Embrujado

Un fic por Madbull.

(Las referencias de este escrito no me pertenecen)


La sombra amenazante del hechicero se veía a través de las ventanas, pero solo una persona podía verla. El tren avanzaba rápidamente, haciendo tambalearse los vagones de manera brusca; aun así, Frederic no se detenía en el ritual, y su sobrina lo observaba asqueada y preocupada. Sabía que el hechizo de encuentro lo llevaría hasta un nuevo fantasma, pero después de investigar en las librerías de las ciudades por las que pasaban, sabía que Amity Park era un pueblo lleno de espectros. Si su tío se hacía de uno poderoso… Sacudió la cabeza, buscando una solución. Los fantasmas no merecían el trato que les daba, peor que el de un animal. Solo usados como ladrones, o espectáculo, sin derechos, ni réplicas. Pero eso podía acabar, cuando ella lo venciera.

Samantha no se acobardó cuando descubrió sus habilidades, pero al no tener nadie que le enseñara, decidió huir de casa para olvidarse de todo el mundo de lujos y fantasías superficiales que la agobiaban. Su mayor sueño era ser aceptada, por quien fuera ella, no por lo que veían. Claro que nadie la trataba así. Cuando su tío la contactó, revelándole que él era un brujo por igual, creyó que al fin encontró un hogar… hasta que Frederic la obligó a trabajar en su circo gótico, como entrenadora de fantasmas. Desde hacía ya tiempo que tenía un plan de escape, pero faltaba una pieza, algo con lo que le pudiera hacer frente: su guardián.

Un guardián de hechicero (o hechicera, de ser el caso), era su contacto con el inframundo, además de defensor, amigo, y en algunos casos (como el de su tío con la fantasma Lidia), amor puro.

Deseaba poder acabar con ese circo enfermizo.

Pero sin saberlo, alguien la observaba…


Reloj sonrío ante la figura de la chica, algo incrédulo del espíritu indomable de esta. Pero, sabiéndolo todo, no era sorprendente en lo absoluto. La imagen en el vidrio cambió ahora mostrando a Frederic, terminando por fin el conjuro.

–Y es aquí donde cambia todo. –


–¡Muéstramelo!– Gritó Freakshow, y en ese instante, una cortina de humo se alzó frente a de él. Haciendo un ademán, movió la niebla para revelar la imagen de un chico, no mayor de quince años, según pareciera. Cabello blanco, traje de laboratorio negro, con guantes y botas blancas; sus ojos verde esmeralda brillaban en la oscuridad, denotando su naturaleza. El fantasma más poderoso de Amity Park.

Danny Phantom.


¿Qué? Sí, sí; no he actualizado nada en un año. Y me ahorro las excusas, pero ya –creo- que volví al juego. Espero esta vez poder escribir algo mejor, y esta vez no tenerlos esperando, jo.

¡Nos vemos pronto!