Hitori kiri kuroyami no naka kimi no namida no imi o shitta
Egau basho umi dashita kedo dare mo kizutsuketaku nakute
¿Qué es el amor?
Desde pequeño me lo he preguntado, siempre viviendo en la oscuridad en donde me han escondido todos estos años por ser la consecuencia de una pequeña aventura. Desde que llegue con el que era mi padre biológico al morir mi madre, todos en este inmenso lugar han vivido ignorándome como si fuera un apestado.
Lo comprendo soy el hijo de una prostituta, no soy nacido de forma legitima por eso debo vivir con la estigma de que hasta los mismos sirvientes se burlen de mi al pasar.
El único que siempre ha estado a mi lado para darme ánimos y un poco de cariño es mi hermano, que aunque es el menor, es el hijo legítimo del Rey; el que nació naturalmente dentro del matrimonio real y por ende será el próximo Rey de estas tierras.
Max es dos años menor, es poca la diferencia pero hay una gran distancia entre el y yo en la forma en que somos vistos. Para todo el mundo el es hermoso, amable, todo un príncipe y yo simplemente soy el bastardo del Rey.
Pero ha ocurrido algo después del cumpleaños dieciséis de mi hermano y de lo cual nos hemos enterado ayer, después de la grandiosa fiesta que fue organizada para festejar, a la que no asistí para evitar oír aquellos rumores sobre mi y a la que se no notaron mi ausencia, el Rey del reino del Fénix pidió en matrimonio a mi hermano príncipe del Reino Dragón para formar una alianza que unificara los dos reinos y les diera mayores riquezas y bienestar.
Ahora me encuentro aquí escuchando detrás de la puerta donde hace un momento entro mi pequeño hermano para tratar de convencer a su padre, debiera decir a nuestro padre de anular ese convenio.
-Pero padre, yo no le amo… yo amo a otra persona – su voz temblaba
-Max hijo, sabes que nuestra condición económica nos prohíbe negarnos, además que también se lo debes a tu pueblo – el rey Kinomiya habló serio
-¡Por favor! ¡padre!-se hinco a sus pies - ¿Por qué? Además ese Rey esta maldito, has oído lo que se habla de él, ¡No quiero! ¡Onegai!
-Lo siento hijo – Se inclino y acaricio los cabellos rubios de su hijo –Me duele hacerte esto, sabes que para mi eres mi más hijo querido, que diferente hubiera sido si no hubieras sido tu, sino…
-Takao- le miró – Por que no le quieres padre, también es…
Un dolor que ya era conocido se clavo de nuevo en mi pecho, siempre había notado el desinterés de mi padre hacia mi, pero escucharle de sus labios me dolía más que cualquier cosa.
-Lo siento Max, debes obedecer – se despegó de su hijo y camino hasta la puerta, inmediatamente me moví para ocultarme – La boda es mañana por la tarde
-¿Tan pronto? – el miedo se apodero de su mirada
-El Rey Fénix lo ha estipulado en una de las cláusulas del acuerdo, además no habrá festejos, simplemente saliendo de la ceremonia religiosa se irán directo su reino.
-Bien padre – le respondió con la mirada baja
-Prepara todo – fue su última orden antes de salir y que mi hermano se pusiera a llorar desconsoladamente sobre la alfombra del despacho.
-Max – pronuncié al acercarme hasta donde el estaba y arrodillarme ante el
-¡Takao! ¡No quiero! –Se abrazo a mí y me dolió verle de ese modo, la persona que tanto quería, la que me había aceptado estaba sufriendo y no podía más que sólo abrazarle
-Debe haber una forma…-quise animarle
-No la hay, seré el esposo de ese hombre– de pronto su mirada se volvió sombría- que ya aborrezco
Desde la mañana todos los sirvientes estaban vueltos locos con aquel acontecimiento, las campanas de la catedral no paraban de sonar. Flores hermosas eran mandadas para adornarla, listones, cojines suaves y una muy elegante alfombra por donde seguro pasarían los infelices novios.
-Vamos Max – la nana que nos había cuidado a ambos le ayudaba a vestirse, conmigo también había sido afectuosa, pero no podía evitar diferenciarnos en ocasiones. Su traje era blanco de sastre estilo francés y de corte largo, además en estos casos se acostumbraba que el que fuera a ocupar el papel "sumiso" llevara un velo color blanco y largo.
Sólo faltaba que le colocaran aquel hermoso velo que tenia tres capas, debería estar muy pesado pensé y luego me acerque a Max, yo también estaba vestido de gala como el príncipe del Reino Dragón del que nunca me había sentido parte.
-¿Listo?- pregunte y solo asintió con sus ojos llenos de tristeza
-Voy por las flores que te alistamos mi niño – sonrió la nana y salió
-Que infeliz me siento Takao – se sentó en el borde de su cama
-Max… yo…- intenté decirle algo para amortiguar su dolor pero de la nada y azotando la puerta entro Evil, uno de los mozos que siempre había estado a las ordenes de mi hermano.
-Evil – se levantó de golpe
-Max no puedes casarte, porque te amo – le soltó sin mas
-También te amo – respondió mi hermano ante mi sorpresa, después sus cuerpos se buscaron para abrazarse y besarse.
-¡huyamos!- le propuso gritando
-No debo, no puedo… no
-¿Vas a vivir infeliz toda tu vida? – le preguntó ante la mirada llena de amor de mi hermano hacia el
-Max- pronuncié y ambos me miraron-Déjamelo a mí
Ambos me miraron sin poder comprenderlo, lo que dije después de verdad me había salido de la nada ante el sufrimiento de mi hermano.
-Escapa con Devil… yo me casaré con el Rey Fénix
Mi hermano estaba muy asustado, de inmediato cambiamos nuestras ropas, Devil consiguió del guardarropas de las cortesanas que habitaban una peluca de cabellos dorados, la cual como pudimos cortamos para fingir el pelo rubio, también me ayudaron a poner el velo de tal manera que tapara mi rostro lo más posible, y después de que mi hermano me abrazara dándome las gracias, ellos escaparon por la parte de atrás.
En estos momentos me encuentro caminando del brazo de mi padre, es tan irreal que la primera vez que tenemos un contacto tan cercano sea de esta forma, él no me mira, de seguro tiene la culpa de entregar a su hijo más querido a un perfecto desconocido, mientras caminamos trato de mirar al suelo para no dar motivos para que sospechen.
Al llegar al altar veo esperando a aquel sujeto que tiene un elegante porte, es hipnotizante la forma en que me mira de golpe y me sujeta del brazo tan "posesivamente"que tiemblo al sentirle, es de tez tan blanca como la nieve, sus ojos grana parecen como llamas ardientes, sus cabellos son añiles, es alto, apuesto y tan varonil, pienso mientras el sacerdote comienza la ceremonia.
Debo admitir que estoy muerto de miedo, cuando el padre pidió que pronunciara si aceptaba unirme a ese hombre que tenía aún lado casi muero al pronunciar un débil si y más cuando con una ronca voz también lo hizo "KAI"me parece que ese nombre pronunció después de mencionar los títulos de la realeza.
El momento más critico de toda esta farsa, el instante que mis ojos desorbitados le miran de golpe cuando escucho al sacerdote.
-Ahora podeis besaros – pronunció como una orden irrevocable.
-no… - dije atemorizado, ahora si todo estaba perdido, cuando alzará el velo frente a todos la farsa terminaría con la burla, el desprecio y la furia del Rey Fénix.
Lentamente tomo el borde del velo, simplemente cerré los ojos y apreté los labios, pero no lo levanto, sentí como sus labios que eran calidos besaban mis labios por encima, mi pulso se acelero, tal contacto me había estremecido tanto que tuve que apretar el ramo de orquídeas que tenía entre las manos para no desmayarme, mis parpados se abrieron de golpe para ver como sonreía cínicamente tomándome de nuevo del brazo esta vez aún más posesivo, como haciéndome comprender que ya era de su propiedad.
Caminamos lentamente por aquella alfombra hasta llegar al carruaje que me llevaría a su reino, ya no podía echarme para atrás.
-¡Hijo! – grito mi padre acercándoseme, pero el Rey Fénix se lo impidió
-Sube – me ordeno y subí rápidamente al carruaje, quería hablar con él, verle pero también sabía que eso era peligroso.
-Quiero despedirme - mi padre trato de persuadirlo para que se pudiera acercar
-Ahora el es mío- fue su única respuesta
-Mandaremos su equipaje – agregó
-No es necesario, yo le daré todo – le contestó y también entró al carruaje para sentarse a lado mío -¡Vamonos!- grito con tal arrogancia que una corriente traspaso mi cuerpo atemorizándome.
En todo el camino no hablamos ni una sola palabra, debo aceptar que me daba miedo tan sólo mirarle, estaba seguro que si el enfurecía al darse cuenta no me iría nada bien por haber cambiado de lugar con mi hermano.
Umi o wataru kaze wa kyou mo maiyo wazu ni ashita ni mukau no ni
Kokoro wa doushite ugoki dasenai
Notas: para la mejor beta del mundo DANHK, TE KIERO MUCHO Y FELIZ CUMPLE ATRASADO
CANCIÓN: Aozora no namida de Hitomi takahashi (no por la serie que ni siquiera la he visto me latió la canción)
