DISCLAIMER: Percy Jackson y los Heroes del Olimpo pertenecen a Rick Riordan, lo que no reconozcan es mio.

Este fic es una continuación, es preferible que lean primero la primera parte y luego vengan a este.

Capítulo 1

Dos días habían pasado.

Dos días en los que la lectura había sido suspendida debido a la grandiosa idea de Hera de tomar un descanso para procesar lo sucedido y luego continuar con el siguiente libro.

Dos días en los que Apollo no había visto a Percy, y dos días en los que Percy no había salido de su habitación, ni si quiera para comer ni para estar con sus amigos.

Dos días en los que Apollo esperaba que Hermes cumpliera su cometido.

—Mi Lord.

Apollo estaba sentado en su trono, sus ojos azules fríos y calculadores, una frialdad y una oscuridad en ellos digna del cielo cuando una tormenta esta apunto de estallar.

El dios estaba recargado en su asiento, más su postura no era nada relajada. Cada cinco segundos, el dios sonaba sus dedos contra el oro de su silla, dejando salir un sonido irritante que denotaba impaciencia a pesar que su rostro denotaba monotonía.

A su lado, de pie mientras el dios estaba sentado en su trono, estaba Annabeth Chase. Ella tenia una postura seria igual que Apollo, sus ojos grises más duros e impenetrables que el acero, más ella si se veía un poco nerviosa.

—¿Apollo?

El dios pareció no escucharla, pero entonces la semidiosa lo vio mover su rostro de donde lo tenia apoyado sobre su puño, y observarla. La frialdad de sus ojos le recordó a Annabeth el dios que era Apollo. Estaba tan acostumbrada a su postura relajada y a su comportamiento casi mortal que casi había olvidado las atrocidades que el dios había hecho en su pasado.

Por un momento, Annabeth pudo reconocer el dios vengativo y maligno que los Griegos temieron tanto en la guerra contra Troya hacia miles de años atrás. Pudo ver en él el dios que había lanzado las plagas al mundo y que había ayudado a Héctor a matar a Aquiles luego de haber matado a su amor, Patroclus. Pudo ver al dios que asesino y maldijo a antiguas novias por traiciones.

—Todo estará bien—la semidiosa le dijo, sabiendo muy bien que Apollo estaba preocupado, debajo de su faceta de enojo.

Al principio, la hija de la diosa de la sabiduría no le había creído a Apollo cuando él dijo que Calíope lo había engañado, pero después de haber escuchado lo que escucho cuando Hermes empezó a llevar a cabo su plan...después de saber eso no había forma de no creerle a Apollo.

Apollo asintió de forma lenta, y desvío la vista. Sus pensamientos se habían desviado de el asunto en esos momentos a todo lo sucedido con Percy en esos últimos días.

—¿Te sientes feliz?—le susurró.

Percy levantó su cabeza para observarlo, una pequeña sonrisa apareciendo en su rostro. Asintiendo ella volvió a recostar su rostro contra el cuello de Apollo.

—Tu me haces feliz—Percy le susurró.

Apollo besó suavemente sus labios, ambos sonriendo ante el contacto.

...

Percy observaba a Apollo de forma rota, su dolor y enojo haciéndola lucir mas débil de lo que era, y el corazón de Apollo se partió una vez mas. —¡Me pides que te crea y que confié en ti, pero tu no eres el que tiene que vivir con la imagen que yo vi!

La chica temblaba por intentar contener sus lagrimas, y su garganta dolía por haber gritado. Pero lo que más le dolió en ese instante fue las propias lagrimas de desesperación en los ojos de Apollo. Ella cerró los ojos fuertemente, llevando una mano a su rostro para esconderlo de la mirada de Apollo.

—Me lastimaste, Apollo—Percy susurró, su voz siendo tan suave que solo Apollo pudo escucharla por su poder inhumano—Me lastimaste y duele más que nada. No puedo creerte. No puedo y no quiero creerte. Te vi con mis propios ojos, yo...

La decepción brillo en sus ojos, y con eso, la chica se fue de la habitación.

...

Apollo beso sus labios, suave y amorosamente—Pase una eternidad de sufrimiento en el ámbito amoroso antes de conocerte, y pasaría otra eternidad más de sufrimiento si eso significase que podría amarte por siempre. Tu amor, hermosa y dulce Percy, es lo más importante que tengo.

—Te amo—Percy susurró.

Una enorme sonrisa apareció en los labios de Apollo, y el lugar pareció iluminarse. En ese momento Percy encontró que esa sonrisa era lo más hermoso del mundo. Aquella sonrisa llena de felicidad la hacía a ella feliz.

—Yo también te amo—Apollo se inclinó y volvió a besarla. —No veo un futuro sin ti, Princesa. Pasaría la eternidad contigo si me lo permitiesen.

Percy sonrió. Nunca le agrado la idea de la inmortalidad, pero si esta era para estar siempre con Apollo, eso tal vez no sonaba tan mal.
—Yo también, Apollo. Yo también.

...

—No te atrevas a tocarme. No te me acerques, no me hables, no me mires...—Percy cerró los ojos otra vez, su propio pecho doliendo al ella decir esas palabras. —No quiero volver a verte en mi vida.

Apollo dio un paso hacia atrás, sus ojos abiertos de par en par. Dolor escrito en su rostro ante sus palabras.

—Percy...—Apollo entonces notó que su desesperación era tan enorme que él también estaba llorando.

—No, Apollo. No más, por favor—Percy sollozó—No más dolor. No más engaños, no puedo soportarlo más...

Los recuerdos de lo que habían tenido y en lo que habían terminado le causaban dolor, pero ese dolor lo motivaba a continuar; lo motivaba a seguir luchando para que Percy pudiera creerle. Por eso, sus ojos se tornaron casi negros por su enojo, y maldijo en griego antiguo la tardanza de su amigo y hermano Hermes, el cual traía a Calíope.

Annabeth dio un salto, exaltada ante el súbito arrebato de enojo del dios, y ella cerró los ojos fuertemente, mentalmente rogándole a los dioses que Apollo no perdiera el control y dejara salir su verdadera forma, porque si lo hacia...ella terminaría pulverizada.

—¿Donde esta mi hermano?—Apollo gruñó de forma irritada, volteándose y mirando a Annabeth, esperando una respuesta de la chica que había formado parte del plan de su hermano para engañar a Calíope.

—Ya debería estar aquí—ella negó con la cabeza—No sé porque no ha llegado aun.

En ese mismo instante, Hermes entró al templo de Apollo, su camisa de vestir blanca manchada con marcas de besos, y esta estaba mal abotonada. Apollo empezó a sonreír, más eso solo acentuó más el brillo frío de sus ojos, y Annabeth tuvo que desviar la vista.

—Por tu estado, deduzco que el plan salió de acuerdo a lo esperado—Apollo señaló.

Hermes hizo una mueca de disgusto, sacando un pañuelo de sus bolsillos y empezando a limpiar ciegamente las marcas de besos en su cuello y mandíbula.

—Precisamente—Hermes dijo—Fue más sencillo de lo que esperaba, de hecho...

Annabeth repasó el plan en su mente una vez más, recordando el tiempo que los tres pasaron discutiendo el plan mientras los demás tomaban un descanso de la lectura.

—Calíope es débil, siempre lo ha sido—Hermes empezó, causándole intriga a Annabeth acerca de como él podía saber eso. Al notar su mirada, el dios explicó—Tuve un desliz con ella hace años.

La semidiosa resopló, sin saber porque eso le sorprendía.

—Todo el mundo ha tenido algo con ella—Apollo se encogió de hombros—Poseidon, Zeus, Dionisio, Ares...creo que los único que nunca se interesó en ella fueron Hefeso y Hades, pero Hades esta demasiado enamorado de Persephone como para fijarse en alguien como Calíope, y Hefeso ni siquiera sale de su taller.

—¿Qué le ven?—Annabeth se cruzo de brazos—No es ni siquiera tan hermosa.

—El cuerpo, mayormente—Hermes respondió, sin notar el asco que le hacia sentir a la semidiosa—Eso, y el talento que ella posee en la cama. Dioses, es obsesiva y de cierta manera repulsiva, pero ella sin je sabe como...

—Bien, bien—Annabeth levantó sus manos, interrumpiendo al dios—No quiero saber más.

Mientras que Hermes se veía burlón hacia la semidiosa, Apollo rechino sus dientes.

—¿Podemos concentrarnos en lo que importa?—él espetó—Intento encontrar una forma de que Percy me crea. ¿Recuerdan? Calíope me engañó y me hizo creer que estaba teniendo relaciones con Percy cuando en realidad era con ella, y Percy nos encontró...¿Recuerdan?

—Lo siento—ambos Hermes y Annabeth dijeron, desviando la vista cuando notaron el humor del dios.

Hermes se volvió serio en un segundo.

—Como decía, Calíope siempre ha sido débil. Ella siempre ha deseado amor más que nada, y nunca sabe como buscarlo. Ahora, tenia en mente volver a tener algo con ella, para que dejase su obsesión con Apollo y se obsesionara conmigo en vez de con él, así puedo convencerla de que te deje en paz y de que confiese sus acciones.

—¿Ese es tu plan?—Annabeth bufó, habiendo pensado antes que el plan seria algo mejor, algo más importante, algo más creíble.

—¿Tienes alguna idea acaso, listilla?—Hermes se turnó y la fulminó con la mirada—¿Acaso piensas aburrirla hasta la muerte?

Annabeth se vio furiosa, más antes que una pelea pudiese empezar entre ellos, Apollo los silencio.

—No es el mejor plan del mundo, pero puede funcionar—Apollo dijo—Calíope es dependiente y se obsesiona rápido. Le entrega su corazón a la primera persona que muestra interés en ella. Lo único malo de el plan creo que es la parte de hacer que ella confiese.

—Calíope no puede ser tan ingenua como para caer ante eso—Annabeth señló.

—Te sorprendería—Hermes dijo con burla—Tiene casi menos neuronas que tu.

—¿Acabas de llamarme torpe?—la rabia envolvió a la chica.

—¡Niños!—Apollo exclamó, más que cansado de sus ridículas peleas. Se sentía como el mayor allí, algo que en realidad si era, pero no en el buen sentido. —¡Ya! Cielos santo, solo tengan sexo y ya, quitaría un poco de la tensión sexual entre ustedes. Cielos santo, ¡pelean más que Hera y Zeus!

Hermes y Annabeth ambos bufaron ante eso. Nunca tendrían nada. Y ciertamente no existía tensión sexual entre ellos. ¡No había ningún tipo de tensión! Más ambos se habían sonrojado un poco.

—Bien, el plan esta en marcha—Hermes dijo entonces, intentando no pensar en las palabras de su hermano mayor.

—Apresúrate, por favor—Apollo dijo, moviendo su mano de forma irritada—No tenemos mucho tiempo.
Hermes asintió, y se desapareció de allí.

—¿Entonces?—Apollo se vio impaciente—¿Donde esta Calíope?

Hermes hizo una mueca, sabiendo muy bien que su próxima noticia no le agradaría a su hermano.

—No pude hacerla venir. Me lo confesó todo, pero me temo que esto va a ser más difícil de lo que pensamos—Hermes desvío su vista hasta posarla en Annabeth, la cual los observaba de forma cuidadosa, no sabiendo que hacer ante esas nuevas noticias—Eros esta trabajando con Calíope, él es el que le metió en la cabeza la idea de hacer lo que hizo.

Hubo una pequeña pausa en la cual Apollo pareció procesar sus palabras.

—Por supuesto—Apollo masculló con molestia—Siempre es Eros.

—¿Cupido?—Annabeth levantó las cejas—¿En serio?

Apollo y Hermes asintieron de forma distraída.
—Pero—Hermes empezó, viéndose avergonzado de no haber podido hacer que Caliope confesara todo ante los dioses—Yo soy testigo de todo, Calíope me lo dijo todo, puedo hablar con Percy...

—Nunca te creerá—Annabeth negó con la cabeza—No sin pruebas materiales, y no cuando eres el mejor amigo de Apollo y ella lo sabe.

Apollo se vio más irritado.
—Anna tiene razón—dijo, ignorando la queja de la chica ante el apodo—Percy nunca te creerá a ti. Dos días y tenemos cero avance en la situación.

Ambos Hermes y Annabeth suspiraron mirando hacia el suelo.
—Lo siento—Annabeth dijo sinceramente—Intentaré hablar con ella, tal vez a mi me escuche, ella siempre me escucha, tal vez pueda abrirle los ojos...

Apollo se vio agradecido, más negó con la cabeza.
—No te preocupes—dijo—No quiero que Percy se ponga en contra tuya por tus acciones. Esto es algo que tengo que hacer yo. Fui yo quien la lastimo, fui yo quien cayó en la trampa de Calíope y Eros. Soy yo quien tiene que arreglar todo esto.

Annabeth y Hermes compartieron una mirada, mientras que Apollo desviaba la vista.

Hubo un toque en la puerta. Los tres compartieron una mirada antes que Apollo levantara su voz y le ordenara a quien quiera que estuviese allá afuera a pasar. Una pequeña ninfa entró, mejillas sonrojadas y viéndose nerviosa.

—Mi señor—hizo una inclinación ante Apollo primero para luego hacer lo mismo con Hermes—Lady Annabeth.

La semidiosa le dio una sonrisa a la ninfa, sintiéndose bien de haber sido reconocida.

—Si, Lyre, ¿Qué sucede?—Apollo asintió en dirección de la ninfa de la música, su voz tornándose gentil ante la joven ninfa.

Las mejillas de la chica se tornaron rojas inmediatamente ante el reconocimiento de el dios. Ella se inclinó una vez más. —Lady Hera los mandó a llamar; vuestra presencia es requerida en la sala de tronos.

La ninfa entonces se tornó hacia Annabeth.
—Lady Annabeth, tus amigos te esperan en la habitación de Lady Persephone Jackson.

Ante la mención de Percy, Apollo levantó la cabeza rápidamente, mientras que Annabeth le agradecía a la ninfa, y esta hacia una inclinación ante ellos una ves más antes de marcharse de allí.

Notando el dolor en los ojos de Apollo y la desesperación en ellos, Annabeth colocó su mano en su hombro de forma amable.

—Hey—dijo suavemente—Todo estará bien; no pierdas la fe, lograremos que Percy te crea, y todo estará bien una vez más. Calíope pagará, y ustedes estarán juntos una vez más.

Apollo se vio agradecido de sus palabras, pero no pudo creerlas por un solo segundo. Toda su vida el romance nunca fue bueno para él, las moiras lo maldijeron en ese sentido, y algo le decía que habían hecho lo mismo con Percy.

—Eso espero, Anna, eso espero.


—...Y entonces, le dije: Por favor, tranquilas, hay suficiente Leo Valdez para todos ustedes—Leo sonrió de forma socarrona, abriendo sus brazos en señal de fingida arrogancia.

Las risas reinaron la habitación, y Hazel fue la que se rio más duro.

—¡Oh, tenían que haberlo visto!—Hazel exclamó—Tenia un tatuaje de sharpie que decía "Hot Stuff" en su hombro, y tuvo un altercado con Narciso por quien era más guapo.

—Por supuesto, yo gané—Leo sonrió, causándole risa a sus amigos—¡Oh, vamos! ¡Es en serio!

Percy Jackson sonrió, más esta sonrisa no le llegó a sus ojos. Había optado por pasar una tarde con sus amigos para ver si podía olvidar lo sucedido, más no tuvo ningún resultado. No podía dejar de pensar en Apollo y en Calíope juntos.

Estaba volviéndose loca con esa memoria.

—¿Estas bien, Seph?—Will se inclinó y susurró en el oído de su amiga.

Percy lo observó, más se arrepintió un segundo después. No era fácil dejar de pensar en Apollo cuando Will era tan idéntico a él, desde su cabello rizado hasta sus ojos azules y su sonrisa blanca y genuina.

—Estoy bien—Percy respondió, desviando la vista por un segundo, sintiendo su corazón doler.

Will no le creyó, más prefirió no preguntar nada más, pensando que si la chica quisiera hablar de ello ya lo hubiera hecho. Con una ultima sonrisa amable, Will se alejó de Percy, y volvió a su lado junto a Jason y Nico.

Percy desvió la vista, y fingió una sonrisa mientras los chicos continuaban la historia.

Tu destino se encuentra por la mañana en el Este, por la tarde en el Oeste

El recuerdo de las palabras del Oráculo lo empeoraban todo. Si Apollo era su destino, y si Afrodita tenia razón, y Apollo realmente la amaba, ¿Por qué la había lastimado una vez más?

Percy nunca había sido muy insegura antes, al menos no de la forma en la que era ahora. ¿Tan mala amante era ella que Apollo buscaba calidez en la cama de otros? ¿Tan insignificante era para él su relación como para seguir engañándola?

No hacia sentido.
Todas las palabras tan hermosas que ambos se habían dicho, todas las veces que habían declarado su amor de miles de maneras, todo lo que habían pasado juntos...todo se había desmoronado, y era algo no característico en Apollo de hacer algo así...

Pero, Percy se recordó a si misma con dolor, Apollo ya la había engañado con Calíope antes.

La puerta se abrió, y por ella Annabeth entró. Ella evitó la mirada de Percy, otra señal que le permitió a la chica saber que sus sospechas eran ciertas—Annabeth sabia lo sucedido y había tomado el lado de Apollo. Rabia la envolvió por un segundo, más no dijo nada.

Will le dio una sonrisa a Annabeth, pero Percy pudo ver un poco de diferencia en esta.

—¿Donde estabas?—Percy mantuvo su voz suave y tranquila, más no pudo evitar verse enojada.

Annabeth entonces supo que su mejor amiga ya había descubierto todo.
—Percy...—ella pauso—Creo que debemos hablar.
—Sí—Percy frunció su entrecejo—Tenemos que hablar.

Los demás se habían detenido para escuchar, y al notarlo, Percy se vio irritada, más simplemente se dio la vuelta y se dejó caer en su cama, escondiendo su rostro en su almohada y gruñendo suavemente.

—¿Qué le sucede?—Thalía susurró.
—Creo que esta teniendo problemas con Apollo—Piper susurró de vuelta.
—Eso es lo único que no extraño de mi vida anterior, el drama romántico—Thalía dijo, sonrisa en su rostro al pensar en su vida como cazadora.

Por unos minutos nada sucedió, los demás volvieron a conversar entre ellos, y Percy permaneció con su cabeza enterrada en su almohada mientras que Annabeth se debatía sobre que hacer.

Entonces instante, hubo un toque en la puerta, y Hermes la abrió, asomando su cabeza. Con curiosidad, Percy levantó su cabeza, solo para gruñir cuando vio quien era.

—Chicos—Hermes tocó la puerta una vez más, llamando la atención de todos. —Comenzaremos a leer, vengan a la sala de tronos.

Percy se vio irritada. En la sala de tronos no tendría mas opción que escucharlos a todos y que ver a Apollo una vez más, y escuchar sus excusas baratas.

—Anna—Hermes llamó—¿Podemos hablar a solas?

Eso molestó más a Percy.

No podían ser más discretos, teniendo conversaciones en privado cuando era obvio de que se trataba. Hermes y Annabeth no compartían nada en común, solo a Percy y a Apollo. Nada más, nada menos. ¿Y de cuando acá Annabeth le permitía a alguien que no fuese Will o algunas veces ella misma, llamarle así?

Su molestia se apagó un poco cuando Nico la tomo del hombro y la jaló hacia afuera. Confundida ante Nico tocándola, considerando que a él no le gustaba tocar a nadie, ella se olvidó de Annabeth.

—Nico—Percy dijo, intentando que su voz sonara normal—¿Qué sucede? ¿Esta todo bien?

El hijo de Hades se vio incomodo, pero pareció encontrar su valor.

—Sé que estas teniendo problemas con Apollo. No es de mi incumbencia, pero...—Nico tomó una bocanada de aire enorme, y pareció relajarse un poco y prepararse para continuar—Creo que se porque están teniendo problemas.

Percy lo observó de forma curiosa. Nico era muchas cosas, pero él nunca se había metido en la relación de Percy y de Apollo, por eso le sorprendió que lo estuviese haciendo en esos momentos. Nunca jamás ella imagino terminar hablando de Apollo con Nico.

Pero sus palabras la sorprendieron también, ¿Como Nico se enteró de lo sucedido? ¿O hablaba de otra cosa?

—Te escucho—Percy dijo, su curiosidad sobrepasando cualquier tipo de molestia que estaba sintiendo.

Nico esperó a que los demás les pasaran por el lado, pues todos iban en dirección a la sala de tronos.

—Hace unos días atrás, poco antes de terminar el libro, me encontré con Cupido. No, no estoy hablando del Cupido con pañales, él no es así—Nico dijo cuando vio a Percy empezar a abrir su boca.

—Lo sé—Percy le recordó—Lo mencionaste una vez en el principio del libro; que Cupido era un monstruo, y que lo conociste junto a Jason.

El rostro de Nico se ensombreció ante ese recuerdo, más Percy pudo ver un poco de vergüenza en sus ojos, y se preguntó a si misma que pudo haber sucedido entre ellos como para avergonzar a alguien como Nico.

—Cupido es un monstruo, Percy. Es cruel y disfruta del dolor de las demás personas—Nico pareció indeciso, más continuó—Cuando lo conocí, me hizo admitir algo que yo intentaba esconder, me hizo admitir mis sentimientos hacia alguien con quien no tengo ninguna oportunidad. Y en ese momento eso me dolió, y mucho. Cupido disfruto de mi dolor.

Percy tragó en seco ante eso, sintiéndose preocupada ante Nico sintiendo más dolor del que el chico ya tenia.

—¿Estas bien—preguntó, a pesar de que eso había pasado hacia bastante tiempo.

—Creo que si—Nico dijo—Ya no...ya no duele como antes, sabes—él hizo una pausa, y sacudió su cabeza—Como sea, Cupido esta en el Olimpo en estos momentos, y creo que por eso ustedes dos están teniendo problemas.

Percy negó con la cabeza, no entendiendo como la presencia de Cupido pudo haber sido el causante de lo sucedido.

—No lo creo, Nico. Agradezco tu preocupación, pero mi problema con Apollo es culpa de Apollo mismo, y de sus hormonas—dijo, sabiendo que podía confiar en Nico, y sublimemente implicando que había sucedido.

Nico se vio sorprendido ante la nueva información, más supo disimularlo. Sus labios se tensaron, y él se vio molesto por algo.

—Apollo es un idiota—dijo entonces, sorprendiendo a Percy—Eres maravillosa, y si él no supo notarlo, es un completo idiota.

En el rostro de Percy se creó una sonrisa, y ella negó con la cabeza lentamente.
—Necesitaba oír eso—admitió—Gracias, Nico.

Nico asintió lentamente.
—Por lo que me acabas de decir tal vez Cupido no tenga nada que ver con lo sucedido, pero si algo aprendí de mi visita al dios hace unos meses atrás es que no puedes confiar en él, y que él esta en todas partes, siempre causando caos. Ten cuidado, Percy, y no permitas que Cupido dañe tu relación.

Con eso, Nico se dio la vuelta y se marcho, dejando a Percy en el pasillo. Ella quiso decir que tomaría en cuenta su consejo, pero que eso no tenia nada que ver, porque no había forma que Cupido pudiese haber obligado a Apollo a hacer algo que él no quisiese, pero entonces recordó su conversación con Apollo antes de descubrirlo con Calíope.

—Una tarde yo estaba cazando en una montaña cuando vi a Cupido practicando con su pequeño arco y su pequeña flecha, en aquel entonces él era solo un niño, ambos en físico y en actitudes. Yo me burle de él, pues era degradante su forma de lanzar la flecha—Apollo suspiró, haciendo una pausa.

—Él tomo venganza en mi; me disparó una flecha con la cual quede totalmente enamorado de una ninfa que tuvo la mala suerte de pasar por allí en esos momentos. Cupido a ella le disparó la flecha del odio, por lo que ella no quiso nada conmigo. Yo enloquecí, me sentía locamente enamorado. La perseguí gritándole que se casara conmigo, que la amaba, a pesar de no haberla visto antes en mi vida...

Con un jadeo, Percy pensó en el dolor que Apollo parecía estar sintiendo, y en lo serio que estaba al decir que había sido engañado, y que no había tenido relaciones con Calíope de forma consiente. ¿Seria posible que Cupido hubiese hecho lo mismo que le había hecho hacia milenios atrás, y le hubiera lanzado una flecha...?

O tal vez Apollo decía la verdad, y Calíope se había hecho pasar por ella...

Pero no. Percy rechinó sus dientes cuando capto lo que estaba pensando. Extrañaba tanto a Apollo a pesar de lo sucedido que estaba ya empezando a cegarse y a creerse las mentiras que este decía.

Era imposible.
Ningún dios podía ser engañado por una musa.
Era imposible.

Pensando eso, Percy sacudió su cabeza una vez más, y se dirigió hacia la Sala de Tronos, dispuesta a empezar el segundo libro, y a ignorar a todos los que la mirasen.

Lo que la semidiosa no sabia era la sorpresa que se llevaría en la Sala de Tronos. Algo o alguien estaba de camino hacia allá, y con su llegada todo podría cambiar.