Capituló 1 - Te Extraño

sofia the first no me pertenece.


"Rey Garrick, aquí le traigo los papeles con las leyes aprobadas por el consejo que debe firmar" - hablo con respeto el mayordomo de Albuquerque al entrar al despacho de su rey.

"Gracias" - le respondió su jefe al comenzar a firmar cada papel.

"Oh, es verdad, llego un mensaje del rey Roland II de Enchancia" - informó el amable mayordomo al sacar un sobre y entregárselo a Garrick.

"¿Un mensaje de Roland?" - cuestiono intrigado, hacia un tiempo que no sabía de él. Abrió el sobre y se asombró de lo que contenía - "Es una invitación a una fiesta para celebrar el cumpleaños de su hermana Matilda y con una nota"

Para el Rey Garrick:

¿Cómo has estado viejo amigo?, aquí te envió una invitación para ti y para tu familia para asistir a la fiesta de cumpleaños de mi hermana, después de mucho tiempo a podido estar unos meses con nosotros y quise hacerle una gran fiesta para celebrar su cumpleaños y invitar a todos los reinos pero te e anexado esta nota ya que pienso ir a tu castillo con mi hijo James para conversar, sobre todo, sobre nuestros planes de comercio entre nuestros reinos por lo que estaremos en tu casa alrededor de esta tarde, con aprecio Roland II rey de Enchancia.

Asi decía la nota, el rey estaba feliz, después de tres años sin verse ahora podía charlar con su viejo amigo Roland y posiblemente pudiera hablarle de sus planes de que Hugo corteje a su hija menor, Sofia, no lo hacía por política o poder, conocía a su hijo y no era tonto, con solo ver el comportamiento de su "campeón", su apodo preferido para él, cuando estaba frente a la princesa menor de Enchancia era fácil darse cuenta de que estaba enamorado de ella y por lo que había aprendido con su esposa, sabía que la pequeña sentía lo mismo por su hijo, esos dos en verdad que estaban hechos el uno para él otro, se complementaban entre sí y él solo quería que ambos fueran felices.

Era una lástima que Sofia y su hermana Amber habían tenido que hacer una especie de gira diplomática por los reinos al otro lado del globo terráqueo exactamente el mismo tiempo en el no había visto u oído de Roland, eso había causado que su hijo estuviera triste ya que si antes era difícil ver a Sofia por estar en diferentes escuelas ahora era imposible ya que no se sabía cuándo regresaría pues los reinos de ese hemisferio eran bastantes.

Esperaba que con este evento ambas princesas regresarán y Hugo tuviera su oportunidad con la oji azul y, siendo sinceros, Roland y Miranda ya le habían comentado sobre el tema, ellos también se habían dado cuenta, bueno, en realidad Roland necesito que su esposa se lo dijera pero tanto ellos como él serían muy felices si sus hijos se casaran y crearán una hermosa familia pero solo podía esperar para verlo, ahora debía preguntarle a su mayordomo algo importante.

"Ignacio, ¿donde están mis hijos?" - preguntó puesto que no los veía desde el desayuno.

"El príncipe Axel fue a ver a su novia la princesa Astrid y el príncipe Hugo está en el gimnasio practicando artes marciales con el príncipe Jin" - respondió el hombre.

Axel y Astrid tenían ya 5 años de relación y por la misma razón Hildegard había intentado enamorar a Hugo pero gracias a Dios, como toda caprichosa princesa se desinteresó de él al enamorarse del príncipe Zandar de Tangu y estaban en planes de boda.

Si su hijo mayor se casaba con Astrid sería el rey de Freezenberg, ya que al casarse Hildegard con Zandar ella sería la reina de Tangu lo que significaba que Hugo se convertiría en el heredero del reino pero aún eso no estaba previsto.

Sin embargo tanto Hugo como Axel se habían estado preparando toda su vida para dirigir Albuquerque y estaba seguro que cualquiera de los dos lo dirigirían con bondad y sabiduría.

"Ya veo, por favor prepara todo para la llegada de Roland y su hijo, iré a avisarle a Hugo" - hablo levantándose para ir al gimnasio mientras su mayordomo le daba una reverencia y salía para cumplir con su orden.

Camino por los pasillos recordando cómo su hijo casi no tenía ánimos de salir desde que Sofia se había ido, la princesa había llenado de la luz la vida de su "pequeño campeón", si, a pesar de que ahora era un joven adulto siempre sería su campeón, sus dos hijos eran su mayor orgullo y no deseaba más que la felicidad infinita para ambos.

Hugo nunca había sido tan abierto con nadie más que con Sofia, siempre desaprobaba la gran tensión que su padre ponía en Axel y en él, nunca se había dado cuenta de aquella insoportable presión que este ponía en sus hombros hasta que Hugo cometió aquel incidente en la carrera de prueba para el equipo de Derby Volador en la academia real con la misma Sofia pero la pequeña tenía un corazón de oro y una facilidad de perdonar increíble, perdono a su hijo y lo convirtió en hombre de bien, lo había cambiado para mejor, ya no era arrogante, solo vanidoso pero no en un mal sentido, aún era algo competitivo pero era algo natural en los hombres y más siendo niños.

Le tenía mucho que agradecer a la joven, le enseñó a Hugo el luchar por sus sueños y a él escuchar más a su hijo, sus sentimientos, le ayudó a aceptar los deseos de Hugo de practicar baile sobre hielo y sí que era fantástico en ello, entendió que había sido su culpa que Hugo tuviera miedo de su reacción si lo sabía, desde allí eligió bien las palabras que les dijera a sus hijos.

Sonrió y se rió un poco al recordar las cosas que ese par tenía en común, como por ejemplo el que ambos les habían demostrado a todos que las niñas y los niños podían hacer cualquier cosa que les guste sin distinción de género, diferentes pero a la vez parecidos.

Llego a la parte baja del castillo y siguió hasta llegar al gimnasio, allí estaba Hugo practicando artes marciales con Jin. Desde que lo había visto usarlas quiso aprenderlas para ayudarle tanto física como mentalmente.

"Te haces un experto con cada práctica Hugo" - alago Jin a su amigo mientras tomaban un descanso para tomar agua.

"Gracias Jin, eres un excelente maestro" - respondió igual de alegre el joven príncipe.

Hugo realmente había cambiado con los años, alto, guapo y atlético, un pecho y abdomen fuerte y firme, músculos en su cantidad perfecta y sin exagerar, lo más parecido a un adonis que dejaba a todas las chicas babeando y suspirando como locas, de buen porte y distinguido, su cabello castaño oscuro lo mantuvo en la misma forma que en su niñez, su piel clara y sus ojos verde oscuro eran un deleite para todas y más que nada su forma de ser, amable, dulce, generoso, un poco reservado y algo serio, les encantaba verlo hacer baile sobre hielo cada invierno con un buen corazón y protector, todo un príncipe casi perfecto.

La mayoría de las princesas jóvenes estaban enamoradas de él pero este príncipe solo tenía ojos para una persona, Sofia, ella era su vida, su felicidad, su luz, le encantaba todo de ella, pero como todo ser humano enamorado tenía miedo al rechazo por lo que nunca ha podido decirle a su amada princesa el amor puro y sincero que siente por ella, así que se conformaba en ser su amigo por ahora.

"¡Hugo!" - escucho que lo llamaba su padre - "Buenos días príncipe Jin"

"Buenos días rey Garrick" - saludo el príncipe asiático con respeto y una reverencia típica de su reino.

"¿Sucede algo papá?" - preguntó el chico mientras se colocaba su camisa.

"Hijo, tengo una gran noticia, el rey Roland de Enchancia nos a mandado una invitación para la fiesta de cumpleaños de su hermana la duquesa Matilda y viene para acá hoy con su hijo James" - le comento su padre.

"Oh, es cierto, mi padre también recibió la invitación, no sabía que James venía, de haberlo sabido le hubiera pedido permiso a mi padre para quedarme" - hablo con algo de pesar Jin.

"Pero crees...que eso significa que...Sofia..." - tenía esperanzas de que esto significase que la oji azul regresará.

Su padre sonrió cómplice con Jin, hasta él sabía que ese par estaban enamorados uno del otro - "quien sabe, puede que sí, vendrán esta tarde así que debes estar listo para entonces"

"¿Y Axel?" - preguntó pues no lo veía por ninguna parte.

"Él está con Astrid" - respondió ya compensando a retirarse del lugar.

"¿Tu hermano aún no le pide matrimonio a la hermana de Hildegard?" - preguntó en un susurro el príncipe asiático.

"No, es demasiado tímido para hacerlo" - comentó por lo que ambos rieron por lo bajo.

"Te oí Hugo, y mira quién habla, Axel y tú son parecidos en algunas cosas" - sonrío satisfecho de callar a su hijo al intentar burlarse de su hermano mayor, lo mismo que hacía cada vez que Axel se burlaba de Hugo, por algo eran hermanos.

Hugo se sonrojó al instante, sabía a lo que su padre se refería y Jin solo libero una risita ya que entendía la razón.

Unos minutos después Hugo se encontraba en su habitación para darse un baño y vestirse para recibir al rey de Enchancia y a su amigo James, Jin ya se había retirado a su palacio.

Mientras se preparaba por su mente pasaban aquellos momentos con Sofia.

Cuando la vio por primera vez en la boda de sus padres, se veía muy linda y adorable con ese vestido lila con blanco y ese lazo morado le daban un aire muy adorable, el día en el que ella les contó a todos que quería estar en la carrera de prueba para el equipo del Derby Volador de la escuela, se reprochó lo inmaduro y tonto que fue al tratarla tan mal e incluso hacerle trampa, por su culpa el comienzo de su historia con ella fue un desastre pero afortunadamente lo perdono, sin darse cuenta algo en él comenzaba a florecer.

Cuando hicieron equipo para el campeonato de la corona voladora, le enseño lo que es ser parte de un equipo y que no importa ganar sino el dar tu mejor esfuerzo y agradecía lo paciente que había sido con él y es que fue muy terco con ella al no querer practicar maniobras juntos, en ese momento no lo sabía pero él estaba muy al pendiente de ella y siempre que ella se daba cuenta le evitaba la mirada para aparentar que no le interesaba, típico de un niño que no sabía nada del amor a su edad.

Pero al verla sonreír solo para él se sintió muy afortunado de ello, tan dulce y tierna, allí entendió lo que algunos de sus amigos le contaban, de que Sofia tenía la sonrisa más hermosa y sincera que habían visto pero aún siguió con su arrogancia y le dijo que al hacer la práctica de la resortera voladora lo lanzará a él y no al revés y realmente le había costado mucho, ya que la pobre no podía con su peso dado a que Electra era más grande que Minimus, aún recordaba lo doloroso que había sido pero ella no tenía la culpa y aún cuando quiso renunciar ella no se rindió y lo ayudó a encontrarse a sí mismo, a cambiar.

Allí le dio su primera sonrisa sincera, la primera de muchas y al ganar se sintió feliz de haberlo echó a su lado, aunque si hubieran perdido igualmente le habría gustado estar con ella, desde allí comprendió que Sofia era diferente a todas las princesas y niñas que había conocido, ella no lo trataba por su posición o riqueza, realmente quería ser su amiga por quién era él, con ella no tenía que aparentar ser perfecto, podía ser el verdadero Hugo.

Recordó cuando descubrió que le gustaba hacer baile sobre hielo, ella nunca se burlo ni lo trato mal, siempre lo animó a que lo hiciera, incluso cuando hizo todo lo posible para esconderlo de su padre ella continuó apoyándolo, claro, aconsejándole que debía contarle a su papá y a sus amigos.

El verla decepcionada de sí misma ya que no lograba hacer una voltereta en el aire y quiso rendirse pero él no podía permitir que alguien como ella se rindiera y le prohibió hacerlo, le ayudó y pudo lograrlo, realmente se veía fantástica al hacerlo.

Se impresiono al ver que sus amigos habían aceptado su gusto por el baile sobre hielo pero aún no se sentía listo para contarle a su padre y cuando las cosas se le complicaron prefirió seguir ocultándolo pero recordó con pesar como se sentía fatal consigo mismo por sentir que la había defraudado pero al verla llegar para buscarlo e incentivarlo a decir la verdad dejo el miedo atrás y le dijo todo a su progenitor y se fue con ella a la presentación.

Ese baile había sido mágico y especial, disfrutaba tanto el bailar con ella y al final su padre acepto e incluso lo felicito por su gran talento en la materia, desde entonces solo hacía equipo con ella, hasta en las competencias.

El tiempo fue pasando y aunque no compartían tanto como quisiera eran muy buenos amigos y cuando llego el día de la graduación no pudo evitar la tristeza al saber que estudiaría en otra escuela y ella en otra diferente, ya no podrían verse tan seguido, el deseo de no querer perderla lo invadió y entonces lo supo, estaba enamorado de ella pero tenía miedo de que no sintiera lo mismo por lo que nunca se lo ha dicho.

Con forme pasaron los años, podían verse en fiestas o reuniones entre sus familias y alguna que otra invitación de James para charlar o jugar una carrera de Derby o algún otro juego e incluso ella participaba en algunos y les pateaba el trasero a los dos, se rió ante eso, pero era una de las cosas que le encantaban de ella.

Poco a poco se fue convirtiendo en una mujer hermosa y bella que le robaba a el corazón cada día por lo que cuando James le dio la noticia de que sus hermanas se iban de viaje a los reinos del otro continente sin saber cuando volverían fue como si una parte de él desaparecía, pensó en decirle lo que sentía por ella pero no pudo y la dejo ir pero ahora tenía la esperanza de que pronto volvería, sabía que Sofia adoraba a su tía Tilly, nunca la había visto pero Sofia le había contado sobre ella.

Unos golpes en su puerta lo devolvieron a la realidad y vio entrar a su mayordomo.

"Príncipe Hugo, su padre me envió para avisarle que el rey Roland está por llegar por lo que debe bajar para recibirlo" - le informó el hombre.

"Gracias, iré enseguida" - el mayordomo salió con una reverencia y se miró en el espejo, rezaba por que este día recibiera una buena noticia de su princesa.

Termino de alistarse y salió rumbo a la entrada del castillo, fue recibido por su padre y al mirar al cielo vio llegar el carruaje de Enchancia, este aterrizó y el mayordomo anunció al rey Roland II y al príncipe James.

Dieron los saludos cordiales y mientras los padres se fueron al despacho para hablar sobre sus reinos los chicos se pusieron al corriente sobre su vida.

"¿Tu y Vivian son novios?" - le preguntó al príncipe rubio.

"Así es, me costó un poco pero pude conseguir que me dijera que sí" - contó James.

"Bien por ti, ya era hora de que te dieras cuenta de que te gustaba desde que éramos niños" - comentó bromista el peli negro.

"Es verdad, pero creo que no soy el único que necesita darse cuenta a tiempo de la chica que me gusta" - ironizó James con una sonrisa.

Hugo se sonrojó instantáneamente y es que ya sabía a qué se refería el príncipe de Enchancia - "¿A qué te refieres?" - preguntó nervioso haciéndose el que no entendía nada.

"Por favor, ¿crees que no me doy cuenta de que te gusta Sofia?" - hablo divertido el oji pardo.

"Bueno...es...es que...yo..." - no sabía cómo explicarse.

"Descuida, si hay alguien a quien le confiaría mi hermana es a ti pero..." - puntualizó y aquí le envió una mirada fría a su amigo - "Si la hacer sufrir, llorar una sola lágrima, te juro que te are sufrir hasta el día en que te mueras"

Hugo lo miro con una gota gruesa sobre la cabeza y es que no veía así a James desde que los había molestado a Sofia y a él en aquel entonces.

"Si...si, no te preocupes" - y obviamente era verdad pero como todo ser humano no podía evitar ponerse nervioso al tener que lidiar con el hermano mayor de su amada.

James regreso a su mirada sonriente feliz de haber quedado claro - "Perfecto, por cierto, sabes que mi tía Tilly se queda con nosotros un tiempo en lo que su esposo está de viaje en un retiro para caballeros, ¿verdad?"

"Si, mi padre me dijo sobre ello" - comentó.

"bueno, adivina quienes regresan de su viaje por los reinos del otro continente" - le dijo misterioso pero gracioso.

"¿Quieres decir qué...?" - esperaba que fuera quien él pensaba.

"Así es, mis hermanas regresan y me imagine que te gustaría saberlo" - comentó sintiendo que lo sabía todo.

"Gracias James, ¿entonces Sofia regresará?, la verdad es que...la e extrañado mucho" - le explico con las mejillas sonrojadas.

"Descuida eterno enamorado, la verás en la fiesta" - le aseguro con alegría y diversión al verlo tan sonrojado.

Hugo ya parecía tomate ante las bromas de su amigo pero una voz conocida los interrumpió.

"¡Vaya!, no sabía que tendríamos vistas" - era la voz de Axel quien parecía muy contento.

"Hola Axel, mi padre está aquí hablando con tu papá así que vine con él, ya sabes, es parte de mi formación para ser el próximo rey de Enchancia" - contó con normalidad.

"Pensé que estabas con tu novia" - agregó su hermanito con burla.

"¡Oye!, bueno, sí, pero no sólo fui a verla" - hablo recuperando la compostura.

"¿Qué quieres decir?" - preguntó Hugo.

"Le e pedido a Astrid que sea mi esposa y... ¡acepto!" - gritó con emoción.

"Entonces, ¿te vas a casar?" - le preguntó algo sorprendido James

"Exacto, nos casaremos en un mes" - respondió contento el oji gris verdoso.

"¿Papá lo sabe?" - le preguntó Hugo.

"Si, me pidió que usase el anillo de mamá pero...no, le dije que el mejor para usarlo serías tú Hugo" - relató con una sonrisa sincera. Su hermano lo miro sorprendido pero aún así continuo - "Se que tú no recuerdas nada de mamá y no te niego que me gustaría usar su anillo para Astrid pero...creo que mereces ser tú el que lo use para esa mujer especial a la que amas, pienso que mamá estaría muy feliz de que tú lo usaras y yo no tengo objeción con eso"

"Gracias Axel" - le dijo con una sonrisa agradecida, a pesar de que su hermano mayor siempre lo molestaba, sabía que en el fondo se preocupaba por él y lo quería mucho.

"Sabes qué me refiero a Sofia, ¿verdad?" - agregó de forma cómica, provocando que Hugo se callera en una clásica caída graciosa tipo anime.

"¡¿que acaso todo el mundo lo sabe?!" - gritó con la cara como cereza.

"Todos, menos Sofia" - respondieron James y Axel divertidos por su cara totalmente sonrojada.

"Pero, entonces, si te casa con Astrid que es princesa heredera y Hildegard ya está comprometida con Zandar y que así será la reina de Tangu, entonces tú tendrías que ir a su reino para gobernar junto a Astrid, eso dejaría a Hugo como el heredero de Albuquerque" - analizó el rubio.

"Tienes razón, pero eso papá debería hacerlo público frente al reino y el consejo real de Albuquerque" - respondió Axel.

"¡Oh, estoy tan feliz de volver a Enchancia!" - gritaba de felicidad la princesa Amber al llegar a su castillo.

"Si, no puedo esperar para ver a papá, a mamá y a James" - comentaba contenta Sofia mientras salía del carruaje.

Sofia era ahora una mujer hecha y derecha, aún tenía su amuleto rosa y su encantalete de protectora del eterni reino pero ya no era un aprendiz, ahora la protectora oficial.

Sus ojos azules eran unos de sus más grandes atributos que atraían la mirada de muchos hombres, su sonrisa dulce deleitaba a cualquiera y su delgado y buen formado cuerpo la convertía en una de las mujeres más deseadas por el espécimen masculino, cintura de avispa, piernas largas y perfectas, piel blanca y suave como la porcelana y con un cabello largo castaño con rizos la hacían la mujer más bella que alguien pudiera conocer pero no era sólo eso lo que atraía a los hombres.

Sofia tenía un corazón enorme en donde cabía todo el mundo, bondadosa y dulce, valiente y aguerrida, dispuesta a ayudar a todo el que lo necesitara sin nada a cambio, amable, amigable y justa, inocente e ingenua, además de inteligente y con muy buena educación y respeto hacia los demás, una mujer única en su especie.

"¡Y yo no puedo esperar a darles todos los regalos que les trajimos!, pero ¿me puedes decir ahora cuál es la sorpresa que nos darás en la fiesta de cumpleaños de la tía Tilly?" - preguntó con impaciencia su hermana mayor.

"Ya...lo sabrás...en la fiesta" - hablo un poco nerviosa pero no parecía feliz.

Amber iba a refutar pero fue interrumpida por la llegada de su madre junto con su tía y su primo Gael, el hijo de 10 años de su tía Tilly.

"¡Niñas, que bueno que llegaron, oh, las he extrañado tanto!" - les dijo su madre abrazándoles fuertemente a ambas.

"Y nosotras a ti madre pero...nos estás aplastando" - le respondió su hija igual de contenta pero casi sin aire.

"Oh, perdón, es que estoy muy emocionada, son tres años sin verlas y por fin están aquí" - y era cierto, Miranda no soportaba estar más tiempo separada de sus hijas, las cartas no eran suficiente para ella por lo que no le importo despertar a su esposo muy temprano tan pronto recibió la buena noticia de su regreso.

"Si, ambas han crecido mucho y se ven espléndidas, ¿verdad Gael?" - le preguntó Tilly a su hijo que tenía el cabello de su esposo y los ojos de ella.

"Si, mis primas son muy bonitas" - hablo con seguridad el pequeño hijo de los duques de Enchancia.

"Eso sin dudarlo" - respondió con vanidad la princesa rubia mientras se abanica con su característico abanico.

Sofia y los demás presentes sonrieron ante la tan característica actitud de la joven ante un alago.

Pasaron al palacio, estaba tal cual como lo recordaban, nada había cambiado.

"¿Y dónde están James y papá?" - preguntó Amber mientras comían del banquete que Miranda había ordenado que hicieran para su regreso.

"Salieron para el reino de Albuquerque" - les informó su madre.

Sofia no pudo evitar sobresaltarse al escuchar aquello, su corazón comenzó a latir fuertemente y sus mejillas se tiñeron de rojo al pensar en Hugo, no hubo día ni noche en la que no pensara en él, lo amaba desde que eran niños pero al igual que el mismo le tenía miedo a que la rechazara, ¿la habría extrañado tanto como ella a él?

"Conocimos a muchas personas y muchos lugares preciosos y estuvimos una temporada en Avalor, inclusive Sofia tiene una sorpresa que darnos pero no me ha querido decir nada hasta la fiesta" - dijo Amber con algo de molestia por qué su hermana le escondiera algo.

Todos los ojos se posaron sobre la joven princesa de Enchancia y ella se sintió incomoda - "Heee...lo sabrán en la fiesta" - respondió nerviosa, como antes.

Su familia intercambio miradas de intriga y curiosidad, ¿si era una sorpresa porque se mostraba tan poco feliz y nerviosa?

"Bueno, debo irme, Desmond me está esperando, le envié un mensaje para que supiera que ya regrese, lo he extrañado tanto" - comentó con una cara dé ensueño.

"¿Ya?, pero acabas de llegar hija" - le preguntó su madre un poco triste.

"Descuida mamá, regresaré pronto y antes de la fiesta, después de todo tengo que escoger mi atuendo y todo lo demás" - le dio un abrazo a su mamá y al resto de su familia para luego salir en un carruaje.

El día pasó bastante rápido y finalmente ya se acercaba la hora de iniciar la fiesta, en Albuquerque Hugo se arreglaba una y otra vez ves frente al espejo, quería verse bien ante su princesa, estaba muy contento pero también muy nervioso, por fin, después de tres años podía ver a Sofia otra vez y hoy sería diferente, el saber de la futura boda de su hermano lo animó a decidirse, si, hoy le diría sus sentimientos a Sofia, solo esperaba que si lo rechazara aún pudieran ser amigos pero sin duda la amaría desde lejos.

"Si sigues así te vas a ahorcar con la corbata" - le dijo su hermano mayor al entrar a la habiatacion.

"No bromees Axel, esto es muy importante para mí" - explicó un poco cabreado.

"Oye, cálmate, estas estresado, eres mi hermanito y solo quiero que seas feliz" - le aseguro con paciencia.

"Lo sé, perdón, es que...estoy muy nervioso...no sé que me responderá Sofia y me da miedo perderla" - explicó con un suspiro.

Su hermano libero una risilla nasal y se acercó para ayudarlo con la corbata - "Deja el miedo, tú eres Hugo, príncipe de Albuquerque, ten confianza, tú puedes" - termino de atarle perfectamente la corbata.

"Gracias" - agradeció con una sonrisa.

"Debemos apurarnos, papá nos está esperando" - sonrío igual y se fueron juntos para tomar el carruaje con su padre que los llevaría a la fiesta en Enchancia.

El salón de baile del castillo de Enchancia estaba muy hermoso, bellamente iluminado y con un aire dorado y verde, los colores de Tilly.

Sofia estaba en su habitación vistiéndose pero la verdad no se le veía muy contenta, si, en parte estaba feliz de que su tía pudiera estar unos meses en el castillo pero...había algo que no la hacía tan feliz pero lo extraño era que ella quería que así fuera sin embargo, su corazón no podía mentir y le advertía de que no cometiera este error pero ella necia como era no quería perder la oportunidad de olvidar lo que sentía por él, ya que para ella no había ninguna oportunidad con Hugo, sólo serían amigos por siempre.

"¡Oh, sobrina, te ves tan hermosa!" - hablo emocionada y orgullosa su tía Tilly al entrar a la habitación.

"Gracias tía" - agradeció un poco abatida.

"Sofia, te he notado algo extraña desde que llegaste, ¿sucede algo malo?" - estaba preocupada por ella, normalmente estaría muy feliz con una fiesta y más si es para celebrar a sus seres más queridos.

"No, no es nada tía, es que después de tres años se siente un poco extraño volver a estar en mi vieja habitación, en nuestro castillo" - hablo para cambiar el tema.

"Es verdad, a sido mucho tiempo pero es como si estuvieras triste, ¿tiene que ver con esa noticia que quieres darnos?" - le preguntó y sus amigos animales, quienes estaban en la habitación la miraban preocupados y esperando también tener una respuesta.

Sofía agacho la mirada, esto era muy difícil. Su tía la observo con tristeza pero no estaba molesta, sabía que tarde o temprano le diría lo que pasa.

"Bien, no te obligaré a decírmelo pero ya sabes que puedes contarme lo que sea" - le aseguro con una sonrisa.

"Gracias tía Tilly" - agradeció con una sonrisa dulce.

"De nada, ¿sabes?, creo que vi a Hugo entre los invitados y está muy guapo, no tardes" - agregó con diversión mientras se iba, siempre era divertido ver la cara sonrojada de su sobrina ante el nombramiento del príncipe Hugo.

"Sofia, ¿quieres contarnos lo que sucede?" - le preguntó su mejor amigo Clover pero ella solo le sonrió y lo cargo para abrazarlo fuerte.

"Más tarde te explico Clover, ahora debo irme, deséenme suerte, creo que la necesitare" - agregó mientras salía dejando a sus amigos animales más preocupados que antes.

La fiesta estaba muy alegre y divertida, Amber disfrutaba de un baile con su novio Desmond, mientras que su hermano James bailaba con Vivian.

"Vivian, enserio no sé qué le viste a mi hermano, es muy molesto e inmaduro" - hablo la rubia después de terminar de bailar y sus novios buscaban algo de ponche.

"Bueno, creo que eso lo hace adorable y lindo" - respondió con una sonrisa la joven princesa de Zumaria.

"¿James?, ¿lindo?, ¿estamos hablando de mi hermano?" - preguntó un poco incrédula.

"Muy gracioso Amber, más bien debería preguntarle a Dez que vio en ti, eres muy mandona y egocéntrica" - le dijo buscando molestarla.

Su hermana solo le dio mala cara e iba a decir algo pero por segunda vez en el día no pudo y todo gracias a que Hugo aprecio frente a ellos.

"Hola chicos, quería saber si...an visto a...Sofia" - preguntó muy sonrojado, no quería que se notara su desesperación por ver a su amada princesa otra vez.

"No lo sabemos, no ha bajado, ¿por qué?, ¿ya mueres por verla?" - le explico Amber.

"He...bueno..yo.." - estaba muy nervioso pero después pasó a estupefacto al ver bajar a Sofia por las escaleras.

Mágica y espléndida, hermosa, sumamente bella, muchas palabras preciosas que no podrían describir la belleza que veía antes sus ojos, con un sencillo vestido morado con dorado y su rostro solo con un toque de maquillaje, su amuleto rosa que siempre la caracterizaba y ese brazalete que le veía desde que cursaron su último año de primaria en la academia, y ese cabello castaño que él moría por cepillar con sus dedos y sus ojos azules tan profundos como el mar.

Si, estaba muerto, muerto de amor por ella. Sin perder tiempo corrió como bala a recibirla antes de que llegara al último escalón.

"So...Sofia..." - le llamó para que lo mirara.

La oji azul volteo al llamado y se quedó muda, frente a ella estaba Hugo, tan guapo y atractivo como siempre, estaba parado frente a ella sonriéndole con dulzura, se veía de ensueño en aquel traje blanco y negro elegante, su cabello negro, sus ojos verde oscuro brillaban como dos esmeraldas oscuras y su figura gallarda y arrogante la hacía desear el poder abrazarlo y no soltarlo nunca y sin poder negarlo pero aún así avergonzada querer perderse en su cuerpo y que la amara toda la noche, se reprochó tal pensamiento, ¿hacía calor o solo era ella?.

"H...Hu...Hugo...he...Hola" - le saludo muy nerviosa y tartamudeando.

"Hola...yo...he...bueno, ¿te...gustaría bailar conmigo?" - preguntó igual que ella.

"Bueno, yo..." - comenzó a responder pero fueron interrumpidos por Bayliwck.

"Princesa Sofía, su invitado a llegado y la está esperando en el pasillo" - hablo con una reverencia el hombre de pelo canoso.

"Oh, es cierto, gracias, voy enseguida" - respondió con una mini sonrisa y el hombre se retiró mientras ella se volteaba ante un Hugo confundido - "Lo siento Hugo pero...en este momento no puedo pero si quieres podemos charlar luego, ¿sí?"

"Ok, no hay problema, nos vemos después" - respondió con tristeza por no poder hablar con ella y decirle sus sentimientos de una vez por todas.

Ella le sonrió con agradecimiento y salió hasta los pasillos a recibir a aquel personaje misterioso del cual nadie sabía nada.

"¿Qué pasó hermano?, ¿le dijiste?" - quiso saber su hermano mayor quien estaba acompañado de Astrid.

"No, tuvo una cosa que hacer y no pude hablar con ella" - respondió un poco enojado de que no pudiera lograr su cometido.

"Aún no termina la fiesta, todavía puedes hablarle" - le animó su hermano mayor.

Hugo solo asintió mirando con preocupación por donde Sofia se había ido, esperaba que todo saliera bien esta noche.

La fiesta continuó y Tilly recibió la magnífica sorpresa de que su esposo había regresado, todo el ambiente era magnífico y divertido pero Hugo solo podía pensar en una cosa, ¿dónde estaba Sofia?

Como si el universo lo hubiera escuchado la chica apareció llamando la atención de todos.

"Hola a todos, gracias por venir a la fiesta de cumpleaños de mi tía Tilly pero...no sólo estoy aquí por eso..." - todos quedaron estrados antes sus palabras especiales Hugo - "...como sabrán, mi hermana y yo viajamos a los reinos del otro continente para una gira diplomática y bueno...allí..conocí a una persona muy especial.."- su familia no entendía nada - "Les presento al príncipe Federico de Milán, él es mi...prometido"

En ese momento un joven guapo y con el cabello negro algo largo, ojos dorados, piel rosada y muy distinguido se presentó detrás de ella.

"Mucho gusto conocerlos, así es, la princesa Sofia y yo nos casaremos pronto" - hablo el joven con una amabilidad impresionante mientras tomaba la mano de Sofia.

Todo el lugar quedó en silencio y solo se escucharon algunos murmullos pero si pudieran prestar atención podrían oír el corazón de Hugo romperse en mil pedazos y ver las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.