Hola! :D he aqui uno de mis proyectos sin terminar aun que tenia arrumbado con polvo en los rincones de mi pc, ojalá y les agrade, lo escribo con todas las ganas del mundo ^^
Advertencia: Todos los personajes estan un poco OC, pero hice mi mejor esfuerzo, también le pertenecen a Hidekaz Himaruya. Gracias ^^
Capitulo 1
¿Qué más satisfactorio que trabajar de barman en uno de los establecimientos más famosos de Londres?
Lo único que no cuadraba en la mente de Scott era: ¿por qué cuando su padre, un famoso inversionista al morir repartió las riquezas y las tierras que tenía en Irlanda a sus hermanos gemelos Liam y Jonathan, las casas de Gales a su hermano Glen y al menor, Arthur, el bar? ¿Por qué lo dejaron a él trabajando de barman y no le heredaron nada? No lo sabía, moría de rabia al recordar al juez leer ese testamento de mierda. Bueno, se equivocaba, le repartieron parte del dinero que tenía su padre y la casa en Edimburgo, pero… ¿Por qué diablos en Edimburgo y porque no ahí mismo en Londres? Estaba enojado, frustrado y confundido.
Pero que va, trabajaba en uno de los mejores lugares de Londres, el bar 93 Feet East, del cual su hermano era el nuevo dueño.
No estaba muy acostumbrado a recibir órdenes, ¡él es hermano mayor! A muy duras penas le prestaba atención a su padre, desde sus quince comenzó su rebeldía, su adicción al cigarro y al whisky. Pero dejando su adorable pasado atrás, los clientes no dejaban de acercarse, algunas veces hasta le tocaba presenciar peleas de parejas contra amantes de los mismos y esas cosas de mierda para él, esas cosas lo incomodaban.
Estaba estresado, su única compasión: pensar en que faltaba poco para que terminará el día, de todos modos, mañana comenzaría el turno de la noche.
-¡Scott! –una voz conocida para el pelirrojo se escuchó de algún lugar la cocina del bar. Era su hermano menor. Ya había terminado su turno ahora, ¿qué rayos quería?
-¿Qué quieres? –A pesar de que era el mayor siempre recibía las órdenes de su pequeño y molesto hermano Arthur… y tenía que obedecerlas.
-Deja de hablarme en eso tono, fucking bastard… Aquí soy tu jefe y debes respetarme como tal.
-Respeto mis bolas, imbécil… -Para su suerte, se encontraban solos en la barra de bebidas.
El cejón menor solo rechinó los dientes y movía la cabeza en forma de negación soltando así un ''nunca cambiaras, maldito…'', consiguiendo una sonrisa satisfactoria del otro, al saber que siempre lograba cerrarle la boca, pero esta vez ya no podía golpearlo, ni aunque fuera un empujón.
-¿Qué se te ofrece Arthur? –Intentó poner amabilidad en su tono pero no lo consiguió, no del todo.
-Antes de que te vayas, ¿podrías limpiar las mesas? Esta vez las dejaron peor que anteriores veces y es para la clientela de la noche… Si no te molesta… -Seguido de esto tomó camino hacia su oficina.
-Claro…, después de que termine de ir a cagar y tragarme tus órdenes hermano… -Suspiro después de su sarcasmo, amaba su sarcasmo, se sentía genial y superior a la vez al hablarle así a su hermano, pero ya que era su jefe y le quedaba media hora para salir y terminar su turno, se dispuso a limpiar las mesas y con esto todo el salón completo.
El reloj marcaba las nueve y treinta minutos, su hora de salida, fue por sus cosas, se lavó las manos y después salió por la puerta trasera, claro por donde todo el personal y hasta su hermano debían entrar.
Caminaba hacia su pequeño departamento, ni tan pequeño ni tan grande, era adecuado para una persona de veinticuatro años que estaba ya casi cercano a sus veinticinco, contaba con su hermano que vivía en Irlanda, unas cuantas chicas sexys de la preparatoria y uno de sus amigos, su mejor amigo el francés y el alemán, sin contar que este último trajera a su hermano menor, y tampoco como olvidar a su mejor amiga, la húngara y mesera del trabajo, que llevaba menos tiempo ahí pero aun así se llevaron de maravilla desde el primer día.
Al día siguiente todo transcurría normal a pesar de que ese día iría del turno de la noche, se levantó tarde, como antes acostumbraba. Las 11:30 a.m nada tarde para él, hasta le parecía que era demasiado temprano, se metió a la ducha y se dispuso a recoger un poco su departamento, de todos modos el viernes en la noche tendría visitas, sí, celebraría su cumpleaños.
Para no aburrirse y perder su tiempo (malgastándolo viendo sus revistas Playboy y comprándolas), decidió salir a caminar tranquilamente hacia la casa de su amiga, nada mal para gastar su tiempo libre por la mañana y una parte de la tarde.
Caminó tres cuadras del edificio donde se encontraba su departamento, doblo a la izquierda y siguió derecho, continuo caminando pero antes paso a comprarle un nuevo sartén, porque los que utilizaba para cocinar extrañamente aparecían deformados, algunas veces hasta se rompían del agarrador, extraño y perturbador para el escocés que hacía que le surgieran las dudas como: ¿qué carajos hace con los pobres sartenes que le regala de vez en cuando? ¿Acaso se masturba o viola gente con ellos? No lo sabía, despejo sus dudas prendiendo un cigarrillo y caminando hacia la calle para tomar el metro y dirigirse a su destino, la casa de su amiga Elizabeta.
Pero que sorpresa se encontró cuando llegó a la estación del metro, ella se encontraba bajando del tren que apenas había llegado al lugar. Corrió hacia él y lo tacleó debidamente como ella suele hacerlo.
-¡SCOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOTT! –Gritó rápidamente ella, abrazándolo y asfixiándolo como la última vez que casi lo dejaba desmayado en el pobre bar.
-E…El… -Estaba a punto de colapsar o eso creía él. Lo soltó y después le dedicó su sonrisa, la misma de todos los días, la que siempre expresaba que era feliz.
-Lo siento… ¿Qué te trae por acá?...
-Iba a visitarte… ¿Pero tú a dónde te dirigías?
-A tu hermosa casa, mi querido Scott…. –Le dio unas leves palmadas en el hombro y se dirigieron hacia el departamento, suerte para él que lo recogió si no que asco de hogar tendría.
No supo en que maldito momento comenzó a llevarse tan bien con esa chica, la pasaría genial, mucho mejor que con su hermano Arthur, era como tener a sus otros 3 hermanos pero en una sola persona, si que los extrañaba, solo estaba seguro de que su hermano Jonathan vendría a verlo en el día de su cumpleaños.
Siguieron la ruta que anteriormente Scott atravesó para llegar al metro hasta llegar finalmente al edificio donde este se hospedaba.
El sartén que traía en la bolsa se lo entregó inmediatamente con un tic característico de él en su ojo. Estaba atónito aun dudando de que rayos les hacía a los pobres sartenes que no tienen la culpa de tener una dueña tan así de agresiva y que tenga una que otra tendencia lésbica, pero es su amiga y la quería tal como es, raro en él, que la mayoría de las chicas solo las quería para tener sexo y dejarlas al día siguiente con algún pretexto barato.
Llegaron al departamento, Scott abrió la puerta y Elizabeta se lanzó al sillón como si fuera su propio hogar, el dejo la sartén y prendió un cigarro y se lanzó también a uno de sus sillones acompañando a la húngara.
-¿Y qué harás el viernes? Tú sabes es tu cumpleaños y no sé qué planes tendrás para ese día.
-Tal vez mi hermano, que está en Irlanda venga y otros dos imbéciles de la preparatoria.
-¿Invitarás a Arthur?
-No, ese idiota siempre que se embriaga se la pasa llorando y quejándose de su ex novio.
-¿Alfred?... Pobre tipo… -hizo una mueca como si estuviera sintiendo dolor, como comprendiendo al hermano menor de este.
-Me encanta cuando se pone en ese modo, es tan "adorable"… -Le dio un toque a su cigarro, después de hablar con su dulce sarcasmo sacando así una risita de Eli.- ¿Cuál es la gracia?
-No nada, solo que… -suspiró profundamente, oliendo el aroma de cigarro en el lugar.- ¿No te cansas de matarte todos los días con eso?
-No.
Silencio por unos largos cinco minutos.
-Ya veo. Hoy es mi día de descanso por eso vine a verte –Sonrió.
-Yo hoy voy de noche, tendré que soportar nuevamente a las parejas de amantes pelearse entre sí porque la esposa de no sé quien llegó y esas tonterías. –Dijo, recargando su cabeza hacia atrás y colocándose cómodamente en su sillón.
-Son divertidas si le encuentras el chiste, bueno, cuando entiendes el cómo se enteró y esas cosas.
-Para mí son algo molestas. Me joden la puta existencia… Mas que tener a mi hermano de jefe, es mejor joderlo a él a que me jodan a mí con esas escenitas baratas. -Comentó.
Pasaron las horas, hasta que a Elizabeta le dio hambre, claro su estómago delatándola de que no había comido nada desde que llegó, Scott como la buena persona que suele ser, raras veces pero lo es, le ofreció ir al restaurante de su amigo el francés. Fueron al restaurante que se encontraba a tan solo tres calles del edificio del departamento de Scott, por su suerte el francés se encontraba ahí ya que era el dueño y el chef de ahí mismo.
Estaba colocando unos carteles, como si fuera a mostrar su nuevo menú o algo así.
-Scott –Le llamo reconociéndolo desde lejos con la chica a un lado de él.- Pero cómo pasa el tiempo. ¿Quién es tu nueva…?-Ni termino la frase porque había comenzado a sentir la próxima amenaza del pelirrojo.
-Ella es Elizabeta, es mi amiga, no mal pienses maldito.
-Oh, claro que no mi querido amigo Scott, pasa toma asiento.
Entraron, el lugar acaba de ser limpiado, Elizabeta escogió la mesa y tomo el menú en cuanto se sentó, decidiéndose por la deliciosa comida que se imaginaba, el escocés hizo lo mismo se coloco en pose pensante y se puso a decidir.
Bastaron solo 3 minutos para decisión final de Elizabeta, termino pidiendo el platillo principal de la casa: Champiñones Rellenos y Scott una sopa de ajo, ahora solo les quedaba esperar al francés o a uno de sus trabajadores, pero al parecer el francés les tomo la orden, por lo que se pusieron a esperar sus respectivas comidas.
25 minutos después, los dos ya se encontraban disfrutando de sus platillos, y el francés les acompañaba.
-¿Cómo te ha ido, Scott? Tanto tiempo sin verte por aquí, se me hizo casi una eternidad… -El francés guiñó su ojo como siempre solía hacerlo.
-Nada interesante… Que hoy voy de turno de la noche en el bar, por si quieres ir Francis.
-Oui - Exclamó el joven francés. Pero segundos después de analizar del lugar del que se trataba, abrió los ojos de golpe.- Espera…. ¿Sigues trabajando en mismo bar cierto?
-Sí.
-Mmmm…. –Francis se puso en la pose pensante, cruzando su pierna y apoyándose en la palma de su mano.-
-Me imagino que sigues resentido por lo de la última vez, Francis… ¿O miento?
El francés empezó a reír nervioso, esa vez, jodido inglés de cejas pobladas algún día se las habría de pagar.
- No, no… No sé de qué me hablas querida.
Los dos ya habían terminado sus platillos, Scott como su costumbre después de comer prendió uno de sus cigarrillos y le dio un leve toque, soltando el humo con tanta relajación, Elizabeta lo miraba preocupada.
-¿Sigues con eso Scott? Algún día te matarás si continuas con ese ritmo en tu adicción con los cigarros.
-Eli… -Suspiro y le dio otro toque- a mi no me pasará nada, estas cosas son como dulces para mí. –exclamó el escocés soltando el humo lentamente.
-Bien… Matate como acostumbras… Iré a tu funeral y lo pagaré como tu buen amiga que soy y haré que Arthur baile sobre tu tumba… -La cara de la húngara se había transformado a una más…. Psicópata, digamos, provocando que el francés y Scott se hicieran a un lado, el aura que se formo en el ambiente no era de buen augurio.
Tres segundos después todo volvió a la normalidad.
Francis y Scott solo se miraron el uno al otro.
Dos horas después, de comer en el restaurante de su amigo el francés, Eli se encontraba reposando tranquilamente en el sillón del departamento del escocés, y el escocés pues ya saben, miraba sin punto fijo a la ventana mientras disfrutaba de su quien sabe numero de cigarrillo en el día.
-Scott… -hablo la chica, rompiendo el silencio.
El pelirrojo no dijo nada, solo dirigió su fría mirada hacia la de ella.
-Son las 5:30 de la tarde, creo que debo irme o la ruta del metro terminará aparte irás en tu turno de noche.
El escocés se levanto de donde se encontraba, se coloco su chaqueta y tomo sus llaves abriéndole la puerta para darle paso a su amiga que ya estaba lista para irse a su casa.
En el camino a la estación del metro, Elizabeta era la única hablando, Scott de vez en cuando decía frases entrecortantes y raras veces una sonrisa.
Llegaron, Eli compro el boleto y esperaron pacientemente el metro.
No tardo más de 20 minutos en llegar y ella en despedirse con una sonrisa y un fuerte abrazo, después de esto se subió al vagón, Scott solo vio como avanzaba y con una sonrisa casi invisible en su rostro dio media vuelta y camino de nuevo a su edificio.
Apenas entrando nuevamente, miro el reloj, faltaba media hora para irse al trabajo otra vez, se dio una ducha y se cambio poniéndose su uniforme, claro sin antes salir con un buen cigarro en sus labios.
Dirigiéndose al bar, la ciudad comenzaba a cobrar vida, las chicas de por ahí y los chicos salían para aventurarse en la noche, yendo a antros y fiestas, cosas de ese estilo. Las demás damas, también comenzaban a salir y al pasar por ese tipo de lugares el escocés se ganaba la sonrisa y sonrojos de las chicas que topaban con él, y él solo su mirada bastaba para casi provocarles un orgasmo visual.
Pasó los últimos dos hoteles cercas del negocio a donde se dirigía, entro por la entrada del personal y observó que el mesero se encontraba haciendo su trabajo, limpiaba las mesas y ponía las sillas nuevamente en su lugar. Arthur se encontraba en su oficina, como siempre, haciendo cosas de oficinas, de todos modos al escocés le importaba un carajo.
-¡Scott! –Gritó el cejon desde el interior de su oficina, el pelirrojo dejo sus cosas en su casillero y se dirigió al lugar del llamado. Se recargo en el marco de la puerta observando a su pequeño hermano mirándolo fríamente como solo él solía dedicarle su mirada más perversa.
-¿Qué carajos quieres?... –Pregunto entrecruzando sus brazos, ganándose la expresión de enojo de su pequeño hermano.
- No debes hablarme así, estas en el trabajo…. –Fue interrumpido solo como el escocés sabe hacerlo.
-Yo te hablo como se me dé la gana, gusano, ahora… Dime… ¿para qué carajos me quieres en tu oficina? ¿Es para decirme que no me tiré a las tías buenas que lleguen o algo así?... –Arqueo una ceja solo como el solía hacerlo, con estilo psicópata.
-Eh… -tic nervioso se presentaba en su ceja izquierda.- No, Scott… Era para que limpiaras la barra de bebidas y acomodarás lo nuevo que está en aquella caja, bastard.
-Fuck you… -El escocés se retiro susurrando dando media vuelta yendo a su nueva ''orden''.
Coloco y limpio cuidadosamente cada botella, principalmente las de whisky, poniéndolas en un orden perfecto dando buena presentación para atraer a sus clientes.
La noche invadía el centro de Londres, el bar comenzaba a llenarse tanto de parejas buscando un buen lugar donde pasarla bien hasta de amantes que se veían a escondidas de sus matrimonios.
Scott simplemente servía lo que le pedían, lo hacía con una tranquilidad, de todos modos se sentía en su ambiente, lleno de cigarros y alcohol, perfecto para él.
Todo marchaba bien al parecer no había todavía señales de que una pareja venga a pelearse por el marido de no sé quién y ese tipo de tonterías, Scott se encontraba limpiando los vasos y fumando un cigarro entre pausas. Todo lo que Scott conocía y que le parecía odioso y normal estaría a punto de cambiar en unos cuantos minutos.
Abrieron la puerta del lugar, despacio y cuidadosamente, un hombre de aparentes 21 años vistiendo una vestimenta larga y a la vista un poco pesada, lo cual era su abrigo, parecía que venía de la edad media y que salió de un cuento de hadas donde él es el villano que nadie quiere y desea quedarse con la hermosa princesa; cargaba con una bufanda de unos colores extraños, al parecer eran de los colores de algún país fuera de los conocimientos del escocés. Su cabello le tiraba a un dorado opaco, y entro con la mirada baja, sentándose en la barra esperando a que le atendieran.
Scott solo lo miró fijamente, serio sin expresión alguna en su rostro esperando a que levantara la mirada.
Huhuhuhuhu… Okya… Bien aquí les dejo el primer capítulo de esta historia medio crackosa y asdf(?) se que algunas cosas están inconclusas pero mientras se vaya dando la historia las explicare lo mejor posible, bien… acepto críticas constructivas~
Respecto a las palabras en negrita xD de la historia… puse damas para no poner prostitutas ;3 hahaha.
Enjoy it.
