Traducción autorizada del fic "Here&Now" de Heart Iconography ID 10336594.

Disclaimer: Todo lo relacionado con The Walking Dead pertenecen a Robert Kirkman y la cadena AMC.

Esta historia, sus personajes, sus voces, sus sentimientos son obra de la autora. Yo me limito a traducir sus palabras.

Advertencias: Violencia, Violación, abusos, lenguaje...

N.T.: Una vez más pido un agradecimiento global a Heart Iconography por la santa paciencia que tiene conmigo cuando le traduzco vuestros reviews, y por dejarme traducir esta secuela. Como comprobaréis, al menos en los primeros capítulos, la historia está escrita desde el POV de Daryl. Ya que el ritmo de escritura es más pausado y que, no hay tantos capítulos publicados, de momento publicaré un capítulo por semana. Si hay algún cambio os aviso.


Daryl era incapaz de saber por cuanto tiempo había estado inconsciente; por cuánto tiempo los sueños febriles habían suplantado a la vida, y qué, si algo de todo ello, había sido real. Pasándose una mano por la cara, pegajosa por el sudor ya seco, recordó a Beth vagamente; cómo se había inclinado frente a él, su cabello rubio casi como un halo, prometiéndole prepararle una sopa. ¿Cuánto había pasado de eso?

Su boca parecía estar tan seca como el esparto. Daryl recorrió su lengua sobre sus labios resecos a la par que se sentaba con lentitud. Miró a lo largo de la habitación, intentando averiguar qué hora era. Parecía que eran cerca de la de la tarde. El sol estaba poniéndose en una escala de dorados que creaban largas sombras, y no había nada que escuchar en la casa. Cogió la botella de agua de la mesa a su lado y bebió más de lo que sabía le convenía- especialmente si había estado inconsciente por un rato, y Beth había estado reagrupando sus suministros.

"¿Beth?" Le llamó con voz rasposa.

No hubo respuesta. Su corazón se encogió de una manera ciertamente familiar como cada vez que ella no le respondía de inmediato. No te asustes, se dijo a sí mismo, tal vez la niña fue al pueblo; es más que obvio que es lo suficientemente cabezota como para ir en busca de medicinas cuando tú vas y te pones a estornudar. Caminó con lentitud desde la sala de estar hacia la cocina, esperando encontrarla allí mirando a través de la gran ventana hacia el jardín, o al menos una nota – ella sabía que él podía leer, ¿no?

Daryl aún se sentía ligeramente mareado- podía saberlo por la fina neblina en su cabeza dando fe de que aún estaba muy lejos de encontrarse bien. Parpadeó con pesadez ante la lata de sopa que vio sobre la encimera. ¿No había estado a punto de prepararle una sopa? Cerró la mano en un puño, las uñas clavándose con rabia en su palma. No es lo que parece. Probablemente preparó más de una lata de sopa.

Se apoyó con pesadez sobre la encimera. Tenía una gran necesidad de gritar, fuerte y por el mayor tiempo posible, hasta que ella apareciera de la nada. Sus ojos brillantes y su cabello rubio iluminando cada rincón oscuro de su alma. Dijiste que la ibas a mantener a salvo, y ahora, ni si quiera puedes encontrarla, Dixon. Menudo protector estás hecho. Cagándola, igual que tu padre. Intentó apartar esos pensamientos de su cabeza, pero permanecieron allí a la par que empujaba su cuerpo escaleras arriba con tal rapidez que su cabeza comenzó a darle vueltas.

Nada parecía familiar, como si el calor de la fiebre hubiera quemado los pasillos y la habitación hasta dejarlos en nada. Pero reconoció su mochila. Su jersey- estaba comenzando a oscurecer en el exterior, ¿no tendría frío? El diario, abandonado sobre la cama, cerrado con el bolígrafo cerca de él. Se sentó con cierta pesadez sobre la colcha, con las rodillas al límite por lo que les insistía en mantenerse operativas, para moverse, para correr, para aguantar.

Daryl cerró los ojos con fuerza en contra de las imágenes de antes. Su mochila, una vez más, dejada atrás. Y Beth desaparecida, con tanta rapidez y de forma tan repentina, como si nunca hubiera existido. Como si ella nunca le hubiera mirado a él y aferrándose a él como si realmente mereciera algo la pena. Bueno, ¿de qué valía él ahora?

"Maldita sea, Beth." Daryl siseó para sí mismo. "No puedes haberte ido."

Él cogió el diario y lo abrió, esperando encontrarlo vacío excepto por las palabras que había escrito allí para ella. No había tenido la opción de mencionarlo. ¿Le había hecho sonreír? ¿Llorar? ¿Había llegado a mirar qué había dentro? Pero cuando pasó la primera página, vio la letra de Beth, más pequeña y mucho más femenina de lo que él podría haber imaginado:

Día dos: Nunca he soñado sobre M. Es como si lo que ocurrió con él fuera tan horrible que no puedo si quiera recrearlo sin centrarme en ello exclusivamente o por voluntad propia… A ninguna de las dos le prestaré mis recuerdos. Que se queme la cabaña. Que se quemen T y J. Que M se queme y se convierta en cenizas que pueda soplar convirtiéndose en nada.

Daryl lanzó el diario al otro lado de la habitación. Se estrelló contra el espejo, rompiendo el cristal y cayendo hecho pedazos al suelo como una lluvia. Si Beth quería a Mark muerto, Daryl le habría buscado hasta el día en que muriera; llenándolo de agujeros y viendo el rojo salir por ellos- curioso como los monstruos sangran igual que los hombres. Ciertamente Daryl había visto suficiente para saberlo.

¿Le había dejado? La duda le corroía por dentro. Ella no había hecho nada más excepto intentar irse desde el momento en que él la encontró- tenía miedo de que él no le quisiera cerca, no cuando él sabía- y él no hacía más que fastidiarlo todo con su temperamento.

Después de su tiempo juntos, aun cuando no parecía bueno, él pensaba en ella como suya- suyo el deber de enseñarla, de mirar por ella, suyo el deber de devolverla a su hermana. La había cagado entonces y la había cagado ahora.

Parte de Daryl sabía que si Beth iba a marcharse, se habría llevado su mochila… Pero tal vez ella quería dejarle a él con los suministros- especialmente desde que sabía que estaba enfermo. O tal vez ella la había dejado de manera que él pensara que no se había marchado y esperaría por allí dándole así a ella una ventaja- pero sus entrañas le dolían de la misma forma en la que lo habían hecho cuando se la llevaron, y como cada día hasta que la encontró.

Con su cuerpo demasiado débil para correr como lo hizo la primera vez, salió al jardín y de ahí fue hacia el bosque. Los grillos se escuchaban en el silencio con claridad. Se sentía miles y miles de millas lejos de ella. Caminó con cuidado entre el follaje, sus ojos clavados en el suelo, intentando centrarse; le lagrimearon por el esfuerzo- al menos eso era lo que Daryl se decía a sí mismo. Estaba solo de nuevo- el hombre que muchos habían dicho era una isla para sí mismo, abandonado a su suerte en la arena a orillas de su oscuridad.

"¿Qué hago, Beth?" Preguntó al viento. "Maldita sea, ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora?"


¡He vuelto! Cual turrón navideño pero antes de fecha jojojo Bueno, como os decía al principio actualizaré UNA VEZ POR SEMANA hasta nueva "orden", ¿Vale?

Un millón y medio de gracias por haber leído la precuela de parte de la autora y de la mía. Os agradecemos mucho vuestros reviews, teorías e ideas.

Por lo que he leído de momento de la secuela no pinta pero que nada, nada mal ;)

En cuanto este inicio… Daryl está desorientado aún por la fiebre y no sabe muy bien por dónde le da el aire. Creo que son comprensibles sus dudas sobre si Beth se ha ido o qué ha pasado realmente. ¿Averiguará pronto la verdad? ¡Habrá que esperar!

Cualquier comentario, duda, sugerencia se la haré llegar a la autora.

¡Un beso!