Hola a todos, este es mi primer fanfic de la historia, y se lo dedico a todos aquellos que me han dejado emocionada con sus fics (Anillus, Ground Spirit Minerva, Sailer Sak Morr, To Midnight, BrokenNintendo, Azure129,hikaruchiba, y si me falto alguno luego lo pondre) Espero les guste.
Disclaimer: Hey Arnold y sus personajes son propiedad de Nickelodeon y Craig Bartlett. A excepcion de los creados por mí para este fanfic.
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MAS QUE AMIGOS
Sucedio en un cumpleaños
Las risas se escuchaban fuertes a lo largo del pasillo en el segundo piso de la residencia Johanssen, dando como resultado la clara molestia del jefe de familia; quien a pasos agigantados se dirigió al cuarto del menor de sus hijos varones y al llegar a la puerta la abrió en forma abrupta. Los jóvenes que se encontraban en ese momento en la habitación se sobresaltaron al sonido tan brusco de la puerta y quedaron en silencio.
– ¡Gerald! – miro por un instante a su hijo adolescente vestido con una playera/polera negra y chaqueta roja con dos líneas blancas a los lados, pantalón de mezclilla azul y zapatos tenis blancos. Ahora a sus 16 años mostraba una peculiar y pequeña barba mientras que su cuerpo ahora tonificado es resultado de su pasión por los deportes. En este momento se encuentra sentado en el piso con la pierna derecha doblada y la otra extendida, apoyando sus brazos en el borde de la cama. La chica que lo acompaña en cambio, esta vestida con una camisa de franela a cuadros rosa con azul (la cual le queda un poco grande, teniendo que doblar las mangas para mayor comodidad) y pantalón de mezclilla azul oscuro. Su largo cabello dorado cae suelto por los hombros y es cubierto en la cabeza por una gorra azul, manteniendo oculto un delgado listón rosa que rodea su cabeza en forma de diadema y termina a un costado con un moño pequeño. La única ceja que tenía ha sido remplazada por dos delgadas y perfectamente delineadas cejas, afinando sus facciones. Ella permanece acostada en la cama de Gerald boca abajo con las piernas cruzadas y apoyando los codos sobre una caja envuelta para regalo con papel rojo y moño dorado (en honor a los colores de Gerald).
El señor Johanssen mira a la joven que lo acompaña y da un largo suspiro tratando de controlarse – mira Gerald, se que hoy es tú cumpleaños y estoy seguro que te gusta pasar tiempo con tu novia. Pero en esta casa reina la paz jovencitos, así que me gustaría que platiquen en silencio – dicho esto se gira y entrecierra la puerta, dejando solos a los chicos que escuchaban como los pasos hacían eco por el pasillo mientras se alejaba.
Los adolescentes se miraron entre sí, aun con la impresión en sus rostros que poco a poco fue cambiando hasta dibujar una sonrisa y finalmente ambos dejaron salir unas fuertes carcajadas.
– jajajajaja "me gustaría que platiquen en silencio"… ¡criminal! – Se sentó en la cama cruzando las piernas, levanto las manos y continuo divertida – ¿Cómo quiere que nos comuniquemos Geraldo? ¿Acaso con señales de humo?
Gerald con la risa aun saliendo libremente de su boca, negó con la cabeza – mmh mmh mmh, lo siento mucho muñeca jajaja – se incorporo del piso para sentarse al lado de la rubia y tomando una de las manos que tenia en el aire se le acerco en forma seductora, suavizando la voz – tal vez es momento de pedirle una disculpa a mi dulce "noviecita" por la vergonzosa interrupción – Al decir esto, se acerca más al rostro de ella, levantando una ceja y mostrando una enorme sonrisa – vamos nena, dale a tu "cabeza de cepillo" un enorme beso.
Helga en un principio abrió grandes los ojos, tal vez un poco sorprendida por las palabras de Gerald, pero después de esa breve pausa, hizo una mueca que semejaba una media sonrisa. Se acerco a él entrecerrando los ojos, quedando lo suficientemente cerca para retarlo con la mirada – claro que te voy a dar algo "querido" – y con la mano que tenía libre le da un golpe en la frente con el dedo índice – y si te acercas más "amado mío" vas a tener un nostálgico encuentro con la vieja "Betsy" jajaja – termina de decir esto y le da un empujón más fuerte con la palma de su mano sobre la frente haciendo que Gerald cayera de lado sobre la enorme caja de regalo que ella le acababa de dar por su cumpleaños.
– No es posible que mis padres aun crean que somos novios – comenta girándose hacia su regalo, tomándolo con un poco de esfuerzo ya que la caja esta algo pesada y la acomoda sobre las piernas – por más que les explico parece que les entra por un oído y les sale por el otro.
– ¿Y que me dices del gran Bob? – Se cruza de brazos al tiempo que se recarga en la almohada – ¡por Dios! siempre que pasas por mi me interroga como si fueras un degenerado – hace una pausa y poniendo las manos en su cintura comienza a imitar la voz de su padre – "Olga, dime a donde te va a llevar tu novio Gerry, sabes como son los adolescentes y sus hormonas jovencita, así que no quiero sorpresas", "¿Desde cuando Gerry tiene licencia de conducir? sabes que no pueden manejar sin licencia Olga", "Olga, dile a tu novio Gerry, que tiene que traerte temprano a la casa, no confío en los adolescentes después de las diez de la noche"… Grrrr detesto que siempre me este llamando Olga – al terminar de decir esto, el semblante de Helga mostró un repentino cambio, su mirada antes divertida ahora se ensombrecía. Parecía fijar la vista en el techo de la habitación del moreno, dejando escapar un cansado suspiro al tiempo que cerraba los ojos.
Gerald como en otras ocasiones, pudo percatarse del cambio en el estado de ánimo de su amiga y conociéndola como lo había estado haciendo durante los últimos meses sabía que ese no era un tema fácil de tocar y mucho menos de tratar, por lo que decidió cambiar de tema y animar a Helga al mismo tiempo. Aclaro su garganta y con cuidado levanto una de las orillas del regalo, tirando de ella muy despacio sin dejar de mirar a Helga. De esta forma, se aseguraba que la joven rubia pudiera escuchar como se iba rasgando la envoltura para llamar su atención, logrando su objetivo al conseguir que esta última se incorporara tan rápido que alcanzo a tomar las manos de Gerald sin que pudiera hacer nada para evitarlas.
– ¿¡Pero que haces Geraldo! ¿Que parte de que lo abras hasta después de partir tu pastel no entendiste? – toma la caja y se la quita para ponerla detrás de ella, sobre la almohada.
– ¡Oh, vamos Helga! Si desde que llegaste tengo ganas de ver mi regalo – junta sus manos en forma de suplica, tratando de convencerla.
– ¿Pues que no lo viste? míralo ahí esta, envuelto en su papel rojo y con su moño dorado – toma de nueva cuenta la caja y se la muestra guardando cierta distancia para que no se la pudiera quitar – ¿la ves ahora?
Gerald se recarga en la pared frunciendo el ceño sin dejar de mirarla y cruzándose de brazos – no tienes porque ser tan sarcástica Pataki.
– y tú no tienes porque ser tan impaciente Geraldo, este regalo es tuyo pero tienes que esperar hasta después de comer, yo se lo que te digo.
Gerald tomo un poco de aire, rodó los ojos hacia ella y lentamente se fue acercando a Helga, pero en esta ocasión puso su mejor rostro de "suplica" mezclada con un ligero "puchero" con la esperanza de convencerla en esta ocasión – por favor Helga, ya espere mucho tiempo… ¿si?
Rodando los ojos hacia arriba, resignada sujeta el regalo con cuidado y se lo extiende – ¡Ash! Esta bien, pero si tus padres nos regañan va a ser culpa tuya.
– ¡Gracias Helga eres la mejor! – toma el regalo lo más apresurado que pudo y comenzó a abrirlo como si fuera un niño de cinco años a los pies del árbol de navidad, desatando la risa de Helga – jajajajaja oye cálmate, que el regalo no va a irse a ningún lado.
Terminando de romper la envoltura, sus ojos se abrieron enormemente al tiempo que se dibujaba una gran sonrisa en su boca – ¡No puedo creerlo!
– No, definitivamente no puedo creerlo – se decía a si misma en sus pensamientos una joven y hermosa oriental, de cabello largo, con una delgada pero bien definida figura. Vestida con un suéter blanco que le hace juego a su falda blanca y un chaleco de tono azul que le llega un poco debajo de la cintura. Camina a paso veloz por las calles del vecindario de su infancia con un paquete en la mano, entusiasmada e impaciente por llegar a su destino – no puedo creer que haya terminado un mes antes el curso preuniversitario y este de vuelta en Hillwood, estoy muy emocionada.
Mientras tanto, en la casa de la familia Johanssen, Gerald trata inútilmente de mantenerse de pie apoyándose en los hombros de Helga – no puedo creer que me hayas regalado los patines en línea "Hermes" de bota dura, ajustable en cuatro posiciones, recubrimiento de algodón egipcio y guía de aluminio 230 para un mejor control… debieron costarte una fortuna – se gira hacia su amiga con el rostro radiante de felicidad – en serio Pataki, eres la mejor.
Helga elevo el rostro poniendo su clásica pose de orgullo, regodeándose del cumplido de su amigo – lo sé chico listo, aunque debo admitir que el gran Bob fue quien me ayudo a conseguirlos, parece que al final de cuentas le agradas como yerno jajaja.
Al escuchar a Helga acerca de la cooperación del gran Bob para su regalo de cumpleaños la miro con sorpresa enarcando una ceja – ¿lo dices en serio? Jajaja pues que desilusión se va a llevar cuando sepa la verdad, después de todo ¿Qué padre no querría a Gerald Martin Johanssen como su yerno?
– Si claro, sobre todo por lo modesto jajaja, y hablando de suegros mejor quítatelos porque le prometí a tu madre que no abrirías tu regalo hasta después de partir el pastel – se puso a su lado rodeándolo de la cintura con un brazo y tomando la mano que tenía en su hombro lo empezó a guiar de regreso a su cama. En ese momento y aprovechando que se encontraba a solas con él (ya que más tarde iban a ir a una fiesta en casa de Rhonda para festejar con el resto de sus amigos) Helga no pudo aguantar más e intento formular una pregunta que había querido hacer desde que llegó con Gerald, comenzando a hablar torpemente como cuando tenía nueve años, tal vez por ansias de saber la respuesta – por cierto Gerald… quería preguntarte si… bueno tu sabes… al ser tu cumpleaños tal vez él… – siempre era así cuando quería saber sobre "esa" persona.
– Por fin llegue – pensó Phoebe al estar parada frente a la puerta principal de la casa de la familia Johanssen, extendiendo la mano para tocar el timbre – espero se encuentre en casa, no me gustaría tener que buscarlo por todo Hillwood o tener que marcarle a su celu… – sus pensamientos son interrumpidos cuando se abre la puerta, siendo recibida por la madre de Gerald.
– ¿sí? – pregunta la mujer quien en primera instancia no reconoció a la joven que se encuentra delante de ella.
– buenas días señora Johanssen, ¿se encuentra Gerald?
La señora Johanssen miro por un momento a aquella joven de rasgos asiáticos, algo en su mirada le recordada a la que en ese momento consideraba la "ex novia" de su hijo – claro adelante… ¿eres tu Phoebe?
– Si señora Johanssen, soy yo
– vaya pero que sorpresa, pensaba que te habías mudado de la ciudad, pasa por favor – Gerald se encuentra en el segundo piso, en un momento le hablo para que se bajen a saludarte, pasa y ponte cómoda mientras saco el pastel que deje en el horno.
– Gracias señora Johanssen – se acerca a un sillón de madera cercano a la puerta de entrada y levanta la vista un poco curiosa sobre lo que dijo la madre de Gerald – ¿bajen? De seguro esta con sus hermanos – se gira para buscar a la señora Johanssen y al no verla a la vista se levanta del sillón y tomo el paquete que había dejado en el mismo – esto si lo sorprenderá.
Mientras tanto, Gerald miró a Helga de reojo, un poco divertido con su actitud, sabiendo de antemano lo que realmente ella quería (o más bien, necesitaba) saber – si Helga, me hablo temprano en la mañana para felicitarme y me pregunto por ti… otra vez.
– Ah… – quedo un momento en silencio, sus ojos azules comenzaron a desprender un tenue brillo y la boca esbozo una pequeña sonrisa al tiempo que una minúscula y casi imperceptible lágrima resbalaba por su mejilla – bien por el cabeza de balón.
Gerald al ver su reacción negó con la cabeza en señal de reproche – también me preguntó porque no le has contestado ni una llamada, ni siquiera un e-mail o mensaje de texto – la mira para ver si respondía a las acusaciones que Arnold le imputaba, pero al no recibir respuesta prosiguió – además dice que ya no te conectas por el Messenger y tu y yo sabemos que eso no es verdad...
– ¿¡acaso le comentaste que me conecto todas las noches! – Hizo un movimiento rápido provocando que Gerald se desequilibrara un poco, doblando las rodillas y como acto reflejo término abrazando a Helga para no caerse – te he dicho que no le digas nada sobre mí Geraldo.
– Y sabes que solo le digo lo necesario Pataki – le dirige una mirada de inconformidad para luego ponerse bien de pie – solo le comento lo que me dejas decirle, es todo. Además pienso que no está bien que te sigas escondiendo de él.
– ¡Eso no es de tu incumbencia cabeza de cepillo! – Se gira completamente hacia él y lo empuja, olvidando que trae puestos los patines.
– ¡Helga cuidado! – Gerald pierde el equilibrio y cae encima de Helga y estos a su vez caen en la cama y sin que pudieran evitarlo, los labios de Helga rozan la comisura de los labios de Gerald así como su mejilla izquierda.
– ¡Rayos Geraldo! ¿Qué demonios intentas hacer? – Se mueve para salir un poco del abrazo de Gerald y continuar regañándolo – ¿Matarnos?
En respuesta, Gerald se levanta un poco para retarla – ¿Qué dices? Si la que me empujo fuiste tú Helga Geraldine Pataki.
Helga hace una mueca total de desagrado al escuchar su segundo nombre – Sabes que no me gusta que me digan Geraldine, Geraldo.
– Claro, porque si todos te dijéramos Geraldine, serías casi tan genial como yo Helga.
– ¿genial tú? Yo soy mucho más genial, en cambio tú eres como esa bola de perdedores de la preparatoria cabeza de espagueti.
Por un instante ninguno de los dos dijo nada, Helga se encontraba boca arriba acostada en la cama mirando con el ceño fruncido a su contrincante y Gerald estaba prácticamente sobre de ella, con las palmas apoyadas en la cama y sosteniéndole una mirada de muy pocos amigos a Helga. Segundos después los dos dibujaron en su rostro una pequeña sonrisa para dar paso a una fuerte carcajada.
– jajajaja casi te la creí esta vez Pataki.
– jajajaja… ¿Qué? Si sabes que estoy hablando en serio Geraldo jajaja.
Las risas pudieron haber continuado de no ser por el ruido de la puerta, seguido de un fuerte sonido a consecuencia de un paquete que toco el piso en forma estruendosa. Ambos rodaron los ojos y reconocieron a la chica que los había interrumpido, que de una forma, no podía creer lo que veían sus ojos. Helga se emociona ante la presencia de su amiga pero es Gerald el primero en articular palabra.
– ¡Phoebe! Que sorpresa verte aquí – se levanta de la cama, emocionado al ver a su hermosa novia en la entrada de su habitación – vaya, nunca pensé que vendrías a… – trato de continuar, pero un fuerte golpe en el rostro hizo que ya no emitiera ninguna palabra.
– Phoebe ¿Por qué le hiciste eso? – pregunta Helga apurándose para ver el rostro de Gerald – ¿acaso enloqueciste?
Phoebe con abundantes lagrimas cayendo por sus mejillas giro la vista para encontrarse con los ojos de su ahora ex amiga – ¿todavía me lo preguntas Helga? ¿Acaso encontrarlos como los encontré se te hace poco?
– ¿Pero de qué demonios estás hablando hermana?– se cruza de brazos y la mira de reojo, ya que aunque ambas han crecido, la chica rubia sigue siendo más alta que la pequeña oriental – ¿Solo porque nos encontraste riendo crees que hay algo entre el cabeza de cepillo y yo?
Gerald miraba sorprendido a las dos chicas mientras con la mano izquierda trataba de calmar el dolor que esa bofetada le había dejado (recordemos que Phoebe sabe artes marciales).
– ¿y la forma como los encontré? – la pregunta que le lanzó Phoebe hizo reaccionar a los dos, que no se habían percatado de la comprometedora posición en la que estaban ocasionando el cruce de miradas entre Helga y Gerald. Y antes de que alguno de los dos pudiera objetar los señalamientos de Phoebe, esta alzo la mano con la que había golpeado al moreno para hacer su última y más fuerte acusación – ¿Qué me dices de esto entonces, Helga?
Helga aun sorprendida por lo que estaba pasando miró la palma de la mano de Phoebe y pudo reconocer los manchones de lápiz labial, trágicamente idéntico al suyo – pero… como…
Gerald abrió grande los ojos y retiro con algo de temor la mano que tocaba su mejilla adolorida y pudo constatar que el manchón de labial de Helga se encontraba en su mejilla. Después miro a Helga y corroboro que tenía corrido el labial – Phoebe… no es lo que tú piensas… nosotros no…
– ¡Te odio Gerald oíste, no me vuelvas a buscar nunca! ¡Los odio a los dos! – todavía no terminaba de decirlo cuando se dio la media vuelta y corriendo escaleras abajo para poder salir de la casa lo más rápido que pudo, dejando en el piso el paquete que contenía el regalo de cumpleaños.
– ¡Phoebe! – Fue lo último que pudo gritar Gerald antes de ser detenido por la mano de Helga en su hombro, pues aunque ellos eran novios, Helga conocía perfectamente a Phoebe y sabía que en ese momento no iba a entender razones. Cualquier cosa que podrían hacer para enmendar las cosas y aclarar malentendidos tendría que ser después.
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ConTinUarA...
Sí, yo sé que muchos se preguntaran desde cuándo, cómo fue y porque razón Helga y Gerald se volvieron tan amigos, hasta el punto en que los padres de ambos creen que son pareja… pues lo que les puedo decir es que no sucedió de la noche a la mañana (y ni siquiera fue idea de los dos) Muchas cosas van a irse aclarando en capítulos posteriores. De antemano agradezco el tiempo otorgado al leer mi fanfic y disculpen cualquier error gramatical que se me haya escapado. Un saludo y feliz 2011 (nunca es tarde)
MaRyMoRaNTe:)
