Hola, criaturas.
Como ven, este es uno nuevo y espero que les guste.
Advertencias: Narrado en primera persona y mal lenguaje ocasional. Un poquitito de Ooc.
Escrito ininteligible y absurdo
…
Capítulo I
…
El florista
…
Me quiero morir.
Esperen...¿no quedó claro?
Me quiero morir.
¿Aún no?
No estaría tan mal que alguien me disparara justo ahora.
¿Otra vez?
¡Quiero tirarme de un puto puente!
¿Sabes? Estoy frustrado, muy frustrado, ¿a qué me refiero con eso? Soy tan sólo una persona que toma mucha consideración por sus malas acciones. No puedo controlarlo, todo me da vueltas.
Suelo tener demasiados conflictos emocionales y por eso los ajenos a mi suelen alejarse. Me dejan sólo y ni yo puedo soportarme.
¿Qué debería hacer? Irme y cambiarme el nombre no sería una opción. Espera...tal vez lo sea...oh no, no, no. No puedo huir como un vil cobarde.
Las cosas resultan no ser tan fáciles como las describen en las historias ficticias. No sé, a veces siento que soy una persona triste aún sin padecerlo, jaja...
Odio mi vida.
Y bien, te has de preguntar...¿a qué carajos viene toda esta mierda? Pues ya que te interesas, dime...cuando te pasa algo "muy malo" durante el día, ¿acaso no todo en adelante se vuelve negativo, ya que se ve envuelto en tu mala aura de vergüenza? Bueno, eso es lo que yo pienso.
En el día de hoy no me pasó la "gran cosa". De hecho...
Sería más bien "un puto problema del que ya no me puedo olvidar".
Hoy me pasaron pocas cosas, asuntos pequeños sin importancia que finalmente se relacionaron para crear una situación que quise haber evitado con cualquier cosa. Ah...pero la vida es una sinvergüenza, ¿no lo crees así?
Pudo haberme atropellado el taxista y mandarme a volar como casi lo hizo hace unas horas, o el asaltante pudo dispararme o apuñalarme con su arma en vez de llevarse consigo mi billetera vacía -cosa que fue graciosa- . Pero ese no es el punto, mi vida socialmente inactiva pudo mantenerse así, de no ser porque no me morí.
Si me hubiera muerto todo estaría bien.
Pero vamos, yo sé que tienes curiosidad por saber. No podría siquiera recordarlo. Mierda, es vergonzoso, ¿ya repetí mucho la palabra? Vergonzoso. Creo que mi mente está comenzando a bloquearlo así que me apresuraré a comenzar...
º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º
Empezó en la mañana. Fui a abrir la tienda una hora más temprano de lo normal, ya que, el día anterior me tumbé en la cama a eso de las siete de la tarde y ya no desperté hasta el siguiente día, y como era de esperarse, me levanté con más anticipación.
A decir verdad, no tenía nada que hacer y comencé a aburrirme. Logré distraerme por un rato dándole una muy innecesaria limpieza a los ventanales. Mientras lo hacía, vi como un convertible rojo frenaba de forma dramática frente al local.
Era la Señora Renz y yo ya sentía un dolor de cabeza. No era que me cayera mal o algo así. Tal vez un poco, pero era apenas soportable en pequeñas dosis. Ella entró con su ropa cara Channel y una escandalosa sonrisa que mostraba su hilera de dientes recién blanqueados.
- Buenos días, Señora Renz.-
- Buenos días, querido – me contestó con su acento inglés y bajó su mirada a mis manos - ¡Oh, deja eso! Podrías arruinarlas.- se refirió a mis manos y yo solté el estropajo poniéndolo en la cubeta.
Ella por alguna razón, siempre se preocupaba por mi imagen. Siendo ella una adinerada inglesa, lo más normal era que me despreciara por mi aspecto de "clase media", pero en vez de eso, la mujer siempre me corregía lo que me quisiera corregir y se dirigía a mi con una sonrisa que no sabría describir.
- Lo siento.- le dije - ¿Hay algo en lo que la pueda ayudar?
- ¡Para de hacer eso! Podrías comenzar a tratarme de "tú" por tu propia voluntad y así no tenemos que estar repitiendo lo mismo por siempre.- Yo asentí con una sonrisa y ella me correspondió.- Ojalá todos los chicos de por aquí fueran como tú, así no tendría pendiente de casar a mi hija con algún vago.-
- Oh, no diga eso. Seguro que hay buenos partidos por el lugar.- Mencioné nervioso, pero su mirada comenzó a asustarme. Me sentía acechado.
- Ella regresará del extranjero esta noche, ¿no quieres pasar a visitarla?-
Aquí vamos de nuevo.
- Lo siento mucho, pero hoy debo quedarme aquí hasta tarde.- me excusé – Podría mandarle saludos de mi parte.- Ofrecí paciente.
- ¿Tienes rosas blancas? -
Ignoró mi comentario. Ella se lo pierde.
- Tengo bastantes, Señora, ¿quiere que haga un ramo para ella? - Sus ojos brillaron de emoción y yo me aclaré la garganta.- Digo, que vaya de parte suya...
- ¿Te he dicho cuanto le gustan las rosas a mi niña? -
Si...si que lo ha hecho.
- Alguna vez me lo dijo.- Comenté intentando sonreirle.
- ¿No podrías mandárselas de tu parte? Jajaja...Oh vamos, no seas así...-
Yo miré lejos, intentando buscar algo interesante en la calle, como esos perros que se estaban...oh, creo que mejor debería prestarle atención al parloteo de la señora. Saqué un pedazo de hoja blanca y un bolígrafo.
- ¿Qué es lo que debería decir? ¿Algún mensaje? -
- Oh eso...- ella tomó su mentón pensativa mientras a mi la mano me temblaba.- "Todo este tiempo me he sentido tan atraído a ti, a la consecuencia de enamorarme", ¡firmado por E. J.!
Dios, sálvame de esta mujer.
- Ajajajajaja...- Yo me rasqué detrás de la nuca.- ¿Quién podría ser esa persona? ¿No sería mejor "Con amor, tu mamá"? -
Ella me miró con esa cara de "No soy tan idiota" e hizo gestos de resignación.
- Bueno, quiero que me hagas un arreglo de rosas blancas, el más grande que tengas.- Yo asentí y me dirigí a donde estaban todas las flores.
- Puede irse tranquila, yo lo mandaré más tarde...
- Espera, debo escribir el mensaje por mi misma.- La vi inclinándose hacia la hoja blanca con el bolígrafo en sus manos.- Tranquilo, no escribiré nada que te moleste.- Oh, eso era lo que yo esperaba.- También te anotaré la dirección.
Minutos después la sentí marcharse y arrancar su auto.
Yo me quedé haciendo el pedido y terminé la mitad de tiempo de lo esperado.
Conocía a su hija, si. Fuimos compañeros de clase hasta la secundaria, era alguien muy linda y de buen carácter, pero no como para tener una relación con ella. Y también fuimos amigos.
Sentí la campana tintinar anunciándome que alguien había entrado. Pensé que tal vez era la señora Renz, ansiosa por llevarse su ramo...
- ¡Ey! Idiota.- No era ella.- Veo que sigues mariposeando por aquí...
- Y tú de imbécil repitiendo lo mismo todos los días.- Respondí agresivo pero sin exaltarme tanto.
- Estúpido.- dijo.
- Inútil.-
- Retardado.-
- Tarado.-
- Nena.-
- Cara de caballo, ¿qué es lo que quieres? - Lo escuché gruñir.
Que divertido.
- Bueno, pues...
- Aún no te he avisado de ninguna entrega.-
-¿Qué me dices de esa de ahí? - Señaló el arreglo recién terminado. Yo resoplé.
- Esa no vale, tú no sabías.-
- Tengo poderes psíquicos.- Juntó sus dedos presionando sus cienes e hizo alusión a su comentario. Yo reí de buena gana.
- Dímelo, idiota.- Le sonreí como sabía hacerlo y el me miró dudoso.
- Quisiera...-
Se quedó atrancado, debía ayudarlo.
-¿Quisieras...?-
- Si tú podrías...-
- ¿Si yo podría que?-
- Este...-
-¿Este...?-
- Verás...-
- ¡Joder Jean ya suéltalo! -
- ¡Haz un ramo de rosas, carajo!- ¿Que? ¿y para qué quería él...? ¡Ah!
- Tú eres el que los reparte, ¿es lógico que el repartidor sea quien mandó las flores?-
- ¿No es romántico? - Sus ojos brillaban, parecía drogado.
- ¿Qué es romántico? ¡En estos tiempos cualquier cosa podría serlo! Además piensa, ¿ella es rica? ¿Cómo reaccionará cuando se entere de que su admirador secreto es el repartidor de flores? Vivimos en una zona con personas acomodadas, ellas no se fijan en "poca cosa" como nosotros.-
Pero bien, Jean no escuchó ninguna de mis palabras, él seguía en su propio mundillo pretendiendo ser feliz.
- ¿Y bien? ¿Para quien es? ¿Christa, Sasha, Mina...? -
- ¿Christa volvió? -
- Su madre estuvo aquí hace un rato, me dijo que regresaba esta noche.- El murmuró un desinteresado "ah" y me sonrió.
- No es para ninguna de ellas o de quienes vivan cerca.- Me confesó y yo me confundí, ¿para quien serían entonces? - No es alguien de por aquí, ella es del centro de la ciudad.- Añadió. Tal vez notó mi cara curiosa.
- Bien, te ayudaré. Pero sabes lo que podría pasar con gente así, los del centro son incluso peores que nuestros "amados" vecinos.- Dije haciendo señas de comillas en donde debería hacerlas.
- Yo lo sé.- Es lo único que dijo e hizo una mueca muy graciosa. - Imbécil, ¿de que te ríes?-
- Oh nada...oye, ¿y cómo la conociste? ¿La he visto alguna vez?- Sentía curiosidad.
- No lo sé. Tal vez si, tal vez no.- Dijo sin mirarme.- Es de esas personas a las que simplemente no puedes ignorar cuando pasan junto a ti.- Sonrió.- Incluso me dio su tarjeta cuando me acerqué a ella.
- Oh, debes estar bromeando...
- No, lo hizo para que la dejara en paz, de eso estoy seguro. Pero, ¿qué mas da? Al menos se donde trabaja la chica más hermosa que he visto en toda mi vida.-
- ¿Y como se...? -
- ¿Puedes hacer el ramo, por favor?- Pidió infantil.- Algo me dice que las rosas rojas le irían bien.-
- ¿Y como piensas pagarme? - Gruñí.
- ¡Trabajaré una semana sin sueldo!- Oh, tentador.- ¡Y limpiaré tres veces los ventanales!
- ¡Hecho! - Ah si, era toda una mierda estar limpiando esas cosas.- Oye, ¿irías tan lejos sólo por mandarle un ramo de rosas?
- ¡No es "sólo un ramo"! - me señaló.-Es mi declaración de amor.-
- Si, si, como digas Romeo.- rodé los ojos.- Ahora, hazme un favor y haz el mensaje que quieras mandarle. También transcribe el que está sobre la mesa a una de las hojas para notas.-
- ¡Lo de la señora Renz no tiene nada que ver conmigo! - Dijo molesto.
- No, pero no haces la gran cosa. Transcríbelo tal cual está ahí y no preguntes nada.-
Lo oí refunfuñar y supe que había ganado.
Sin embargo, había algo que yo no sabía, algo de lo que no me había dado cuenta y lamentaría ese mismo día.
º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º.º
- ¿No pondrás su nombre?-
- Ella no me lo dijo, en su tarjeta sólo está la dirección de donde trabaja y su oficina exacta, ¿no es suficiente?-
- ¡Al menos debiste preguntárselo!-
- Sentí que ella me golpearía si le hablaba más.- Dijo nervioso.
- ¿No es fastidioso? Que sólo te la pases enamorado de ella a distancia y ella nunca se de cuenta de nada.-
- ¡Pero aún no estoy enamorado!- Me miró.- Aún no. Y no importa, se siente bien querer a alguien de esta forma.-
- ¡Para de hablar así! Me estás asustando.-
Esperaba que no sufriera tanto.
- Es hora de que lleves el arreglo de Christa, el de las rosas blancas.- Señalé y Jean hizo su mayor esfuerzo para levantarse e irse.- Tienes que regresar después por el tuyo.
- ¡Ya lo se! No eres mi mamá...-
- Siento pena por la señora Kirchstein.-
- Oh cállate.-
Estoy seguro de que fue quejándose por todo el camino. El odiaba los arreglos grandes, y más si eran encargados por aquí cerca, ya que era más efectivo irse caminando y la gente se burlaba silenciosamente de Jean cuando lo veían pasar con las flores que le tapaban casi toda la vista.
El llegó media hora después, con una cara que quería parecer revelarme las pocas posibilidades de que él llegara tener una novia o al menos "una relación. Mierda, soy tan cruel. Debería morirme.
- ¿Y bien? - Pregunté al no haber recibido ningún comentario o insulto por su parte. Tal vez no lo haya ido tan bien.
- Esa mujer me odia.-
- ¡Y que lo digas! - El juntó sus cejas.- Seamos realistas, nunca lo superará.-
- Me acusó de poner algo sospechoso dentro de las flores: "Espero que una bestia como tú no haya pensado en poner explosivos aquí dentro o llamaré a la policía" - Imitó su acento y yo me reí.- Luego me cerró la puerta en la cara, ¡en la puta cara!-
- No vale la pena, Jean. Esa gente no lo vale.-
- Lo dices porque tu si te llevas bien con ella.-
¿Llevarme bien con ella? ¡Buena esa, Jean! Creo que te mereces un premio a la deducción más absurda que alguien puede hacer.
El la odiaba, odiaba a esa señora y era apasionantemente correspondido. Y créanme, esto no era sólo cosa de "ese niño pisó mi césped" o "ese mocoso me faltó al respeto una vez". Era algo mucho más grande y no era bueno para Jean recordarselo ahora.
- Sólo se tolerarla, no me gustaría tenerla de enemiga.-
-¡Dímelo a mi!-
- Si, de hecho te lo estoy diciendo.- El me miró con rencor y me dieron ganas de reir.- Deja de victimizarte y lleva tu maldito ramo de flores...-
Creo que eso lo animó, salió corriendo a tropezones con las flores en mano. ¿Mencioné que el bastardo tiene auto? No creo que sea algo que se pueda pasar por alto. Pero seguía teniendo un mal presentimiento, yo no tenía idea de nada.
No hasta que escuché el teléfono sonar.
- Florería J...-
- "!Ah, querido...! "- Era Renz.- "Hace un rato recibí el ramo, ¡quedó precioso! Estoy segura de que Christa lo amará..."-
- Me alegro por eso, señora...-
- "Pero..."-
- ¿Pero...?-
- "Tal vez deberías pensar en conseguir a otro "socio" Sabía a donde iba esto "Ese Jean me da mala espina, ¡es tan maleducado!"-
- Estoy bien con él, señora. Es mi mejor amigo y le pido que no intervenga o intente hacer algo. Yo confío en él.-
Le aclaré. Creo que me acabo de ganar otra enemiga más y algo me dice que la calle ya no será tan segura.
- "Lo siento.- La escuché decir con dificultad, ¿no se había rendido ya?- Pero es que también, llamaba para decirte que la nota de las rosas, tienen como remitente a Jean Kirchstein..."-
Espera, ¿que?
- ¿Como dice?-
- "Además, tiene un mensaje diferente al que yo te había escrito".- Mierda, esto va de mal en peor.
- ¡Lo siento mucho! Esto no vuelve a ocurrir, ¿me disculpa? Tengo algo muy urgente que atender.-
Colgué sin escuchar respuesta. Miré al lado del teléfono y ahí encontré la nota que la madre de Christa había escrito y a la que Jean le pedí que escribiera tal cual sin cuestionarme nada. La leí y la hoja, entre mis dedos, comenzó a temblar. Ah, no, espera...era yo el que temblaba.
Nota:
"Todo este tiempo me he sentido tan atraído a ti, a la consecuencia de enamorarme"
De: Eren Jaeger.
- Vida, jódeme más...-
Eren Jaeger.
Eren Jaeger.
Eren Jaeger.
Rápidamente con mi vida pendiendo de un hilo -exageración- tomé mi celular y marqué los dígitos que correspondían al teléfono de Jean.
- "Que...que pasa?"-
Se oía raro, pero pretendí no querer notarlo.
- ¿Dónde estás? ¡Debes cancelar la entrega!-
- ¿Qu...que? ¿Estás pend...? jajaja loco, quise decir loco...no puedo cancelarla, ya estoy en el elevador del edificio.- Lo último lo dijo en susurro.
- ¡Pero Jean!-
- ¡Lo siento, no puedo hablar ahora!-
Y me cortó. El perro me cortó.
Entonces, contra todo pronóstico decidí hacer esto directamente. Puse llave a la puerta del local y salí corriendo como maníaco. El centro no estaba tan lejos y era fácil llegar caminando. El autobús era más tardado por que hacía muchas paradas y yo no tenía tiempo para eso.
Llegué al otro lado de la calle feliz, considerando que el taxista que casi me atropella sólo se limitó a gritarme de groserías desde su lugar, cosa que le agradecí y él se quedó con cara confundida.
Pero, en mi maratón, alguien interceptó mi trayectoria.
- Dame todo lo que tengas...-
Esto, siento que no puede ser bueno.
- ¿Todo lo que tenga? Jajaja...soy pobre, no tengo nada. Ve y busca a otra víctima...- Muy en el fondo, esperé que funcionara, de verdad. Pero él me tomó del cuello de la camisa antes de que siquiera pasara a su lado.
- Todo.-
Exclamó cerca de mi cara y me sentí fastidiado. Metí mi mano a uno de mis bolsillos y saqué mi cartera.
- Úsala bien y no vayas a comprar drogas.- Mencioné y él me la arrebató.
Me soltó y me empujó un poco. La iba a abrir para husmear en ella y comprobar que realmente haya dinero, así que comencé a alarmarme.
- ¡Ey, ey! ¡Mira, un policía!
- ¿Que? - Gritó y salió corriendo velozmente.
Que sujeto tan gracioso.
Creo que tengo que conseguir amigos.
Pero bien, tenía que apresurarme, aunque ya sentía que era demasiado tarde para lograr mi hazaña.
Y a todo esto querrán saber...¿porqué tanta alarma por un nombre mal puesto? Pues, hace mucho me sucedió algo similar. Era para una chica millonaria de esta zona, Jean confundió las tarjetas con las de otros clientes y...bien, ya arreglaría cuantas con Jean después. En todo caso, pensé: "¿Que tanto puede causar un remitente del que ella no tiene idea?"
Oh bien, debía ampliar mis horizontes, ¿por qué lo digo? Yo tenía una idea de los ricos: comprar y gastar dinero innecesariamente. Pero no se me ocurrió que estos ricos, sobretodo las mujeres, fueran fanáticos de lo dramático.
Porque ella, estaba tan "asustada" de esa persona que no conocía, que llamó a la policía y pidió el arresto de su "acosador".
Permanecí tres días en prisión. Estaba con un tipo al que habían capturado al robar una tienda y a un exhibicionista. Eran graciosos.
Pero no quería que se volviera a repetir, era algo escandaloso.
En mi camino, me encontré con un inútil al que quería estrangular.
- ¡Jean maldito imbécil!-
- Wow es la primera vez que tu inicias el saludo.- comentó con una sonrisa. Yo me apresuré a ir y tomarlo por el cuello de la camisa.- ¿Qué pasa?-
- ¿Me estás jodiendo?- Me exalté.- ¡Pusiste la nota para Christa en lugar de la tuya, idiota!-
No lo sé bien, pero sospecho que él tampoco tenía una puta idea. Porque creo que hasta las pupilas se le reducieron.
- ¡Viejo, lo siento! Por mi culpa te meterán a la cárcel, otra vez...-
- Contigo hablo más tarde, tengo que ir a explicar que hubo una confusión.-
Salí corriendo. Creo que adentrarme en tantas películas y libros ya me estaba afectando.
Llegué a la dirección y sentí como el aire comenzaba a faltar, ¿estaba viendo bien o me había tomado algo raro? ¡Era el edificio más alto de toda la jodida ciudad! ¿Lo que eso significaba?
Los más ricos de la ciudad. Oh, inclínense todos, la realeza ante ustedes.
Debo estar frito.
Pero tengo que enfrentarlo, no quiero ir a la cárcel por segunda vez. Con dificultad, me adentré al edificio, sentí mirarlas pero preferí no devolverlas. En la dirección decía que era en el último piso, así que me subí al elevador.
En lo que iba, las personas con trajes de ejecutivos con quienes tenía el honor de compartir espacio estrecho, no paraban de mirarme y me miré a mi mismo reflejado en la lustres del elevador. Yo vestía como una persona rica y elegante nunca lo haría.
Después de torturosos minutos de miradas inquisitorias hacia mi, finalmente llegué al último piso. Ahí sólo había una oficina y afuera estaba quien parecía ser la secretaria. Temerosos, me acerqué a pedir "informes".
- Disculpe...-Ella levantó la vista y y se hizo abajo los lentes mirándome de abajo hacia arriba.- Aquí...hace un momento recibieron un ramo de flores, me preguntaba si podría ver a...
- Necesitas una cita, vete antes de que llame a seguridad.-
- Oh no, por favor, es un asunto importante, de verdad.- Incluso junté mis manos e hice un casi puchero. No lo sé, estaba desesperado.
Ella se mordió el labio y tomó el teléfono y presionó algunas teclas. Iba a llamar a seguridad, estoy acabado...
- Hay una persona que quiere hablar con usted, no tiene cita pero dice que es muy urgente.- Pidió con amabilidad en su voz.- Oh si, ¿cómo te llamas?-
- Eren Jaeger.-
- Dice que es Eren Jaeger... Si, muchas gracias.-
Ella colgó y yo ya esperaba una respuesta.
- Tienes cinco minutos.- Le sonreí como pude y me dirigí a la puerta a dar unos golpesitos.
- Sólo entra.- La secretaria me indicó y yo asentí avergonzado.
Giré de la perilla de la puerta y me adentré.
Si hay algo de lo que me hubiera sorprendido antes, esto no era digno de compararse.
- ¿Tú enviaste estas flores?-
Yo me quería morir.
- Este...si, pero fue un...-
- Las enviaste y ese es el problema.-
No...yo creo que el problema para mi debería ser otro.
- Es que yo venía a explicar que...-
- Mira, mocoso. Debería aclararte que yo no tengo interés en hombres y menos en uno menor que yo.-
Santa mierda.
- No, pero usted está...-
- También te pido que dejes de jugar al "admirador secreto" o de lo contrario tendré que llamar a la policía.-
- Es que yo no las...-
- Eren.- Me llamó y yo sentí escalofríos.- No se si te diste algún golpe reciente o te volviste drogadicto, pero ya no somos niños.
- ¡Pero yo ni siquiera sabía que habías regresado a la ciudad!-
- Deja las excusas y no te vuelvas a acercar por aquí o me veré obligado a sacarte yo mismo a golpes.- Algo en sus palabras me hizo reaccionar y salí presurosamente de ahí, bajo la curiosa mirada de la secretaria.
No era que me haya afectado el hecho de que me llamó su admirador secreto, que me insinuó que era un acosador o el que haya amenazado con golpearme. Era, porque me trató como cualquier encuentro casual que se tiene con alguien a diario, que me trató así a pesar de no verlo desde la graduación de preparatoria. Era que era Levi Ackerman, el hermano mayor de la que alguna vez fue mi mejor amiga.
¿Sabes lo que eso significa?
Bueno, no significaba nada. Sólo que él fue una de las razones por las que me quedé sin amigos y fue mi mayor tormento durante mi educación media.
Y ahora, quería matar a Jean.
Y luego matarme yo.
Problemas drásticos, medidas drásticas.
¿Qué mas da? Tal vez ya no lo vuelva a ver de ahora en adelante.
Eso quiero creer.
Continuará...
¿Y bien? Denme su opinión ._. Digo que esta idea no es "del todo mia" Es de mi hermana, ¿saben? Ella tiene muuuchas ideas de diferentes historias guardadas celosamente en el baúl de los recuerdos. Y bueno, en esta ocasión decidió regalarme su idea. Que básicamente trataba sobre un florista que mandaba flores con su nombre por accidente, digamos que estoy intentando darle un desarrollo y esto resultó.
Me hubiera gustado que ella la hiciera, pero a ella casi no le gusta escribir, ella prefiere dibujar comics con un estilo caricaturesco (la admiro, pero nadie diga nada xD) Es mas que buena, en serio :3
Pero bien, el punto es que desde hace mucho que quería probar narrar una historia desde la perspectiva de un sólo personaje (uno sólo para toda la historia) Por que he leído fics en los que cada personaje tiene su punto de vista en primera persona y eso no me gusta demasiado. Me gusta cuando no sabes que carajo pasa por la mente de personajes intrigantes, es divertido.
Así que, perdón sin no les gusta esto a modo de diario, pero hay que experimentar xD
Bueno, comenten y les haré un oneshot de lo que quieran a la que me lo pida primero xD
Marrie se despide y los ama :3
