Hola, esta historia nació al ver un video y una situación que me pasaba en un rol. Fue un poco difícil realizarla, asi que me encantaría que la disfrutran nwn

-Dedicado a todas las fans de la pagina Hetalia Yaoi-

Advertencias:Incesto, Ooc y ganas matar a la autora por poner a Alfred de malo(?)

Creditos: La serie no me pertenece, si no Hima-papa. Si fuera mia saldrian los 2p(?)


¿Desde cuándo está situación pasaba? ¿Desde cuándo era un simple juguete?

Canadá siempre escuchaba atento las palabras de su hermano, sin conciencia y sin tener en ellas ese calor del amor. Esa calidez que nunca era 100% verdadera, que solo eran palabras vacías, pronunciadas solo para atar más al canadiense.

Pero aunque él sabía que no eran verdaderas, que solo era un juguete para su gemelo, lo seguía amando. A pesar de que a veces caía en el enorme agujero de la duda y sin poder evitarlo las lágrimas se derramaban por sus mejillas, haciendo su vista más borrosa. Aun

Podía estar sin su presencia, su enorme y cálida que lo reconfortaba, que le hacía sentir querido y no ser la persona invisible de siempre

Todo aquello era los constantes pensamientos de Canadá, lo que lo torturaba cada vez que tenían oportunidad. Pero que nadie veía por no tener ninguna presencia o que alguien se preocupara por él. Después de todo él solo era opacado por U.S.A, siempre pasaba y más por ser sumamente invisible.

Hasta ahora en la junta, nadie se había percatado de su presencia, era lo mismo de siempre.

Soltando un suspiro, observo a su hermano, después de todo nadie lo notaría. Este estaba diciendo sus tontos discursos de nuevo y discutía como siempre con Inglaterra. Al ver todo esto, una nueva preocupación atormenta a Matthew, o bueno una que ya sabía pero no le había dado importancia alguna. Al siempre le decía que era importante y útil para él pero no lo necesitaba para nada. Solo convirtiéndose en una carga para su hermano, a pesar de no haberlo oído, Canadá sabía que era verdad.

A veces quería que su gemelo entendiera lo que sus sentimientos se habían convertido, en una telaraña pegajosa, que lo atrapaba más y más dentro de ella.

Como si el americano hubiera sentido esos negros pensamientos que atormentaban a su hermano, tomo su mano. El canadiense sin haberse esperado ese acto, solo voltea a verle con suma sorpresa, pues casi nunca hacia eso en una asamblea. Alfred le miró por el rabillo del ojo y le dedicaba una pequeña sonrisa breve, para después volver a su discusión con Arthur.

Ese gesto, a pesar de no ser casi nada, para él oji-violeta era mucho. Hacía que su mente se pusiera en blanco y por arte de magia lo que antes le preocupara se esfumara, sí, estaba perdidamente enamorado de Alfred. Y por ese amor que le segaba y amarraba, no se había dado cuenta de algo. Alguien lo miraba intensamente, o mejor dicho, lo miraba siempre que podía. Esa persona era Prusia, que desde hace tiempo sentía sentimientos por Matthew,

pero no se armaba de valor para decirle. A pesar de que su actitud era muy revoltosa y alegre, él era muy penoso con lo que tratara de Canadá. Al igual que sabía que sus sentimientos por Matty eran verdaderos, también sabía que Alfred solo jugaba con él canadiense, solo moviéndolo como un títere y haciendo que siguiera todas sus órdenes. Eso lo hacía enfurecer, y más porque no podía hacer nada. Después de todo, Matty amaba a su gemelo, y si él prefería estar con él que con Gilbert, aún si nunca notaba sus sentimientos él lo seguiría queriendo.

Ya terminada la junta, los países empezaron a salir uno por uno, quedando solo en la sala Matthew, Alfred y Arthur. El americano y el inglés, seguían peleando, no era nada nuevo en ellos dos. Pero el canadiense sabía que había algo diferente, U.S.A se acercaba mucho a Inglaterra, lo tocaba y le daba sus cálidas sonrisas, esas sonrisas que solo le daba a Canadá, o eso pensaba.

-No es nada, no te sugestiones. Solo hablan como siempre…-Pensó Williams para sí, quería calmarse y no pensar en cosas que no eran realidad. No quería desconfiar de su novio. No. Alfred no era su novio, aún no se habían formalizado, solo cuando estaba aburrido buscaba a Matthew. Solo era un distraje para él, solo un juguete para pasar el rato. Eso al canadiense le dolía, cada vez que pensaba en eso.

Al estar tan sumido en sus pensamientos no se dio cuenta que le habían dejado atrás, ya no oía los gritos, solo silencio y soledad. Algo que Canadá siempre sufría por su poca notabilidad, por ser siempre invisible. Viendo la mesa de color oscuro frente a él, suspiro y apoyo su cabeza en la cabeza de su fiel compañero, un oso polar llamado Kumajiro. Pero este siempre se olvidaba de su nombre, a pesar de haber vivido años juntos.

Matthew tenía la pequeña esperanza que su hermano se diera cuenta de su ausencia, que volviera atrás y vinera por él. Pero él sabía que eso no sucedería, Alfred no vendría, se quedaría sólo y atrás como siempre. Sus ojos se empezaron a humedecer, unas pequeñas lágrimas se formaron en la comisura de sus ojos. Con un puchero triste, abrazo con fuerza a su oso, hundiendo su cara en el suave pelaje del animal. Este correspondió y acaricio su cabeza, como si hubieran vuelto a esos años cuando Canadá era una niño, lloraba por extrañar a Francis. Kumajiro siempre acariciaba su cabeza para consolarle y al poco tiempo él pequeño se quedaba dormido y abrazando a su siempre fiel oso.

Después de un rato, solo se escuchaba la suave respiración de la nación. Se había quedado dormido, luego de haber derramado lágrimas por ser olvidado, por lo que cayó en un profundo sueño. Él estaba junto a su hermano, ambos estaban sentados un banco de madera. El escenario era el invernadero de su casa, un lindo y pequeño lugar de paz, con varias flores de diferentes clases y variados colores. Las había adquirido al viajar constantemente a diversos lugares. En este lugar tan preciado para Canadá fue donde empezó todos sus problemas, era aquí cuando empezó a ser el juguete de Alfred. Con la luz del atardecer filtrándose por la ventana y decorando la escena, el primer beso de Matthew fue robando y precisamente de su hermano. Era dulce, sin movimiento y algo largo, cuando al fin el americano se despegó ligeramente de su hermano pudo ver que este estaba con sus mejillas ruborizadas y mirando al suelo con timidez. Como lo suponía, era su primer beso pero no el último. Agarrando su mano, volvió a juntar sus labios para después volver a separarse como antes.

-Te amo Mattie, siempre te amado-dijo en un tono suave y amoroso, mientras acariciaba el pómulo escarlata de su gemelo-

-Y-Yo…yo también, Al…-con timidez correspondió. A pesar de nunca a verle gustado alguien, sabía que Alfred era su primer amor. Desde pequeños le gustaba mucho su hermano, pero sabía que nunca sería correspondido por él. Estaba fuera de su alcance, eso lo sabía muy bien, por eso al escuchar esa confesión pensó que si era un sueño como siempre.

Luego de haber hecho público su amor, ambos hermanos se abrazaron, viendo morir la luz del atardecer. Solo suspirando, con sus respiraciones acompasadas, solo disfrutando de la calidez del otro. Pero como había dicho solo era un sueño, un recuerdo filtrado, como si el subconsciente de Matthew quisiera que dejara de sufrir por un momento, sentir un momento agradable.

Al poco rato de quedar profundamente dormido, Gilbert entro a la solitaria sala, o eso pensaba. Algo se le había quedado a Ludwing, por lo tanto tenía que ser un buen hermano mayor y ayudarlo. Buscando en cada asiento hasta encontrar el portafolio, se dio cuenta de que el cuarto no estaba tan solo como pensaba. Al escuchar esa respiración suave, volvió su mirada para ver de dónde provenía. Y grande fue su sorpresa de darse cuenta de quien pertenecía ese respirar, era de Matty. Acercándose con cuidado hasta donde estaba la joven nación, el prusiano se preguntó que estaría haciendo allí pero a la vez disfrutando ese pequeño regalo de ver a Canadá dormido.

Sin perder tiempo, saco su celular y tomo una foto. No iba desperdiciar esta oportunidad de ver a su dulce canadiense tan tierno y vulnerable. Veía su cara con fijeza, viendo y grabando cada detalle de su cara, pero al hacer esto se dio cuenta de algo. Matthew había llorado hace poco, lo sabía por las marcas en sus mejillas húmedas y unas pequeñas lágrimas en la comisura de los ojos del joven. Sabia quien había provocado eso, era ese bastardo infeliz de Alfred. El tan solo pensarlo le hacía quemar la sangre y ponerse furioso, pero se reprimió.

Vio con preocupación la cara de su amado, odiaba que alguien lo hiciera sufrir. Con ternura aparto unos mechones rubios de la cara del muchacho y acomodándolos atrás de su oreja. Para después inclinarse y besar ese lagrima que no había alcanzado a caer, al apartarse, vio un una suave sonrisa en el rostro de Matty. Al parecer tenía un sueño agradable, pero que si Gilbert se enterara de lo que era se hubiera puesto triste de inmediato. Después de todo estaba profundamente de aquella marioneta.


Esta historia va a contar de 3 caps y el ultimo tendra un final no muy bonito(?)

Y eso es todo. Algun review? Sujerencia, tomatasos, canadienses en tanga, metadas de madre, algo? C: