De esta forma se hizo imposible el acercase e investigar este fenómeno de cerca. A su vez, cualquier aparato tecnológico en las cercanías dejaba de funcionar correctamente, y las agujas de las brújulas se volvían locas, dando vueltas frenéticamente en todas las direcciones en vez de señalar el norte.
Pero este no fue el único incidente. A pocas horas después, una enorme grieta apareció de pronto en Tokyo, Japón. Era similar a la de Rumanía, pero un poco más grande.
Poco después, otra más hizo su aparición en los cielos de las Islas Baleares, en España. Esta última grieta en particular tenía dimensiones colosales, y su vivo color morado engullía por completo el bello azul del cielo. Rayos violetas y morados se reflejaban sobre las casas, sobre las calles, sobre las personas , y sobre absolutamente todo aquello que se encontrara bajo este tétrico cielo, que por alguna razón, recordaba mucho al temible cielo del reino de las sombras ...
No pasaron ni dos días antes de que otra nueva grieta de enorme envergadura surgiera en los cielos del Golfo de México. Tanto Estados Unidos, como México y Cuba contemplaron horrorizados como sus cielos se volvían violetas, oscuros y temibles.
Tres días después, tres nuevas grietas aparecieron de nuevo, esta vez en Egipto.
A partir de aquí, no aparecieron más. Sin embargo, las que ya estaban (siete en total) comenzaron a ensancharse a un ritmo vertiginoso. En poco más de una semana, ya no quedaba nada del blanco puro de las nubes o el bello azul del cielo. El mundo había sido engullido por tinieblas. Los cielos reflejaban colores tenebrosos, entre rojo, negro, violeta, morado, etc.
El mirar hacia arriba y contemplar tal paisaje escogía el corazón de las personas más valientes, que no paraban de preguntarse qué era lo que estaba pasando.
Pero lo peor no había llegado aun ...
Al mismo tiempo que las ultimas grietas comenzaron a aparecer, una misteriosa bruma del mismo color se expandió por la tierra. Era una bruma espesa, que en poco tiempo lo cubrió todo, no dejando ver nada a varios metros de distancia. En el interior de la brumas se podían ver figuras y siluetas extrañas, de brillantes ojos amenazadores. Voces y rugidos empezaron a alzarse entre la niebla. Y, de pronto, cientos de monstruos invadieron la Tierra.
Monstruos muy familiares para Yugi y sus amigos ...
E-Eran ...
Eran ... Los monstruos de las cartas. Las mismas bestias del antiguo Egipto.
Las había de todos los tamaños, colores y formas. Unas parecían humanos, mientras que otras parecían auténticos monstruos, y otras, en cambio, tenían formas amorfas y difíciles de definir. Algunas criaturas eran diminutas, y otras, en cambio, eran enormes colosos. Unos eran inofensivos, e incluso un tanto simpáticos, pero muchos otros eran sumamente agresivos y destructivos. Fueron estos últimos los que comenzaron a arrasar con las ciudades, buscando presas a las que atormentar. No dudaron en cazar humanos, o demoler edificios de un zarpazo o a base de ataques mágicos.
El ejército y la policía organizó varios ataques contra estos seres, y consiguió matar a muchos. Pero muchos otros eran poderosos y tenían buenas defensas, como caparazones duros como el acero, pieles gruesas capaces de soportar disparos, o barreras mágicas impenetrables.
Pronto los humanos entendieron que no tenían posibilidades de victoria ...
Y como era de esperarse, el caos se apoderó del mundo. Ahora lo único que la humanidad podía hacer no era vivir... sino sobrevivir. Buscar un refugio y esconderse, o luchar y defenderse.
Y, desafortunadamente, la mayoría de las personas estaban dispuestas a todo para sobrevivir. Traicionar, robar ... e incluso ... matar ...
El mundo había dejado de ser un lugar medianamente seguro. Ahora la Tierra era un lugar peligroso e incierto, con mil y un misterios sin resolver. Nadie encontraba una explicación razonable para todo lo que estaba sucediendo. Solo se escuchaban suposiciones e hipótesis descabelladas. En este momento, las sectas y diferentes religiones del mundo comenzaron a anunciar que el apocalipsis había llegado y que los demonios estaban conquistando la Tierra. Proclamaron que solo aquellos bajo el seno de sus creencias podrían salvarse, y la gente, llena de miedo y pánico, sin saber a que aferrarse para mantener la cordura, creyeron sus mentiras y les apoyaban fervientemente. Otros, en cambio, convencidos de que el fin del mundo había llegado y de que ninguna religión podría salvarles, optaron por el suicidio.
Y otros ...
... Otros, en cambio, deseaban fervientemente sobrevivir lo suficiente para llegar a saber la verdad ...
Y uno de esos últimos era el mismísimo Yugi, quien contemplaba el escalofriante horizonte rojo sangre bajo la seguridad de su escondite. Su semblante era serio, y permanecía callado, pero interiormente no parase de gritar una y otra vez las mismas preguntas, que hacían eco en su mente constantemente:
¿Qué estaba pasando?
¿Estarían sus amigos bien?
¿Habían conseguido refugiarse a tiempo?
¿Por qué el cielo del reino de las sombras invadía La Tierra?
¿Por qué las criaturas del duelo de monstruos vagan por este mundo, si su hogar es el reino de las sombras?
- Yugi ... - Su abuelo interrumpió sus pensamientos, llamándolo en voz baja, casi susurrante.
El entrañable anciano se encontraba con su nieto, ambos encerrados en el pequeño sótano que había tras la tienda de juegos. Ese era el único refugio seguro del que pudieron disponer. Era pequeño y húmedo, pero discreto y bien oculto. Además, disponía de un pequeño ventanuco que daba a la calle, por el que podían contemplar el cielo y las afueras de la ciudad.
Cuando la bruma invadió la zona, Yugi quiso ir en busca de sus amigos, para asegurarse de que estaban bien, pero los monstruos invadieron el lugar antes de que pudiera salir a buscarlos. A pesar de que el refugio era seguro, le daba miedo dejar a su abuelo solo con todas aquellas criaturas deambulando por los alrededores. Además, atravesar una ciudad infectada de monstruos temibles era prácticamente un suicidio, así que no le quedo más remedio que ocultarse aquí con el abuelo y esperar el momento adecuado para actuar ... Para luchar por conocer la verdad.
Ahora, tras dos semanas de angustioso encierro, las calles finalmente parecían desiertas y libres de seres extraños. Las bestias debían haberse trasladado a otra zona en busca de comida ... o destrucción ...
Un profundo silencio reinaba en la ciudad, aunque aun podían oírse aullidos extraños en la lejanía. Seguía siendo un poco arriesgado, pero quizás esta era la oportunidad que Yugi había estado esperando para salir de aquí e investigar con relativa seguridad ...
Sin embargo ...
- Yugi. – volvió a llamarle el abuelo, esta vez con un tono más firme.
- Se lo que vas a decir, abuelo. – Contestó Yugi con un toque de tristeza. – No voy a salir aquí y dejarte solo.
Tras esa declaración, se produjo un breve e incomodo silencio, que el anciano pronto rompió.
- Yo estaré bien Yugi. – dijo solemnemente, con un semblante serio. - Aquí estoy bien. Pero tú no lo estás ... – replicó, acercándose a su querido nieto y revolviendo su cabello tiernamente. Tuvo que alzar un poco el brazo para alcanzar esos sedosos cabellos tricolor, ya que Yugi finalmente había dado el estirón y ahora era más alto que él. A pesar de eso, su nieto seguía siendo un poco más bajito que la media de chicos de su edad.
Tras revolverle el pelo afectuosamente, como si fuera un niño de tres años, el anciano añadió:
– Pareces tan inquieto y preocupado ... Me duele verte así ...
Luego hizo una pausa, para dedicar una suave y triste sonrisa a su nieto.
- El encierro te está matando. Sientes que debes estar ahí fuera y hacer algo para solucionar lo que sea que esta pasando. ¿No es así?
- Abuelo ... - Yugi amplió sus ojos tras escuchar las palabras del abuelo y bajo la cabeza apenado. Sin duda, el anciano le conocía muy bien. Incluso más de lo que se conocía el mismo.
- Ya salvaste al mundo una vez, ¿verdad? Entonces ... ¿A qué esperas? .Márchate. Busca a tus amigos y encuentra la forma de solucionar esto. Sé que lo harás. Tienes un gran coraje y un espíritu emprendedor ...
- ¡Pero-...!
- ¡Sin olvidarnos de que has heredado la testarudez de tu abuelo! – añadió con una ligera risita.
Ante esto, el joven hizo un puchero y su abuelo le dio una ligera palmadita en el hombro.
- Vamos Yugi. Nada hacemos aquí parados. Yo soy viejo y no me queda más remedio, pero estoy seguro de que tú podrás hacer algo. Yo me quedaré aquí y te aseguro que estaré bien. Tengo provisiones de sobra en el almacén.
- No insistas abuelo. No vo-...
De pronto, un sonido inesperado interrumpió la conversación.
Ring~
Ring~
- E-Eso es ...
-¡El móvil!- gritó Yugi, dando un brinco y alcanzando el teléfono a velocidad record.
¡Por Ra! ¡Había estado intentando contactar con alguien durante horas! ¡Pero no había forma de que el móvil funcionara! Era como si la bruma misteriosa interfiriera en la señal.
- ¡HOLA, HOLA, HOLA, QUIEN QUIERA QUE SEAS! –Gritó el menor con lagrimillas en los ojos, incapaz de controlar su repentino estallido de alegría e hiperactividad después de varios días de agobiante y monótono encierro. Si el abuelo no hubiera estado junto a él todo ese tiempo, probablemente se hubiera vuelto loco.
Pero ya no había de que preocuparse. El teléfono funcionaba. Quizás ahora podría usarlo para contactar con sus amigos, o pedir ayuda y poner a salvo al abuelo, y ...
- ¿Yugi? ¿Eres tú? – Una voz masculina se dejó oír a través del teléfono.
- M-M ... ¿M-Malik? ¡MALIK!
- Oh. Gracias a Ra. ¡Ya he probado al menos con sesenta teléfonos! ¡Y ninguno funcionaba! ¡Me duelen los dedos de tanto marcar tu número! ¡Y mis huellas dactilares han quedado totalmente desgastadas y todo es tu culpa! – Ante estas palabras, Yugi sonrió. Escuchar a Malik quejándose por algo tan trivial cuando el fin del mundo se había desatado era, por no decir menos, muy curioso.
- ¡A pesar de que casi te quedas sin dedos, no puedes imaginarte cuanto me alegro de haberte dado mi número!
Es cierto. Yugi le había dado su número a Malik cuando este último se presentó en su casa, ofreciendo de nuevo una disculpa por todos los problemas que había ocasionado su lado oscuro en el pasado. Fue ahí cuando se profundizó su amistad con el joven egipcio.
Desde entonces, ambos se llamaban por teléfono de vez en cuando. Malik aun vivía en Egipto, pero muy de vez en cuando pasaba unas vacaciones en la ciudad en la que vivía Yugi. Durante esas vacaciones, quedaban juntos para tomar algo, y terminaban perdidos en cualquier bar, bromeando y conversando durante horas. Hablaban de muchas cosas ... pero sobre todo ...
... sobre todo ... de sus yamis.
Era algo que no podían evitar. Cuanto más trataban de esquivar ese tema, más pronto salía a luz. Era extraño, pero ambos sentían la necesidad de compartir y comparar las experiencias que vivieron junto a 'su otro yo'.
Durante sus charlas filosóficas, ninguno de ellos confesó que sentía un fuerte sentimiento de pérdida tras la marcha de 'su otro yo'. Pero, en cambio... comentaron todos los sucesos del pasado y todo vivido junto a sus yamis. Sus conversaciones eran largas y complejas, y a menudo les dejaban pensativos, adoloridos y nostálgicos.
Pero, desafortunadamente, esta conversación telefónica, a diferencia de las anteriores, duraría muy poco:
Empezaron a oírse fuertes interferencias que impedían la comunicación.
- Yug- ... ¿Me escu...?
- M-Malik. N ... te ...igo. ¡No ... t ... oigo! – repitió desesperado, temiendo que la línea fuera a cortarse en cualquier momento.
- ¡Yugi! T- ... llamo por un asunto muy importante. La salvación del mundo está en nuestras manos. – gritó Malik, tratando de lograr que el menor oyese su voz a través de las continuas interferencias, probablemente provocadas por la misteriosa niebla. - ¡Sé por qué está pasando esto! ¡S..por q- ... el reino de las sombras está aquí! ... En el pasado, lo hicimos mal. El faraón ... H-Hace siete años. No debimos haber hecho e- ...
- ¿Qué? ¡Malik! ¿Qué no debimos haber hecho hace siete años?
- ¡Escúchame! ¡He leído unos textos sagrados de ha- ... cinco mil años! ... ¡No estoy seguro pero puede que l... única manera de solucionar esto es encontrarlos otra vez!
- ¿Encontrarlos? ¿Qué debo encontrar?
- ¡L...s artículos mi- ...enarios!
-¿Los artículos milenarios? ¡Pero ... fueron destruidos! – protesto Yugi, cada vez más confundido
- No. No lo fueron. ¡Es complicado de explicar!
- Pero ... ¿Si los objetos no fueron destruidos, significa eso que Zorc está vivo? ¿Debemos luchar de nuevo contra él?
- No. Zoth está muerto, y no hay restos de su ser en los artículos milenarios, ...pero ... e- ... ta- ... m-ald ...
-¿MALIK? ¡No te escuchó!
- ¿Yugi? ¿Me has oído? ... Debemos reunirlos. ¡Los siete! ¡Los siete artículos milenarios! Te lo ruego. Hazme caso y ayúdame a reunirlos. Reunámoslos todos y- ... a-así todo volverá a la normalidad . El destino del mundo depen- ...
...
...
Yugi no pudo oír nada más. La línea se cortó abruptamente y por más que intentó, no consiguió volver a contactar con Malik.
- Reúnelos ... los artículos milenarios ... y todo volverá a la normalidad ... – susurró cabizbajo, recordando la desesperada y suplicante voz del egipcio. Una voz que hace escasos segundos estaba resonando en sus tímpanos, y ahora resonaba en su mente, como si de la voz de su conciencia se tratase.
Mientras, en la lejanía, rugidos amenazadores se dejaron escuchar a través de la fría y siniestra noche llena de sombras y oscuridad eterna.
- ¿Qué debo hacer ... ? - susurró confuso.
FIN DEL CAPITULO
Uff. Me encontré con un capitulo de Yugioh por pura casualidad, y de repente recordé lo mucho que amaba esta serie. Desde que vi la última temporada, he estado pensando en cómo revivir a mi bello Bakura, y de paso a Marik. Y ¿Cómo no? también quiero arrastrar a Atem otra vez al mundo de los vivos ... ¿Qué mundo de los espíritus ni qué leches? Su lugar está al lado de Yugi y punto. xD
Bien, vamos a ver que aceptación tiene esta historia por parte de los lectores, a ver si la continuo. Tengo muchas ideas en mente y un final bien planeado :D
PD: No tengo ningún beta y soy perezosa corrigiendo. Disculpen si cometí algunos errores :3
