¡Hola! Pues, nada, para que empieces a leer ya, sólo quiero decir, que hace mucho que no escribo algo, pero esto surgió de mi musa momentánea, así que tengo que aprovecharlo. Esta pareja, quiero dejar en claro, me encanta, ojo, podría decir que odio el incesto, con mi corazón, pero, hay algo que hace que los ame tanto como pareja como siendo hermanos (probablemente sea el hecho de que mi novio y yo somos, ellos, quiero decir, jajaja, somos iguales, en la manera de ser del personaje, entonces, ha de ser eso) Pero como eso no te interesa en nada y sólo vienes a leer el fic, lol, te dejo con esto, bienvenido seas, disfrútalo, vengo a escribir para ti, en caso de que algo te cause ataques al corazón, bueno, de eso no me hago cargo.

¡Gracias a todos aquellos que leen y esperan con ansias para que llegue el siguiente capítulo, no dejarán review (aunque me alimente de ellos), pero están atentos a mi historia, gracias, en serio!

Gravity Falls no me pertenece, solo soy una fan reprimida que escribe para satisfacerse, le pertenece al gran Alex H.


*17 años aproximadamente, antes*

Llantos de bebés se escuchaban, una casa promedio, con los padres promedio. La una de la mañana, el televisor en un programa de publicidad y ventas al azar en un volumen bajo. Una madre con ojeras, arrullando a uno de los dos pequeños que se encontraban ahí, del otro lado de la habitación, un padre cansado, con la ropa de la oficina y corbata aflojada, contemplaba a la criatura que en su cuna lloraba.

Haz que se guarde silencio —decía la mujer que sostenía al tranquilo bebé, durmiendo en brazos.

Sabes que ella es así, no siempre funciona cuando le canto —rió un poco, para suavizar el momento.

Ed, si no se calla en un rato, me iré a dormir, no voy a soportar eso —quitaba la sonrisa de su rostro. Hablaba en serio. Fue lo que desconcertó al Sr. Pines.

¿Qué?

Como me oíste —contestó fría, besó la frente del pequeño, mientras lo arropaba mejor.

No era como que la Sra. Pines odiara a esa pequeñita, no podía. Bueno, en realidad, así era, pero Ed sabía que aceptarlo era la cosa más cruel del mundo. Pero, amaba tanto a su mujer, que lo toleraba. Así fue como miró su cara seria durante unos momentos, sin poder creer sus palabras. Tomó de la cuna al bebé, la miró por unos instantes, cómo la quería, frotó con su mano libre su pequeña y rosada mejilla, para después besarla. Empezó a tararear una canción de cuna, de esas que sabía que le gustaba. La niña se calmó, fijó sus ojos en los de él y comenzó por quedarse dormida. El padre suspiró del alivio, sonriendo hacia ella, mientras la dejaba de nuevo en la cuna. ¿Qué era exactamente lo que le molestaba de ella? Era tan linda, su cara angelical, podía ser escandalosa, pero era un bebé con el que podías jugar, era risueña y desde pequeña reía demasiado. Pero no es que le moleste, no, o eso quería pensar, probablemente era que el niño la dejaba dormir más y obviamente era más tranquilo. Sí, era eso.

No entiendo qué te molesta —tomaba al niño de sus brazos ahora, para dejarlo con su hermana, en la cuna—, ya habíamos hablado de esto. —Después de besar ahora, la frente de su hijo, se acercaba a su mujer, para abrazarla.

¡No! —se alejaba, dejando a su esposo con los brazos abiertos—, sabes lo que pienso al respecto.

¡Es que nunca me escuchas! —se arrepentía de levantar la voz en cuanto escuchó un ligero quejido del alguno de los pequeños—, siempre se queda en "nuestro acuerdo" cuando en realidad es el tuyo —susurraba "alto".

No, Ed, no —lo miraba intimidantemente.

Mira Annie, escucha —la tomaba de los brazos, mirándola fijamente —, ¿qué rayos es lo que no te gusta de Mabel? —ahora su mirada daba miedo.

Nunca dije eso.

¡Eso demuestras, con un demonio! —la tomaba de la cara—. No entiendo, en serio, no…

Entonces, eso debería reclamarte yo de mi pequeño Dipper.

¿Qué? —contestaba sorprendido—, ¡los amo a los dos! Entiende, ¡a los dos! Primero, de dónde salió ese diminutivo —sonreía para hacerla entrar en razón, quería arreglar en serio las cosas—, me gusta, mi pequeño "Dipper".

Eso, no va a cambiar las cosas —la mujer cerraba los ojos para apartarse.

¡Bien! Si no te gusta, podemos cambiarlas de otra manera —contestaba ahora con coraje—, tengo una gran idea —hablaba rápidamente, nervioso—, no puedo seguir con esto, ya es mucho tiempo el que te tolero esto. No puede seguir así —sacaba una maleta, mientras ponía su ropa y la de otra personita.

Qué haces —decía Annie, alarmada.

Me voy. Con ella —decía mientras terminaba de arreglar sus cosas.

No —susurraba aterrada—, no con ella, si lo haces, los odiaré a los dos de por vida. El hombre terminaba, para mirarla al instante.

Mejor que nos odies a los dos, que sólo a ella, ¿no? —cargaba la maleta con otros objetos de valor, como fotos—, salgo en la mañana. Hoy, no dormiremos juntos.

¡Esa monstruo arruinó mi familia! —se echaba a llorar—. No puedo creerlo.

Esa "monstruo" es tu hija.

No… —contestaba con ese frío en su diálogo— No, Ed, ya no lo es —secaba sus lágrimas—. No me despiertes cuando te vayas.

Ed había sabido en ese momento, que Annie, la mujer que amaba, de verdad podía superar las veces que le podía romper el corazón. En la mañana, justo como lo habían dicho, se habían marchado.


"Dame una descarga de mentiras"

Capítulo I: "Él"

-"Dipper" Pines. (18) 17 años. Hombre.

| Es bueno en matemáticas, pero no lo admite,
sólo quiere ser genial, como los demás |


La gran escuela del pueblo de Gravity Falls, "Universidad Noroeste" llegaba a finales de semestre. Con él, el verano. Un chico de cabello quebrado, marrón, caminaba por sus pasillos. Se daba cuenta que lo único que quería en esos momentos era llegar a casa, estirarse un poco y dormir durante los dos meses y medio que tenía de vacaciones. Pero, no todo era color de rosa. No sabía que era mejor, ir a la escuela durante el verano, o trabajar con el tío Stan, en la "Cabaña del Misterio" como él le llamaba, aunque en realidad se vendieran cosas de segunda mano, y, eh, a veces resultaban ser estafas. ¡Un momento! Nada podía estar perdido, una sonrisa aparecía en su rostro, cuando recordó a cierta pelirroja que trabajaba medio tiempo ahí mismo y este verano de seguro trabajaría tiempo completo, "¡oh sí tío Stan, exprímeme como a una naranja en el trabajo este verano!" Pensaba.

—¡Hey, Dipper! —corría detrás de él hasta que lo pudo alcanzar.

—¡Jimbo! Qué pasa —se paraba mientras veía a su amigo correr.

—Ya te dije que no me gusta que me digas así, rayos. ¡Es James! Al menos, Jimmy, Jim o algo —respiraba hondo, para recuperar el aliento perdido en la carrera.

—Está bien, qué necesitas.

—¿Te quedarás este verano a extraordinarios? —comentaba con una inexplicable emoción—, digo, en un inicio estaba deprimido, pero después me di cuenta que ¡será lo mejor!

—Estáaa bien… —decía con su cara de póker—, ¿por qué rayos debería estar tan contento? No lo entiendo.

—¡Los chicos populares! ¡Todos estarán ahí!, eso quiere decir que seré genial, viejo —exclamaba contento.

—Oh —soltó en un hilo de voz. Sabía lo que eso significaba y cuánto significaba para él, para empezar. Dipper tenía un "trauma" con el hecho de llegar a ser popular, o que las otras personas se fijaran en lo genial que él era. Pero no, él no era un idiota—, claro, claro. ¡No! Yo, lo que pasa, bueno, no es que yo no me vaya a quedar, ¿los populares, dices? —se quejaba resignado—, genial, no, ya sabes, tengo que trabajar en la Cabaña con el viejo, visítame, si puedes. —genial, otra oportunidad para tratar con los "populares" directo a la basura.

—Tranquilo Dipper —notaba el desánimo de su compañero—, es mejor tener un 90 que tener que venir todo el verano, cerebrito. Tengo que irme, salúdame a Soos ¿quieres? Y felicidades campeón —le daba una palmada en el hombro, para desaparecer en esa escena.

—Claro —suspiraba, mientras caminaba directo a casa. ¿De qué servía ser brillante, si a las chicas (Wendy) no les importaba eso?

El camino a casa fue un poco reflexivo. A un mes de cumplir sus 18 años, seguía sintiéndose un crío, no había tenido ni una sola novia, y desde los 12 años tenía esta atracción inexplicable por la chica –según él—, más bella de todo Gravity Falls, Wendy Corduroy. Una chica hermosa en toda la extensión de la palabra, cabello lacio, naranja radiante, unos ojos chocolate, profundos, preciosa. ¿El problema? Sus 21 años, para Wendy, él era "su chico" en sentido de compañerismo, era el "hermano menor cuerdo" que no tenía. Para él, ella era su amor imposible.

—¡Dipper el chico! —saludaba un hombre simpático, con dientes peculiares.

—Basta con eso Soos, en dos meses tendré esos dieciocho, ya no más "chico", ahora será —hacía una pose heroica en la entrada de la Cabaña—, Dipper "el hombre"

—Claro, amigo —se burlaba—, ni a mí me dicen así —reía—. Ahora, ayúdame con esto, ¿quieres?

—Por supuesto —contestaba—, espera un momento —dejó su mochila en la entrada de la casa, mientras se retiraba los zapatos deportivos y ponía en sus pies cómodas pantuflas, quitaba de su cuerpo todo aquello que no le servía y colocaba ropa más cómoda, el verano finalmente había llegado.

Cruzó el pasillo para bajar las escaleras y encontrar una foto vieja en el muro de las escaleras y darle un pequeño beso al cristal con la mano. Su madre había fallecido de una complicación en alguno de sus órganos, cuando tenía 6 años. Fue así como el tío Stan se quedaría a cargo del chico desde pequeño, Dipper sabía que su padre le había dejado, según él le debería guardar muchísimo rencor, pero le daba demasiada flojera como para pensar en eso. Todo lo que sabía era gracias al tío Stan y otro porcentaje se lo acreditaba a Soos, quien había llegado a la casa cuando Dipper tenía 11, llegaba al pueblo y buscaba una habitación para alquilar, entre él, Stan y Soos habían dado vida a la "Cabaña del Misterio" cuando llevaba varios años sin actividad. Después llegó Wendy, pero eso era otra historia. Cruzó la puerta que le llevaba a la Cabaña.

—¿Dónde se supone que tengo que colocar esto? —preguntaba mientras sostenía nueva mercancía.


—¡Dipper el chico! —una chica abría la puerta de la tienda, dejando su conocido sombrero en el mostrador—, mi chico —se acercaba hacia el moreno para desacomodar su cabello en modo juguetón.

—¡Eeese soy yo! —sonreía estúpidamente mientras Wendy se acomodaba en caja y checaba el celular. Soos ponía los ojos en blanco mientras soltaba una pequeña risa de ironía—. Así que, qué te trae por aquí Wendy —se recargaba en el mostrador.

—Ah, bueno —contestó como si no fuera obvio—, ya son las tres, hermano* —reía, devolviendo la cara al móvil barato.

—Oh —ahora el chico reía nerviosamente—, claro, es cierto, ya sabes, uno simplemente olvida la rutina en verano —risas nerviosas de nuevo.

—Claro —contestaba la pelirroja sin dejar de mirar el objeto que tenía en las manos.

El momento incómodo apareció y Dipper trató de solucionarlo: —Oye, Wendy, ¿algún plan tendrás para hoy?

—Obvio tontito, creo que los chicos y yo iremos saliendo de aquí a la costa. Pasaremos el fin de semana allá, pero no quería dejar sin cajera a la "Tienda del Misterio", mucho menos en viernes. Puedes venir, si quieres —había apartado su rostro de la pantalla con esa última frase, para dirigirle esa mirada que tanto le gustaba. Dipper quedó embobado.

—¿Estás completamente segura? —abría sus ojos como dos platos.

—Cuándo no lo he estado, estarían mis dos chicos, eso sería muy cool —se cruzaba de brazos, para sonreírle.

Hombre*… —susurraba—, quieres decir, que Robbie estará ahí —comentaba desilusionado.

—Exacto —desbloqueaba el móvil—, ¡5 puntos para Dippy! —timbraba el aparato—. Oh, espera, tengo que contestar.

—Sí… —contestaba con un hilo de voz. ¿Era que Wendy había vuelto con ese patán después de todo lo que le había hecho? Y es que era cierto, el tipo de hombre que buscaba Wendy se alejaba por mucho a lo que Dipper era. En realidad eran un grupo de idiotas. Wendy había traído a un infinito grupo de chicos a la cabaña desde que trabajaba ahí, apenas con 15 años, la chica había tenido ya varios novios, cosa que a su edad (del chico), no se explicaba. ¿Y si es que había tenido tantos, cómo es que nunca Dipper fue alguno de ellos? Qué celos eran los que le recorrían cada que se escuchaba hablar de Robbie. Era claro que era tan pálido como un muerto, su cabello era grasoso, lacio y muy oscuro, ¿era necesario tener tantas imperfecciones en la piel para ser tan perfecto?, además de no vestir tan deprimente (o así lo veía él), o lo más importante, tocar la guitarra de esa manera. Pero bueno, el que tuviera 22 realmente hacía la diferencia.

—Dipper el chico… —le susurraban al oído, mientras él se encontraba perdido en sus pensamientos—, mi chico —susurraba un tercero mientras lentamente y de una manera incómoda le desacomodaba el cabello, imitando anteriormente a Wendy.

—¡Aggh, Soos! —se apartaba rápidamente mientras lo golpeaba asqueado, salía corriendo. Soos había cumplido su meta, traerlo de vuelta a la tierra. Sonreía complacido.


Glosario:

*- "hermano": Wendy se refiere a él con palabras muy juveniles tales como "dude" o "bro" en inglés. No encontré alguno que estuviera en español, que no fuera vulgar o que quedara con la personalidad de la chica jajaja, así que sólo puse un "hermano" en tono de "hey, bro". Espero darme a entender.

*- "Hombre…": Dipper ahora usa esta palabra en vez de "Oh men…" como lo harían en inglés. Sinceramente me encanta cómo los personajes pueden llegar a ser tan reales gracias a estos diálogos que uno usa día a día.

Y para los que no me conocen, siempre dejo mis N.A, (mis Notas de Autor), sin sentido y a veces tontas jajaja:

¡Hola! Es hora de que comience mi speech, ¿cómo se le dice? ¡Discurso! Jajaja, me quedé pensando en la palabra varios minutos. Bueno, como acaban de leer esto es muy rápido y a la vez corto. Quería darles una introducción de lo que es la vida de Dipper, si es que hay dudas, coméntenlas, por favor (menos preguntar sobre sus padres y más historia entre Mabel, Dipper y sus padres, lol, no tengo intención de hablar de ello, lo verás después)

Ahora, unas cuantas disculpas, primero por si me llego a tardar con los capítulos, no creo tardar con el próximo, ya que será corto. Será un "Ella" y una breve descripción como la de acá arriba ahora con la vida de Mabel y qué fue del Sr. Pines.

Gracias a Dios que encontré un trabajo y también voy a empezar la universidad, ay. Entonces, se podrá decir que estaré un poco ocupada, ténganme paciencia, que puedo llegar a tardar. Cualquier cosa está bien recibida en la cajita que tenemos aquí abajo, déjame un review, aunque seas anónimo, vamos, sé que quieres y yo quiero, quiero saber tu opinión, expectativas, tomatazos, etcétera. ¡Los quiero muchos Pinecesteros!

Hasta la próxima.