NA: Todos los personajes pertenecen a J.K Rowling, menos Penélope (L)

Este es mi primer fic que publico, así que ayudadme a mejorar o dadme ánimos con vuestros reviews. Me hareis muy feliz ^^.

Se trata de una historia situada más o menos al inicio del último libro, aunque he hecho algunas modificaciones en la historia.! Por ejemplo he introducido un nuevo personaje, aunque no soy muy partidaria de introducir demasiados personajes nuevos; en fin, disfrutad!

Cap.1

-Draco corre!- gritó Narcisa bajando rápidamente las escaleras de la mansión Malfoy poniéndose la capa negra con gesto desencajado – Los de la Orden han llegado!

Draco la esperaba a los pies de la escalera, alto con su traje negro que miraba a su madre no demasiado alarmado.

-Son muchos?- preguntó con calma.

-Sí! -Contestó su madre rápidamente perdiendo la compostura y empujándole –Sí diablos sí! Deben ser diez o así! Ahora haz el favor de correr, tu padre está fuera.

El chico se resistió a los empujones de su madre, que ya andaba a toda prisa por el pasillo camino a la puerta trasera. Se apresuró a seguirla, con pocas zancadas ya la había alcanzado.

-Podemos pelear!- sugirió mientras andaba a toda prisa.

-Claro! Si fuéramos tantos como ellos. Solos no tenemos nada que hacer- abrió la puerta trasera y, al ver a Lucius en medio del inmenso jardín se giró un momento encarando a su hijo y en voz baja dijo- Tu padre está muy susceptible cariño, ni un comentario. Nos vamos a la casa Ryddle a reunirnos con los demás y con el Señor Tenebroso. Ya habrá tiempo de atacar más adelante.

Y con eso se giró en seco y corrió hacia su marido. Se oyó un estruendo, los de la Órden habían entrado en la casa, buscándoles. Draco aún permanecía en la puerta, se negaba a huir de su casa cuando estaba siendo atacada, y aún más por los del grupo de Potter. De repente algo le encogió el corazón.

-Vosotros id tirando ya llegaré- les gritó a sus padres. Ante la negativa de ellos insistió chillando- Corred Maldita sea!!

Lucius y Narcisa, no muy convencidos accedieron y en un momento desaparecieron, quedando ningún rastro de ellos en el jardín. Draco se apareció en su habitación, buscando algo desesperadamente en los cajones, si no lo encontraba estaba muerto, y no precisamente por la Orden, sino por el mismísimo Señor Tenebroso. Al fin lo encontró, suspiró aliviado y lo alzó a la altura de sus ojos.

El Guardapelo. Uno de los siete Horrocruxes del Señor Tenebroso que le había sido confiado primero a su padre y luego a él. Después de su último curso en Hogwarts por ni nada más ni nada menos que el Señor Tenebroso "Cuidalo bien Draco. Dónde estaba hasta ahora no es seguro. Después de lo de Dumbledore esta es mi última muestra de confianza hacia ti. Si me decepcionas…Ya sabes lo que te espera".

Se le erizó el vello al pensar en su voz gélida y fría pero reaccionó rápido al oír pasos de más de una persona subiendo la escalera principal. Seguro que no tardarían en encontrarle.

Podría desaparecer con un solo toque de varita desde luego, pero la tentación de matar a algún integrante de la Órden fue más fuerte. Lentamente guardó el objeto entre sus ropas y se dirigió hacia la puerta, ocultándose detrás de la puerta abierta para sorprender a quien fuere que entrara. Aguardó allí varita en mano y en guardia y de repente oyó pasos adentrarse en la habitación. No podía averiguar quien era, debido a la puerta abierta, pero pudo advertir que era más de una persona, dos en concreto. "Estupendo" pensó él. Una de esas personas al entrar tiró hacia la derecha de la habitación, hacía el lado opuesto donde estaba él, pero la otra ando hacia la izquierda y seguro que acabaría viéndole y, así delatándolo a su compañero que vendría rápidamente al rescate.

Contuvo el aliento hasta que se dio cuenta que esa persona era ella. Ella. Sabía que estaba con ellos pero, ¿Des de cuando era un miembro tan activo en la Órden? Se quedó atónito. No esperaba volver a verla nunca más. Y de repente allí estaba. Era la misma chica estaba seguro. La chica de la melena oscura y ondulada, de rostro delicado y tez morena. Rezó mil veces a quien quiera que fuera para que la chica no girara la vista y posara sus ojos miel en él, pero no fue escuchado. La chica inspeccionaba la habitación minuciosamente con la varita en alto y, al girar la vista se topó con la suya. Era él. Se asustó un poco y pegó un respingo.

Ambos se quedaron mirando sin saber que hacer. Des de luego lo más fácil y lógico sería matarse el uno al otro, pero no fue así. La chica le miró con ojos interrogantes como "Qué haces aquí?

Draco realmente no sabia que hacer, le había pillado por sorpresa. Rápidamente reemplazó su cara por otra de suficiencia y orgullo, retándola con la mirada, con ojos desafiantes. De repente se oyó una voz, la de la otra persona.

-Penélope! Ocurre algo por allí?- definitivamente Draco reconoció esa voz, era Potter.

Qué fácil hubiera sido atacarle con un rápido Aveda Kedabra pero un pensamiento ocupaba en ese momento su mente: "Penélope, así se llama ella." A lo que la chica respondió sin quitar la mirada de los ojos de él.

-No Harry, aquí no hay nadie, deben haberse ido.

La chica le miró como diciendo: "Vete ya", y con un rápido movimiento Draco desapareció, sin musitar ninguna palabra.