Desearía que Bleach fuera mío, con eso la relacion entre Hitsugaya y Matsumoto sería cmpletamente real. Sin embargo, los derechos de autor van directamente a Kubo Tite, lo unico que estoy haciendo aqui es ...soñar.

Bueno, está es mi primera historia de Bleach en español y tiene como personajes a Hitsugaya Toshiro y a Matsumoto Rangiku; la posibilidad de una relación entre los dos en un mundo fuera del mundo de Bleach (AU). Es una historia pequeña que menciona solo lo basico pero que no me dejaria en paz hasta que la escribiera. Por cierto, se me ocurrió cuando uno de mis amigos mencionó la posibilidad de un dia lluvioso en el cementerio, he aquí el por que esta en español y no en inglés como usualmente lo hago.


Volver a verte

La lluvia continuaba cayendo, aunque no con la misma intensidad que lo había hecho horas antes, cuando aun se estaba presidiendo el funeral y el lugar estaba lleno de gente que lamentaba la pérdida, su pérdida.

Ahora él se encontraba solo, de pie frente a la tumba aun fresca de su mejor amigo. Con la ropa húmeda, lágrimas y gotas de lluvia mezclándose entre si Hitsugaya Toshiro se permitió un minuto de debilidad. Un instante en el cual dejaría que la persona con sentimientos, con un corazón real que sangraba y sentía como el de cualquiera, volviera a la vida.

Estaba tan absorto en su contemplación, en su propia miseria que nunca noto la persona que estaba acercándose cada vez más y más a él.

-Tú no cambias, ¿verdad?, sigues siendo el mismo niño terco y testarudo de siempre.

Toshiro se volvió con rapidez y se encontró cara a cara con la mujer más hermosa que había visto en su vida. Ojos con una mirada intensa y cálida que eran contradictorios con respecto al tono azulado y casi helado que tenían, cabellos dorados cual rayo de sol y una sonrisa triste que adornaba el resto de su rostro. Por ese instante, Toshiro pensó que tal vez quien había muerto había sido él y no Kusaka.

-Wow, así de mal me veo.

Y esa voz, la voz que jamás podría olvidar porque había pasado buena parte de su vida escuchándola, buena parte de su juventud fantaseando con esa voz.

-¿Matsumoto-…sempai? – La mujer lo miro con cierto reproche mientras extendía su sombrilla para cubrirlos a los dos.

-¿Cuántas veces insistirás en eso, Toshiro? Es solo Rangiku.- al ver la cara del joven delante de ella, Rangiku decidió que una explicación no estaría de más. – Escuche que Kusaka…que él murió en un accidente. Supuse que, ya que estaba en la ciudad podía venir y despedirme de él.

Nunca mencionó que la verdadera razón por la que había acudido al funeral y había mirado desde lejos era para volverlo a ver. Toshiro por su parte no mencionó que su corazón estaba latiendo con fuerza, que sus rodillas se sentían débiles y que su cerebro había dejado de funcionar en el momento en que la sintió tan cerca de él, que ella sonrió y habló.

El momento de silencio se extendió indefinidamente, Toshiro miraba de vez en cuando a la mujer que estaba a su lado, inseguro de lo que debería hacer o decir.

-Supe que ahora eras un gran empresario. Joven y triunfador, un verdadero tiburón de los negocios.

Aquello fue dicho con una sonrisa, la misma dulce sonrisa que había significado un sueño y una pesadilla para él. La misma sonrisa que había desordenado su mundo y con la cual había roto su corazón, años antes, cuando por fin se había atrevido a pedirle que salieran juntos.

-No sé nada acerca de tiburones; pero, no me quejo.- Fue todo lo que dijo, en tono cortante y frio.

-Ya veo, bueno felicitaciones. Claro, probablemente este no sea el mejor momento…

-No, no lo es.

Toshiro se fue caminando del lugar dejando a Rangiku detrás de él con una mirada herida y de confusión. Pero, momentos antes de montar su carro una mano en su hombro lo detuvo, volviendo su cabeza se encontró, nuevamente, en frente de ella.

-Lo siento, no quise enojarte.

-Está bien.

-No, no lo está- Rangiku se aferro con más fuerza a su brazo lo cual sorprendió a Toshiro. – déjame…déjame invitarte algo, ¿vale? Para disculparme.

Por un momento, Toshiro deseo que el efecto que aquella mujer tenía sobre él se dispersara, que desapareciera. Uno creería que después de casi diez años una mujer como ella no tendría el mismo efecto; no cuando él ya no era el mismo niño inocente y totalmente enamorado de ella que solía ser.

Había pasado tanto tiempo desde la última vez que se habían encontrado, y siempre eran situaciones adversas en las que lo hacían. Pero esta vez, esta vez el marcaría la diferencia. Tenía una promesa que cumplir a su mejor amigo, y la palabra de Hitsugaya Toshiro era sagrada, mas aun si se la daba a amigos que ya no estaban a su lado.

-Está bien, pero primero debo cambiarme, ¿no lo crees?-

En ese momento, cuando él sonrió y ella le devolvió la sonrisa, Toshiro supo que las cosas cambiaran entre ellos. Que esta vez ambos tendrían una oportunidad que probablemente llevaría a aquel final feliz que las personas siempre estaban buscando y casi nunca encontraban.

-Me alegra volver a verte, Rangiku.


Como dije algo muy corto. Espero que lo hayan disfrutado, y si fue así no se olviden de dejarme un comentario, una critica constructiva y los pensamientos que puedan tener acerca de la historia.