I
''Distancia''
-Oh, me niego rotundamente, Naruto-.
El mencionado pudo advertir algo de burla en el comentario.
Con el único ojo a la vista de los demás el rubio logró visualizar una sonrisa en el, ni si quiera tino a que le diera tiempo para sus argumentos, que desde luego apoyaban su petición (cuál tampoco pudo concluir) y la hacían ver como algo demasiado obvio, antes de que terminara su frase el ex maestro le cortó a tiempo récord, ganándole el primer lugar a Sakuke-teme (éste cuando menos le dejaba terminar lo que deseaba decir), desde su regreso a la aldea estaba muy complaciente con todos y no podía desaprovechar la oportunidad, tenía que cumplir su misión antes de que el último Uchiha deje su faceta de amabilidad, al fin y al cabo, había llegado hace solamente un mes.
Llevaba exactamente tres días (cuatro si contaba hoy mismo), buscando al copy ninja, era como si la arena se lo tragara cada vez que se encontraba cerca, si bien tampoco contaba con el excelente sexto sentido del hombre con cabello gris, que al momento de sentir los bellos del cuello crisparse sin razón aparente, le recordó a los viejos tiempos de cuando Naruto causaba problemas y el tenía que hacerse cargo de sus destrozos, puesto que los únicos que lo erizaban de esa manera eran sus anteriores alumnos y automáticamente lo relacionó con los tres jóvenes, de tal forma que decidió que lo mejor era evitar que este lo encontrara, y por lo visto, su presentimiento acertó.
Eso hasta esa tarde, que se dejó hallar por mero aburrimiento mas que nada, de todos modos, a veces era todo un espectáculo escuchar hablar al joven.
-¡Pero Kakashi sensei! ¡Deberíamos aprovechar que el estúpido de Sasuke regresó!-.
Y que además, ya no se irá, nunca.
Imitando de manera cómica al anterior mencionado, Naruto tapó uno de sus azules ojos a la vez que levantaba su barbilla y hacia mueca de total desagrado demostrando superioridad en un intento de que lo ubicara.
Como si decir su nombre no fuera suficiente para reconocer de quien se hablaba.
-¿Acaso no nos extraña?, A nosotros, ¡sus alumnos preferidos!- Moviendo sus brazos de arriba para abajo, Kakashi lo observó con el rabillo del ojo.
-Ex alumnos, recuerda que ya no soy maestro ninguno de ustedes-.
Y además, solo Sakura-chan era su favorita, no los otros dos, que si bien sí los aprecia por igual, su favoritismo se basaba en la cantidad de disgustos que causaba cada uno, siendo Haruno la menos problemática. Y la que menos pesaba al momento de tener que cargarlos.
Con su usual tono indiferente y común velo inexpresivo; es incuestionable si era el rubio quien le exigía prácticamente que volvieran a hacer misiones en conjunto, su respuesta iba a ser siempre una negativa, es más que obvio que ya no hacia falta en las misiones sencillas, por lo mismo, el hombre no iba a dar su brazo a torcer.
Pero si había algo que el hiperactivo Uzumaki tenía, era terquedad, y no pensaba rendirse hasta que el antiguo Team 7 estuviera en el juego nuevamente, haciendo misiones juntos, como antes lo hacían.
Antes de que Sasuke abandonara la aldea.
No obstante a como veía la situación, el copy ninja no le iba a dejar las cosas fáciles, poco le preocupaba, igual, a Naruto Uzumaki le encantan los retos.
Kakashi no detuvo su andar en ningún momento, escuchando pasos que tenían aspecto de ser de un elefante detrás de el, que provenían de parte del que fue alumno del fallecido sennin, Jiraiya. Parecía como si el rubio se encontraba molesto por su falta de entusiasmo, pero si estaba en lo correcto, ni si quiera lo comentó.
Con su ya tan conocido libro con desgastada cubierta verde en su mano derecha y la izquierda libre, se abría paso entre el tumulto de gente que caminaba por la calle principal, le tenía sin cuidado una que otra mirada desdeñosa que le dirigían algunos peatones que pasaban a su lado, ¿Acaso nadie apreciaba el arte de la pornografía? por que eso eran los libros del Gama Sennin, arte. A pesar que la vista de su único ojo descubierto se encontraba dirigida a su lectura erótica, estaba prestando atención a lo que decía el rubio hombre que avanzaba a su lado, si bien para el jonin no es complicado evitar al joven eternamente, un escondido sentido del deber como ex maestro, curiosidad y principalmente un día cero interesante combinado, lo alentó a dejarse relucir.
Pero después de haber escuchado la razón de insistente juego del gato y el ratón, no le interesaba perderse nuevamente, con el nuevo equipo 7 tenía suficiente, y tampoco lo veía necesario.
Entrando en un local de comida rápida, siendo todavía perseguido por el necio muchacho, cerró su valioso libro y se sentó en uno de los taburetes altos de madera que se encontraba cerca de la caja registradora del lugar, haciendo un ademán a Naruto invitándolo a que haga lo mismo, señalando el sitio vacío a su lado.
Tomo asiento con una expresión decidida a cumplir su cometido, al que lo llamó El-regreso-del-mejor-equipo-patea-traseros.
Una joven camarera al verlos entrar por la puerta inmediatamente se les acercó a los dos reconocidos ninjas de la aldea con un contoneo de caderas exagerado en un intento de llamar la atención más allá de la relación cliente-vendedor, claro está que normalmente en Kohona no pasaban de desapercibidos, a fin de cuentas eran como celebridades entre la población.
-Bienvenidos ¿Que puedo hacer por ustedes? puedo ayudarles en lo que deseen-. Con tono sensual y una inclinación que les ofrecía un gran panorama a su exuberante escote, su sugerente tono no pasó por alto por el mayor de ellos, por supuesto que esa corta pregunta traía consigo una pizca de doble sentido de parte de la mujer.
Hatake Kakashi divertido por la actitud de la chica, sin mas preámbulo le pidió su almuerzo para llevar, no sin antes soltarle un piropo inocentón a la señorita, volteó su mirada al rostro de Naruto, alentándolo a ordenar algo, este comprendió al instante y su ceño fruncido se esfumó.
-¿Me está invitando a comer? ¡Muchas gracias!-. Con una pulcra sonrisa de oreja a oreja levantó la vista al llamativo cartel que se encontraba a espaldas de la atrevida mujer, el que contenía la variedad de platillos y bebidas que el hostal le ofrecía, evidentemente escogió el más parecido a su comida favorita -Ya sabía yo que eres una buena persona, viejo pervertido, ¡de veras!- El copy ninja se ofendió ligeramente por el apodo, no era un secreto que leía porno a la vista de todos, pero no por ello era un depravado, ni que sea él quien usaba un ninjutso pervertido desde temprana edad, podría asegurar que el pervertido era otro -Aun que, hubiera preferido ir a Ichiraku...-
Los años pasaron pero no encontraba mucha diferencia en la personalidad del hijo de anterior maestro de equipo, prestó atención a la persona sentada en su costado, a pesar de la actitud irrespetuosa a sus mayores, por donde lo viera ya no era el mismo niño revoltoso de antes, claramente había evolucionado a un niño de veinte años revoltoso, dejando en el pasado sus facciones infantiles ahora tenia la apariencia de un hombre hecho y derecho, la de un ninja poderoso y experimentado, que cada vez era más y más importante para la aldea, no gracias a él, por supuesto; en realidad el dueño del sharingan tuvo mas el papel de una niñera que de un maestro tal cual, eso se lo dejaba a Jiraiya, quien fue el que verdaderamente convirtió al solitario niño en lo que era en la actualidad.
La linea de sus pensamientos se vieron opacados por la camarera con un olor delicioso que hizo a su estomago gruñir, era la joven con su comida; y su escote, pareciese que bajó aun más su blusa, y tenia planeado usarlo a su favor, su provocativa sonrisa se lo hizo saber, esa mujer quería algo de ellos, Kakashi arqueó una ceja, sus hormonas nunca lo guiaron por encima de sus neuronas, por su parte no lograría sacar algo de provecho.
Dejando la comida en la barra, comenzó a sacarle platica al rubio, distrayendolo, para una mente brillante como la de él, el mensaje era claro, esa es su oportunidad para huir.
Sutilmente se reincorporo no sin antes recoger la bolsa transparente de plástico, y disimuladamente se esfumó después de haber salido por la puerta principal.
Minutos después, entretenido conversando con la camarera, el Uzumaki pestañeo cuando no vio al copy ninja en el lugar donde se encontraba antes, dirigió una mirada ansiosa alrededor, y después a la salida, un click de advertencia hizo eco en su subconsciencia, apresurado salió del hostal como alma que lleva el diablo, viendo a todos lados en la calle, buscando al que era su acompañante y desgraciadamente no había ninguna maraña de cabello gris, se desapareció, y peor aún, le dejó la cuenta.
Giró la cabeza hacia atrás al sentir una aura que susurraba peligro, era una señora que su rostro estaba surcado por numerosas arrugas (y además parecía ser la dueña) a sus espaldas se encontraba la coqueta chica que anteriormente le lanzaba miradas melosas, ahora sus ojos solo parecían dagas a punto de cortarlo.
A Naruto le salió una risilla por puros nervios.
Su ex maestro volvió a salirse con la suya.
No comprendía como todavía los que fueros el anterior Equipo Kakashi seguían cayendo en ese viejo truco; abriéndose paso entre los demás en el camino, alejándose del centro de la aldea, mientras más caminaba menos gente había por las calles, se estaba acercando a las enormes arboledas y plantas silvestres, adentrándose en el bosque. Al momento de encontrar las tumbas de su fallecidos compañeros se sentó en la inflexible superficie, sacó los alimentos de la bolsa que antes cargaba, alimentos invitados por el más escandaloso del Team 7, le dio un sorbo a su bebida por encima de la mascara que portaba, para después quitársela, no se puede consumir nada solido con ella puesta, a fin de cuentas no había nadie cerca, podía andar con el rostro descubierto a sus anchas-
-Provecho Rin, Obito-.
-.-
La estudiante se encontraba siendo todo un manojo de nervios, dejó una pila de documentos sobre el escritorio de la doctora con movimientos temblorosos, eran los expedientes de un grupo de niños que acudían a la misma academia a la que la ninja medico asistió, siendo parte de aquellos que anhelaban también ser doctores. Con una mano sobre la orilla, dio una mirada superficial a la torre de papeles, solo para asegurar su autenticidad, no era inusual que algunas veces los documentos se traspapelaran, después los examinaría a más detalle.
Alzó su par de ojos verdes a la personita que se ocupo del encargo por parte de su superior, al percatarse que ésta no abandonó su oficina después de lograr su cometido contempló directamente a la niña que se encontraba al frente, solo teniendo su escritorio como barrera entre las dos, la inspeccionó de pies a cabeza buscando alguna herida o algo que se le parezca, haciendo suposiciones y soltando diagnósticos antes de tiempo, ya que no le cabía otra razón por la cual quedarse con ella si no estaba lesionada.
Incomoda e intimidada bajo el escrutinio al que la ninja medico la tenía sometida con una mirada severa, involuntariamente dejó de respirar a causa de la presión en la que se encontraba, dio un pequeño salto acompañado de un gritillo en el momento en el que la mujer con inusual (pero precioso a su opinión) cabello rosado se quitó los lentes que usaba para leer.
El rostro redondo de la chiquilla ya se estaba tornando morado por la falta de oxigeno.
Quizás si cambiaba su expresión podría ayudar a la niña a cuando menos que haga uso de su aparato respiratorio, suspiró e intentó suavizar la mirada, o cuando menos poner una expresión neutra, no era algo nuevo para ella el saber que cuando se encontraba en el hospital, comúnmente portaba un gesto arisco en su rostro, una voz interior le dice que fuera de su trabajo también, pero suele ignorarla.
Con el paso de los años cada vez más se parecía a la voluble hokage, era una versión de Tsunade más joven y con menos curvas. Pudo haber copiado su excelente y bien conservado cuerpo, pero no, adoptó el mal carácter de la huraña mujer. Se estaba convirtiendo en una replica, pero en rosado.
-¿Deseas algo más, pequeña?-.
Usando su tono lo más amable y dulce posible, el que normalmente tenía que emplear cuando le tocaba hacer chequeo en el área infantil, el encantador timbre solía aminorar el temor a las revisiones médicas de los infantes, también porque sospechaba que la niña podría orinarse encima si le llegaba a levantar la voz, y nadie quería eso, le gustaba bastante como lucía su inmaculado piso blanco, y a la mujer de servicio también, aún mas, incluso.
Debería agradecer al cielo que era ella y no Tsunade, aun que muchos no lograban ver diferencia al verlas rabiar, Sakura era menos dura con los pequeños.
-V-verá- Al momento de ver en la doctora un ceño menos contrariado, se aventuró a continuar, de la lonchera rosada que traía colgada del hombro, la castaña alumna sacó lo que parecía ser un cuaderno. La niña le dio vuelta y logró apreciarlo mejor.
No era uno cualquiera, su cuaderno tenía estampado de conejitos.
-Y-yo quisiera poderle preguntar, de ma-manera más, eh, personal...
La frase tartamudeada y terminada en una incógnita, hizo que las cejas de Sakura instantáneamente se dispararan hacia el cielo, curiosa.
Atenta a cada movimiento, reacción y ruido por parte de la pequeña, Haruno la estaba apresurando mentalmente, a decir verdad esa interrupción le es estaba quitando el precioso tiempo con el que no contaba, pero tampoco deseaba ser maleducada corriéndola de su área de trabajo.
Sería otro nivel de grosería ahuyentar a alguien que tiene un cuaderno con estampado de conejitos.
Aun que en general, no podía tratar mal a los niños, ya que, en secreto los adoraba, era muy poco probable que ella tuviera los propios, no estaba en sus planes tener hijos, pero con el simple hecho de curarlos en sus momentos de debilidad se conformaba, por ello mismo, comenzó el proyecto de la primera Clínica Mental para infantes; muy en el fondo, todos sabían que la idea comenzó a causa de las decisiones de su ex compañero de equipo.
Tras noches de insomnio en las que se veía atrapada pensando en Sasuke, cuestionándose que fue lo que Naruto y ella habían hecho mal, en la oscuridad de su hogar lo comprendió; le tomó muchos meses dejarse culpar y darse cuenta que solo fue mas que un niño traumatizado que los retorcidos adultos se aprovecharon según su necesidad, orillandolo a la maldad. No podían hacer mucho por él en aquel tiempo.
Supongo que algunas cosas ya están pre destinadas...
El sólo recordarlo le dejaba mal sabor de boca, abrumada por la línea a la que dirigían sus pensamientos, decidió que lo mejor era ignorar el agridulce tema, recordando el apoyo que recibió por parte de todos al dar a conocer su brillante idea, la hizo sentir orgullosa de sí misma, ahora ella también iba a ser de provecho para la nación, justo como lo eran sus amigos, ya no quería quedarse detrás de ellos, realmente siempre había deseado estar al mismo nivel, y hasta ahora casi podía sentirse cerca.
Tsunade-sama estuvo totalmente de acuerdo y llegó a respaldar su proyecto monetariamente, al fin y al cabo es una fantástica inversión, la Clínica Mental llevaría a Konoha por encima de las demás, colocándose un escalón arriba como la potencia que era.
Este mismo objetivo era el que la tenía ocupada días y noches enteras, todo su tiempo era para encargarse de la clínica y su trabajo como medico; de las veces en las que salía a beber con conocidos, le llegaron a tirar indirectas de que se lo tomara con más calma y menos seriedad, los más cercanos (y atrevidos) le recalcaban directamente que su trabajo estaba acabando con ella, y los más discretos le observaban con expresiones que hasta ahora no ha logrado ubicar; generalmente nunca recibían respuesta alguna por parte de la kunoichi, solo una sonrisa apenada por la molestias y preocupaciones que con el tiempo habían aumentado.
Pero simplemente no podía (más bien, no quería), era urgente su necesidad de que la Clínica Mental estuviera en pie lo antes posible, por ello mismo laboraba a una velocidad sorprendente, como si fuera una carrera, se planeaba que el proyecto finalice en cinco años más, e inaugurado en seis, pero Sakura se aseguraría que sea solamente en cuatro.
Nunca tenía tiempo, y normalmente no estaba disponible para nada que no tenga que ver con su trabajo, no le interesaba mejor dicho, y mucho menos le preocupaba, para ella su profesión lo era todo. Haruno para eso nació, curar a los enfermos, era es su razón de vivir. Por lo mismo se exigía tanto a sí misma, se le iría la vida estudiando, pero no importa, la cantidad de vidas que logra salvar sube en picada. Las estadísticas del hospital hablan por si solas.
Las reuniones con su grupo de amigas no contaban, ellas reciben trato especial por su parte.
Si alguno de sus seres queridos se encontraba herido, sería la primera en ir a cuidarlo, si alguna misión no resultaba como se esperaba, Sakura no dudaría en sacrificarse por sus compañeros, para que nadie más se encontrara herido, daría todo por protegerlos a todos, su prioridad es esa.
Ella sería la primera en salir disparada en auxilio de sus tontos amigos.
Regresando a la realidad, parpadeó entre confundida y ansiosa, la infante delante de ella le acercó su cuadernillo, la doctora se colocó sus lentes y comenzó a leer sus pulcros apuntes, se visualizaba un dibujo hecho a mano del sistema nervioso y los puntos de chakra, se giró hacia ella y las comisuras de sus labios se alzaron en una leve sonrisa, la niña tenía don natural para ello. El rechoncho rostro de tiñó de rojo.
Su visión volvió al dibujo, y las preguntas escritas debajo, frunció los labios imperceptiblemente. -Así que quieres hacer uso de ninjutsus médicos a muy temprana edad- Murmuró en un tono impersonal
Y no solamente eran ninjutsus médicos, en letras pequeñas, apartado de otros puntos, estaba la palabra chakra intoxicado, pero decidió que lo mejor era no mencionarlo, no sabía por que situación estaba pasando en su vida.
La pequeña asintió fervientemente. -S-sí, Haruno-sensei- Balbuceó.
Y su respiración se atascó, normalmente nadie le llamaba maestra, ya que pues, en realidad no era una, pero eso no significaba que no se iba a sentir dichosa si algunos la consideraban de esa manera, no evitó esbozar una sonrisa a la vez que sus mejillas se tornaron en un color rosa, en su interior sospechaba que seguía siendo la misma niña con necesidad de reconocimiento.
''¡Así es! ¡La gran Sakura es como una maestra! ¡Sakura-sama! ¡Yu-huu! ¡Ahí te voy Kakashi-sensei!''
Ignorando a su inner que se encontraba dando brincos de alegría y a su vez inflaba el pecho con orgullo, carraspeo la garganta para mantener la compostura. Avergonzada se cuestionó como todavía podía tener esa desagradable versión interna, su doble personalidad le mortificaba de sobre manera, más aun cuando ya no era tan interna, recordando su tendencia a estallidos emocionales.
Le resolvió sus dudas a la pequeña, y también le brindó algunos consejos que le habían ayudado a si misma a dominarle más deprisa, de cierta manera Haruno se había proyectado en ella dándole ternura. La chiquilla agradecida, hizo una reverencia y finalmente abandonó la sala. Se quedó admirando a la niña mientras se retiraba, daba un aire de ella hace algunos años, llorona, asustadiza y curiosa.
Más llorona y asustadiza que curiosa, pero ese ya es otro tema
Regresando al documento que estaba leyendo antes de la interrupción, era acerca de una operación que iba a dirigir, estaba planeada para dentro de tres semanas más.
Ino que se encontraba en camino al consultorio de su amiga, vio salir a una pequeña por la puerta, dejando sus rodillas flaquear al momento de ya haberla sellado en su totalidad, pasando por su lado la siguió con la mirada hasta el momento donde se perdió al agarrar otro pasillo, cada vez habían más jóvenes que admiraban a la preciosa flor de cerezo por su trabajo como ninja medico, se estaba convirtiendo en todo un modelo a seguir para las generaciones nuevas.
Se detuvo cuando llegó a la puerta, la abrió sin molestarse en tocar antes de entrar.
-¡Frentona! ¡Hora de almuerzo! ¡Ahora!-. La rubia mujer terminó la frase en un tono amenazante, nadie le retrasaba su preciada hora para comer.
La otra como respuesta le gruñó, aun no terminaba con sus deberes, observó el reloj colgado en la pared, bufó derrotada, la niña le quitó más tiempo del que planeaba al inicio, alejándose de su escritorio, estiró sus agarrotados músculos, crujiendo y dejando una agradable sensación. Esos pequeños gustos que se daba hacía más amena la estadía en el hospital, que normalmente carga con un ambiente denso.
Se sintió ligeramente culpable por no haber avanzado con sus ocupaciones, pero como para Ino, la hora de comer también le era valiosa. Quizás no tanto, ella sí suele saltarse sus comidas cuando está mas corta de tiempo de lo normal, es muy común que se encontrara saturada de trabajo.
Quitándose su bata acompañó a su ya no tan eterna rival a la salida del hospital, ya era más amiga que enemiga; y competencia al momento de haberse olvidado de Sasuke-kun, actualmente Ino estaba más concentrada en cantidad que en calidad, ya que su amiga siempre salía con puro patán.
''Ni que me vaya a casar con ellos'', esa siempre era su respuesta cuando Sakura se colocaba en su papel de tía chismosa preocupada por las relaciones románticas de su sobrina, aun que no es específicamente la indicada para llamar imbéciles a las citas de su amiga cuando ella estuvo locamente enamorada de uno por tantos años, sigue intentando restaurar su dignidad y orgullo desde aquellos tiempos.
Después de haber superado su infantil amor hacia Sasuke-kun, llegó a salir con uno que otro hombre, pero en ninguna de las ocasiones llegó a formalizarse, ni una sola. Sus citas no iban más allá de besos, visitas a su hogar (su colchón, más bien), y a veces unas cuantas salidas después de la primera si les iba muy bien, que normalmente dejaban de ocurrir por culpa de Haruno, la mujer de repente dejaba de contestar llamadas y mensajes, siendo desconcierto entre los hombres, y además su pensamiento de no ser específicamente un buen partido no le ayudaba, Sasuke se lo hizo quedar grabado en su frente.
Realmente no tiene tiempo para una relación. La estúpida de Ino dice que más bien es una quisquillosa traumatizada.
Incluso apenas se tomaba el tiempo para salir con sus antiguos compañeros y amigos al tener un trabajo tan absorbente.
Al llegar Sasuke a la aldea, Naruto le exigía que salieran a comer seguido los tres, pero solo llegó a reunirse junto a ellos dos veces en lo que iba el mes, además, ninguno tenía la accesibilidad como la de Ino como para sacarla de su departamento, o de su trabajo, Sakura sospechaba que la Godaime tenía amenazado al rubio con que no entrara al hospital si no es en caso de que tenga que llegar con los pies de frente, y menos en su área, no debía ser distraída.
Al mudarse como la mujer independiente que es, el hogar de Naruto se encontraba más lejos aún siendo las posibilidades de toparse como mera casualidad eran casi nulas, pero los dos jóvenes se encontraban con perfecta salud y con eso le bastaba para estar tranquila.
Cuando se enteró del regreso del Uchiha a la aldea, se sintió realmente aliviada, le habían quitado un peso de sus hombros, ya no tendría el pendiente de si Sasuke-kun tenía o no un techo donde dormir, o alimento que consumir, si se encontraba herido o enfermo, al estar en Konoha ya no tendrá que mortificarse más por ello.
Aun que se encontraran lejos sentimentalmente hablando. No importaba que la relación con su antiguo equipo se haya vuelto tan distante, mientras se encontraran sanos, ella se sentía complacida.
En realidad, Sasuke-kun siempre estuvo demasiado lejos en ese aspecto.
Caminando por las bulliciosas calles de Konoha al lado de su rubia amiga, al momento de pasar por una cafetería visualizó su reflejo y sonrió para sus adentros, quizás estos últimos años había descuidado algunos aspectos de su vida, pero los tomaba como sacrificios.
Sacrificios para que la Clínica Mental esté trabajando cuanto antes.
Quizás hasta que se cumpla su deseo, Sakura podrá, al fin, sentirse plena.
-.-
Observó al hombre delante de él, preparado con clara intención de atacarlo. Chistó la lengua.
¿Apoco este imbécil cree que me va a poder derrotar?
Saltó hábilmente hacia una enorme roca al momento que éste le lanzó una infinidad de shuriken
Pero eso solo era una distracción, Sasuke apareció al lado de él, acercando una pierna en intento de darle una patada en el abdomen, la sujetó con fuerza. De nuevo otra cortina de humo para despistarlo, no tardó en soltarle un puño que se dirigía directo a su rostro.
Sus latidos se aceleraron, se apartó deprisa, alejándose, tomando una distancia prudente.
Dejarse recibir un golpe en el rostro por el Uchiha no es específicamente un acto de inteligencia.
Se encontraban en uno de los campos de entrenamiento de la aldea, desde que hombre el dueño del sharingan se había reinstalado, acostumbraban acudir bastante seguido, para demostrar a través de competencias que variaban quien era el más fuerte, o el más inteligente, quien dominaba mejor el chakra o incluso cual era el que nadaba más rápido.
Su antigua relación de amistosa competitividad no había cambiado en lo más mínimo. Como si nunca hubieran pasado los años, los anteriores ocurridos quedaron sepultados en el pasado.
Pocos minutos después del primer movimiento Naruto se detuvo en seco, inesperadamente serio, sus labios eran una línea recta, Sasuke supuso que iba a decir algo.
-Hey, Sasuke.
El aludido de dedicó una corta mirada, en sinónimo que lo escuchaba.
-¿Crees que la anciana nos mande a misión todos juntos?
Oh, ahí estaba la razón por la cual el rubio tenía la mirada perdida y el ceño fruncido anteriormente
Sasuke no respondió su pregunta, por su parte no iba a recibir respuesta alguna, no es precisamente un buen conversador. Pero eso no significa que no se lo haya cuestionado con anterioridad, ya que no le era indiferente el tema en su totalidad.
Pero no estaba seguro si todavía funcionaban como un equipo, no después de tantos sucesos y años separados. Dudaba si todavía podrían realizar tareas como si fueran uno.
El rubio estaba necio desde su llegada acerca acerca de trabajar nuevamente en conjunto, incluso fue a la Torre Hokage a pedirle, no, a exigirle más bien a la Godaime de mandarlos en equipo.
Mucho antes de preguntarles a Kakashi, a Sakura o a él, si alguno deseaba que el equipo Kakashi se volviera a formar.
Frunció el ceño, por su parte no le fastidiaba la idea, pero sospechaba que a los demás no les apetecía.
Naruto al verse ignorado bufó molesto.
-Realmente no se puede tratar con el imbécil de Sasuke-.
Y al parecer tampoco con el pervertido cochino de Kakashi, desde que lo obligó a que su sapito se viera ultrajado, no volvió a encontrarlo ni una sola vez, se había desaparecido nuevamente, y de eso ya había pasado una semana.
Quizás a él podría decirle que no las veces que se le diera la gana, pero a la abuela nadie puede negarle algo, en lo mas mínimo, y menos aún, una misión.
Mañana iría otra vez a visitar la Torre Hokage, ya le hace falta otra visita a la anciana.
Desviando su atención hacia cualquier otra cosa que no sea la mirada oscura combinada con satisfacción y una pizca de malicia que su amigo tenía en el rostro, el Uchiha resopló irritado.
Naruto siempre se salía con la suya.
