Personajes: S. Meyer.

Historia: HobiChou

"Existen personas, que no deberían existir… su sola existencia podría traer el caos al mundo."

I.

Charlie Swan

Renne Swan

Isabella Swan

- No nos interesa el hombre, a él lo puedes matar, es mas... debes matarlo, entiendes?

- Si

- No mates a la mujer, ni a la niña tampoco

- De acuerdo

- Ellas son las que llevan en la sangre lo que necesitamos, las quiero vivas aquí

- Si

- Nos vemos en el Cruce, a las 3 am, queda claro?

- Si

- Ahora vete

- Isabella, ve a ayudar a tu madre – el hombre que estaba sentado en la mesa leyendo el periódico, le sonrió a su hija, ella rio saltando de la silla y lo saludo de un modo militar

- A la orden, señor! – Su padre rio haciendo que su bigote se moviera de forma chistosa, su hija cubrió su boca riendo quedito

- No me digas señor, aun no eres oficial

- Tengo 10! Solo faltan algunos años papá – le sonrió, su viejo le revolvió el cabello y con la cabeza le señalo el patio

- Ve con tu madre – ella asintió y salió, afuera estaba la mujer arreglando el jardín, con un sombrero y sus manos sucias

- Hola mamá!

- Hija – le sonrió – me vienes a ayudar? – la pequeña asintió – muy bien, ve a buscar algo de agua – le entrego la regadera y ella corrió emocionada. La mujer con su cabello rubio y ojos violetas miro a su pequeña, suspirando toco su pecho. Desde hace semanas tenía un raro presentimiento, miro hacia la casa y vio a su marido sonriendo hacia su hija, aquel hombre con cabellos castaños oscuros casi negros, alto, fornido, ojos cafés y rostro amable, claro que solo con su familia, ya que al ser el Jefe de Policía de Forks, necesitaba aparentar frialdad, aquel hombre... que era el amor de su vida.

Recordó cuando lo conoció, no fue un momento romántico como había soñado desde pequeña, encontrar a su príncipe azul, tropezando en la calle, como su vecino, en la escuela... no fue nada de eso, pero claro... con su familia, como podía serlo? Su familia... suspiro y volvió a arreglar el jardín

Era hija de uno de los hombres más temidos y respetados en Asia y de una italiana que tenía raras capacidades. Gracias al importante cargo de su padre, su madre nunca se vio amenazada por alguien por su habilidad, pero cuando su padre murió, cuando ella apenas tenía 7 años, recordó que ni siquiera se quedaron al funeral, su madre tomando solo un par de mudas de ropa y el dinero de la caja fuerte, se encamino junto a ella en una travesía por todo el mundo, visitando desde Tokio hasta Chile, siempre solas, no podía hacer amigos y menos encontrar el amor, su madre le enseño todo lo que necesitaba saber; leer, escribir, hablar, incluso jardinería, y obviamente sus habilidades. Hasta el día que las encontraron en Brasil.

"- Ren, quédate aquí no salgas – la pequeña niña con ojos violetas asintió atemorizada – sabes qué hacer si no vuelvo en diez minutos, cierto? – ella volvió a asentir con lagrimas cayendo de los ojos, su madre sonrió con manos temblorosas y beso su frente – Te Amo, Ren."

Fue lo último que escucho y supo de ella, luego se escucharon varios disparos, y ella sin dudarlo a sus 13 años, salió por la ventana y fue hacia la casa de Berta, la mujer en la cual su madre confiaba, apenas vio a la joven entrar, la mujer se levanto y tomo una mochila, le paso unos pasajes y la llevo a un aeropuerto. Inglaterra, ese fue su destino, vivió un tiempo con otra mujer llamada Julia, hasta los 16 años, después fue hacia Italia con una mujer llamada Cristina, y cuando tuvo mayoría de edad, cheques llegaron a su nombre junto con cuentas bancarias. Pero la habían encontrado, la habían encontrado y antes de llegar a ella se había enterado que habían matado a Julia en Inglaterra, y ahora a Cristina en Italia. Sin perder su tiempo cogió otro billete de avión, pero ahora iba sola por su cuenta, no habían mujeres que le dijeran que debía hacer, ni cómo protegerse, hasta que se encontró con Andrew Cullen, el hombre conocía a su madre, y era un importante hombre en USA, la llevo hacia Chicago y la tuvo bajo su cargo, donde conoció a Carlisle Cullen, su gran y único amigo. También conoció a Elizabeth Cullen, su hermana, ambos hijos de Andrew... y había vuelto a ocurrir, la habían encontrado, matando a la pequeña Elizabeth. Andrew Cullen sabía qué hacer, mandarla donde nadie pensaría que se ocultaría y así paso de ser Fuwa Ren a Renne Dwyer. La mando junto con un chico nuevo, que era el mejor en toda su gente, el chico de 23 años de edad, Charles Swan. El chico que había estado al lado de Andrew el día que encontraron a Elizabeth muerta.

Y fue así como a sus 20 años se conocieron, junto a un cuerpo sin vida, que por su culpa había muerto.

- Cariño? – ella se sobresalto y se giro para encontrar a su marido arrodillado al lado de ella, y Bella con el ceño fruncido viendo preocupada a su madre – Estas bien? – ella asintió sonriendo

- Entonces por qué lloras? – pregunto su hija. Ella llevo sus manos a su mejilla y noto las lagrimas.

- Por nada, cielo. – Sonrió, ella iba a reclamar cuando su padre la mando a buscar jugo – solo recordaba – le contesto cuando estuvieron solos

- Olvida todo eso – besos su frente – quedo en el pasado – murmuro con una sonrisa limpiándole la cara que se había ensuciado con su mano – han pasado 15 años desde la última vez, no volverá a ocurrir – la beso

Estuvieron toda la tarde en el jardín jugando y conversando, incluso comieron en el pasto. Pero Renne no podía evitar estar preocupada.

- Goool! – grito Charlie y su hija aplaudió imitándolo, justo en ese momento alguien toco la puerta, Charlie confundido miro la hora, 11 pm, "Quizás una emergencia en la comisaria" pensó, pero se arrepintió apenas abrió la puerta. Lo único que sintió fue un leve dolor de estomago, pero al verse vio como un objeto afilado estaba enterrado en el, sorprendido miro hacia al frente y encontró a un joven rubio sin expresión en la cara. Y supo que era lo que iba a ocurrir – Renne! – grito antes de caer al suelo, el joven de ojos azules miro de forma indiferente a como el castaño jadeaba en busca de aire – RENNE! CORRE! – Se giro y miro hacia la escalera, mientras se maldecía a sí mismo, no iba a poder hacer nada por ella ni por su hija. El joven frunció el ceño y saco su pistola apuntando la cabeza del viejo, pero antes de apretar el gatillo escucho un grito, giro su cabeza y vio a la pequeña con los ojos abiertos y sus manos en la cabeza mirando a su padre. El sonrió y disparo, la pequeña negaba con lágrimas en los ojos

- Bella! – el grito de su madre la sobresalto

- Mamá! – corrió hacia ella, y Renne tembló al ver a su marido, tal cual como vio a Julia, a Elizabeth, a su padre... sin esperar corrió hacia arriba y encerró a su hija en el closet que estaba en la pieza de invitados – papá... – sollozo

- Sh, Bella... necesito que te calmes – cuando escucho los pasos por las escaleras tembló – no salgas, no salgas ni hables, escuchaste? Escuches lo que escuches, no salgas, Bella. No. Salgas– la niña asintió – Te amo, Bella.

"Te Amo, Ren."

- Te amo, mamá. – ella asintió y salió al pasillo, corrió hacia la ventana y se sentó en el borde, al ver al hombre ya en el segundo piso, grito - Corre Bella! – Su hija, dentro del closet, pego un leve saltito, el hombre frunció el ceño y corrió hacia ella – TE amo – susurro cerrando los ojos y cayo.

- Mierda! – grito, y se asomo por la ventana, la mujer estaba en el suelo con la mano en el tobillo y volvió a gritar

- Bella, sigue corriendo! – grito hacia el bosque que estaba detrás de su casa. El rubio maldiciendo salto desde la ventana, pero estaba mucho más preparado que la mujer y cayó sin sufrir algún daño. Renne soltó un grito ahogado al ver al hombre frente a ella tomo las tijeras de podar y las enterró en su estomago

- Vieja de mierda! – murmuro entre dientes al verla escupiendo sangre. Miro hacia el bosque pensando si la niña había escapado, pero era imposible para una joven tan delgada caer desde la ventana sin sufrir daño, frunció el ceño y miro la ventana, sonriendo miro a la mujer – aun está arriba – cuando vio la mirada horrorizada lo supo – vamos – tomándola del pelo la arrastro hasta dejarla al lado de su marido. Renne quería gritar, pero ya no tenía fuerzas y la sangre en su boca le impedía hablar. Con miedo latente vio como el hombre subía al segundo piso. Al llegar arriba fue cuarto por cuarto – donde estas niña? – pregunto alargando la "a" y la escucho, fue un sollozo pequeño, pero a esas horas de la noche, no había ningún ruido, menos en ese pueblo casi abandonado – con que aquí estas – dijo entrando al cuarto - pero dónde? - Miro hacia todos lados, o estaba debajo de la cama, o en el closet, se agacho y no vio nada – en el closet – susurro y un sollozo más fuerte se escucho. Sonriendo se acerco y abrió, dentro estaba la niña – Hola – la saludo y ella grito. La tomo del pelo y la arrastro por la escalera – cállate! – le grito arrojándola al suelo justo al lado de su padre. La niña miro su mano y estaba llena de sangre, luego miro el suelo había sangre en todo su alrededor, su mirada se quedo congelada al ver a su madre, ella volvió a gritar y el la golpeo con el arma – he dicho que te calles! – Sin preocuparse de la niña con la herida en su frente, camino hacia el living tomando su teléfono – La mujer ha muerto... – la niña temblaba mirando fijamente sus manos y a sus padres sucesivamente. Después se escucho un golpe, ella asustada de que fuera amigo del hombre que estaba en el living se acerco mas a sus padres, se sorprendió al ver a tres hombres frente a ella, dos rubios y un pelinegro, fruncieron el ceño al verla y ella sin pensarlo apunto hacia la sala, se miraron entre ellos y asintieron, apenas entraron se escucho un disparo, ella cubrió sus oídos con ambas manos y cerro fuertemente los ojos.

- Isabella... – no sabía cuánto tiempo había pasado, pero al sentir una mano en su hombro grito

- NO! NO! NO! DEJENME! – gritaba sin querer abrir los ojos

- Isabella, no te haremos daño, somos amigos de tus padres – ella abrió los ojos y se congelo, pero aun así no levanto la mirada, miro a su madre que yacía a su lado y miro al hombre rubio con ojos azules – somos amigos de Renne y Charles – ella miro a los otros dos hombres y sollozo lanzándose a sus brazos. Ya en ellos lloro de manera desgarradora, los tres hombres se miraron preocupados.

- Papá? – se escucharon tres voces al unisonó. Ellos se giraron tratando de evitar que aquellos muchachos vieran la escena, pero no lo lograron, los chicos abrieron los ojos sorprendidos.

- Edward, Emmett, Jasper. Salgan de aquí – ellos sin quitar la mirada de aquellos cuerpo asintieron. El chico de pelo cobrizo miro a su padre que sostenía a una chica, cuando la mirada de la castaña se unió a la de él, lo supo. Ella era la Espina de Adam.

END.